La salvación se pierde??

Veamoslo mejor...
  1. La constitución propia de cada “ser” o “existencia” si es espiritual o física.
  2. La “vida” que Dios otorga a cada criatura, independientemente de esa naturaleza física o espiritual.
La idea central es que “tener vida” no necesariamente equivale a “ser un ente espiritual”; de hecho, las Escrituras muestran que hay seres espirituales (ángeles) y seres físicos (hombres, animales, plantas), y todos reciben vida de Dios según la constitución que Él les ha dado.

1. El primer hombre (Adán) es terrenal y físico

  1. Formado del polvo de la tierra
    • Génesis 2:7: “Entonces Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento de vida...”
      • Adán es definido como carne (material), proveniente del polvo, y luego animado por el soplo divino.
  2. La carne es terrenal
    • 1 Corintios 15:47-48: “El primer hombre es de la tierra, terrenal...”
  3. Distinto de los seres “espirituales”
    • El hombre (como criatura física) se diferencia claramente de los ángeles, de quienes se declara que son “espíritus ministradores” (Hebreos 1:14), no seres carnales o “hechos del polvo.”
Finalmente el hombre, en cuanto a su constitución, es carne y hueso, un ser físico (terrenal), no un ente espíritu.

2. Los ángeles son espíritu, no carne

  1. Ministradores espirituales
    • Hebreos 1:14: “¿No son todos espíritus ministradores, enviados para servicio a favor de los que serán herederos de la salvación?”
      • Se declara que los ángeles son “espíritus,” no seres físicos hechos de polvo.
  2. Contraste con lo terrenal
    • Salmo 104:4(citado en Hebreos 1:7): “Él hace a los vientos sus mensajeros, y a las flamas de fuego sus ministros.”
      • Figura que subraya la naturaleza inmaterial y poderosa de los ángeles, distinta a la “carne” humana.
Los ángeles entonces son seres espirituales, no carnales ni terrenales.
Aun así, la Biblia enseña que ellos también viven y sirven a Dios, lo cual muestra que la “vida” no se limita a la existencia física.

3. “Vida” no significa “espíritu”

  1. La Biblia registra distintos “tipos” de vida
    • Vida vegetal: las plantas crecen y se reproducen (Génesis 1:11-12).
    • Vida animal y humana: se usa la palabra hebrea נֶפֶשׁ (néfesh) — “alma” o “ser viviente” (Génesis 1:20-21; 2:7).
    • Vida de ángeles: son seres que existen en el ámbito espiritual (Hebreos 1:14).
  2. El hombre es carne con vida, no un ente meramente espiritual
    • Génesis 2:7: Dios forma al hombre del polvo (materia) y le da vida.
    • Esto confirma que el hombre se compone de la dimensión física (cuerpo) más el aliento de vida.
  3. La vida en cada criatura depende de Dios
    • Hechos 17:25: Dios “es quien da a todos vida y aliento y todas las cosas.”
    • El que un ser sea “físico” (hombre) o “espiritual” (ángel) no cambia el hecho de que Dios es la fuente de la vida.
“Vida” describe la capacidad de existir y funcionar según la constitución que Dios da.
Ser “carne” o “espíritu” es otra cosa. Es la forma o sustancia en la que existe la criatura. Por tanto, no debemos confundir “vida” con “espíritu.”

4. Ejemplos de seres físicos y espirituales, todos dotados de “vida”

  1. Plantas
    • Son seres netamente físicos, con su ciclo de vida propio (Génesis 1:11-12), pero no se las describe como “espíritu.”
  2. Animales
    • Son criaturas con néfesh, o “alma viviente” (Génesis 1:20-21). Tienen vida, están hechos de materia, y no son “espíritus.”
  3. El hombre
    • También es “carne” (físico), pero con la capacidad de relacionarse moral y espiritualmente con Dios (Génesis 1:26-27).
    • Sigue siendo un ser físico que vive mientras Dios sostenga su aliento de vida (Job 12:10; 34:14-15).
  4. Ángeles
    • Son seres espirituales, no físicos (Salmo 104:4; Hebreos 1:7, 14).
    • Aun así, la Escritura los presenta como “vivos,” pues adoran a Dios y ejecutan sus mandatos (Lucas 2:13-14; Apocalipsis 5:11-12).
5. Conclusión:
  • El hombre original (Adán) es un ser terrenal y físico (carne), formado del polvo. Dios le dio “vida,” pero esa vida no lo hace “espíritu.”
  • Los ángeles son “espíritu” (Hebreos 1:14), y también tienen vida otorgada por Dios, pero no poseen un cuerpo físico, ni terrenal. No son carne.
  • Tener vida no significa automáticamente ser un “espíritu,” pues hay distintos seres (plantas, animales, hombres, ángeles) que viven de acuerdo con su constitución.
  • La diferencia reside en la estructura o naturaleza con la que Dios creó a cada uno:
    • Hombre/Animales: constitución de carne (terrenal).
    • Ángeles: constitución espiritual (no terrenal).
  • La vida es el regalo de Dios que permite a cada criatura existir y funcionar en su naturaleza particular. No debemos confundir “espíritu” con “vida,” porque son conceptos distintos en la Biblia.
En suma y para terminar:
  1. Una cosa es la constitución (carne vs. espíritu).
  2. Otra cosa es la “vida” (la capacidad de existir y actuar) que Dios concede a cada tipo de criatura.
Así, queda claro que el hombre es un ser físico (carne) con vida, no un ente espiritual; los ángeles son seres espirituales con vida, no carnales; y todos dependen del mismo Dios que da la vida (Hechos 17:25).
 
Se puede perder la salvación?



Hebreos 10:26-39​

Reina-Valera 1960​

Advertencia al que peca deliberadamente​

Porque si pecáremos voluntariamente después de haber recibido el conocimiento de la verdad, ya no queda más sacrificio por los pecados, sino una horrenda expectación de juicio, y de hervor de fuego que ha de devorar a los adversarios. El que viola la ley de Moisés, por el testimonio de dos o de tres testigos muere irremisiblemente. ¿Cuánto mayor castigo pensáis que merecerá el que pisoteare al Hijo de Dios, y tuviere por inmunda la sangre del pacto en la cual fue santificado, e hiciere afrenta al Espíritu de gracia? Pues conocemos al que dijo: Mía es la venganza, yo daré el pago, dice el Señor.Y otra vez: El Señor juzgará a su pueblo. ¡Horrenda cosa es caer en manos del Dios vivo!
¿Se puede perder la salvación después de experimentar la bondad de Dios?

El nuevo pueblo de Dios
Por lo tanto, despójense de toda clase de maldad, todo engaño, hipocresía y envidia, y toda clase de chismes. Como niños recién nacidos, busquen con ansia la leche espiritual pura, para que por medio de ella crezcan y tengan salvación, ya que han gustado la bondad del Señor.

Acérquense, pues, al Señor, la piedra viva que los hombres desecharon, pero que para Dios es una piedra escogida y de mucho valor. De esta manera, Dios hará de ustedes, como de piedras vivas, un templo espiritual, un sacerdocio santo, que por medio de Jesucristo ofrezca sacrificios espirituales, agradables a Dios.

1 Pedro 2:1-5
 
El calvinista es un fanático porque se afirma en su propia verdad y la defiende como si fuera verdadera.
Que vos te percibas calvinista no quiere decir que el calvinismo exista.
El calvinismo es una interpretación específica y particular de la verdad que muchos podrán aceptar como verdadera pero nada más.
La verdad es la verdad misma.
Vos te podrás sentir muy orgulloso de tu calvinismo y respeto tu libertad pero para mi esa interpretación contiene muchos errores.
Saludos.
-La verdad sí que existe, y el conocerla y apropiarse de ella es muy natural. Difícilmente algún sensato a sabiendas defienda y haga suyo el error, pues no querrá estar del lado de los chicos malos.
-Yo no me "percibo" sino que soy como soy. Si comienzo a "percibirme" ¡quién sabe como termino!
-Creo que soy más calvinista que Calvino, pues hay aspectos en los que discrepo con él, y eso no me hace menos calvinista, ya que de enterarse seguramente que eso lo pondría muy contento.
-Hay también "calvinistas" a ultranza e hipercalvinistas a los que no simpatizo, y a los que combato no menos que a los arminianos.
-Los "muchos errores" que le ves al calvinismo fueron expuestos en muchos epígrafes que no prosperaron.


