Una persona puede tener fe y sus obras no acompañar de la forma correcta. Una persona puede obrar correctamente y no tener la fe. Lo ideal es una fe y unas obras correctas. No sé si es esta su creencia pero de ser así estoy conforme con usted.
Conforme nuevamente con usted. Ahora falta que no rechace la representación de esa cruz que en su particular caso (y por sus palabras) debería recordarle además del suplicio que nos mencionó también esto otro: redención y salvación. Cuando vea una cruz en cualquier parte, seguro que le vendrán estas y otras cosas a sus pensamientos. Por eso, el diablo y los demonios se sirven de cualquier excusa para que una persona no vea ninguna cruz, es como un "por si acaso..." que ellos saben que puede ocurrir cuando se contempla una cruz.
San Pablo presenta a Cristo crucificado y mencionando la cruz cuando corresponde, una cruz de la cual seguro que no le era objeto de espanto. De hecho la cita, no la oculta como aquellos que pretenden hacerlo, como aquellos que ni visualmente la aceptan. La palabra de Dios y la cruz no son (como dirían los economistas) bienes sustitutivos sino más bien bienes complementarios (ambas cosas juntas).
Personalmente pienso que serviría de poco besar la foto de una esposa si se le está engañando con otra mujer. Pero no juzguemos a todas las personas por igual, y seguro que los hay quienes le son fieles a quienes representa esa foto.
En las procesiones no solo de muestra a un Cristo crucificado. Hay muchos pasajes que son representados (burla de los romanos, azotado por mandato de Poncio Pilato, camino del calvario, María ante la cruz, etc.). Son pasajes bíblicos que no quitan ninguno de ellos la realidad de lo que se representa en la procesión y nada de malo hay en recordar lo que sucedió.
En la Biblia tenemos lo que sería la primera sucesión apostólica cuando el apóstol Pedro, al haber quedado una vacante en el puesto de ministerio debido a la muerte de Judas Iscariote (uno de los doce elegidos por Cristo Jesús), plantea la necesidad de que alguien le reemplace (Hechos 1:16-17; 21-26).
Ese ministerio no se acababa con los doce. Los apóstoles, lógicamente, eran conscientes de que eso debía de continuar, y por eso fundaban iglesias y designaban en ellas presbíteros (Hechos 14:23).
Aunque de esto se puede hablar mucho, por norma general siempre iríamos "a morir" a lo mismo. Excepto aquellas iglesias que sí reconocen una sucesión apostólica, el resto que no lo hace es porque en el caso de hacerlo su propia iglesia se quedaría sin justificación y tendrían que reconocer como inválida la autoriedad de su pastor.
Que el Señor nuestro Dios Verdadero le bendiga a usted y a los suyos.