El culto a María está basado en estas palabras proféticas: "Todas las generaciones me llamarán bienaventurada, porque ha hecho en mi maravillas el Poderoso" (Lc 1, 48-49). Ella será llamada bienaventurada, no porque su naturaleza sea divina, sino por las maravillas que el Poderoso hizo en ella. Así como María presentó a los pastores al Salvador, a los Magos al Rey, para que lo adoraran, le presentaran dones y se alegraran con el gozo de su venida, así el culto a la Madre hace que el Hijo sea mejor conocido, amado, glorificado y que, a la vez, sean mejor cumplidos sus mandamientos. María nunca busca reducir la gloria de su propio Hijo; todo lo contrario, y así es como lo ha entendido la Iglesia desde los primeros siglos, cuando oraban al Señor los discípulos en el Cenáculo en compañía de la Virgen Madre (Hch 1,14). Pensamientos del catolico .....
[FONT=Verdana, Arial, Helvetica, sans-serif]La Iglesia Católica Romana le adjudica a la virgen María atributos que las Sagradas Escrituras ni mencionan ni respaldan. Estos atributos, lejos de ser necesarios como parte de la Obra Redentora de Cristo, adjudican a María un “aire místico” que predispone al fiel a que le rinda y tribute honores y culto de veneración a una criatura, induciéndolo a que cambie, consciente o inconscientemente, la Verdad de Dios por la mentira (según palabras del apóstol Pablo)
"... habían colocado la mentira en el lugar de la verdad de Dios, dando culto y sirviendo a las criaturas en lugar de adorar al Creador, solamente el cual es digno de ser bendito por todos los siglos. Amén." (Romanos 1:25)[/FONT]