Cordiales saludos
 
-Pues vagás lejos de la verdad. Tener respuestas claras para cada objeción que se nos haga solo es muestra de la gracia recibida para entender bien lo que tantos malentienden. ¿Qué puedo tener yo de fanático cuando no solamente discrepo con herejes sino también con hermanos de sana doctrina?

A Lucifer le perdió el orgullo. No somos dioses, a veces erramos. Jesús dijo que perdonáramos hasta setenta veces siete, él mismo en la cruz perdonó al asesino ladrón. Creo que dios puede perdonar casi todo si hay verdadero arrepentimiento por parte del pecador. Incluso purificándolo de alguna manera, que para eso están los mundos de estancia, "los purgatorios", en los que se nos purificará a fondo, hasta que seamos espíritus de primera etapa. Discrepar es sano, muy sano, educadamente y sin ira, porque hace que podamos reflexionar cuando la discrepancia nos resuena dentro, lo que no es sano es insultar al hermano que discrepa.
 
Los seres intermedios de este planeta, de los que seguro no tienen ni idea los que se oponen a la quinta revelación de época (EL LIBRO DE URANTIA) le pidieron al padre eterno universal que vive en el paraíso permiso para revelarles a los humanos de este mundo una nueva y más extensa revelación que incluyera el paraíso y al universo central eterno.

El padre eterno concedió el permiso, y la revelación se llevó a cabo en los estados unidos de América hace un siglo poco mas o menos; AUTORIZADA POR DIOS EL PADRE ETERNO FUE, lo pongo en mayúsculas para que no se olvide, y no creo yo que el padre hubiera permitido engaño alguno.

Curiosamente, los casi 200 documentos revelados, unas 2000 paginas, no les fueron dados a los grupos religiosos de este planeta, si no que se les dieron a un grupo muy variado de personas, de los cuales los primeros fueron un matrimonio de científicos, el marido psiquiatra, la esposa creo recordar que era médica.

Pues resulta que los bíblicos que defienden a muerte la Biblia, no creen en esta quinta revelación. ¿Sabéis porque? Pues yo os lo diré. Porque en la quinta revelación muy educadamente, se pone de manifiesto algunas mentirijillas que hay en ese libro antiguo: LA BIBLIA. Por ejemplo: la mentira de Moisés separando las aguas del mar rojo con su vara, la de Noé con su barca llena de parejas de animales de todas las especie, la de la mujer de Lot convertida en estatua de sal y alguna otra que no recuerdo.

Al mismo tiempo, esta revelación hace mención de algunas cosas de la Biblia que sí que son verdad. Pero la mentira mas gorda de la Biblia es el desprestigio que en ella se ha hecho de Adán y Eva, acusándoles de pecar, cuando lo cierto es que sus acusadores no tiene ni idea de lo que el pecado, Y no se les expulsó del jardín, se fueron ellos para salvar la vida cuando fueron atacados por la gente de aquel tiempo cuando se enteraron de su falta.

Adán y Eva no pecaron. Cometieron una falta y pagaron por ella, pero no porque Dios les castigara, pagaron porque perdieron la inmortalidad; siendo en principio mortales, tuvieron que pasar por el proceso de la muerte física al hacer lo que hicieron: mutuo adulterio con consecuencia de embarazos y procreación con humanos.
 
El primer hombre es terrenal. Es físico. Es carne con vida o carne viva.
Es un cuerpo físico de carne al que se le dotó de vida.
No es un ente o ser espíritu. Es carne.
Hasta ahí todo bien, describes la mitad de lo que era Adán, el primer hombre era un ser viviente, terrenal, de carne y huesos, pero no ignores cómo fue creado en su génesis. Adán podía oir a Dios, darse cuenta que estaba ahí, le reconocía al creador, FUE HECHO PARA TENER COMUNIÓN CON SU CREADOR. Era espiritual, cosa que los demás hijos que le nacieron no eran así, después que fue expulsado, por pecado.
El que sea carne y tenga "vida" no nos debe confundir.
Tenía vida física, un ser viviente, pero también tenía un espíritu vivo, esa dualidad que no ves en él primer hombre, claro esta, antes de la caída. Después ¿Qué era Adán? un cuerpo con un espíritu muerto por el pecado, vivía, si claro como Eva, como sus hijos, labraba la tierra, sudaba, comía e iba al baño, una vida física. ¿Quería Dios eso para el hombre? ¿No entiendes el Plan de Dios?
Los ángeles son formas de vida diferente. Son espíritu y no carne. Y también tienen vida.
Y a los ángeles que pecaron, la tercera parte que cayó no se les perdonó, viven en cadenas de oscuridad, no hubo Plan para ellos, ningún rescate, ya tienen su boleto junto con el que siguieron para ir al Lago de Fuego.
Las plantas pueden tener vida. Los animales pueden tener vida. Los hombres tienen vida y los ángeles también tienen vida.

Y el Plan que Dios diseñó es que solamente el hombre (no plantas, animales ni ángeles) tenga vida y vida en abundancia. Va heredar todo con Cristo. Dice el salmista "¿Qué es el hombre para que en él pienses? Lo has hecho poco menos que los ángeles, lo coronaste de gloria y de honra, lo hiciste señorear sobre la obra de tus manos" Sal 8:4-8 sobre toda cosa creada en síntesis"

El Plan de Dios sigue vigente.

Los animales y el hombre son carne, son físicos, son terrenales, mientras que los ángeles son espíritu.
El hombre tiene espíritu, si no ha nacido de nuevo, está muerto en sus delitos y pecados. Si ha experimentado el nuevo nacimiento: Cristo nos ha dado vida.
Una cosa es el "tipo y estructura" propia de cada "ser" o "existencia" y otra cosa es la vida con que se dota a ese "ser" o "existencia" determinada.
Claro, es la naturaleza de cada ser, el que ya es hijo de Dios, su espíritu fue vivificado en el nuevo nacimiento, en su caminata su alma va siendo alineada, igualmente por el Espíritu de Dios, para que deje los deseos que batallan en su alma, obras de la carne, esa alineación es ser guiados por el Espíritu Santo de Dios, rendirse a él, y lo último será su cuerpo,

Romanos 8:11 Y si el Espíritu de aquel que levantó de los muertos a Jesús mora en vosotros, el que levantó de los muertos a Cristo Jesús vivificará también vuestros cuerpos mortales por su Espíritu que mora en vosotros.

Cuando esa obra se complete, el hombre tendrá un cuerpo glorificado, como el Hijo de Dios, claro eso no se cumplirá en todos los creyentes, no todos dejarán que Dios obre en sus vidas. Habrá hombres espirituales y habrá hombres naturales. Ya entraremos a verlo en las escrituras. No lo digo yo.


Las plantas, aunque tengan vida, tienen sus propias limitaciones, así como los animales tienen las suyas y el hombre tiene las propias.
Una cosa es una forma de vida animal y otra cosa es el hombre.
Por supuesto, estamos limitados en muchos aspectos, hambre sed, enfermedades, pues la redención de nuestros cuerpos no se ha efectuado, aunque nos toque morir antes de eso, tenemos la esperanza de participar de la primera resurrección. Los que tendrán cuerpos glorificados junto con los que hayan quedado vivos para estar con Cristo. Ya veremos dónde será, no es el cielo flotando en una nube y tocando un arpa.
Con todo el hombre es una existencia terrenal y física a la que Dios dotó de vida.
No debemos confundir "vida" con "espiritual" o "espíritu".
Una cosa, digamos, es de lo que está hecho un "ser", "su constitución", y otra cosa es que ese "ser" tenga vida.
Vuelves a repetir lo mismo. Puede que algunos confundan eso, para mi queda claro lo uno y lo otro.

Saludos
 
Claro que sí se puede perder la salvación. Aquí lo explican muy bien:



Esta enseñanza es solo para entendidos.​

Volvemos a los mismos la salvación de las Iglesias que dice que por ellos son salvos, seguro que se puede perder, pero la salvación por don de Dios, que es nacer de nuevo de agua y del espíritu, ya es imposible, porque reciben el don de santidad y es una intervención espiritual de Dios en nuestra mente y en nuestro corazón .​

Salmo 89:​

26. Él me clamará: Mi padre eres tú,​

Mi Dios, y la roca de mi salvación.​

27 Yo también le pondré por primogénito,​

El más excelso de los reyes de la tierra.​

28 Para siempre le conservaré mi misericordia,​

Y mi pacto será firme con él.​

29 Pondré su descendencia para siempre,​

Y su trono como los días de los cielos.​

30 Si dejaren sus hijos mi ley,​

Y no anduvieren en mis juicios,​

31 Si profanaren mis estatutos,​

Y no guardaren mis mandamientos,​

32 Entonces castigaré con vara su rebelión,​

Y con azotes sus iniquidades.​

33 Más no quitaré de él mi misericordia,​

Ni falsearé mi verdad.​

34 No olvidaré mi pacto,​

Ni mudaré lo que ha salido de mis labios.​

35 Una vez he jurado por mi santidad,

Y no mentiré a David.

