Re: La Sanidad
Apreciable Faithman:
Al regresar al tema, me tome un tiempo para leer atentamente éste mensaje:
Del cual me resultan algunos comentarios que si me lo permite, me gustaría solo compartirlos con usted y si gusta, leer su respuesta.
Creo que es cierto que algunos cristianos no creen en Dios lo suficiente como para recibir sanidad, sin embargo, el que alguno no consiga sanidad no siempre significa que sea porque duden de que puedan recibirla o dudar de Dios.
Honestamente, creo que ninguno de nosotros nos atreveriamos a afirmar eso en el tema, la sanidad si es un beneficio vigente para el creyente.
Bueno, lo que si es cierto, es que no dice que fuera una enfermdad, ni una tentación, ni una lucha ya sea física o espiritual. Se interpreta que pudiera haber sido una enfermedad o también algun pecado, pero no se puede afirmar a ciencia cierta.
Creo que en el tema tampoco se ha dicho que la enfermedad sea puesta en el creyente por Dios... sino que siendo sus hijos el permite la prueba fìsica en ocasiones con un fin específico, tales como crecer en la fe (sin enfermdad el creyente no se encontraría desprovisto de la fe necesaria para ser sano, debe crecer en fe), como disciplina por su desobediencia o tipo de vida pecaminosa, pero cualquiera de éstos motivos por los cuales Dios podría permitir el quebranto fìsico de un creyente, el propòsito final es que El sea glorificado a traves de tales circunstancias.
No, no se habla de una redención parcial en este caso, ni de una sanidad parcial incompleta o debil, sino de que cuando Dios permite que nuestro cuerpo sea tocado por la enfermedad no es un despropósito (crueldad o injusticia), sino que lo hace con un fin especìfico, ya sea descansar, meditar y estudiar más su Palabra, crecer en fe, limpiar su vida de algún pecado oculto... etc.
Es probable que algunas personas olvidasen tal testimonio, pero creo que no es el caso de ninguno aca en el tema.
Hay dos puntos buenos aqui, reconocer que de hecho si había un aguijón, no sabemos de que naturaleza, pero Dios lo permitió en su vida. El pidio a Dios que se lo quitara si quisiera o si no, pues a sufrirlo (asunto con el cual usted bien pudiera estar bien en contra). La segunda, que no habìa despropósito de Dios a través de tal "aguijón", pues todo el tiempo le sirvió para fortalecer su ministerio, su pensamiento y su espiritu, por éso pensar que en todos los casos, la enfermedad sería contraria a la obra de Dios (la obra a través de los creyentes en el mundo) sería pensar que en Pablo tampoco hubiera habido beneficio de sufrir en su carne (ya sea fisicamente o como ataque) ese aguijón y si fuera contrario a la voluntad de Dios... pues no lo hubiera permitido, considerando que Pablo si tenía suficiente fe para creer en que Dios, de quererlo, lo limpiaria de ello.
Es cierto que el diablo puede enfermar al creyente, sin embargo, también es bíblico afirmar que no podrá hacerlo más allá de lo que se le permita.
Dice: - el Señor estuvo a mi lado y me dio fuerzas - Creo que con éso basta para aceptar que, no estamos solos en ésta batalla espitual, ni desarmados, ni abandonados, no somos desmenuzados porque el Señor esta a nuestro lado y nos da fuerzas.
Esto es un mal entendido, no es que tengamos derecho a estar enfermos o a morir de alguna enfermdad, es una condición humana y gracias o debido a la muerte en la cruz de nuestro Señor, podemos recibir la sanidad. Pero creemos que tal sanidad proviene de Dios, en su misericordia y de acuerdo a su gracia inefable, es que clamamos a El y el nos concede el favor de ser librados del ataque del enemigo, de las consecuencias de nuestros desmandes o de su disciplina. La enfermedad, en todo caso podría verse como un instrumento que perfecciona la fe, al creyente se le dice - alguno el falta fe? PIDALA -
Creo que pudiera haber quienes, desconociendo cuales son los beneficios de ser hechos hijos de Dios, pudiera pretender que Dios no quiere que sea sano nunca, pero señalar que el proveedor de tal sanidad, el que tiene autoridad para sanar es Dios, no es robar la fe, sino poner la fe en quién debe estar puesta, no en mi, no en el predicador, no en mis hermanos y sus poderosas oraciones, sino en el Todopoderoso Dios.
