Re: ¿JESUS DIJO QUE ERA DIOS?
El Espíritu Santo es enviado del Padre y del Hijo (Mt 3:11), pero Él va para donde quiere; espero estés de acuerdo conmigo.
No es que me digne o indigne poner textos sin contexto, recuerda que no soy TJ, y por tanto no cito la Biblia cual lora, ni le pongo coloretes, pues la conozco y supongo que tu también deberías conocerla.
Pero si quieres una cita puntual de lo que digo (ja, como si hacerlo con un TJ sirviera de algo), solo dime y si te falla la la memoria y no recuerdas en donde dice lo que afirmo, con gusto.
Si se lee detenidamente las Escrituras, especialmente la sección griega, nunca se hallara ningún versículo que de forma clara y convincente afirme que el espíritu santo es una persona y menos que es Dios.
Algunos creen que aunque la Biblia no sugiere tal idea de forma directa, unos cuantos versículos aportan evidencias de forma indirecta. Un ejemplo muy utilizado es Hechos 5:1-5:“Y Pedro dijo: Ananías, ¿por qué llenó Satanás tu corazón para que mintieses al Espíritu Santo, y sustrajeses el precio de la heredad? […] No has mentido a los hombres, sino a Dios”. (Hechos 5:3, 5 RV).
La relación que hace el apóstol sobre el espíritu y Dios, y el hecho de que Ananías haya
mentido al espíritu santo ha hecho pensar a algunos que ese incidente prueba de forma indirecta que el espíritu santo es Dios. ¿Concuerda esa interpretación forzosa y trinitaria con lo que Pedro en realidad estaba pensando?
Examinando cuidadosamente esos versículos, se verá que se trata de una interpretación apresurada y excesivamente rebuscada de las mentes de estos idolatras.
Claro, engañar al espíritu santo es engañar a Dios, y no porque sea un Dios personal o una entidad separada, sino porque es una fuerza que emana del Todopoderoso.
Es una
propiedad del Padre, su fuerza, su energía dinámica. Rechazar su fuerza, es rechazar a Dios. Aceptar el espíritu santo, es aceptar a Dios.
Por eso la Palabra de Dios presenta al espíritu santo, no como una entidad independiente, sino como
algo que es propiedad de Dios:
“Y el Espíritu
de Dios se movía sobre la faz de las aguas” (Génesis 1:2 RV).
“¿A dónde me iré de
tu Espíritu? ¿Y a dónde huiré de tu presencia?” (Salmo 139:7 RV).
“El Espíritu
de Dios me hizo, y el soplo del Omnipotente me dio vida” (Job 33:4).
"Envías
tu Espíritu, son creados, y renuevas la faz de la tierra" (Salmos 104:30 RV).
"Y el Espíritu
de Jehová vino sobre Sansón, quien despedazó al león como quien despedaza un cabrito" (Jueces 14:6).
“Y vio al Espíritu
de Dios que descendía como paloma, y venía sobre él” (Mateo 3:16 RV).
“¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu
de Dios mora en vosotros?” (1 Corintios 3:16 RV).
¿Qué es lo que se entiende al leer estos versículos bíblicos? ¿Se presenta al espíritu santo como una persona igual a Dios, o como una energía poderosa utilizada y controlada por Dios? Por lo menos, no se lo presenta como alguien independiente, sino como algo perteneciente.
Paralelamente, podemos mencionar Lucas 10:16, donde Jesús dice que quien rechaza a sus discípulos, rechaza a él mismo. Nadie creería que Jesús y sus discípulos conforman una deidad.
Se trata de un sentido de pertenencia: los discípulos pertenecen a Jesús, y Jesús pertenece a Dios. De igual forma, quien repudia de Jesucristo, repudia realmente a Dios, pues comparten los mismos ideales y pensamientos.
El espíritu santo como algo es una propiedad parte intrínseca del Dios Todopoderoso.
Como se ve, la interpretación de Hechos 5:1-5 acerca de la deidad del espíritu santo, es arteramente desvirtuada.
Las Santas Escrituras nos dicen que el espíritu santo enseña (Juan 14:26), da testimonio (Juan 15:26), guía a la verdad (Juan 16:13), hace prohibiciones (Hechos 16:6), envía (Hechos 13:4) e incluso habla a personas:
“Y el Espíritu
dijo a Felipe: Acércate y júntate a este carro” (Hechos 8:29 RV).
¿Pero escuchó Felipe una voz literal? No, pues esta es una forma figurada para expresar cómo utiliza Dios su fuerza en el cumplimiento de sus propósitos. ¿Cómo “habló” entonces el espíritu santo?