36 Su descendencia será para siempre,

Y su trono como el sol delante de mí.​

37 Como la luna será firme para siempre,​

Y como un testigo fiel en el cielo.​

Todos sabemos y lo dice Dios que el hombre es mentiroso y si esto se predicaría sin razonar, todos dirán que han nacido de nuevo y caerán en peor situación, de como llegaron a la Iglesia y por eso que se predica que la salvación se puede perder, pero no puede perder lo que no tenemos y en verdad se predica poco como nacer de nuevo y confunden con el bautismo del Espíritu Santo o que Dios lo use en las Iglesias y nacer de nuevo es un nuevo estado diferente donde la santidad es el centro de nuestras vidas y la posibilidad que Cristo viva en nosotros y nosotros en Cristo y eso a mí me lo demostró y no es solo un cuento.​

 
Los seres intermedios de este planeta, de los que seguro no tienen ni idea los que se oponen a la quinta revelación de época (EL LIBRO DE URANTIA) le pidieron al padre eterno universal que vive en el paraíso permiso para revelarles a los humanos de este mundo una nueva y más extensa revelación que incluyera el paraíso y al universo central eterno.

El padre eterno concedió el permiso, y la revelación se llevó a cabo en los estados unidos de América hace un siglo poco mas o menos; AUTORIZADA POR DIOS EL PADRE ETERNO FUE, lo pongo en mayúsculas para que no se olvide, y no creo yo que el padre hubiera permitido engaño alguno.

Curiosamente, los casi 200 documentos revelados, unas 2000 paginas, no les fueron dados a los grupos religiosos de este planeta, si no que se les dieron a un grupo muy variado de personas, de los cuales los primeros fueron un matrimonio de científicos, el marido psiquiatra, la esposa creo recordar que era médica.

Pues resulta que los bíblicos que defienden a muerte la Biblia, no creen en esta quinta revelación. ¿Sabéis porque? Pues yo os lo diré. Porque en la quinta revelación muy educadamente, se pone de manifiesto algunas mentirijillas que hay en ese libro antiguo: LA BIBLIA. Por ejemplo: la mentira de Moisés separando las aguas del mar rojo con su vara, la de Noé con su barca llena de parejas de animales de todas las especie, la de la mujer de Lot convertida en estatua de sal y alguna otra que no recuerdo.

Al mismo tiempo, esta revelación hace mención de algunas cosas de la Biblia que sí que son verdad. Pero la mentira mas gorda de la Biblia es el desprestigio que en ella se ha hecho de Adán y Eva, acusándoles de pecar, cuando lo cierto es que sus acusadores no tiene ni idea de lo que el pecado, Y no se les expulsó del jardín, se fueron ellos para salvar la vida cuando fueron atacados por la gente de aquel tiempo cuando se enteraron de su falta.

Adán y Eva no pecaron. Cometieron una falta y pagaron por ella, pero no porque Dios les castigara, pagaron porque perdieron la inmortalidad; siendo en principio mortales, tuvieron que pasar por el proceso de la muerte física al hacer lo que hicieron: mutuo adulterio con consecuencia de embarazos y procreación con humanos.

Le salió el marciano, ya tuvimos exponentes del libro de urantía y eso es un evangelio del diablo​

 
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Reacciones: Ricardo


¡NO TE LO PIERDAS!

LA PREDESTINACIÓN
NO ES CALVINISTA,
ES LA BIBLIA.
SOMOS BIBLISTAS :)


***

Tengan en cuenta que la paciencia
con que nuestro Señor nos trata
es para nuestra salvación.
Acerca de esto también
les ha escrito a ustedes
nuestro querido hermano Pablo,
según la sabiduría
que Dios le ha dado.
En cada una de sus cartas
él les ha hablado de esto,
aunque hay en ellas puntos
difíciles de entender
que los ignorantes
y los débiles en la fe tuercen,
como tuercen las demás Escrituras,
para su propia condenación.


2 Pedro 3:15-16 DHHS94

 
Okey...

Okey...

Parece que no.

Soy muy pesado.

Saludos.

¡Vamos a ver! ¿Alguno de vosotros sabe lo que es la dualidad?¿Sabéis en que consiste el hecho de ser dual? En mi larga carrera como buscador de la verdad e oído tantas necedades al respecto que cuando supe lo que era me quedé pasmado. ¡Pero serán mentecatos! Pensé. Jesús mismo era un ser dual. Dual=a dos. Pero no es que sea un ser doble, sino que tiene dos progenitores.

En la realidad universal hay seres de tres clase. Unitarios: originados de un solo progenitor. Duales: de dos progenitores. Trinitarios: de tres progenitores.

Jesús fue un ser humano mortal dual, originado de José y de María. Pero el espíritu de cristo entré en él. Y habitó en él. Si bien el ser humano que fuera Jesús provino del semen y de los óvulos de dos humanos. Pensar otra cosa es una soberana majadería. Producto de los "listos" de aquella época.

Cristo, ese un hijo creador con capacidad para crear vida, fue y sigue siendo un ser dual, perfecto, sí, pero originado así, del padre eterno universal y del Hijo eterno original. Los trinitarios son originados de la trinidad paradisiaca: padre, hijo y espíritu se unen - en espíritu- para crearlos.

En los mundos de abajo las criaturas mortales son procreadas. En los mundos de arriba, las criaturas inmortales son emanadas. Pues, parece ser que las mentes de los creadores tienen el poder de manifestar sus pensamientos y sacarlos fuera de ellos; en el exterior de ellos.

De entre todas las criaturas vivientes originadas o emanadas por las deidades careadoras, solo los Cristos, los Hijos creadores de la orden de Miguel, han heredado esa capacidad de crear que tienen sus padres. El resto de hijos es hijas de las tres deidades principales, no pueden crear nueva vida; eso solo pueden hacerlo los Cristos creadores y las Hijas Creativas del Espíritu Infinito.
 
¡Vamos a ver! ¿Alguno de vosotros sabe lo que es la dualidad?¿Sabéis en que consiste el hecho de ser dual? En mi larga carrera como buscador de la verdad e oído tantas necedades al respecto que cuando supe lo que era me quedé pasmado. ¡Pero serán mentecatos! Pensé. Jesús mismo era un ser dual. Dual=a dos. Pero no es que sea un ser doble, sino que tiene dos progenitores.

En la realidad universal hay seres de tres clase. Unitarios: originados de un solo progenitor. Duales: de dos progenitores. Trinitarios: de tres progenitores.

Jesús fue un ser humano mortal dual, originado de José y de María. Pero el espíritu de cristo entré en él. Y habitó en él. Si bien el ser humano que fuera Jesús provino del semen y de los óvulos de dos humanos. Pensar otra cosa es una soberana majadería. Producto de los "listos" de aquella época.

Cristo, ese un hijo creador con capacidad para crear vida, fue y sigue siendo un ser dual, perfecto, sí, pero originado así, del padre eterno universal y del Hijo eterno original. Los trinitarios son originados de la trinidad paradisiaca: padre, hijo y espíritu se unen - en espíritu- para crearlos.

En los mundos de abajo las criaturas mortales son procreadas. En los mundos de arriba, las criaturas inmortales son emanadas. Pues, parece ser que las mentes de los creadores tienen el poder de manifestar sus pensamientos y sacarlos fuera de ellos; en el exterior de ellos.

De entre todas las criaturas vivientes originadas o emanadas por las deidades careadoras, solo los Cristos, los Hijos creadores de la orden de Miguel, han heredado esa capacidad de crear que tienen sus padres. El resto de hijos es hijas de las tres deidades principales, no pueden crear nueva vida; eso solo pueden hacerlo los Cristos creadores y las Hijas Creativas del Espíritu Infinito.
Te fuiste por las ramas secas en la dualidad del Hijo de Dios, evitaste su raíz, su procedencia.

