¿No se dan cuenta que están haciendo a los santos y las santas omnipresentes, igualándolos a Dios mismo?
Si ustedes acuden a un santo o santa, pidiéndole que interceda por ustedes, lo están declarando y reconociendo como omnipotente y con la capacidad de ver y oír todo cuanto en el mundo acontece, con la capacidad de entrometerse en su intimidad misma. Le atribuyen la capacidad que solo Dios tiene y posee; la de poder escuchar y atender a todos cuantos acuden a ellos, sean cientos a la vez, escucharles a todos, y acudir a Dios en representación de todos. Los están haciendo como Dios, los están tratando y considerando como dioses. CLARA IDOLATRÍA.
Y lo peor, confían más en ellos que en Dios mismo. Creen que ellos les escucharán antes que Dios mismo, antes que el Señor Jesucristo mismo que dio su vida por ustedes, despreciando al Espíritu Santo que es quien intercede ante el Padre por todos y cada uno de sus hijos. Ustedes NO CREEN en Dios, NO TIENEN confianza en Dios, NO AMAN a Dios.
Para ustedes, Dios, es un ser lejano, inaccesible, para ustedes Dios NO ES un Padre, ni le conocen como Padre. NO SON HIJOS DE DIOS. ¿Quién, siendo hijo de Dios, acude a un desconocido pidiéndole que acuda ante su Padre e interceda por él? ¿Quién?
Es como querer pedirle un favor a vuestro padre carnal, pero en vez de acudir a él, os vais al vecino del séptimo, a quien no conocéis y jamás habéis visto, y le pedís que le pida a vuestro padre que obre en vuestro favor. ¿Qué confianza le mostraríais a vuestro padre? ¿Qué amor le manifestarían? Entendiendo que es un padre carnal que os ama, tanto, que no ha dudado en dar su vida por ustedes, pero aún así, no le tienen ninguna confianza, no valoran su amor por ustedes, sino todo lo contrario: UN TOTAL DESPRECIO Y FALTA DE RESPETO HACIA SU PERSONA.
El Señor les dé debida luz y entendimiento.