“Y como no estuviesen de acuerdo entre sí, al retirarse, les dijo Pablo esta palabra: Bien habló el Espíritu Santo
por medio del profeta Isaías a nuestros padres” (Hechos 28:25).
Según se muestra, el espíritu nunca ha hablado con voz literal. Cuando se nos dice que “habló”, fue por medio de humanos y no directamente por emisión privada, pues nunca se lee que los apóstoles hayan
escuchado la voz del espíritu santo.
A sí mismo, no hay evidencia bíblica de conversaciones entre el espíritu santo y el Padre o el Hijo.
Otro de los versículos que a los trinitarios les parece determinante para probar la personalidad y “divinidad” del espíritu santo es el siguiente:
“Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles” (Romanos 8:26
RV).
¿Se debe entender estrictamente literal el versículo? Del espíritu santo proceden gemidos
indecibles, es decir, no puede hablar literalmente. ¿Cómo es esto si tal “persona” tiene la capacidad de hablar?
Además, no hay evidencia alguna en todas las Escrituras de que los apóstoles o discípulos hayan orado al “Espíritu Santo” o que hayan orado a Jehová el Padre por medio de él, mientras que sí se nos dice que los cristianos oraron al Padre utilizando como único intercesor a Jesucristo. (1 Timoteo 2:5)
En cuanto a la personificación, la Biblia dice que la sabiduría
grita y tiene
voz propia:
“La sabiduría verdadera misma sigue clamando a
gritos en la calle misma. En las plazas públicas sigue dando
su voz” (Proverbios 1:20).
¿Es la sabiduría una persona? La Biblia personifica cosas y objetos inanimados para dar énfasis a las ideas.
“Pero la sabiduría es justificada por
sus hijos” (Mateo 11:19 RV).
Si la Biblia hablara de los hijos del espíritu santo, ¿no sería para los trinitarios una prueba irrefutable de la personalidad y deidad del espíritu santo?
Qué bueno es que se los atribuya mejor a la sabiduría, algo que no es persona. Y, ¿pensaría usted que la sabiduría es una madre literal que ha engendrado hijos literales?
“¿No
clama la sabiduría, y da
su voz a la inteligencia?” (Proverbios 8:1 RV)
Una sabiduría que grita, que habla, que da su voz, que tiene hijos, que es justificada no es una persona. El espíritu santo no es lo único que es personificado en muchas ocasiones.
La sabiduría es
una cualidad que destaca el juicio sano basado en conocimiento y entendimiento; la aptitud de valerse con éxito del conocimiento y el entendimiento para resolver problemas, evitar o impedir peligros. Obviamente la personificación que encontramos en las Escrituras no indica en absoluto que sea una persona literal.
La palabra hebrea
rúaj (espíritu) y la palabra griega
neuma (espíritu) literalmente significan
“soplo, viento, fuerza vital”. Por ejemplo, el viento es una fuerza invisible. El espíritu santo es una fuerza santa, sagrada, porque procede de Dios. Es obvio que no es una persona literal por el hecho que figuradamente la Biblia diga que “habla”, puesto que la sabiduría también “habla”.
Además de personificar al espíritu santo y a la sabiduría en muchas ocasiones, la Biblia también personifica al pecado y la muerte llamándolos
reyes:
“No obstante, la muerte
reinó desde Adán hasta Moisés” (Romanos 5:14ª NM)
¿La muerte es una persona?
“¿Con qué fin? Para que, así como el pecado
reinó con la muerte” (Romanos 5:21 NM).
Aplicando los mismos criterios de la doctrina de la Trinidad, entonces tenemos que llegar a la conclusión de que el pecado y la muerte son personas, y no sólo eso, sino también reyes que saben gobernar
En su carta a los Romanos, el apóstol Pablo escribió que el pecado
fomenta la codicia, engaña y mata.
“Mas el pecado, tomando ocasión por el mandamiento,
produjo en mí toda codicia […] Porque el pecado, tomando ocasión por el mandamiento,
me engañó y por él
me mató” (Romanos 7:8-11).
¿Quién hoy cree que el pecado es una persona? Que según este texto bíblico, sabe engañar y matar.
“Porque hay tres que dan testimonio: el espíritu, el agua y la sangre, y los tres están de acuerdo” (1 Juan 5:7, 8).
Según este versículo, el espíritu da testimonio, ¿pero también el agua y la sangre? Y el hecho de que ‘estén de acuerdo’ no significa que sepan razonar.
