Rogelio,
muy sinceramente te sugiero que no te aceleres, mi hermano, a escribir sin mediar el animo de aportar para edificación.
Para esta ocasión rectificas parte de tu anterior enseñanza y para la ocasion dices que: “La buena obra de velar es “una practica natural del Don de la perseverancia en la fe del creyente genuino”,
Rogelio, velar no es una buena obra. Es un deber para nuestro propio beneficio. El soldado que vela evita ser neutralizado por el enemigo, cuando menos lo espera. Asi que velar es una obligación, no una obra.
Ojala velar se convierta en “una practica natural” del creyente.
Velar, hacer guardia, estar preparados, aparte de que no es “una practica natural” tampoco es un Don “la perseverancia en la fe”.
No existe ese Don, porque perseverar es responsabilidad de cada quien.
Tampoco existe el “creyente genuino”, porque si hemos de perseverar, de procurar y de velar, es precisamente, porque eso de la genuinidad no es biblico.
Todos hemos de comparecer al tribunal de Cristo y ahí sabremos cuan genuinos fuimos… y con base a los talentos recibidos.
Entre las obras preparadas por Dios para que andemos en ellas no existe la que mencionas. Entre las obras esta darle de beber al sediento, vestir al desnudo, dar de comer al hambriento, tanto en lo espiritual como en lo fisico.
Los que somos de Cristo lo sabremos, en primera instancia, el dia del arrebatamiento.
10Conforme a la gracia de Dios que me ha sido dada, yo como perito arquitecto puse el fundamento, y otro edifica encima; pero cada uno mire cómo sobreedifica. 11Porque nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es Jesucristo. 12Y si sobre este fundamento alguno edificare oro, plata, piedras preciosas, madera, heno, hojarasca, 13la obra de cada uno se hará manifiesta; porque el día la declarará, pues por el fuego será revelada; y la obra de cada uno cuál sea, el fuego la probará. 14Si permaneciere la obra de alguno que sobreedificó, recibirá recompensa. 15Si la obra de alguno se quemare, él sufrirá pérdida, si bien él mismo será salvo, aunque así como por fuego (1 Cor.3).
Enseñas que “es parte de la Obra Preparada por Dios de antemano para que los que son de Cristo y que le han sido entregados por El Padre anden en ella”
Pero en ese sentido, quienes le fueron entregados a Jesús por el Padre fueron sus once apóstoles: “6He manifestado tu nombre a los hombres que del mundo me diste; tuyos eran, y me los diste, y han guardado tu palabra. 7Ahora han conocido que todas las cosas que me has dado, proceden de ti; 8porque las palabras que me diste, les he dado; y ellos las recibieron, y han conocido verdaderamente que salí de ti, y han creído que tú me enviaste. 9Yo ruego por ellos; no ruego por el mundo, sino por los que me diste; porque tuyos son, 10y todo lo mío es tuyo, y lo tuyo mío; y he sido glorificado en ellos. 11Y ya no estoy en el mundo; mas éstos están en el mundo, y yo voy a ti. Padre santo, a los que me has dado, guárdalos en tu nombre, para que sean uno, así como nosotros. 12Cuando estaba con ellos en el mundo, yo los guardaba en tu nombre; a los que me diste, yo los guardé, y ninguno de ellos se perdió, sino el hijo de perdición, para que la Escritura se cumpliese. 13Pero ahora voy a ti; y hablo esto en el mundo, para que tengan mi gozo cumplido en sí mismos. 14Yo les he dado tu palabra; y el mundo los aborreció, porque no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo. 15No ruego que los quites del mundo, sino que los guardes del mal. 16No son del mundo, como tampoco yo soy del mundo. 17Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad. 18Como tú me enviaste al mundo, así yo los he enviado al mundo. 19Y por ellos yo me santifico a mí mismo, para que también ellos sean santificados en la verdad.
20Mas no ruego solamente por éstos, sino también por los que han de creer en mí por la palabra de ellos, 21para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste. 22La gloria que me diste, yo les he dado, para que sean uno, así como nosotros somos uno. 23Yo en ellos, y tú en mí, para que sean perfectos en unidad, para que el mundo conozca que tú me enviaste, y que los has amado a ellos como también a mí me has amado. 24Padre, aquellos que me has dado, quiero que donde yo estoy, también ellos estén conmigo, para que vean mi gloria que me has dado; porque me has amado desde antes de la fundación del mundo. 25Padre justo, el mundo no te ha conocido, pero yo te he conocido, y éstos han conocido que tú me enviaste. 26Y les he dado a conocer tu nombre, y lo daré a conocer aún, para que el amor con que me has amado, esté en ellos, y yo en ellos”.
