Lulis: saludos.
Concuerdo con Pablo Blanco, en lo que te explicó sobre la ley, aun así a mi me encargó un hermano al que estimas mucho, que te echara una mano con el tema. Te paso un escrito que ya había puesto en otro epígrafe, lo traía perdido y hoy lo encontré. Espero te sirva y aumente tu entendimiento sobre la ley. Si en el muy remoto caso de que el hermano bañe tus perros, me avisas, yo también tengo y anda muy sucio.
El apóstol Pablo escribió a los romanos sobre la ley, de la siguiente manera:
(3) ¿o no sabéis que todos los que hemos sido bautizados en Cristo Jesús, hemos sido bautizados en su muerte.
(4) porque somos sepultados juntamente con El para muerte por el bautismo, a fin de que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del padre, así también nosotros andemos en vida nueva.
(5) porque si fuimos plantados juntamente con el en la semejanza de su muerte, así también lo seremos en la de su resurrección.
(6) “sabiendo esto” “que nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con El”, para que el cuerpo del pecado sea destruido, a fin de que no sirvamos mas al pecado.
(7) porque el que ha muerto, ha sido justificado del pecado.
“nuestro hombre viejo”, esto es nuestro antiguo yo, lo que éramos en Adán y en él. Está en oposición al hombre nuevo (Col. 3:9-10), el cual es lo que tenemos y somos en Cristo.
Como las actividades del hombre se desarrollaban por medio del cuerpo, moralmente es ahora “según la carne”, siendo que su espíritu estaba muerto para Dios, el pecado le gobernaba, tanto su espíritu como su alma, por medio del cuerpo. Por eso vemos que en el capitulo 6 de Génesis, al enumerarse la horrenda concupiscencia y violencia que llenaba la tierra, esta declaración de Dios sobre la condición del hombre.
“PORQUE CIERTAMENTE EL ES CARNE”
La Biblia dice que a este tipo de personas, se les dio la ley, para los irreverentes y profanos, para los homicidas, para los fornicarios, para los sodomitas, para los secuestradores, para los mentirosos y perjuros, y para cuantos se opongan a la sana doctrina. Etc. etc. Los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios.
Conociendo esto, “que la ley no fue dada para el justo” (Jesús). 1Tim. 1:9.
Pero los que son de Cristo “han crucificado la carne” (nuestro viejo hombre) con sus pasiones y deseos. Galatas 5:24.
La ley fue dada al hombre en la carne, no a los que están sobre la base de la resurrección. El hombre viejo fue crucificado con Cristo, y todo lo que pertenecía al “hombre en la carne” terminó delante de Dios en la cruz de Cristo. Estas palabras se dirigen a la fe y solo a ella. Las emociones y los sentimientos las niegan. Si razonamos sobre ellas, parecen ridículas, no es cosa sencilla que se nos anuncie que todo lo que éramos y somos en Adán ha sido arrancado de nosotros por dios en la cruz. La razón es ciega. Para ella la palabra de la cruz es locura toda la obra de la cruz parece locura si tratamos de sujetarla a la comprensión del hombre. Pero cuando el Espíritu Santo nos alumbra lo que somos por herencia de Adán, esta bendita expresión es un consuelo: “nuestro hombre viejo fue crucificado”.
El plan de Dios no era “cambiar” al hombre viejo sino enviarlo a la cruz, a la muerte, y liberarlo de él. ¡Nadie que pertenezca a la raza de Adán (en la carne) será salvo! ¡Tenéis que renacer en Cristo! Porque el método de Dios consistió en proponer a un segundo hombre, un último Adán, a Cristo (con quien a la verdad estaban relacionados todos los planes eternos de Dios). Nuestro hombre viejo, pues, tenia que ser crucificado con Cristo, para que toda la maldad del hombre viejo, así como toda su responsabilidad fueran completamente anuladas delante de Dios, a favor de todos los creyentes. ¡Porque tenían que ser justamente libertados de Adán, antes de ser creados en Cristo! Y esto tenis que ser por la muerte. Por eso Pablo escribe triunfante: “si alguno está en Cristo, nueva criatura es; la cosas viejas pasaron, he aquí todas son hechas nuevas”.
Yo creo que la ley está vigente para los judíos, aquí en la tierra el día de hoy, y esto, hasta que sucedan las cosas a las que se refirió Jesús. Pero creo que está vigente con todos sus términos, sin quitar ni una jota ni una tilde.
Como también creo, que para aquel Judío que ha muerto a su viejo hombre con Cristo en la cruz, a muerto para la ley (Romanos 7:4, 7:6 Galatas 2:19). Y si ha muerto para la ley, la ley ya no aplica para él, por lo tanto, “LA LEY ESTA ABROGADA PARA EL”.
Y no solo para él sino también “PARA TODO AQUEL QUE EN EL CREE”.
El versículo Romanos 7:4 dice: así también vosotros, hermanos míos, “habéis muerto a la ley mediante el cuerpo de Cristo, para que seáis de otro, del que resucito de los muertos, a fin de que llevemos frutos para Dios.
Es pues al Judío creyente a quien se le dice directamente que fue muerto a la ley, y que había sido desligado de la ley (Ro: 7:6), literalmente anulado con respecto a la ley, trayéndolo así a un servicio en novedad de espíritu. Este fue el conmovedor anuncio hecho a los que durante 1500 años no habían conocido otra cosa que la ley: que habían muerto a toda ella; la ley no los conocía más.
Nótese ahora dos cosas los que somos creyentes gentiles: (1) que el creyente Judío a quien Dios en Sinai había puesto públicamente bajo la ley y pena de muerte, por ese mismo Dios ha sido declarado muerte a lo que antes lo detenía, de modo que la ley ya no tiene que ver con él. (2) que, como consecuencia, y a pesar de la enseñanza profunda de la tradición que nosotros los gentiles estamos bajo la ley, debemos desechar rotundamente esa tradición. Porque si el judío, que fue puesto divinamente bajo la ley, ha muerto a ella y ha sido desligado de ella, puesto fueras de la esfera y dominio de la ley, ¡Mal podría el gentil alegar que está bajo esa ley delante de Dios!
Por favor no me salgan con lo mismo ¿Entonces, si no hay ley, puedo pecar? Pues, lo que es nacido de la carne, “carne es”. Si no pueden vivir en novedad de vida, no han nacido de nuevo (en el Espíritu), pues lo que es nacido del Espíritu, espíritu es. Y os es necesario nacer de nuevo.
Bendiciones.