Re: LA DIOSA MARIA
Antes de seguir con tan hermoso libro: LAS GLORIAS DE MARIA, del cual muchos católico-romanos reniegan, mencionemos los resultados del debate hasta ahora.
Nosotros no renegamos de esa obra, renegamos de aquellos que al tergiversarla intentan inútilmente de hacerle que diga algo que de entrada no se enseña dentro del catolicismo.
Para mejor comprensión, según sea tu afinidad a la Diosa (nula o total) pondremos las diferencias entre los cristianos y los católico-romanos:
1.- Los cristianos tenemos un único Señor y Rey. Los católico-romanos tienen una Señora y Reina.
Te equivocas, los católicos tenemos al único Señor y Rey como nadie lo tiene, esto es, alimentando a su pueblo la Iglesia Católica con su precioso Cuerpo y Sangre sacramentalmente.
Además tenemos a una Señora María que nos gusta llamarle Madre de Cristo y nuestra, que no le cerramos las puertas como muchos hermanos lo hacen. Yo no entiendo como alguien que se llame cristiano diga, “pasa Señor, pero que tu Madre se quede afuera.” Eso no es de Cristo.
2.- Los cristianos promovemos el amor y entrega a Jesucristo. Los católico-romanos promueven la devoción a María.
También en este punto estas mal. De hecho fue la Iglesia quien ha promovido la entrega a Jesús desde sus orígenes y la que por derecho de antigüedad puede tranquilamente decir que lo ha hecho ya mas que todos los demás cristianos juntos, y mejor. Claro y esto sin dejar al lado el propagar la devoción a María, que como la estrella de la evangelización sigue ganando mas hijos e hijas para Dios.
3.- Los cristianos alabamos a Jesucristo sobre todo y queremos que sea amado por todos. Los católico-romanos quieren alabar a María sobre todo y verla amada por todos.
De nuevo veo tu insistencia desatinada. Deberías de proponerte en leer algún buen catecismo o documento mariano o eclesiológico teologico serio. Los católicos somos los que adoramos correctamente a Jesús, lógicamente como en cualquier otra iglesia cristiana no solo es perfectitud en su culto, pero el culto donde se le da gloria a Dios correctamente como debe de ser es la santa Misa.
Queremos ver a los demás alabando a María de la misma forma como Dios la honro, por eso nosotros la honramos, es decir, no tributamos a María otro honor que Dios mismo no quiso y el mismo le dio, es decir, haberla escogido para Madre, de donde se desprenden las demás prerrogativas marianas que reconocemos en ella. Mas nadie escuchara alguna Misa mariana o algo así que para el católico es el culto culmen y máximo, me refiero a la santa Misa.
Seguimos...
4.- Para los cristianos la salvación viene por el arrepentimiento y fe en Cristo. Los católico-romanos consideran "que quienes se afanan en propagar las glorias de María tienen asegurado el paraíso"; "que honrar a esta Reina de los Angeles es conquistar la vida eterna"; que "los que la esclarecen, tendrán la vida eterna" y que "ella nos llevará al reino de los bienaventurados".
Eso no es cierto, quien nos salva objetivamente es Jesús, pero lo que la Iglesia realmente dice es que la vinculación que Cristo mismo ha realizado con su Iglesia nos ha hecho a cada uno participes en la propagación de su Reino y por ende en la salvación de todas las almas. Lo que pasa es que unos (Iglesia militante) ejercemos un ministerio distinto al de los ya salvados (Iglesia triunfante), esto es participando como dispensadora y medianera como la omnipotencia suplicante que es, (entiéndalo el que pueda).
Cito de la Redemtoris Mater de Juan Pablo II.
La Iglesia sabe y enseña que «todo el influjo salvífico de la Santísima Virgen sobre los hombres ... dimana del divino beneplácito y de la superabundancia
de los méritos de Cristo; se apoya en la mediación de éste, depende totalmente de ella y de la misma saca todo su poder. Y, lejos de impedir la unión inmediata de los creyentes con Cristo, la fomenta». (95) Este saludable influjo está mantenido por el Espíritu Santo, quien, igual que cubrió con su sombra a la Virgen María comenzando en ella la maternidad divina, mantiene así continuamente su solicitud hacia los hermanos de su Hijo.
