Re: ¿En qué quedamos?
Re: ¿En qué quedamos?
La Biblia toda, es inspirada por espíritu santo. Es de sabios analizar lo que dice como un cuerpo entero. Si se descuida algún pasaje que puede ayudar a comprender un asunto, es como desconocer los efectos secundarios de un supuesto medicamento.
La Escritura debe ser vista como una unidad, un todo. Hasta quienes la conocemos bien nos maravillamos de ella y la vemos como un milagro solo posible para Dios: el tema central es el mismo; el último libro muestra el cumplimiento de los propósitos de Dios que se esbozaron desde el primer libro; las ideas se completan con pasajes diseminados por toda ella y no existe contradicción en ella (cuando se analizan correctamente los detalles) ...
No puede inspirar el espíritu santo una idea en Génesis y luego el mismo espíritu inspirar otra contraria en Revelación. Los siervos de Dios que confiamos y somos santificados en la verdad (Juan 17:17), no podemos más que maravillarnos y estar agradecidos a Dios por habernos dado tal guía. Lo agradecemos cuando la analizamos concienzudamente, aplicamos su consejo en nuestras vidas y enseñamos a otros lo que realmente enseña y no nuestras propias ideas.
Re: ¿En qué quedamos?
La Biblia toda, es inspirada por espíritu santo. Es de sabios analizar lo que dice como un cuerpo entero. Si se descuida algún pasaje que puede ayudar a comprender un asunto, es como desconocer los efectos secundarios de un supuesto medicamento.
La Escritura debe ser vista como una unidad, un todo. Hasta quienes la conocemos bien nos maravillamos de ella y la vemos como un milagro solo posible para Dios: el tema central es el mismo; el último libro muestra el cumplimiento de los propósitos de Dios que se esbozaron desde el primer libro; las ideas se completan con pasajes diseminados por toda ella y no existe contradicción en ella (cuando se analizan correctamente los detalles) ...
No puede inspirar el espíritu santo una idea en Génesis y luego el mismo espíritu inspirar otra contraria en Revelación. Los siervos de Dios que confiamos y somos santificados en la verdad (Juan 17:17), no podemos más que maravillarnos y estar agradecidos a Dios por habernos dado tal guía. Lo agradecemos cuando la analizamos concienzudamente, aplicamos su consejo en nuestras vidas y enseñamos a otros lo que realmente enseña y no nuestras propias ideas.