«Todos los personajes ateos de nuestro tiempo, desde los personajes ateos de Dostoiewski y desde Nietzsche hasta Sartre, son lo contrario de unos escépticos: son enemigos de Dios. El ateísmo ético ha sido una tremenda lucha contra Dios desencadenada en nombre y en defensa de una moral separada de la religión… Pero si Dios ha muerto, si no existe ya, entonces la moral carece de fundamento y ‘todo está permitido’… Pero si desaparece Dios, todo se torna relativo y puramente histórico… Ya en la Edad Media, Gregorio de Rímini había admitido que la obligación moral continuaría vigente aún cuando no existiese Dios. Ahora bien, eso es imposible. Ningún ‘contenido’ puede contener validez universal si no está sustentado en Dios y por Dios».
– José Luis López Aranguren, «Ética«, Alianza Universidad Textos, 2001, págs. 118, 119.
– José Luis López Aranguren, «Ética«, Alianza Universidad Textos, 2001, págs. 118, 119.