Si ésto para usted es el equivalente de "robar la fe", creo que nos ha malinterpretado gravemente.
En serio, nos ha malentendido por completo.
Bendiciones,
Apreciable Faithman:
Al regresar al tema, me tome un tiempo para leer atentamente éste mensaje:
“Bendice, alma mía , a Jehová...
Del cual me resultan algunos comentarios que si me lo permite, me gustaría solo compartirlos con usted y si gusta, leer su respuesta.
Sin embargo, muchos cristianos no se gozan de una fe tan cierta en cuanto a su salud. Son muchos los que sufren año tras año, seguros en su salvación, pero dudosos en la posibilidad que Dios los quiera sanar. La duda no puede conseguir los beneficios de nuestra salvación. Porque, “sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan” (Hebreos 11:6).
Creo que es cierto que algunos cristianos no creen en Dios lo suficiente como para recibir sanidad, sin embargo, el que alguno no consiga sanidad no siempre significa que sea porque duden de que puedan recibirla o dudar de Dios.
Lamentablemente, algunos han decidido que la sanidad física no es un beneficio vigente para el creyente. Inventan argumentos que siembran la duda en el corazón de los cristianos, y una vez sembrada, la duda ahoga la fe que puede conseguir el beneficio de la sanidad de parte del Señor. Uno de los argumentos más usados en contra de la sanidad tiene que ver con el aguijón de Pablo, mencionado en 2 Corintios, capítulo 12. Leamos:
Honestamente, creo que ninguno de nosotros nos atreveriamos a afirmar eso en el tema, la sanidad si es un beneficio vigente para el creyente.
La interpretación de algunos de este pasaje es así: por la grandeza de lo que Pablo escuchó en el tercer cielo, y para que Pablo no se exaltase en esta experiencia, Dios le mandó un aguijón en su carne, esto es, una enfermedad. Pablo rogó al Señor tres veces para que fuese librado de la enfermedad pero el Señor, en otras palabras, le dijo que tenía que soportar la aflicción y así gloriarse en su debilidad.
Bueno, lo que si es cierto, es que no dice que fuera una enfermdad, ni una tentación, ni una lucha ya sea física o espiritual. Se interpreta que pudiera haber sido una enfermedad o también algun pecado, pero no se puede afirmar a ciencia cierta.
Si esta es la interpretación correcta, entonces Pablo representa una excepción al principio de la sanidad física. Eso quiere decir que Dios en su soberanía puede anular una porción de la redención hecho por Cristo y establecer reglas distintas en algunos casos.
La conclusión es obvia. Si Dios puede hacer una excepción en la vida de Pablo, puede hacer lo mismo en la vida tuya y mía, también. Tal vez la enfermedad sea una prueba del Señor. Tal vez Dios quiera que yo le glorifique a través de mi debilidad física. Tal vez no tenga el derecho de pedir la sanidad en cada caso. Si existe la más mínima duda en el corazón del enfermo, entonces la fe para ser sanado no puede existir. La duda destruye la fe.
Esta teología nos lleva a una conclusión inevitable. No es posible orar en fe por los enfermos, ni recibir la sanidad por fe, mientras existe la posibilidad que la enfermedad sea una obra del Señor. Una sola duda puede destruir completamente la certeza de uno de los beneficios ganados por la cruz de Jesucristo.
Creo que en el tema tampoco se ha dicho que la enfermedad sea puesta en el creyente por Dios... sino que siendo sus hijos el permite la prueba fìsica en ocasiones con un fin específico, tales como crecer en la fe (sin enfermdad el creyente no se encontraría desprovisto de la fe necesaria para ser sano, debe crecer en fe), como disciplina por su desobediencia o tipo de vida pecaminosa, pero cualquiera de éstos motivos por los cuales Dios podría permitir el quebranto fìsico de un creyente, el propòsito final es que El sea glorificado a traves de tales circunstancias.