Es cierto que “los Hijos de Dios que velan y perseveran dan Gloria y honra a Dios por ello, no a sí mismos”, pero los hijos de Dios que realmente velan y perseveran y asi dan gloria y honra a Dios y al Cordero, buscan para si mismos GLORIA, HONRA e INMORTALIDAD (Ro. 2.7).
”Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas”(Ef. 2)
Hermano, siendo sinceros con nosotros mismos, ¿a cuál de todas esas obras que “Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas” nos dedicamos con abnegación y sacrificio?
En cuanto a la “Doctrina Revelada”, pues toda la doctrina ha sido revelada y ella es la que debemos oir, hacer, enseñar y en ella perseverar.
“Mis ovejas OYEN mi voz, y yo las conozco, y me siguen, y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano. Mi Padre que me las dio, es mayor que todos, y nadie las puede arrebatar de la mano de mi Padre. Yo y el Padre uno somos” (Juan 10:27-30)
Hermano, ¿escuchas tu realmente la voz de Jesús?
Un dia Jesús dira a muchos que se creyeron creyentes genuinos que se consideraron OVEJAS de Jesus: “Señor, Señor: en tu nombre hicimos muchos milagros, echamos fuera demonios y profetizamos”.
Cuanta conviccion: al llamar a Jesús SEÑOR, SEÑOR han reconocido ser ovejas de Cristo, y al reclamar su derecho de ser parte del arrebatamiento, porque en el nombre de Jesús, a quien reconocen como su Señor y Salvador, hicieron MUCHOS milagros (¡gloria a Dios y al Hijo!).
Qué bendicion para quienes fueron sanados por ellos, en el nombre de Jesús, claro. Ser sanado de una enfermedad es maravilloso, sin duda alguna. ¿Cómo llegar a pensar siquiera que uno de esos siervos vaya a ser ignorado por Jesús?
Muchos otros convencidos de ser creyentes genuinos echaron fuera demonios y profetizaron, y aun asi seran llamados por Jesús, “hacedores de maldad”.
En el amor
muy sinceramente te sugiero que no te aceleres, mi hermano, a escribir sin mediar el animo de aportar para edificación.
Para esta ocasión rectificas parte de tu anterior enseñanza y para la ocasion dices que: “La buena obra de velar es “una practica natural del Don de la perseverancia en la fe del creyente genuino”,
Rogelio, velar no es una buena obra. Es un deber para nuestro propio beneficio. El soldado que vela evita ser neutralizado por el enemigo, cuando menos lo espera. Asi que velar es una obligación, no una obra.
Ojala velar se convierta en “una practica natural” del creyente.
Velar, hacer guardia, estar preparados, aparte de que no es “una practica natural” tampoco es un Don “la perseverancia en la fe”.
No existe ese Don, porque perseverar es responsabilidad de cada quien.
Tampoco existe el “creyente genuino”, porque si hemos de perseverar, de procurar y de velar, es precisamente, porque eso de la genuinidad no es biblico.
Todos hemos de comparecer al tribunal de Cristo y ahí sabremos cuan genuinos fuimos… y con base a los talentos recibidos.
Entre las obras preparadas por Dios para que andemos en ellas no existe la que mencionas. Entre las obras esta darle de beber al sediento, vestir al desnudo, dar de comer al hambriento, tanto en lo espiritual como en lo fisico.
Los que somos de Cristo lo sabremos, en primera instancia, el dia del arrebatamiento.
10Conforme a la gracia de Dios que me ha sido dada, yo como perito arquitecto puse el fundamento, y otro edifica encima; pero cada uno mire cómo sobreedifica. 11Porque nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es Jesucristo. 12Y si sobre este fundamento alguno edificare oro, plata, piedras preciosas, madera, heno, hojarasca, 13la obra de cada uno se hará manifiesta; porque el día la declarará, pues por el fuego será revelada; y la obra de cada uno cuál sea, el fuego la probará. 14Si permaneciere la obra de alguno que sobreedificó, recibirá recompensa. 15Si la obra de alguno se quemare, él sufrirá pérdida, si bien él mismo será salvo, aunque así como por fuego (1 Cor.3).
