“En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios.”
Juan 1:1
INTRODUCCIÓN:
Debo decir que
Juan 1:1 es uno de los
vs. con la más exquisita profundidad teológica en tan pocas palabras, mientras a la vez es uno de los
vs. más discutidos y polémicos. Y no es que sea un
vs. polémico porque sea difícil de interpretar y/o entender, pues su significado es bastante evidente, claro, preciso y coherente con el resto de lo que las Escrituras enseñan, sino que habiendo algunos que se rebelan ante la Luz (
Juan 3:18-20) y tuercen incluso un
vs. tan sencillo y evidente para su propia perdición (
2 Pedro 3:16) es que muchas veces se levanta el polvo sobre
Juan 1:1, así como también con toda verdadera doctrina Bíblica. Por lo tanto, el problema no es la claridad y sencillez del
vs., sino la rebelión, irracionalidad y ceguera espiritual del hombre natural, sea religioso o no, en contra de la revelación de Dios (
1 Corintios 2:14), una ceguera de la que solo Dios, si es que quiere, puede sacarle (
Juan 6:44-45).
Sin embargo, y dejando de lado este evidente hecho,
Juan 1:1 tiene mucho que decirnos en cuanto a nuestro Señor Jesucristo y en cuanto a la esencia del Dios Trino, además de otras joyas divinas dignas de ser admiradas por todo el pueblo de Dios, joyas que si convertimos en objetos de nuestra fe y en escudo de nuestras almas, ningún dardo del maligno o de sus ministros afectarán nuestra devoción al único y verdadero Dios Trino, pues es a la luz de la Verdad que las tinieblas de la mentira son expuestas, y esto es absolutamente seguro: “
las tinieblas no (prevalecerán) contra ella” (
Juan 1:5).
Primero, empezaré por interpretar y exponer brevemente lo que este
vs. significa e implica, y luego daré respuesta a algunas objeciones comunes que se han levantado contra la interpretación Trinitaria de
Juan 1:1. Por supuesto, no todas las objeciones contra este
vs. serán contestadas inmediatamente, sino que a medida que vayan saliendo a flote durante el desarrollo del epígrafe se irán contestando.
Ante esto, debo decir que una correcta interpretación y comprensión de este
vs. (y de las enseñanzas de las Escrituras en general) es totalmente primaria, ya que nos pone un fundamento firme y suficientemente fuerte sobre el cual descansar nuestras respuestas a cualquier objeción. Hemos de saber convertir lo que las Escrituras enseñan claramente en respuestas, tanto defensivas como ofensivas. Incluso el pedazo más pequeño de verdad que logremos aprender, por gracia de Dios, de las Escrituras, puede transformarse tanto en escudo como en espada cuando nos enfrentamos a las objeciones de los incrédulos (
Efesios 6:16-17), sean éstos religiosos o no.
También debo decir, y este foro es testigo, que generalmente las discusiones se salen del tópico central y viajan por aristas muchas veces irrelevantes cuyo único fin es distraer la atención, lo que finalmente termina diluyendo tanto el tema que el propósito central del mismo se pierde. Cuando esto suceda, llamaré la atención y firmemente buscaré mantenerme en el centro, para no perder el hilo tratando cosas que no tienen que ver con el asunto, en este caso la interpretación correcta de
Juan 1:1.
Finalmente, será la obstinación del incrédulo, sea religioso o no, y no la fuerza y claridad del pasaje, lo que no dará fin al combate. Cuando eso suceda, será absolutamente claro que la Luz sola se defiende, aunque las tinieblas se retuerzan frente a ella, convulsionando antes de su extinción.
En el próximo post daré el puntapié inicial de este epígrafe. Antes de comenzar, y para mayor facilidad de comprensión y escritura, me referiré a cada frase de
Juan 1:1 según las sgtes abreviaturas, cuando sea necesario:
1a: “En el principio era el Verbo...”
1b: “...y el Verbo era con Dios...”
1c: “...y el Verbo era Dios.”
De esta manera, y deacuerdo a esta división, el análisis del
vs. será más detallada y específica, y las abreviaturas nos harán menos engorrosa la lectura y escritura.
Quiera el único y verdadero Dios Trino bendecir este epígrafe para Su propia gloria y para beneficio de Sus elegidos, en el Santo y Hermoso Nombre de nuestro Señor y Salvador Jesucristo, AMÉN.