Jesús pudo (porque fue la voluntad del Padre) reprender los vientos, caminar sobre el agua, convertir agua (un mineral) en vino (derivado de vegetal)echar fuera demonios, sanar, perdonar pecados, multiplicar el poco alimento y darlo a la multitud, dar vista al ciego de nacimiento, resucitar muertos, etc...etc

Siendo solo hombres no lograriamos ni la mitad de eso. Y su tumba hoy está vacía, demostrando que era hombre y procedia de Dios.

Cristo es la verdad, es una persona y poseedor de la verdad. Acercate a esa persona, antes que llegue el dia y sea tarde, pues te diga: "nunca te conocí "

Esa es su dualidad, manifestó con hechos ser el Hijo del Hombre, y ser el Hijo de Dios. Una sola persona.
 


GLORIARSE EN EL SEÑOR

Cuando nos sale todo bien las cosas, queremos decírselos a otros o gritar a los cuatro vientos. Cuánta fe y cuánto sabemos, y cuánto nos esforzamos. Y vanagloriarnos y recibir su reconocimiento. Pero el reconocimiento es peligroso porque puede "Inflar nuestro orgullo".

¡Cuánto mejor es buscar la aprobación de Dios que la aprobación de los hombres!

De esa manera, cuando recibimos elogios, tendremos la libertad para darle el mérito a Dios.

¡¡Cuánta mayor bendición,en la vida espíritual del creyente que, gloriarse en él Señor.!!

... ✍️🏻... 📖 ..

Salmos 34 : 2 ..
En Jehová se gloriará mi alma; Lo oirán los mansos, y se alegrarán.

Salmos 44 : 8 ..
En Dios nos gloriaremos todo el tiempo, Y para siempre alabaremos tu nombre.

Isaías 45 : 25 ..
En Jehová será justificada y se gloriará toda la descendencia de Israel.

Jeremías 9 : 24 ..
Mas alábese en esto el que se hubiere de alabar :

En entenderme y conocerme, que yo soy Jehová, que hago misericordia, juicio y justicia en la tierra; porque estas cosas quiero, dice Jehová.

Romanos 2 : 17 ..
He aquí, tú tienes el sobrenombre de judío, y te apoyas en la ley, y te glorías en Dios.

1 Corintios 1 : 31 ..
Para que, como está escrito :

El que se gloría, gloríese en el Señor.

2 Corintios 10 : 17 - 18 ..
Mas el que se gloría, gloríese en el Señor; porque no es aprobado el que se alaba a sí mismo, sino aquel a quien Dios alaba.

#AsherSefardiesAbaunza


 
Siendo solo hombres no lograriamos ni la mitad de eso. Y su tumba hoy está vacía, demostrando que era hombre y procedia de Dios.
Cristo era la emanación de la Realidad, claro que la Realidad puede hacer real lo aparentemente sobrenatural, simplemente porque la desconocemos, ¿qué nos impide hacer milagros?, pues el desconocimiento.

La Realidad es importante considerarla como lo que Dios es, percibe y es su "Voluntas Dei", pues su Voluntad es siempre creativa, constructiva, amante. Así es como pude verlo revelado y ha sido el desconocimiento humano el que ha hecho "dual" a Dios, como destructor, asesino, antítesis de sí mismo y negación. Dios es veraz, no puede mentir, el ser humano si.

¿Cuantos milagros no son ahora mismo el día a día?, ¿cuantas posibilidades había de sacar vivos a aquellos pequeños tailandeses de la cueva de Tham Luang?, ¿cuantas veces resucitamos muertos hoy día?, ¿cuantas enfermedades curamos?, ¿cuantos "demonios" no somos capaces de sacar del interior de las personas?

Dios es la causa de nuestros milagros, porque Dios es la causa de la naturaleza en la que vivimos y aprendemos. Cuando Jesucristo miraba al Cielo y oraba a su Padre, hacía lo mismo que hacemos los seres humanos cuando estudiamos, cuando aprendemos, cuando buscamos la voluntad del Amor. Ese es el verdadero hacedor de milagros, el "Voluntas Dei" es ante todo encaminar nuestros pasos a conocer e imitar al Hijo, porque eso hacemos seamos creyentes o no, el milagro se obra en el Amor, que es en lo que creemos todos los seres humanos que viven buscando hacer el bien.
 





GLORIARSE EN EL SEÑOR



Cuando nos sale todo bien las cosas, queremos decírselos a otros o gritar a los cuatro vientos. Cuánta fe y cuánto sabemos, y cuánto nos esforzamos. Y vanagloriarnos y recibir su reconocimiento. Pero el reconocimiento es peligroso porque puede "Inflar nuestro orgullo".



¡Cuánto mejor es buscar la aprobación de Dios que la aprobación de los hombres!



De esa manera, cuando recibimos elogios, tendremos la libertad para darle el mérito a Dios.



¡¡Cuánta mayor bendición,en la vida espíritual del creyente que, gloriarse en él Señor.!!



... ✍️🏻... 📖 ..



Salmos 34 : 2 ..

En Jehová se gloriará mi alma; Lo oirán los mansos, y se alegrarán.



Salmos 44 : 8 ..

En Dios nos gloriaremos todo el tiempo, Y para siempre alabaremos tu nombre.



Isaías 45 : 25 ..

En Jehová será justificada y se gloriará toda la descendencia de Israel.



Jeremías 9 : 24 ..

Mas alábese en esto el que se hubiere de alabar :



En entenderme y conocerme, que yo soy Jehová, que hago misericordia, juicio y justicia en la tierra; porque estas cosas quiero, dice Jehová.



Romanos 2 : 17 ..

He aquí, tú tienes el sobrenombre de judío, y te apoyas en la ley, y te glorías en Dios.



1 Corintios 1 : 31 ..

Para que, como está escrito :



El que se gloría, gloríese en el Señor.



2 Corintios 10 : 17 - 18 ..

Mas el que se gloría, gloríese en el Señor; porque no es aprobado el que se alaba a sí mismo, sino aquel a quien Dios alaba.



#AsherSefardiesAbaunza










¿Por qué no ponés por obra lo que predicás?
 
Cristo era la emanación de la Realidad, claro que la Realidad puede hacer real lo aparentemente sobrenatural, simplemente porque la desconocemos, ¿qué nos impide hacer milagros?, pues el desconocimiento.

La Realidad es importante considerarla como lo que Dios es, percibe y es su "Voluntas Dei", pues su Voluntad es siempre creativa, constructiva, amante. Así es como pude verlo revelado y ha sido el desconocimiento humano el que ha hecho "dual" a Dios, como destructor, asesino, antítesis de sí mismo y negación. Dios es veraz, no puede mentir, el ser humano si.

¿Cuantos milagros no son ahora mismo el día a día?, ¿cuantas posibilidades había de sacar vivos a aquellos pequeños tailandeses de la cueva de Tham Luang?, ¿cuantas veces resucitamos muertos hoy día?, ¿cuantas enfermedades curamos?, ¿cuantos "demonios" no somos capaces de sacar del interior de las personas?

Dios es la causa de nuestros milagros, porque Dios es la causa de la naturaleza en la que vivimos y aprendemos. Cuando Jesucristo miraba al Cielo y oraba a su Padre, hacía lo mismo que hacemos los seres humanos cuando estudiamos, cuando aprendemos, cuando buscamos la voluntad del Amor. Ese es el verdadero hacedor de milagros, el "Voluntas Dei" es ante todo encaminar nuestros pasos a conocer e imitar al Hijo, porque eso hacemos seamos creyentes o no, el milagro se obra en el Amor, que es en lo que creemos todos los seres humanos que viven buscando hacer el bien.
Lo que el maestro hizo desafió las leyes, no se puede caminar sobre el agua, no era algo aparente, eso era sobrenatural, tanto que Pedro se asustó, poco experimentó de eso. No se puede cambiar del reino mineral al reino vegetal. Agua/vino, y vaya que era un buen vino.

Con 5 panes y 2 pececillos no se puede alimentar a 5000 mil hombres sin contar mujeres y niños y que sobren 12 cestas llenas. Eso fue sobrenatural. No tenemos que conocer como fue la realidad de las cosas, simplemente creerle a Dios, el hace las obras.

Si Dios te dice, ora por ese hombre que es ciego de nacimiento, no te dará explicaciones de cómo lo hará, que hará primero, si empezará por el iris, la córnea, la pupila, el cristalino, el humor vitreo, nervio óptico, el cristalino, etc...etc...etc Dios no busca cerebros. Busca corazones que le amen, le crean y obedezcan.