En resumen, tanto la sabiduría como el espíritu santo hablan y tienen voz. Tanto el espíritu santo como el agua y la sangre dan testimonio y tienen la capacidad de ponerse de acuerdo.
Al espíritu santo se le puede engañar y el pecado puede engañar. El pecado es un asesino, y la muerte es un rey junto con este. Decir que todas estas cosas son personas por atribuírseles características y cualidades propias de una persona, es apresurado y errado.
Otras pruebas que desfavorecen la doctrina de "la divinidad del Espíritu Santo"
Cuando Jesús se bautizó el espíritu santo descendió en forma de paloma, no como persona (Marcos 1:10).
La Biblia se refiere al espíritu santo de modo impersonal, al compararlo con agua y fuego (Mateo 3:11).
Se insta a la gente a llenarse de espíritu santo, y no de vino (Efesios 5:18). Claramente se distingue al espíritu como algo, no como alguien.
Cuando el discípulo Esteban fue apedreado, pudo tener una visión de la gloria de Dios, y Jesús de pie a la derecha de Dios, pero al espíritu no se le menciona (Hechos 7:55, 56). ¿Esteban no vio al espíritu santo? ¿El espíritu santo no estaba presente?
Lo lógico, no se puede ver algo que no es divino ni personal como si se tratase de Dios o Jesús, personas reales.
En Revelación 7:10 los miembros de la gran muchedumbre dan gracias a Dios y al Cordero por la salvación.
¿Por qué no expresaron su agradecimiento al “Espíritu Santo”? ¿Olvidaron darle las gracias, o prefirieron ignorarlo?
En 1 Corintios 8:6 el apóstol Pablo dice que sólo hay un Dios, el Padre, y un solo Señor, Jesucristo.
¿Por qué no mencionó al espíritu santo en tan importante declaración de fe? Si el espíritu santo es “totalmente Dios” según los trinitarios, el apóstol contradice esa noción al explicar que sólo el Padre es Dios.
Ciertamente, el apóstol Pablo no creía que el espíritu santo fuera una persona en Dios.
Algunos pueden objetar diciendo que en Mateo 28:19 (también 2 Corintios 13:14) se mencionan juntos a Dios, al Hijo y al espíritu santo.
Algunos llaman a esto la “fórmula trinitaria”. ¿Es realmente una fórmula
trinitaria? ¿Pero es que a caso este versículo dice que cada uno es Dios, cada uno es omnipresente y omnisapiente, y que juntos son un sólo Dios?
No, el versículo no menciona esos falsos conceptos. Por tal razón, una obra de consulta reconoce lo siguiente:
“Sin embargo, este texto, tomado por sí mismo, no probaría decisivamente ni la
personalidad de los tres sujetos mencionados ni la
igualdad ni
divinidad de ellos” (
Cyclopledia of Biblical, Theological, and Ecclesiastical Literature, de McClintock y Strong, reimpresión de 1981, tomo X, pág. 552).
Tomar las palabras de Mateo 28:19 como una fórmula bautismal trinitaria es un grave error atribuido a las palabras de Jesucristo.
En 1 Timoteo 5:21 se menciona juntos a Dios, Cristo y los ángeles; y eso no significa que los ángeles formen una deidad con el Padre y el Hijo.
Aún así, existe una gran cantidad de citas bíblicas en las que se menciona sólo al Padre y al Hijo, pero al espíritu santo se le omite porque no es una persona.
Por ejemplo, Juan 17:3 (
Biblia de Jerusalén) indica que para obtener vida eterna se requiere conocer al Padre y a su Enviado.
¿Por qué el versículo no dice que haya que conocer al espíritu santo?
El Padre tiene un nombre personal, Jehová o Yavéh. El Hijo tiene también un nombre personal, Jesús, con sus variaciones Jesucristo, Cristo.
Pero al espíritu santo
nunca se le asigna un nombre personal.
Al Padre generalmente se le describe sentado en Su trono (Revelación 7:10), Jesús también tiene un trono donde está sentado (Revelación 22:1), pero la Biblia nunca dice que el espíritu santo esté
sentado en un trono.
Más sobresaliente es que hasta los veinticuatro ancianos mencionados en Revelación 11:16 posean un trono donde están sentados.
¿Por qué la “tercera persona de la Trinidad” no habría de poseer uno? Lógicamente, una fuerza no se puede sentar ni se le puede describir como sentada.
En vista de todo lo que se ha mostrado, el espíritu santo no es "totalmente Dios", ni tampoco una persona igual a Dios.
Esos errores trinitarios están basados en textos interpretados incorrectamente. El espíritu santo es la fuerza y el poder que emana del Padre para cumplir Su voluntad.