Enseñas que “es parte de la Obra Preparada por Dios de antemano para que los que son de Cristo y que le han sido entregados por El Padre anden en ella”
Pero en ese sentido, quienes le fueron entregados a Jesús por el Padre fueron sus once apóstoles: “6He manifestado tu nombre a los hombres que del mundo me diste; tuyos eran, y me los diste, y han guardado tu palabra. 7Ahora han conocido que todas las cosas que me has dado, proceden de ti; 8porque las palabras que me diste, les he dado; y ellos las recibieron, y han conocido verdaderamente que salí de ti, y han creído que tú me enviaste. 9Yo ruego por ellos; no ruego por el mundo, sino por los que me diste; porque tuyos son, 10y todo lo mío es tuyo, y lo tuyo mío; y he sido glorificado en ellos. 11Y ya no estoy en el mundo; mas éstos están en el mundo, y yo voy a ti. Padre santo, a los que me has dado, guárdalos en tu nombre, para que sean uno, así como nosotros. 12Cuando estaba con ellos en el mundo, yo los guardaba en tu nombre; a los que me diste, yo los guardé, y ninguno de ellos se perdió, sino el hijo de perdición, para que la Escritura se cumpliese. 13Pero ahora voy a ti; y hablo esto en el mundo, para que tengan mi gozo cumplido en sí mismos. 14Yo les he dado tu palabra; y el mundo los aborreció, porque no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo. 15No ruego que los quites del mundo, sino que los guardes del mal. 16No son del mundo, como tampoco yo soy del mundo. 17Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad. 18Como tú me enviaste al mundo, así yo los he enviado al mundo. 19Y por ellos yo me santifico a mí mismo, para que también ellos sean santificados en la verdad.
20Mas no ruego solamente por éstos, sino también por los que han de creer en mí por la palabra de ellos, 21para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste. 22La gloria que me diste, yo les he dado, para que sean uno, así como nosotros somos uno. 23Yo en ellos, y tú en mí, para que sean perfectos en unidad, para que el mundo conozca que tú me enviaste, y que los has amado a ellos como también a mí me has amado. 24Padre, aquellos que me has dado, quiero que donde yo estoy, también ellos estén conmigo, para que vean mi gloria que me has dado; porque me has amado desde antes de la fundación del mundo. 25Padre justo, el mundo no te ha conocido, pero yo te he conocido, y éstos han conocido que tú me enviaste. 26Y les he dado a conocer tu nombre, y lo daré a conocer aún, para que el amor con que me has amado, esté en ellos, y yo en ellos”.
Es cierto que “los Hijos de Dios que velan y perseveran dan Gloria y honra a Dios por ello, no a sí mismos”, pero los hijos de Dios que realmente velan y perseveran y asi dan gloria y honra a Dios y al Cordero, buscan para si mismos GLORIA, HONRA e INMORTALIDAD (Ro. 2.7).
”Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas”(Ef. 2)
Hermano, siendo sinceros con nosotros mismos, ¿a cuál de todas esas obras que “Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas” nos dedicamos con abnegación y sacrificio?
En cuanto a la “Doctrina Revelada”, pues toda la doctrina ha sido revelada y ella es la que debemos oir, hacer, enseñar y en ella perseverar.
“Mis ovejas OYEN mi voz, y yo las conozco, y me siguen, y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano. Mi Padre que me las dio, es mayor que todos, y nadie las puede arrebatar de la mano de mi Padre. Yo y el Padre uno somos” (Juan 10:27-30)
Hermano, ¿escuchas tu realmente la voz de Jesús?
Un dia Jesús dira a muchos que se creyeron creyentes genuinos que se consideraron OVEJAS de Jesus: “Señor, Señor: en tu nombre hicimos muchos milagros, echamos fuera demonios y profetizamos”.
Cuanta conviccion: al llamar a Jesús SEÑOR, SEÑOR han reconocido ser ovejas de Cristo, y al reclamar su derecho de ser parte del arrebatamiento, porque en el nombre de Jesús, a quien reconocen como su Señor y Salvador, hicieron MUCHOS milagros (¡gloria a Dios y al Hijo!).
Qué bendicion para quienes fueron sanados por ellos, en el nombre de Jesús, claro. Ser sanado de una enfermedad es maravilloso, sin duda alguna. ¿Cómo llegar a pensar siquiera que uno de esos siervos vaya a ser ignorado por Jesús?
Muchos otros convencidos de ser creyentes genuinos echaron fuera demonios y profetizaron, y aun asi seran llamados por Jesús, “hacedores de maldad”.
En el amor