La expresión de Tomás es doble.
La ignorancia es atrevida.
El carácter de incredulidad de Tomas nos muestra que su razonamiento no estaba sujeto a creer cualquier cosa que oyera, aún, de sus mismos compañeros, sin embargo, era un hombre fiel al Señor, sabía el peligro que corría la vida de Jesús en Judea:
Jua 11:7 Luego, después de esto, dijo a los discípulos: Vamos a Judea otra vez.
Jua 11:8 Le dijeron los discípulos: Rabí,
ahora procuraban los judíos apedrearte, ¿y otra vez vas allá?
Jua 11:14 Entonces Jesús les dijo claramente: Lázaro ha muerto;
Jua 11:15 y me alegro por vosotros, de no haber estado allí, para que creáis; más vamos a él.
Jua 11:16 Dijo entonces Tomás, llamado Dídimo, a sus condiscípulos:
Vamos también nosotros, para que muramos con él.
-"Si le van a dar piedra a mi Señor, que nos maten también a nosotros"-
Este es un hombre decidido a morir por causa del Señor, que no come cuento, y si sus compañeros le habían dicho que Jesús había resucitado, él lo tenía que comprobar por sí mismo.
Jua 20:25 Le dijeron, pues, los otros discípulos: Al Señor hemos visto. Él les dijo:
Si no viere en sus manos la señal de los clavos, y metiere mi dedo en el lugar de los clavos, y metiere mi mano en su costado, no creeré.
Cuando sus hermanos, y eran diez de ellos, le declararon que habían visto al Señor, recibió este informe con obstinada incredulidad y los consideró como un grupo de soñadores.
Su razón fría y dura mantuvo un estricto control sobre su fervor, y su respuesta a sus buenas noticias podría haber sido enmarcada en los labios de un racionalista moderno, y unitario, como esos que andan por el mundo proclamando que Jesús no es Dios.
Tomás, en cuanto a la fe y la formación, era judío, creía en un Dios todo trascendente, y dirigirse a un simple hombre como Dios habría sido a sus ojos un pecado muy atroz, un pecado del cual un judío devoto sería moralmente incapaz.
Pero Jesús no era cualquier hombre, Tomás había estado presente ante situaciones que ningún hombre podría realizar, si no fuera Dios mismo en Persona, pues aún resonaba en sus oídos la voz potente del Autor de la vida diciendo:
Jua 11:43 Y habiendo dicho esto, clamó a gran voz:
¡Lázaro, ven fuera!
Jua 11:44 Y el que había muerto salió, atadas las manos y los pies con vendas, y el rostro envuelto en un sudario. Jesús les dijo: Desatadle, y dejadle ir.
Tomás, no era impulsivo como Pedro, sino un hombre, terco, poco imaginativo, y religiosamente un monoteísta severo, que estaba convencido de quién era realmente Su Maestro, y su confesión de la verdad de esto no provocó ninguna reprimenda del Señor, como cuando Juan se le arrodilla a un ángel en Apocalipsis, que hasta la misma criatura reconoció que Juan estaba haciendo algo equivocado:
Apo 19:10 Yo me postré a sus pies para adorarle. Y él me dijo: Mira, no lo hagas; yo soy consiervo tuyo, y de tus hermanos que retienen el testimonio de Jesús.
Adora a Dios; porque el testimonio de Jesús es el espíritu de la profecía.
Este ángel le está diciendo a Juan que en lugar de adorar criaturas, debe adorar a Dios, y esta misma respuesta es que el Señor le remacha al diablo, un ángel caído, cuando le dice:
Mat 4:10 Entonces Jesús le dijo: Vete, Satanás, porque escrito está:
Al Señor tu Dios adorarás, y a él sólo servirás.
Satanás, antes de su caída era un ángel que negó a adorar a Jesús, como Hijo de Dios, antes de su encarnación, y por tal motivo, esta orden fue repetida en el cielo y en la tierra:
Heb 1:6 Y otra vez, cuando introduce al Primogénito en el mundo, dice:
Adórenle todos los ángeles de Dios.
No solo los ángeles adoran a Jesús, sino también sus discípulos, leemos:
Mat 14:33 Entonces los que estaban en la barca vinieron
y le adoraron, diciendo: Verdaderamente eres Hijo de Dios.
Mat 28:9 he aquí, Jesús les salió al encuentro, diciendo: ¡Salve! Y ellas, acercándose, abrazaron sus pies,
y le adoraron.
Mat 28:17 Y cuando le vieron,
le adoraron; pero algunos dudaban.
De manera que cuando Tomás le dice al Señor:
¡Señor mío, y Dios mío!
El Señor resucitado, no lo corrigió, sino que más bien su fe le fue confirmada por la respuesta del Señor:
"Porque has visto HAS CREÍDO".
¿Has creído qué?
Que el Señor mismo es el que se le presentó a Isaías en el capítulo 6, y el mismo que se le presenta a sus discípulos luego de su resurrección, bienaventurados nosotros, que sin estar presente allí, en aquel escenario de Tomás, sabemos que Jesús es el mismo Jehová del Antiguo Testamento.
Y ahora llega a este tema, el forista "Aire Nuevo", a pretender desvirtuar la declaración del Espíritu Santo, con sus trucos y malabares pendejos, como sí nosotros no tuviésemos el Espíritu de Cristo.
Con justa razón está escrito:
Rom 8:9 Mas vosotros no vivís según la carne, sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios mora en vosotros.
Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él.
FORISTA "AIRE NUEVO", TE FALTA NACER DE NUEVO.