El Hijo de Dios siempre obedeció en la tierra que anduvo, y nada absolutamente nada hacía él que no le dijera el Padre qué hacer Juan 5:19, el Padre seguramente le dijo: "escupe abundante", "mezcla y haz lodo con eso", "úntale con tus dedos ese lodo al ciego" "Dile que se lave en el estanque de Enviado". Obedeció Jesús y ese ciego, regresó viendo Juan 9:1-12 Para muchos hoy en día si hiciéramos eso sería: "ridículo" "asqueroso" "anti higiénico" "va contra las normas de los virus"

Juan 14:12 De cierto, de cierto os digo: El que en mí cree, las obras que yo hago, él las hará también; y aun mayores hará, porque yo voy al Padre.

Se trata de creer, de actos de fe, de lo que él nos diga, no de razonamientos de la realidad.
 

Una “tercera posición” frente al calvinismo y el arminianismo.

El debate teológico entre el calvinismo y el arminianismo se centra en cómo Dios otorga la salvación: si es exclusivamente por la elección soberana de Dios (calvinismo) o si depende en parte de la respuesta humana en fe (arminianismo).
Se propone una “tercera posición” doctrinal que busca conciliar elementos de ambos sistemas y aportar un enfoque alternativo.
Esta tercera vía enfatiza la autoridad de Jesucristo (el Hijo) en el juicio final y en la decisión última sobre la salvación de cada individuo.
A continuación, analizamos cómo esta perspectiva aborda los puntos clave en disputa.


La total eficacia de la sangre de Cristo

La “tercera posición” sostiene que la muerte de Cristo realmente rescató a toda la humanidad del dominio de la muerte, colocándola bajo el señorío de Cristo, no solo a un grupo de elegidos.
Bíblicamente, sí vemos un alcance universal en la obra expiatoria de Jesús.
Se afirma que Cristo murió por todos, incluso por los que se pierden: Él es “el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo” y “la propiciación... por los pecados de todo el mundo”. Versículos como 1 Timoteo 2:6 dicen que Jesús “se dio a sí mismo en rescate por todos”, y Hebreos 2:9 añade que “gustó la muerte por todos”. Esto indica que su sangre tiene un valor infinito, suficiente para cada persona de la raza de Adán.
En la cruz, Cristo derrotó el poder de la muerte de una vez y para siempre, cumpliendo así la promesa de que “en Cristo todos serán vivificados” (1 Cor 15:22).

Esta visión se alinea con las Escrituras, aunque va más allá de las formulaciones calvinista y arminiana tradicionales.
Sugiere que Jesús, con su sacrificio, compró a la humanidad entera para Dios – incluso a quienes luego lo rechazan – cumpliendo profecías como Isaías 53:6 (“Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros”).
De hecho, Pedro habla de falsos maestros que niegan “al Amo que los compró”, lo cual implica que hasta ellos fueron adquiridos por la sangre de Cristo. Así, la expiación de Cristo es objetivamente suficiente y eficaz para salvar a cualquiera (“completa expiación de todo el pecado humano… suficiente para cada persona”); no hay ser humano fuera del alcance potencial de su sangre. Esto repercute en nuestra comprensión de la expiación: enfatiza un sacrificio ilimitado en valor y universal en ofrecimiento, que garantiza que el problema del pecado y la muerte fue resuelto de forma plena en Cristo. A diferencia del Calvinismo estricto (expiación limitada a los elegidos) o del Arminianismo clásico (expiación universal meramente potencial), aquí la sangre de Cristo logró verdaderamente una victoria sobre la muerte a favor de toda la raza humana, convirtiendo a Cristo en Señor de todos (Rom. 14:9).
Esa “eficacia total” no significa que todos se salven automáticamente (la respuesta humana sigue siendo necesaria), pero sí que el dominio de la muerte fue vencido objetivamente. En resumen, bíblicamente “donde abundó el pecado, sobreabundó la gracia” (Rom. 5:20-21), mostrando que la obra de Cristo es más poderosa que la condena de Adán. Esto le da a la expiación un carácter triunfante y suficiente, ofreciendo una base sólida para que cualquiera pueda ser salvo por gracia mediante la fe.


Distinción entre salir de la muerte y entrar en la vida eterna

Un aporte clave de esta tercera posición es diferenciar dos momentos en la obra redentora: (1) Salir de la muerte (ser liberados del poder/pena de la muerte) y (2) Entrar en la vida eterna (recibir la salvación plena). ¿Hace la Biblia tal distinción? Indicios sugerentes señalan que sí. Por ejemplo, 2 Timoteo 1:10 declara que Cristo Jesús “destruyó la muerte y sacó a luz la vida incorruptible mediante el evangelio”. Aquí vemos dos acciones: primero anular la muerte, luego manifestar la vida inmortal. Cristo, con su resurrección, venció a la muerte (quitándonos del “dominio de la muerte”) y, a través del evangelio, ofrece activamente vida eterna a quienes creen. De modo similar, Jesús afirma: “El que oye mi palabra y cree... ha pasado de muerte a vida” (Juan 5:24). Aunque en la experiencia del creyente ambos aspectos ocurren juntos, teológicamente podemos distinguir el hecho objetivo de que Cristo quitó el “aguijón de la muerte” para la humanidad (1 Cor 15:55-57) – es decir, proveyó rescate del veredicto de condenación – del acto subjetivo de recibir la vida eterna por la fe.

La resurrección universal enseña algo parecido: “En Adán todos mueren, así también en Cristo todos serán vivificados” (1 Cor 15:22). Pablo inmediatamente añade “pero cada uno en su debido orden: Cristo las primicias; luego los que son de Cristo” (v.23), indicando que gracias a Cristo todos resucitarán (saldrán de la muerte física), pero solo los que pertenecen a Él gozarán de la vida eterna gloriosa. Jesús habló de una “resurrección de vida” y otra de “condenación” (Juan 5:28-29), implicando que todos saldrán de la tumba, pero no todos entrarán en la vida eterna con Dios. Así, salir de la muerte (ser librados de su poder final) es un paso necesario que Cristo ganó para todos – la tumba ya no tiene la última palabra sobre el ser humano – mientras que entrar en la vida eterna es un regalo condicionado a la unión con Cristo.

Esta separación conceptual aporta una comprensión nueva que puede ayudar a resolver disputas Calvino-Arminianas. Los calvinistas subrayan que la muerte de Cristo efectuó realmente la salvación (pero lo aplican solo a los elegidos); los arminianos enfatizan que Cristo murió por todos (pero que solo es eficaz cuando el individuo cree). La tercera vía concilia ambas perspectivas: Cristo ganó algo real para todos –derrotó la sentencia de muerte que pesaba sobre todos en Adán–, pero la vida eterna plena se recibe libremente por fe –solo los que creen efectivamente disfrutan de la salvación eterna. Así, Dios “hizo su parte” universal y unilateralmente (nadie permanecerá bajo la muerte por culpa de Adán, pues Cristo revertió esa condena (1 Corintios 15:22)), pero exige la respuesta personal para vivir eternamente. Esto parece alinearse con Romanos 5:18, donde un solo acto de justicia resultó en “justificación de vida para todos los hombres” (provisión general), más en el siguiente verso aclara que solo “los muchos” que reciben la gracia serán constituidos justos.
En suma, la Biblia permite ver la obra de Cristo en dos fases: una universal (quitarnos de la muerte) y otra personal (darnos la vida eterna). Entenderlo así puede dar luz nueva a viejos debates, evitando el falso dilema de “¿murió por todos o solo por algunos?”. Murió por todos sacándonos de la condenación de muerte, para que quienes crean reciban la vida eterna.
Esto conserva tanto la soberanía y eficacia de la cruz como la necesidad de la fe, de una forma muy acorde a la enseñanza global de la Escritura.


El bautismo como identificación con la muerte y resurrección de Cristo

La tercera posición subraya el rol del bautismo (entendido como sinónimo de la conversión inicial del creyente) como el medio de identificación con la muerte y resurrección de Jesús. En el Nuevo Testamento, el bautismo no es un mero rito vacío, sino que simbólica y espiritualmente une al creyente con Cristo en Su obra redentora. Romanos 6:3-4 enseña que todos los creyentes, al ser bautizados en Cristo, fuimos “sepultados juntamente con Él para muerte”, para que así como Cristo resucitó, también nosotros llevemos una vida nueva. Es decir, por la fe (expresada en el bautismo) nos hacemos partícipes de la muerte de Cristo, muriendo al pecado, y partícipes de Su resurrección, naciendo a una vida distinta. Pablo enfatiza que esta unión con la muerte de Jesús nos libera de la vieja relación con la Ley y el pecado: “Nuestro viejo hombre fue crucificado” y “el que ha muerto, ha sido justificado del pecado” (Rom 6:6-7).

