Los trintiarios están tan obsesionados con esa diea de un dios múltiple, que se inventan conceptos extraños que no aparecen en ningún lado de la Biblia. Les voy a mencionar dos ejemplos claros que repiten mucho por aquí:
1) que en el cielo hay un solo trono y en él hay dos personas sentadas que son adoradas por igual. Esa idea es evidentemente falsa: un trono es una imagen simbólica de lo que significa tener autoridad. Jesús recibió autoridad de parte de Dios, que lo sentó, por decirlo así, en un trono a su lado. Es imposible que la autoridad de Dios, que le dió la autoridad que tiene Jesús, sea igual a la de él. Está claro para una persona normal que alguien que le dá autoridad a otro es SUPERIOR a ese que recibe la autoridad que se le dá. Incluso Jesús mismo dice que al igual que él recibió autoridad de su Padre, sus hermanos que se muestren fieles hasta el final recibirán autoridad e igualmente serán sentados en tronos, es decir, también como Jesús recibirán autoridad.
2) que existe una "deidad" que es compuesta. Eso es una mentira total. No existe una deidad, a la que suelen llamar "Godhead" en inglés, que se componga de varias cabeza individuales. En primer lugar, es evidente que de dos personas en una unión, si una de ellas está subordinada a la otra y está recibiendo autoridad de ella, es porque hay uno de ellos que es mayor que el otro. No puede existir una "deidad" que internamente tenga conflictos de intereses, donde uno está subordinado al otro ... Es evidente que Dios solo puede ser la persona de más autoridad. No existe tal cosa como "deidad" compuesta a la que los cristianos tengan que adorar como si fuera un dios compuesto ... algo que va contra todo sentido común. El diablo ha engañado tanto a la gente que les dá una idea absurda, inventada, sobre quién es realmente DIOS. Pero la Biblia es clara en cuanto a quién deben los cristianos reconocer como su verdadera DEIDAD, y el propio Jesús confirma esa realidad.
Los trinitarios y afines solo confirman que han sido víctimas de los engaños más tontos a que alguien pueda ser sometido. Desgraciadamente, por su propia mala conducta, no verán un amanecer.