Y cuál fue ese ejemplo:
Sal 119:100 Más que los viejos he entendido,
Porque he guardado tus mandamientos;
Jua 15:10 Si guardareis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; así como yo he guardado los mandamientos de mi Padre, y permanezco en su amor.
¿Transgredió Cristo el decálogo?
Precisamente la obediencia de Cristo cumplió el propósito de la ley, algo imposible para el hombre en la carne.
Romanos 10:4 porque
EL FIN DE LA LEY es Cristo, para justicia a todo aquel que cree.
Gálatas 3:24 De manera que la ley ha sido
NUESTRO AYO, para llevarnos a Cristo, a fin de que fuésemos justificados por la fe.
No debemos confundir "la justicia del hombre" con la Justicia de Dios.
Las dos justicias son contrastadas, Moisés describe la justicia del hombre diciendo:
Romanos 10:5 Porque de la justicia que es por la ley Moisés escribe así: El hombre que haga estas cosas,
VIVIRÁ POR ELLAS.
La obediencia entonces a la ley era la justicia del hombre.
El hombre de Romanos 10:5, descendiente de Adán, jamás existió.
¿Por qué?
Porque se requiere que tal hombre no tenga concupiscencia, que su naturaleza sea tan perfecta frente a la ley, que desde la cuna hasta la tumba, sea todo lo que deba ser, que haga todo lo que deba hacer conforme a la ley de Dios.
Esto exige que ame a Dios con todo su corazón y a su prójimo como así mismo...andando en pureza y humildad y haciendo el bien para la gloria de Dios, mientras esté en la tierra.
Tal persona, con tal perfección moral y espiritual, no tiene necesidad del Sacrificio de Cristo.
Una persona así, heredará la vida eterna.
Puede llevar muchos años andando en esta perfección, pero si al cabo de los años ofendiere en un punto de la ley, por pequeño que sea, inmediatamente se hace culpable de todos los demás puntos y por lo tan lo espera el infierno.
Santiago 2:10 Porque cualquiera que guardare toda la ley, pero
OFENDIERE EN UN PUNTO, se hace culpable de todos.
Pero todas estas pretensiones de los judaizantes son un síntoma de ignorancia y de degradación moral y espiritual.
Todos los hombres somos
pecadores; y, siendo pecadores, nos hallamos totalmente dependientes de la gracia de Dios en Cristo Jesús.
¿Cómo acceder a la Gracia de Dios?
Solamente hay un camino, la Justicia que es por la Fe.
Romanos 10:6 Pero
LA JUSTICIA QUE ES POR LA FE dice así: No digas en tu corazón: ¿Quién subirá al cielo? (esto es, para traer abajo a Cristo);
Un hombre no tiene que ascender al cielo, para traer abajo a Cristo; Él ha descendido hasta la muerte por causa de nuestros pecados o violación de la ley.
Un hombre no tiene que descender a lo profundo, para traer a Cristo de los muertos; Ha resucitado: Dios lo ha resucitado.
Un Cristo muerto y resucitado se presenta como el despliegue de la justicia de Dios, en contraste directo con la justicia humana, que estaría guardando la ley.
Esto lo vemos aquí:
2 Corintios 5:21 Al que no conoció pecado, por nosotros
LO HIZO PECADO, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él.
Esta es la Palabra de Fe que predicamos:
Romanos 10:9 que si confesares con tu boca
QUE JESÚS ES EL SEÑOR, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo.
Romanos 10:10 Porque con el corazón
SE CREE PARA JUSTICIA, pero con la boca se confiesa para salvación.
Es la sangre purificadora del Sacrificio del Señor que Satanás respeta para la limpieza de los pecados de todos los santos del AT que murieron bajo la ley y sin ella, estando cautivos bajo su poder en el Hades.
Es un pleito judicial (Is.49:25)
Un pleito que Cristo defendió en el altar de la cruz.
Porque el reclamo del diablo siempre fue este:
Hebreos 10:4 porque la sangre de los toros y de los machos cabríos
NO PUEDE QUITAR LOS PECADOS.
De manera que Job, Noé, Abraham, Moisés, y todos los profetas y descendientes de Adán caído, fueron a parar al Hades hasta que el propósito de la ley se cumpliera.
1 Corintios 15:56 ya que el aguijón de la muerte es el pecado, y
EL PODER DEL PECADO, la ley.
Este es un pasaje muy solemne y de mucho respeto para Cristo.
Nuestros pecados lo mataron...porque fueron puestos sobre su Santo cuerpo en el altar de la Cruz en su condición de Cordero de Dios.
La ley nos ha condenado, pero el que llevó la sentencia es Cristo, hasta ahí llega la ley...la ley no se puede enseñorear de un muerto porque el pecado ha logrado su propósito:
LA PAGA DEL PECADO ES MUERTE
Así dice la ley, pero el que ha muerto por nosotros ES TRES VECES SANTO, SANTO, SANTO.
Gustó la muerte voluntariamente...a él los soldados romanos no lo forzaron a acostarse sobre la cruz para que extendiese sus brazos y fueran horadados sus manos y sus pies...
No lo obligaron.
EL SEÑOR LO HIZO VOLUNTARIAMENTE PARA QUE FUESE IZADO ENTRE EL CIELO Y LA TIERRA.
Y una vez allí sufrió el fuego eterno que nuestros pecados merecían...es un sufrimiento terrible que la mente humana no puede estimar en la medida como sucedió.
El peso de la cruz no se igualó con el peso del pecado que allí llevó.
No solamente los pecados de su generación, sino de las generaciones anteriores...y de las generaciones futuras...
Salmos 88:7 Sobre mí
REPOSA TU IRA,
Y me has afligido con todas tus ondas. Selah
Salmos 22:14 He sido derramado como aguas,
Y todos mis huesos se descoyuntaron;
Mi corazón
FUE COMO CERA,
Derritiéndose en medio de mis entrañas.
Cuando leemos el propósito de Dios en Cristo Jesús antes del comienzo de los siglos, constatamos lo siguiente:
2 Tim. 1:9. quien nos salvó y llamó con llamamiento santo, no conforme a nuestras obras, sino según el propósito suyo y la gracia que nos fue dada en Cristo Jesús antes de los tiempos de los siglos,
- Es un llamamiento santo
- No conforme a la ley
- Es por Gracia en Cristo Jesús
- Una Gracia Soberana y Libre dada antes de la fundación del mundo.
La gracia es el principio por el que Dios justifica al pecador; la fe es el principio por el que se recibe el beneficio; y la muerte de Cristo es la única base sobre la que todo esto es posible: somos «justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús»
Y los que estamos de esta manera "justificados" no podemos pretender este beneficio guardando la ley, por cuanto es mérito humano.
Porque si la justificación fuese por medio de la obediencia a la ley, no hubiese habido necesidad de la Obra de la Redención.
Vuelvo y repito y espero que esto quede claro, la Gracia es Soberana y es Libre.
No está sujeta a ningún sistema judicial de la tierra, porque entonces ya no sería Gracia, mas Dios nos la ha concedido por medio de la Fe en Cristo Jesús.
Conocer a Cristo y al mismo tiempo volverse a la ley es una afrenta al Espíritu Santo.
En Cristo.