En coherencia con esto, la Biblia presenta el bautismo como el punto de transición entre el régimen de la Ley (que nos condenaba) y el régimen de la Gracia en Cristo. Cuando uno se bautiza (acompañado de fe y arrepentimiento), está declarando y experimentando que ha muerto con Cristo. “Hemos sido unidos a Él en la semejanza de su muerte” –dice Rom. 6:5–, y por tanto la condena de la Ley ya ha caído sobre nosotros en Cristo. De hecho, se puede decir que en esa unión con la muerte de Jesús, la pena que la Ley exigía quedó satisfecha: “la ley nos condenó y fuimos sentenciados y ejecutados [en Cristo] y nos considera muertos”. Así, al morir con Cristo, el creyente queda libre de la Ley en cuanto a su condenación (Rom. 7:4, “habéis muerto a la Ley mediante el cuerpo de Cristo”). Pero el evangelio no termina en la muerte: también resucitamos con Cristo a una vida nueva. Romanos 6:4 afirma que el propósito de ser sepultados con Él es que “andemos en vida nueva”. Colosenses 2:12 lo resume: “sepultados con Él en el bautismo, en el cual fuisteis también resucitados con Él, mediante la fe”. Por tanto, en el bautismo entramos en la gracia, en la vida resucitada de Jesús. Esto se relaciona directamente con la justificación, porque al unirnos a Cristo somos cubiertos por su justicia (Gál. 3:27: “todos los que habéis sido bautizados en Cristo, de Cristo os habéis revestido”). Nuestros pecados quedan borrados (Hch. 22:16) y pasamos a estar “en Cristo”, posición en la cual “ninguna condenación hay” (Rom. 8:1).

De esta manera, el bautismo, más que un simple símbolo aislado, es la señal externa de una realidad profunda: el creyente muere al pecado y al orden antiguo y renace a la vida de la gracia. La tercera posición recalca correctamente lo que el Nuevo Testamento enseña: somos salvos por gracia, pero esa gracia nos llega al ser unidos a la muerte y resurrección de Jesucristo. Y esa unión es precisamente lo que el bautismo representa y sella. Así se entiende que la salvación no es por obras de la Ley, sino por estar incorporados a Cristo Jesús. En resumen, la enseñanza bíblica respaldada por textos como Romanos 6 y Gálatas 2:20 es que hemos muerto con Cristo y resucitado con Él, y “ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí”. Esto conecta la justificación (morir a la pena del pecado bajo la Ley) con la gracia (vivir ahora para Dios en Cristo). La tercera vía, al enfatizar el bautismo como entrada en esa nueva realidad, simplemente toma en serio el lenguaje radical del Nuevo Testamento acerca de nacer de nuevo, morir y resucitar con Cristo. Es una perspectiva muy bíblica, que además unifica la comprensión de la fe, la gracia y la santificación inicial en la vida del creyente.


El Señorío absoluto de Cristo

Otro pilar de esta “tercera posición” es el señorío absoluto de Cristo en la salvación: toda la obra salvífica está colocada en manos de Jesús como Mediador. Esto significa que Cristo tiene la autoridad total sobre quién y cómo se salva, conforme a la voluntad del Padre. Bíblicamente, vemos que el Padre entregó toda potestad al Hijo en relación con la humanidad: “le has dado potestad sobre toda carne, para que dé vida eterna a todos los que le diste” (Juan 17:2). Jesús mismo declara después de resucitar: “Toda autoridad me es dada en el cielo y en la tierra” (Mat. 28:18). Y en Juan 5:22 se afirma que el Padre no juzga a nadie, sino que todo juicio lo confió al Hijo. Estos textos muestran que Cristo es el Señor soberano sobre toda la creación y específicamente sobre la raza humana, con la doble prerrogativa de dar vida y ejecutar juicio. En palabras del comentario de Juan 17:2, mientras dure el día de la gracia Jesús usa su autoridad “sobre toda la raza humana” para otorgar salvación, y en el futuro ejercerá esa misma autoridad en el juicio.

¿Cómo contrasta esto con las concepciones clásicas de la elección en el calvinismo y el arminianismo?

En el calvinismo tradicional, la elección es un decreto eterno del Padre por el cual Él escoge a ciertos individuos para ser redimidos por Cristo – el énfasis recae en la decisión previa de Dios Padre.

En el arminianismo, la elección depende de la respuesta humana prevista – Dios elige a quienes Él sabe que van a creer, y Cristo muere por todos ofreciendo salvación condicionada a esa fe.

En ambos casos, podríamos decir que Cristo realiza la salvación de acuerdo a un plan o condición externa a Él mismo (el decreto incondicional en un caso, la fe prevista del hombre en el otro).
La tercera posición, en cambio, centra todo el plan de salvación en la persona de Jesús: el Padre ha entregado a Él tanto el derecho de salvar (dar vida eterna) como el derecho de juzgar.
Cristo es, entonces, el Elegido por excelencia (Isaías 42:1, Ef. 1:4) y los hombres llegan a ser “elegidos” solamente en relación con Él (es decir, perteneciendo a Cristo por la fe). Esto difiere de las otras visiones al presentar la salvación menos como una “lista” de elegidos y más como un Señor vivo que llama a todos y tiene misericordia de quienes acuden a Él. “El Padre ama al Hijo, y todas las cosas ha entregado en su mano” (Juan 3:35); “le dio autoridad sobre todos”.
Así, en vez de ver la salvación como algo predeterminado aparte de Cristo, esta postura la ve totalmente encabezada y administrada por Cristo mismo como Mediador y Rey.

Las implicaciones bíblicas de esto son muy hermosas.

1 Timoteo 2:5-6 proclama a Jesucristo como “un solo mediador entre Dios y los hombres” que “se dio en rescate por todos”.
Jesús es el camino exclusivo a Dios (Juan 14:6), pero al mismo tiempo es un camino abierto a todos, pues “el que a mí viene, no le echo fuera” (Juan 6:37).
Bajo su señorío, la oferta de salvación es universal (Él tiene autoridad sobre toda carne), pero la concesión efectiva de la “vida eterna” la hace Él a “todos los que el Padre le da” – es decir, a los que responden al evangelio (ver Juan 17:2). En términos prácticos, esto enfatiza la soberanía de Cristo: nadie más decide quién es salvo o no, sino Jesucristo mismo, conforme a su justicia y gracia. El Padre, lejos de ser reacio, “no envió a su Hijo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por Él” (Juan 3:17). Así que toda la economía de la salvación está en manos del Hijo de Dios, nuestro Redentor. Esto encaja con la Biblia, que presenta a Cristo exaltado como Señor de vivos y muertos (Romanos 14:9) y poseedor de “las llaves de la muerte y del Hades” (Apoc. 1:18).

La tercera posición simplemente toma en serio esa realidad: Jesús es el Rey y Juez de toda la humanidad, y en Él se decide el destino eterno de cada persona. Teológicamente, puede verse como una alternativa más bíblica porque ancla la elección y la seguridad en una relación con Cristo (el Mediador viviente) más que en un decreto secreto o en el frágil albedrío humano.
Cristo ya reúne en sí el amor de Dios por todos y la autoridad sobre todos – de modo que mirar a Él es la única manera de entender quién y cómo se salva uno.


La relación entre la Ley y la gracia

La propuesta de la tercera vía busca armonizar correctamente la vigencia de la Ley en cuanto a la condenación del pecado, con la gracia como único medio de salvación.
En otras palabras, reconoce que la Ley de Dios (sus mandamientos justos) sigue teniendo autoridad para definir el bien y el mal y declarar culpable al pecador, pero afirma que solo la gracia de Cristo puede rescatar al pecador de esa culpabilidad. Este equilibrio es fundamental en la Biblia. Pablo argumenta en Romanos que la Ley fue dada para que el pecado “abundase” (se hiciera evidente y aumentara su gravedad) (Romanos 5), de modo que todo el mundo quede bajo juicio de Dios y callen todas las excusas (Rom. 3:19-20). La función de la Ley es mostrarnos nuestra ruina: “por las obras de la ley ningún ser humano será justificado… pues por medio de la ley es el conocimiento del pecado” (Rom. 3:20). En eso, esta posición coincide con la ortodoxia protestante: el propósito de la Ley nunca fue salvarnos, sino revelarnos nuestra necesidad de salvación.