Si alguien atacara la doctrina de la salvación en la misma manera, implicando que en algunos casos el Señor no esté obligado a salvar al pecador arrepentido, el mundo evangélico lo rechazaría sin pensarlo dos veces. Pero, cuando hablamos de la sanidad física, muchos aceptan la idea de una redención parcial, incompleta o débil. Ellos dicen que Dios no sana a todos, o que es imposible saber si la sanidad es su voluntad en cada caso.
No, no se habla de una redención parcial en este caso, ni de una sanidad parcial incompleta o debil, sino de que cuando Dios permite que nuestro cuerpo sea tocado por la enfermedad no es un despropósito (crueldad o injusticia), sino que lo hace con un fin especìfico, ya sea descansar, meditar y estudiar más su Palabra, crecer en fe, limpiar su vida de algún pecado oculto... etc.
Si es así, ¿qué haremos con el mandato divino dado a la iglesia en el libro de Santiago? “¿Está alguno enfermo entre vosotros? Llame a los ancianos de la iglesia, y oren por él, ungiéndole con aceite en el nombre del Señor. Y la oración de fe salvará al enfermo, y el Señor lo levantará...” (Santiago 5:14-15). La palabra “alguno” incluye a todos aquellos en la iglesia. Y la “oración de fe” implica una certeza que no deja lugar para la duda. Hoy en día es difícil encontrar a alguien en la iglesia que no está enfermo. Nos hemos olvidado de uno de los beneficios más preciosos que existe, esto es, la sanidad física.
Es probable que algunas personas olvidasen tal testimonio, pero creo que no es el caso de ninguno aca en el tema.
¿Y qué del aguijón de Pablo? ¿Existe una explicación bíblica que puede traer fe al corazón? Gracias al Señor, la respuesta es, “sí.” Pablo fue “arrebatado al paraíso”, donde oyó palabras inefables. Aún cuando él no fue permitido expresar las mismas palabras que había escuchado, sabemos de que se trató “la grandeza de las revelaciones.” “Mas os hago saber, hermanos, que el evangelio anunciado por mí, no es según hombre; pues yo ni lo recibí ni lo aprendí de hombre alguno, sino por revelación de Jesucristo” (Gálatas 1:11-12). Pablo había recibido una revelación soberana del evangelio, y la autoridad para predicar este evangelio en todo lugar. Pablo fue elegido por Dios, que le había apartado desde el vientre de su madre para que él predicase entre los gentiles. (Gálatas 1:15-16)
Hay dos puntos buenos aqui, reconocer que de hecho si había un aguijón, no sabemos de que naturaleza, pero Dios lo permitió en su vida. El pidio a Dios que se lo quitara si quisiera o si no, pues a sufrirlo (asunto con el cual usted bien pudiera estar bien en contra). La segunda, que no habìa despropósito de Dios a través de tal "aguijón", pues todo el tiempo le sirvió para fortalecer su ministerio, su pensamiento y su espiritu, por éso pensar que en todos los casos, la enfermedad sería contraria a la obra de Dios (la obra a través de los creyentes en el mundo) sería pensar que en Pablo tampoco hubiera habido beneficio de sufrir en su carne (ya sea fisicamente o como ataque) ese aguijón y si fuera contrario a la voluntad de Dios... pues no lo hubiera permitido, considerando que Pablo si tenía suficiente fe para creer en que Dios, de quererlo, lo limpiaria de ello.
Antes de que sigamos, hagamos algunas preguntas. ¿Quién llevó a Pablo al tercer cielo? Dios. ¿Para qué? Para enseñarle el evangelio. ¿Por qué? Para que Pablo pudiera predicar, según la revelación, el evangelio a los gentiles. ¿Quién va a sufrir daño como resultado del ministerio del Pablo? El diablo. Entonces, ¿quién va a hacer todo lo posible para desanimar, obstaculizar y arruinar el impacto de la revelación que Pablo había recibido? El diablo.
