Mintiendo por el Señor
Hugh Pinnock, como se mencionó previamente, hizo los arreglos para obtener los $185.000 dólares en el Primer Banco Interestatal para que Mark Hofmann inicialmente comprara la Colección McLellin. El día después de la tercera explosión que hirió a Mark Hofmann, el Élder Pinnock fue interrogado acerca de los crímenes:
“…el detective de la policía Don Bell lo interrogó a la 1:12 de la tarde del 17 de Octubre.
“Elder Pinnock, este es el asunto”.- comenzó Don Bell, con su libreta en la mano.
– “Esta es una investigación de homicidio. ¿Conoce usted al Sr. Hofmann?”
Pinnock hizo una pausa y reflexionó por un momento: “No, no creo que lo conozca.” – The Mormon Murders pp. 246-247
Una mentira completa a todas luces, hecha por una Autoridad General de la Iglesia, el mismo hombre que siguiendo ordenes de sus líderes [Primero de Kimball y luego de Benson] entrego “dinero sagrado” para comprar documentos “históricos” falsos con el propósito de sostener o proteger el mito mormón.
Cuando KSL-TV reportó a nivel nacional que la iglesia mormona estaba envuelta en la realización de tratos con “hallazgos documentales” y pagos ilegales, una nueva bomba estallo, esta vez en la cabeza de los “Hermanos” líderes de la iglesia mormona quienes enfurecieron.
“La Iglesia está enojada porque dijimos que ellos ayudaron a concertar un pago. Bien, ¡pues lo hicieron! Ellos dicen que fue un individuo y no la iglesia, pero eso es absurdo. Puede que haya sido un individuo el que hizo la llamada, pero fue un oficial de la Iglesia, sentado en su oficina de la Iglesia, en sus horas de trabajo en la Iglesia, utilizando un teléfono de la Iglesia y lo hizo para el beneficio de la Iglesia. Nadie más quería la Colección McLellin excepto la Iglesia. Y el presidente de misión de Nueva Escocia no colecciona “hallazgos” documentales.
Él era simplemente un tipo con mucho dinero que dijo ‘Si necesitan ayuda, yo los ayudaré’. Si la iglesia dice que ellos no estaban ayudando a hacer ningún arreglo para comprar nada, ¿cómo se puede explicar el hecho de que la Iglesia se ofreció a conseguir un auto blindado para ir hasta Texas a recoger la Colección?” — The Mormon Murders, pág. 389
Cuando el recientemente fallecido “Profeta”, Gordon B. Hinckley, fue interrogado por los Fiscales del Condado, Bob Stott y David Biggs acerca de sus tratos múltiples con Mark Hofmann, él claramente mintió.
“Los fiscales Stott y Biggs se movían ansiosamente en sus sillas. Mike George, el investigador de la oficina del abogado del Condado quien había acompañado a Ken Farnsworth en la última entrevista con Hinckley casi cuatro meses antes, se maravillaba de cómo, con tiempo suficiente para recordar, Hinckley aún seguía sin poder recordar nada del asunto ni de Hofmann.
“¿Conoce a Hofmann? Pregunto Stott.
No lo recuerdo, estoy seguro que no.- Respondió Hinckley.
¿Alguna vez estuvo él en su oficina?” Preguntó Stott nuevamemte.
“Probablemente si, probablemente no”.- respondió Hinckley.
“¡Probablemente!” pensó Biggs.
- Ahora, incluso estaba olvidando lo que había admitido en la conferencia de prensa.” — The Mormon Murders, pp. 355-356
Hoy día, cuando se comparan las notas de los investigadores de este crimen, no queda duda que Gordon B. Hinckley, el “Profeta de Dios” para los mormones, estaba mintiendo a los fiscales.
Días después, desde dentro de las Oficinas Generales de la Iglesia en Salt Lake City alguien filtro a la prensa algunas fotografías tomadas en la entrega de algunos de los documentos, quienes aparecen en las imágenes, son un fiel testimonio de las mentiras y falta de integridad con las que la iglesia mormona y sus líderes se desenvuelven desde los días de Joseph Smith.
Kimball, Tanner, Hinckley, Monson, Benson, Packer, Pinnock, Paul H. Dunn, Oaks, Holland y muchos otros de los abogados y asesores legales que entonces participaron en la conspiración, son o fueron Autoridades Generales de la iglesia mormona; hoy día, algunos son apóstoles o profetas mormones, y son, sin duda, testimonio de la corrupción sacerdotal de lo que el Señor llamo en sus días, hipócritas tumbas blanqueadas.