¿Significa esto que la Ley quedó anulada?
No en el sentido de ser abolida moralmente – la santidad que exige es reflejo del carácter de Dios, inmutable.
Pero en cuanto a lograr salvación, la Ley es completamente impotente debido a nuestra carne (Rom. 8:3).
La tercera posición insiste en que la gracia es el único medio de salvación, lo cual es 100% bíblico: “Porque por gracia sois salvos, por medio de la fe… no por obras” (Ef. 2:8-9).
Donde esta postura aporta claridad es en mostrar cómo se relacionan estos dos principios sin contradecirse.
Afirma que la Ley sigue vigente para condenar al pecador fuera de Cristo –es decir, todo aquel que no esté bajo la gracia permanece “bajo la ley” y, por tanto, bajo maldición porque no puede cumplirla (Gál. 3:10).
Pero al mismo tiempo, enseña que Cristo satisfizo plenamente las demandas de la Ley por nosotros. En la cruz, Jesús pagó la deuda legal del pecado: “Todas las demandas de la Justicia Divina fueron satisfechas para siempre”.
Por tanto, para el que está en Cristo, la Ley ya no tiene potestad condenatoria, puesto que la pena fue cumplida.
“Cristo nos redimió de la maldición de la Ley, hecho por nosotros maldición” (Gál. 3:13). Esto permite entender versos como Romanos 10:4: “el fin (término) de la ley es Cristo, para justicia a todo aquel que cree”. Es decir, cuando uno cree en Cristo, la justicia que la Ley demandaba le es concedida por gracia.

La armonía entre Ley y gracia se ve también en Romanos 5:20-21: “cuando el pecado abundó (bajo la Ley), sobreabundó la gracia; para que así como el pecado reinó para muerte, así también la gracia reine por justicia para vida eterna por medio de Jesucristo”.
Dios no ignoró la Ley; al contrario, la cruz exhibe cuán justo y santo es Dios, que no dejó el pecado sin castigo. Pero en lugar de derramar su ira sobre nosotros, la derramó sobre su propio Hijo – mostrando justicia y ofreciendo gracia (Rom. 3:25-26).
La Ley conserva su papel: el de mostrar el pecado en toda su maldad y dejarnos “encerrados” bajo el pecado (Gál. 3:22), de modo que la promesa se dé por gracia a los que creen.
La gracia, por su lado, reina ahora “mediante justicia” –no en la ausencia de justicia, sino satisfecha la justicia en Cristo, la gracia puede reinar para vida eterna. Esto corrige errores de otras posturas: por un lado, evita cualquier tinte de legalismo (pensar que podemos ganar o mantener el favor de Dios por cumplir la Ley) – cosa que tanto calvinistas como arminianos rechazan doctrinalmente, aunque en la práctica algunos arminianos puedan caer en inseguridad ligada al desempeño.
Por otro lado, evita el antinomianismo (rechazo de la Ley) al afirmar que quien rechaza a Cristo sigue bajo toda la fuerza condenatoria de la Ley, y aun el creyente, aunque libre de la condena, aprende la santidad que la Ley apuntaba por medio de la gracia (Tito 2:11-12).

En resumen, la tercera posición presenta la Ley y la gracia en sus roles bíblicos correctos: la Ley, “santa, justa y buena” (Rom. 7:12), define la voluntad de Dios y deja al mundo culpable, sin poder salvar; la gracia, por medio de Cristo, provee el único rescate para esa culpa, otorgando gratuitamente la salvación que la Ley demandaba pero que no podía otorgar. Esto es exactamente el mensaje del evangelio en Pablo: “el pecado, por el mandamiento, vino a ser sobremanera pecaminoso” (Rom. 7:13), “mas Dios, habiendo pasado por alto los pecados... demuestra su justicia... a fin de ser Él justo, y el que justifica al que es de la fe de Jesús” (Rom. 3:25-26). La ventaja de esta perspectiva es que resuelve las tensiones: no relativiza la Ley (como temen algunos calvinistas cuando se enfatiza demasiado la oferta gratuita, pensando que se hará barata la gracia), ni compromete la gracia (como temen algunos arminianos cuando se recalca demasiado la incapacidad humana bajo la Ley).
En Cristo, justicia y misericordia se besan (Sal. 85:10). La Ley nos condenó justamente, pero Cristo tomó esa condena y ahora la gracia de Dios reina para salvación. Así, esta tercera vía parece mantener el equilibrio bíblico de que “por la ley es el conocimiento del pecado” y “estamos justificados gratuitamente por su gracia” (Rom. 3:20,24).


Seguridad de la salvación y juicio final

Finalmente, evaluamos si esta “tercera vía” proporciona una comprensión equilibrada de la seguridad de salvación del creyente de cara al juicio final. Uno de sus énfasis es que el juicio ha sido entregado a Cristo (Juan 5:22), y que el criterio determinante en dicho juicio será únicamente la fe – es decir, nuestra relación con Cristo.
La Escritura respalda fuertemente esta idea: “El que cree en Él, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado” (Juan 3:18).
En el día final, el único fundamento para absolución será estar “inscrito en el libro de la vida del Cordero” (Apoc. 20:15), lo cual equivale a haber puesto la fe en Cristo en esta vida. Por tanto, un creyente no debe temer que en el juicio Dios saque un “segundo criterio” secreto – somos justificados por la fe ahora, y seremos declarados justos por esa misma fe en el último día. Como afirma Romanos 5:9, “justificados en su sangre, por Él seremos salvos de la ira”. Un autor lo expresó así: “Esta seguridad es la certeza de la absolución futura en el Juicio Final”, porque Cristo satisfizo todas las demandas de justicia en la cruz, garantizando desde ya el veredicto favorable para quien está en Él.
En otras palabras, la justificación presente del creyente es un anticipo real del veredicto final: “ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús” (Rom. 8:1), y esa “ninguna condenación” es válida hoy y en el día del Juicio.

La tercera posición, al colocar toda la salvación en manos de Cristo, ofrece una profunda seguridad.

Si Cristo es el juez y Cristo es el salvador, ¿habrá alguna doble vara? Jesús mismo promete: “El que oye mi palabra y cree... no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida” (Juan 5:24).
El creyente puede estar confiado en que no enfrentará la ira de Dios porque Cristo ya la enfrentó en su lugar. De hecho, si estamos en Cristo, “no seremos juzgados por Dios conforme a nuestros pecados, sino que estaremos ante Dios revestidos de la... justicia de Cristo”.
La idea de que la fe en Jesús es el único criterio elimina la incertidumbre que a veces aflige a quienes carecen de claridad doctrinal.
Por ejemplo, en el calvinismo mal entendido, algunos se angustian preguntándose “¿soy uno de los elegidos?”; aquí la respuesta es sencilla: ¿Tienes a Cristo? Entonces eres suyo“El que tiene al Hijo, tiene la vida” (1 Juan 5:12). En el arminianismo, otros temen “¿perderé mi salvación si fallo?”; la tercera vía respondería: mientras sigas confiando en Cristo, nadie te arrebatará de su mano, pues Él es poderoso para guardarte (Juan 10:28, 1 Ped. 1:5).
No se trata de una seguridad falsa que ignore la apostasía – si uno finalmente rechaza a Cristo por incredulidad persistente, entonces sí se sitúa fuera de la única “zona segura”. Pero para quien permanece en la fe, “tenemos paz para con Dios” (Rom. 5:1) y podemos tener plena certeza de nuestra salvación.