Temeroso del significado de la revelación, y para que esta revelación no sea exaltada y aceptada en todo lugar, el diablo le mandó a Pablo un aguijón en la carne, esto es, un mensajero de Satanás para abofetearle. La palabra “mensajero” es la misma palabra traducida como “ángel” en el Nuevo Testamento, y se refiere en este caso a un demonio.
La frase, “aguijón en la carne”, era un dicho en aquel tiempo similar al dicho de hoy en día, “un dolor de cabeza”, esto es, una molestia. El mismo concepto aparece en el Antiguo Testamento en tres ocasiones:
“Y si no echareis a los moradores del país de delante de vosotros, sucederá que los que dejareis de ellos serán por aguijones en vuestros ojos y por espinas en vuestros costados, y os afligirán sobre la tierra en que vosotros habitareis” (Números 33:55).
“... sabed que Jehová vuestro Dios no arrojará más a estas naciones delante de vosotros, sino que os serán por lazo, por tropiezo, por azote para vuestros costados y por espinas para vuestros ojos, hasta que perezcáis de esta buena tierra que Jehová vuestro Dios os ha dado” (Josué 23:13).
“Por tanto, yo también digo: No los echaré de delante de vosotros, sino que serán azotes para vuestros costados, y sus dioses os serán tropezadero” (Jueces 2:3).
En cada caso, Dios usa el simbolismo para ilustrar lo que el enemigo hará si Israel no lo echa fuera de la tierra. Serán por aguijones y por espinas en sus costados. No es un lenguaje literal, y en ninguna forma implica que la nación de Israel sufrirá de las enfermedades. No se trata de una enfermedad, sino de la molestia crónica del enemigo.
Es lo mismo en el caso de Pablo. La Biblia no dice que Dios enfermó a Pablo para mantenerle humilde, sino que Satanás le envió a un demonio para abofetearle en su ministerio. La palabra “abofetear” en el griego significa, “pegar y dar puñetazos.” Pablo mismo habla de las molestias que había experimentado.
“... en trabajos más abundante; en azotes sin número; en cárceles más; en peligros de muerte muchas veces. De los judíos cinco veces he recibido cuarenta azotes menos uno. Tres veces he sido azotado con varas; una vez apedreado; tres veces he padecido naufragio; una noche y un día he estado como náufrago en alta mar; en caminos muchas veces; en peligros de ríos, peligros de ladrones, peligros de los de mi nación, peligros de los gentiles, peligros en la ciudad, peligros en el desierto, peligros en el mar, peligros entre falsos hermanos; en trabajo y fatiga, en muchos desvelos, en hambre y sed, en muchos ayunos, en frío y en desnudez;... si es necesario gloriarse, me gloriaré en lo que es de mi debilidad” (2 Cor. 11:23-27,30).
Yo creo que solamente un mensajero de Satanás podría causar tantos problemas en la vida de un solo hombre. Es interesante notar que en todas las molestias que Pablo había experimentado, él no mencionó las enfermedades. Es notable por su ausencia. Y el declaró que todas sus experiencias difíciles representaron su debilidad.
“Por lo cual, por amor a Cristo me gozo en las debilidades, en afrentas, en necesidades, en persecuciones, en angustias; por que cuando soy débil, entonces soy fuerte” (2 Cor. 12:10). La debilidad de Pablo no era una enfermedad, sino un mensajero de Satanás que le perseguía constantemente para obstaculizar en cualquier forma el avance del evangelio.
