Bien. Pues, en realidad desde el principio sostuve que lo que se tiene por Santos Escritos según los que así decidieron 'canonizarlos', a saber, 'la biblia', era suficiente para sostener la beatitud de Abraham, tampoco es menos cierto que la literatura judía amplía grandemente cualquier aspecto que podamos formarnos de un personaje con la trascendencia de quién nos ocupa la atención acá. Y como dije, no sólo la que cité sino muchísimos más.
Malamente juzgas la
exclamación presunta de Abraham. Esto mismo
se planteó uno de los tres hombres más justo que pisó la tierra, a saber Job, (además de Daniel y Noé. Eze. 14:14) y esto no lo hizo ante Dios ni a Su Juicio como '
reclamándole' porque '
no se limitaba sólo a obedecer' y porque '
sostuviera una postura de 'discernir o enfrentarse a un misterio' como piensas, (¡ésa es tarea nuestra!) sino que solo hizo tal exclamación a manera de
teorema.
Decía que Job, uno de los tres hombres más justos (así calificados por Dios) se planteó el mismo
teorema:
Job. 21
7 »¿
Por qué viven los impíos
y envejecen, y aun crecen sus riquezas?
La respuesta al
teorema se encuentra en este mismo capítulo unos versículos más abajito:
17 »¡
Cuántas veces apagada es la lámpara de los impíos y sobre ellos viene su quebranto, y Dios en su ira les reparte dolores!
El
teorema lo completa el mismo Señor en Su Nuevo Pacto cuando Su Profeta dijo:
2 P. 3:9
El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza,
sino que es paciente para con nosotros,
no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento.
Lee nuevamente eso en negritas.
¿Y qué piensas que sea la injusticia?
¡La desobediencia!
Ex. 32: Y
Jehová respondió a Moisés:
Al que pecare contra mí, a éste raeré yo de mi libro.
Pienso que tienes una forma muy particular de interpretación que respeto por audaz, mas de la que discrepo por incoherente.
Ni idea tengo de dónde sacas que defienda más a Abraham que a Dios...
Acá estoy desafiando tu descabellado argumento acerca del llamado Padre de la Fe por el mismísimo Jesús. Es todo. El resto te lo imaginas al igual que la teoría que traes aquí.
Si tú interpretas una contradicción en las Palabras de Jesús ya es un grave indicio de desvarío. La Escritura no se contradice. No existe, no la hay.
El Padre celestial es bueno para con sus hijos e igualmente misericordioso, aunque se hartó de los sacrificios. (Isa. 1:11-18)
Pues déjame decirte que si en verdad valoras tu muerte (sí, no me equivoqué al escribir 'tu muerte') y deseas vivir, la clave es OBEDECER.
Además, eso de 'un Dios amoroso, justo y compasivo' ciertamente existe, pero también es 'FUEGO CONSUMIDOR' (He. 12:29) y ese aspecto, yo en lo particular no me gustaría experimentar...
Varias observaciones acá:
- Abraham, aunque nunca te apercibiste, es* 'figura del Padre Celestial' (tal vez sea la primera vez en tu vida que escuches esto pero siendo que la innovación te anima tal vez te mueva a investigar esta mi* teoría) así como su hijo Isaac lo fue de Jesús.
-El centro del Mensaje es Cristo Jesús.
-'Bíblico', hasta el diablo lo es en tal sentido.
- La Fe no es lo que los religiosos piensan que es. No es 'creer ciegamente en Dios o tener un sentimiento interno de amar a Dios ni cosa parecida. Quien quiera saber que es 'La Fe' deberá sumergirse en los Escritos Divinamente Inspirados y discernir. Toma tiempo dedicación y mucha oración. Yo indagué y el resultado fue este:
La Fe=El Evangelio=El Nuevo Testamento=Nuevo Pacto=La Gracia=La Salvación.
Ni lo hice ni lo haré, mas sí sostengo que es* figura del Padre Celestial así como Isaac lo es de Jesús.
Pos no me atrevería contrariar a Dios máxime cuando el Mandamiento no me llega por medio de un recadero...
Te equivocas. Abraham creyó a Dios, le obedeció porque tenía la certeza que Dios cumpliría lo que le hubo prometido, una generación más extensa que las constelaciones. Su acto no sólo fue de eso que llaman 'fe' sino de certeza en lo que se le hubo dicho ¡por eso obedeció!
Ahora, ¿que me ponga yo en el lugar de Abraham? Si es eso lo que preguntas, no sé. No sé si me voy en diarrea o qué voy o no voy a hacer en tal caso. ¡Ni lo quiero saber!
Yo estoy seguro que La Ley de Dios no* está escrita en mi corazón. Lo que sí sé es que está Escrita y que permanece para siempre. Que es a través de Ella que podríamos llegar a discernir el conocimiento para ser salvos y que en mi corazón sí vive ese deseo de amar a Dios, servirlo y obedecrlo y que mientras tenga fuerza oraré a Él para que no me suelte de Su mano para poder seguir practicando estas cosas porque si Él me soltara, no podría por mí mismo llegar al final del Camino, me extraviaría, me agotaría, me perdería.
Cordialmente.