Asimismo, esta posición pinta un cuadro del Juicio de Cristo consistente con el Evangelio: Cristo juzgará a toda la humanidad con total autoridad, separando a quienes creyeron de quienes no. Para los primeros, será confirmación de la vida eterna (Mateo 25:34, “venid, benditos… heredad el reino”); para los otros, la justa condena (Mateo 25:41).
No hay espacio para incertidumbre sobre los requisitos: “el que no cree ya ha sido condenado por no haber creído” (Jn 3:18). Al enfatizar que la fe es el único criterio de justificación, la tercera vía excluye cualquier mezcla de obras o méritos en la ecuación de la salvación final, a la vez que espera evidencias de esa fe (obras) solo como fruto natural y no como base del veredicto.
Esto equilibra la exhortación a perseverar en santidad con la confianza absoluta en la promesa de Dios. 1 Juan 5:13 declara: “Estas cosas os he escrito... para que sepáis que tenéis vida eterna, vosotros que creéis en el nombre del Hijo de Dios.” Justamente, al aclarar doctrinalmente como Cristo ha tomado en sus manos todo asunto referente a nuestra salvación –desde proveer expiación hasta interceder como sumo sacerdote y finalmente recibirnos como juez misericordioso–, el creyente puede descansar en Cristo completo.
Como dice Hebreos 7:25, Jesús “puede salvar completamente a los que por medio de Él se acercan a Dios”. En definitiva, esta teología proporciona un fundamento sólido para una seguridad de salvación que no es presunción, sino confianza en la fidelidad de Cristo. Nos permite esperar el juicio final sin terror, como “más que vencedores” en Aquel que nos amó (Rom. 8:37), sabiendo que “si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros?” (Rom. 8:31) y que nada nos separará del amor de Dios en Cristo. Esto elimina la angustia que produce una comprensión inadecuada de la salvación – ya sea la ansiedad calvinista de la autoevaluación obsesiva de la elección secreta, o la ansiedad arminiana de pensar que cada pecado nos arranca de la gracia.
En Cristo, nuestro abogado y rey, tenemos seguridad presente y futura, pues “Él es tanto el Dador como el Preservador de nuestra salvación”.


Conclusión

Al analizar estos puntos, parece que esta “tercera posición” teológica sí ofrece una alternativa bíblica y sistemática a las tradicionales posturas calvinista y arminiana.

Integra la verdad de que Cristo murió por todos con la verdad de que solo por la fe somos salvos, sin caer en extremos.
Cada uno de los elementos revisados tiene sólido respaldo en las Escrituras: la victoria total de Cristo sobre la muerte y el pecado a favor de la humanidad, la necesidad de apropiación personal de la vida eterna (Juan 3:16, 5:24), la unión con Cristo en su muerte y resurrección (Rom. 6:4, Gál. 2:20), la autoridad suprema de Cristo sobre la salvación (Mat. 28:18, Juan 17:2), la función condenatoria de la Ley versus el poder salvífico de la gracia (Rom. 3:19-24, 5:20) y la certeza de la salvación para el creyente que espera el juicio (Rom. 8:1, 5:9).
En conjunto, este enfoque pinta un panorama muy cristocéntrico y coherente: Dios ha puesto todo el plan de redención en Jesús, quien logró objetivamente la reconciliación del mundo (2 Cor. 5:19) y ahora llama a todos a entrar en esa reconciliación por medio de la fe.

¿Resuelve esto problemas de las otras posturas?
En gran medida, sí.

Ofrece la seguridad de que la expiación no se “queda corta” para nadie (evitando la limitación rígida calvinista) a la vez que sostiene que solo son salvos quienes creen (evitando el universalismo y haciendo justicia al llamado al arrepentimiento, tal como defiende el arminianismo).
Enfatiza la iniciativa y soberanía de Dios en Cristo sin negar la responsabilidad humana de responder.
Mantiene la santidad inquebrantable de la Ley pero la ubica en su lugar correcto como antesala de la gracia.
Y provee a los creyentes una base objetiva para su seguridad: la obra consumada de Cristo y Su fiel mediación, en lugar de nuestras variables emociones o logros.

Por supuesto, ninguna construcción teológica humana es perfecta; habría que seguir escudriñando las Escrituras para pulir detalles.
Pero en principio, esta “tercera vía” parece honrar el alcance universal y la eficacia de la cruz de Cristo simultáneamente, algo que es profundamente bíblico.

En conclusión, la tercera posición se perfila como una síntesis sólida que podría ser más fiel a la totalidad de la Escritura en cuanto al plan de salvación.

No se alinea con un sistema teológico histórico en particular, sino con el esfuerzo de tomar todos los datos bíblicos en serio: Dios quiere que todos se salven (1 Tim. 2:4) y proveyó en Cristo medios suficientes para ello, pero también ha determinado que solo en Cristo y por la fe se efectúe la salvación (Juan 3:36, Hechos 4:12).

Esta postura ensalza a Cristo como Salvador del mundo y Señor de todo, a quien “se ha dado un nombre sobre todo nombre” (Fil. 2:9-11) y delante de quien un día se presentarán tanto vivos como muertos.
En ese sentido, ofrece una visión doxológica y bíblica: toda la gloria de la salvación pertenece a Jesucristo –Su sangre, Su gracia y Su poder–, y el ser humano es invitado, sin mérito propio, a salir de la muerte y entrar en la vida eterna rendido ante el señorío amoroso del Redentor.

Esto ciertamente presenta una alternativa teológica atractiva por su fidelidad a la Escritura y por su capacidad de brindar coherencia y esperanza al pueblo de Dios.
 
REFLEXIÓN

A mí, particularmente, esto de las posiciones teológicas me resbala.

Me desagrada perder el tiempo con aquellos que quieren encasillar un proyecto divino, increado, por cuanto fue diseñado antes de la Creación (1P.1:18-20), lo que le otorga la virtud de ser un proyecto Eterno, en el cual participan el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, antes de la fundación del mundo, o como bien leemos en 2 de Tim. 1:9, antes del comienzo de los siglos, es decir en el mismo escenario de la ETERNIDAD.

El pecado no apartó simplemente al hombre de Dios, sino que apartó a Dios del hombre. Un Dios santo y justo no podía por menos que considerarle como enemigo. Pero «siendo enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo». Y «por el Señor nuestro Jesucristo» en aquellos que creemos que «hemos recibido ahora la reconciliación» (Ro.5:10).

Si no entendemos cabalmente lo que significó la doctrina de la reconciliación, ¿Con qué entendimiento entonces vamos a pontificar sobre quien se pierde o quien se salva?

Es mucho mejor guardar silencio ante la magnitud de lo que sucedió en contra de Cristo allí en la Cruz.

Toda la ira de Dios cayó sobre el inocente Hijo de Dios.

Mar 15:33Cuando vino la hora sexta, hubo tinieblas sobre toda la tierra hasta la hora novena.
Tres horas el Señor recibiendo la ira de Dios, por causa nuestra.

Sal 88:7Sobre mí reposa tu ira, Y me has afligido con todas tus ondas. Selah

No bien finaliza la primera oleada de ira, y ya viene la otra encima, la ira es continua, no cesa, hasta la hora novena.

En vano intenta sondear el Querubín la angustia existencial que vivió el Señor por culpa mía y solo mía.

¿Cómo se atreven a blasfemar que el fruto de la aflicción del alma de mi Señor ha sido en vano?

¿Quién les ha dado autoridad para pontificar sobre lo que no deben?

Solamente el amor de Dios Padre lo entiende (Jn.3:16).

Y en el mismo momento que Cristo expiró, la Justicia de Dios fue satisfecha (2Cor.5:21).

Dios no nos ha creado para que nos glorifiquemos como jueces sobre quien es salvo y quien no.

Es verdad que nos manda que juzguemos con justo juicio, pero en este sentido de la salvación, comenzando por mí mismo, he pecado al erigirme como juez condenando a otro porque lo contemplo arrodillado ante una estatua de la virgen, o de san Pedro, o de Jesús, que el Señor me perdone, pero la cruda realidad es que el ladrón en la Cruz no era devoto a nada, y tampoco su vida era un ejemplo de virtud, pero la gracia de Cristo lo alcanzó minutos antes abandonar el cuerpo (2P.1:14).

Todos podemos reconsiderar nuestro andar ante Cristo y corregir lo deficiente en nosotros mismos, en lugar de estar pontificando sobre lo que no nos compete, pues es un área potestativa de Dios Padre y del Señor Jesucristo.
 
REFLEXIÓN
A mí, particularmente, esto de las posiciones teológicas me resbala.
Si a Dios se le antoja hablarme sobre ciertas cosas y me las explica con tanto detalle, a mí particularmente me emociona.
Me desagrada perder el tiempo con aquellos que quieren encasillar un proyecto divino...
Bueno no se trata de encasillar sino de lo contrario.
La división de la iglesia me causa mucho dolor y el buscar a Dios por respuestas se me hizo una necesidad.
No tenés que leer.
Con todo a alguno le interesará.
 
¿Por qué no ponés por obra lo que predicás?



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