Y, ¿qué de su petición que el Señor le quite el aguijón? Ya hemos establecido que el aguijón no se trataba de una enfermedad, sino de un mensajero de Satanás. ¿Es bíblico pedir que el Señor nos quite al diablo? No. ¿Existe una promesa en el Nuevo Pacto que declara que podemos ser libres de las molestias del enemigo? No. Por eso, Dios le dijo, “Bástate mi gracia.” Esta respuesta no significa que Pablo simplemente tenía que soportar los ataques de Satanás hasta el fin. Significa que la gracia de Dios es suficiente para alcanzar la victoria en cada circunstancia. ¿Qué significa la gracia del Señor? Veamos una definición que se encuentra en la misma carta de Pablo: “Y poderoso es Dios para hacer que abunde en vosotros toda gracia, a fin de que, teniendo siempre en todas las cosas todo lo suficiente, abundeís para toda buena obra” (2 Cor. 9:8). La gracia de Dios representa la abundancia de Dios para cumplir con toda buena obra. “Bástate mi gracia.” Esto es, “bástate la abundancia de los recursos que te he provisto abundantemente para cumplir con el mandato que te he dado.”
Jesús le había dado a Pablo la misma autoridad que nos ha dado a nosotros. “He aquí os doy potestad de hollar serpientes y escorpiones, y sobre toda fuerza del enemigo, y nada os dañará” (Lucas 10:19).
“Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros” (Santiago 4:7) Pablo tenía acceso al mismo escudo de la fe por lo cual podría apagar todo los dardos de fuego del enemigo. (Efesios 6:16)
Jesús oró por sus discípulos antes de su crucifixión en esta manera; “No ruego que los quites del mundo sino que los guardes del mal” (Juan 17:15). Pablo poseía los recursos espirituales necesarios para dominar la obra del mensajero de Satanás en su vida. Pero no fue lícito pedir que el Señor lo quitara de él. Su gracia es suficiente.
Mira lo que dice Pablo en su última carta, un poco antes de su muerte. “He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe... el Señor estuvo a mi lado, y me dio fuerzas, para que por me fuese cumplida la predicación, y que todos los gentiles oyesen. Así fui librado de la boca del león” (2 Tim. 4:7, 17). ¡Aleluya! Pablo encontró que la gracia del Señor fue suficiente. El cumplió su misión y fue librado de la boca del mensajero de Satanás.
Es cierto que el diablo puede enfermar al creyente, sin embargo, también es bíblico afirmar que no podrá hacerlo más allá de lo que se le permita.
Dice: - el Señor estuvo a mi lado y me dio fuerzas - Creo que con éso basta para aceptar que, no estamos solos en ésta batalla espitual, ni desarmados, ni abandonados, no somos desmenuzados porque el Señor esta a nuestro lado y nos da fuerzas.
A pesar de la evidencia bíblica que hemos presentado, algunos siguen en su lucha para el derecho de estar enfermo.
Esto es un mal entendido, no es que tengamos derecho a estar enfermos o a morir de alguna enfermdad, es una condición humana y gracias o debido a la muerte en la cruz de nuestro Señor, podemos recibir la sanidad. Pero creemos que tal sanidad proviene de Dios, en su misericordia y de acuerdo a su gracia inefable, es que clamamos a El y el nos concede el favor de ser librados del ataque del enemigo, de las consecuencias de nuestros desmandes o de su disciplina. La enfermedad, en todo caso podría verse como un instrumento que perfecciona la fe, al creyente se le dice - alguno el falta fe? PIDALA -
Es importante notar que el aguijón de Pablo no obstaculizó la fe de muchos para recibir sanidad a través de su ministerio. ¿Por qué lo usan hoy en día para robar la fe de algunos para ser sano?
Creo que pudiera haber quienes, desconociendo cuales son los beneficios de ser hechos hijos de Dios, pudiera pretender que Dios no quiere que sea sano nunca, pero señalar que el proveedor de tal sanidad, el que tiene autoridad para sanar es Dios, no es robar la fe, sino poner la fe en quién debe estar puesta, no en mi, no en el predicador, no en mis hermanos y sus poderosas oraciones, sino en el Todopoderoso Dios.
Si ésto para usted es el equivalente de "robar la fe", creo que nos ha malinterpretado gravemente.
En serio, nos ha malentendido por completo.
Bendiciones,