La misma palabra inspirada se encarga de pillarte en tu omisión del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Hechos 4
24 Al oír ellos esto, unánimes alzaron la voz a Dios y dijeron: Oh, Señor, tú eres el que hiciste el cielo y la tierra, el mar y todo lo que en ellos hay, 25 el que por el Espíritu Santo, por boca de nuestro padre David, tu siervo, dijiste: ¿Por que se enfurecieron los gentiles, y los pueblos tramaron cosas vanas? 26 Se presentaron los reyes de la tierra, y los gobernantes se juntaron a una contra el Señor y contra su Cristo. 27 Porque en verdad, en esta ciudad se unieron tanto Herodes como Poncio Pilato, juntamente con los gentiles y los pueblos de Israel, contra tu santo Hijo Jesús, a quien tú ungiste, 28 para hacer cuanto tu mano y tu propósito habían predestinado que sucediera. 29 Y ahora, Señor, considera sus amenazas, y permite que tus siervos hablen tu palabra con toda confianza, 30 mientras extiendes tu mano para que se hagan curaciones, señales y prodigios mediante el nombre de tu santo Hijo Jesús. 31 Después que oraron, el lugar donde estaban reunidos tembló, y todos fueron llenos del Espíritu Santo y hablaban la palabra de Dios con valor.