La cuestión de saber qué vocales acompañaban a las cuatro consonantes del Nombre de Dios es absurda, porque las vocales masoréticas, que son los puntos vocálicos, aparecieron después del año 500 de nuestra era.
Antes de esa época las únicas vocales eran las matres lectionis .
Además, las vocales e,o,a no tenían ninguna importancia para encontrar la pronunciación correcta entre los eruditos cristianos hebreos.
Por otra parte, para justificar su pronunciación del Nombre "según sus letras", citaban muy a menudo el libro de Maimónides La Guía de los Perplejos (parte 1 capítulos 61 a 64).
Además, antes del año 1100, los puntos vocálicos escritos con el Tetragrama no eran e,o,a sino e,a, es decir, las vocales de la palabra aramea Shema' que significa "El Nombre".
Las vocales masoréticas actuales no son las vocales genuinas porque aparecieron recién después del año 500 d.C.
Antes de esta época, los judíos utilizaban un sistema de “madres de la lectura” (algunas consonantes se utilizaban como vocales) para pronunciar la mayoría de los nombres propios.
Los escritos de Qumrán han demostrado que antes del siglo II d.C. incluso las palabras más comunes se vocalizaban gracias a estas letras especiales (madres de la lectura, es decir, Y para las vocales I y E, W para O y U, y H para una A al final de las palabras), lo que demuestra que el sistema de “madres de la lectura” era ampliamente utilizado.
Judah Halevi escribió en su libro El Kuzari (1140) que las letras del Tetragrama se utilizan como vocales para cualquier otra palabra (además, Judah Halevi en El Kurazi IV:3 relata que Y se utiliza para I, W para O y H para A).
Mucho tiempo antes, en el siglo I, Flavio Josefo, un escritor judío, había escrito que el Tetragrama se escribe con cuatro vocales (y no cuatro consonantes).
Flavio Josefo (37-100), que conocía muy bien el sacerdocio de esta época, aclaró que, cuando los romanos atacaron el Templo, los judíos invocaron el nombre temible de Dios ( La guerra de los judíos V:438 ), pero escribió sobre su negativa a dárselo a su lector (Antigüedades judías II:275 ).
Sin embargo, dio algunos datos de importancia primordial para redescubrir la pronunciación que quería ocultar.
Se puede leer, en efecto, en la obra La guerra de los judíos la siguiente observación: "El sumo sacerdote tenía la cabeza cubierta con una tiara de lino fino bordada con un borde púrpura, y rodeada de otra corona de oro que sostenía en relieve las letras sagradas; éstas son cuatro vocales" ( La guerra de los judíos V:235 ).
Esta descripción es excelente; además, completa la que se encuentra en Éxodo 28:36-39.
Sin embargo, como todo el mundo sabe, no hay vocales en hebreo, sino sólo consonantes.
Lamentablemente, en lugar de explicar esta visible anormalidad, ciertos comentaristas (influenciados por la forma Yahweh) engañan a los lectores de Josefo indicando en la nota que esta lectura era IAUE.
Ahora bien, es evidente que las "letras sagradas" señaladas en el Tetragrama están escritas en paleohebreo, y no en griego.
Además, en hebreo estas consonantes Y, W, H, se usan exactamente como vocales; se las llama además matres lectionis "madres de la lectura".
Los escritos de Qumrân muestran que en el siglo I la Y como vocal servía sólo para indicar los sonidos I y E, la W servía sólo para los sonidos Ô y U, y una H final servía para el sonido A.
Además, la H se usaba como vocal sólo al final de las palabras, y nunca dentro de ellas (pero entre dos vocales la H se escucha como una ligera E).
Así pues, leer el nombre YHWH como cuatro vocales es leer IHÔA, es decir IEÔA.
La ortografía de la parte aramea del Tell Fekherye Bilingual, fechada antes del siglo IX a . C. (DN Freedman AD Forbes FI Andersen - Studies in Hebrew and Aramaic Orthography en: Biblical and Judaic Studies vol. 2 Indiana 1992 Ed. University of California pp. 137-170) demuestra que durante mucho tiempo se utilizaron tres vocales, waw para û, yod para î y he para â final.
Por ejemplo, numerosas palabras se leían “según su lectura natural” en esta antigua inscripción:
Como regla general, la «lectura natural» se utilizaba principalmente para vocalizar nombres propios.
La palabra YHWH, que significa "Él resultará ser", se encuentra en la inscripción de Sefire, fechada en el año 750 a. C.
La vocalización normal probablemente haya sido YiHWaH en esa época, porque el sonido -èH proviene de un antiguo -aH.
Un segundo testimonio de este período sobre la pronunciación, es el propio Talmud, pues el Tetragrama se llama Shem Hamephorash que significa "el nombre leído distintamente" o "el nombre leído según sus letras" ( Sifre Números 6:23-27 ).
Hemephorash significa "distintamente [leído]" o "separadamente [leído]" en hebreo.
El sentido primitivo de "leído distintamente" es "palabra por palabra" o "letra por letra", el sentido "interpretado" o "traducido" es un significado posterior.
A pesar de que algunos cabalistas afirmaron que la palabra mephorash significaba "oculto" es fácil comprobar el significado correcto de esta palabra en la propia Biblia (Neh 8:8; Esd 4:18).
Además, el Talmud ( Sanhedrin 101a 10:1 ) prohíbe el uso del Nombre divino con fines mágicos, y el rabino Abba Shaul (130-160?) agrega no usar citas bíblicas que contengan el Tetragrama para fines de exorcismo y la pronunciación del Tetragrama según sus letras como advertencia preventiva de que quienes transgredieran este mandamiento perderían su porción en el mundo futuro.
La frase "pronunciar el Nombre según sus letras" significa pronunciar el Nombre como está escrito, o según el sonido de sus letras, lo que es diferente a deletrear un nombre según sus letras.
De hecho, estaba autorizado a deletrear el nombre YHWH según sus letras (porque el propio Talmud lo hizo), es decir en hebreo Yod, He, Waw, He (o Y, H, W, H en español); por otro lado, estaba prohibido pronunciarlo según estas mismas letras.
Un tercer testimonio, siempre de esta época, procedente de personas que tenían acceso al sacerdocio, es el de los traductores de la Septuaginta.
Este texto había fijado en efecto la vocalización de los nombres propios justo antes de que se adoptase la costumbre de no utilizar más el Nombre fuera del Templo.
Ahora bien, se observa que todos los nombres teofóricos que comienzan por YHW en la Biblia hebrea se vocalizaban Iô-(a) en la Septuaginta.
Así pues, el nombre divino, que constituye el nombre teofórico por excelencia (es decir YHW-H), para estar de acuerdo con todos los demás nombres teofóricos debería haber sido vocalizado Iô-a en griego, o, si se restablece la H muda (que no existía en griego): IHÔA.
Algunos autores, como Severo de Antioquía (465-538), utilizaron la forma IÔA en una cadena de comentarios al capítulo ocho del evangelio de Juan (Jn 8,58), aclarando que se trataba del nombre de Dios en hebreo.
Otro libro ( Elogio de Juan el Bautista 129,30) también hizo alusión al nombre IÔA escrito en griego iota, omega, alfa.
En el códice Coisliniano del siglo VI, varios nombres teofóricos se explican debido a la palabra griega aoratos que significa "invisible" y se encuentra en la LXX en Génesis 1,2) y que se lee IÔA.
¡Lo has "matao"!!
Pero no sólo a él.
Todos los detractores del nombre JEHOVÁ
deberían irse corriendo a esconder a una cueva.
Eso. O pedir disculpas.
No queda de otra.