Efectivamente, la mediación de María está íntimamente unida a su maternidad y posee un carácter específicamente materno que la distingue del de las demás criaturas que, de un modo diverso y siempre subordinado, participan de la única mediación de Cristo, siendo también la suya una mediación participada. (96) En efecto, si «jamás podrá compararse criatura alguna con el Verbo encarnado y Redentor», al mismo tiempo «la única mediación del Redentor no excluye, sino que suscita en las criaturas diversas clases de cooperación, participada de la única fuente»; y así «la bondad de Dios se difunde de distintas maneras sobre las criaturas». (97)
La enseñanza del Concilio Vaticano II presenta la verdad sobre la mediación de María como una participación de esta única fuente que es la mediación de Cristo mismo. Leemos al respecto: «La Iglesia no duda en confesar esta función subordinada de María, la experimenta continuamente y la recomienda a la piedad de los fieles, para que, apoyados en esta protección maternal, se unan con mayor intimidad al Mediador y Salvador». (98)
Esta función es, al mismo tiempo, especial y extraordinaria. Brota de su maternidad divina y puede ser comprendida y vivida en la fe, solamente sobre la base de la plena verdad de esta maternidad. Siendo María, en virtud de la elección divina, la Madre del Hijo consubstancial al Padre y «compañera singularmente generosa» en la obra de la redención, es nuestra madre en el orden de la gracia». (99) Esta función constituye una dimensión real de su presencia en el misterio salvífico de Cristo y de la Iglesia.
39. Desde este punto de vista es necesario considerar una vez más el acontecimiento fundamental en la economía de la salvación, o sea la encarnación del Verbo en la anunciación. Es significativo que María, reconociendo en la palabra del mensajero divino la voluntad del Altísimo y sometiéndose a su poder, diga: «He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra» (Lc 1, 3). El primer momento de la sumisión a la única mediación «entre Dios y los hombres» -la de Jesucristo- es la aceptación de la maternidad por parte de la Virgen de Nazaret. María da su consentimiento a la elección de Dios, para ser la Madre de su Hijo por obra del Espíritu Santo. Puede decirse que este consentimiento suyo para la maternidad es sobre todo fruto de la donación total a Dios en la virginidad. María aceptó la elección para Madre del Hijo de Dios, guiada por el amor esponsal, que «consagra» totalmente una persona humana a Dios. En virtud de este amor, María deseaba estar siempre y en todo «entregada a Dios», viviendo la virginidad. Las palabras «he aquí la esclava del Señor» expresan el hecho de que desde el principio ella acogió y entendió la propia maternidad como donación total de sí, de su persona, al servicio de los designios salvíficos del Altísimo. Y toda su participación materna en la vida de Jesucristo, su Hijo, la vivió hasta el final de acuerdo con su vocación a la virginidad.
5- Las cristianos sabemos que las personas se convierten y salvan por poner su fe en Cristo Jesús y entregar su vida a él. Los católico-romanos consideran que "no puede ser que al oír las predicaciones sobre María no se conviertan y se salven los pecadores".
Bien, pues la primera parte de la 5 objeción debo de decirte que esto que practicas es gracias a la Iglesia católica, que tradicionalmente enseña que hay que aceptar la redención de Cristo y reconocerle como verdadero Dios y salvador. Por otro lado y sincerándonos, no encontraras a algún predicador, o sacerdote católico diciendo que objetivamente fuera de Cristo solo se podrán salvar quienes puedan oír las predicaciones sobre María, eso es altamente calumniosos y falso y sacar las cosas de contexto.
6.- Los cristianos sabemos que la GRACIA vino por Jesús y que cualquier don es impartido por medio del Espíritu Santo. Los católico-romanos que "todas las gracias se dispensan sólo por manos de María y que todos los que se salvan sólo se salvan por mediación de esta divina Madre"
Los católicos también sabemos que la gracia nos vino por Jesús y que cualquier don es impartido por medio del Espíritu Santo, solo que creemos estas gracias que Dios nos da pasan por el canal que es María, consecuentemente quien fue originalmente vino Jesús al mundo (Fuente de todas las gracias). ¿Si a través de María vino nuestro sumo bien en el tiempo, porque no podría Dios ministrar a los hombres las demás gracias sobrenaturales que en el mejor de los casos la pureza y dignidad para tal cargo no lo podría suplir otra creatura?
Así como algunos pastores y lideres protestantes imponen las manos y dicen dar el don del sanación por medio del Espíritu, de la misma manera María ha sido y es el cuello por el cual este cuerpo místico unido en trabazón nos llegan las gracias, porque si en efecto las Escrituras mencionan la unión de los creyentes como Cabeza/Cuerpo, el cuello por defecto es María.
Se citan entre comillas lo que dice "San" Alfonso de Ligorio en la INTRODUCCION al libro LAS GLORIAS DE MARIA, cuya lectura es recomendada por la "Santa" "Iglesia" "Católica".
En efecto es recomendada como lo son otros tantos escritos piadosos, como los de Santa Teresa, etc.., porque de nuevo, su fin no es introducir doctrinas contrarias a la cristiana cuando se len de una forma uniforme y encuadrando toda la doctrina verdadera de la Iglesia Católica.
Saludos.