Notas Hermenéuticas:
1:1-2:4b El poema está arreglado en estrofas de acuerdo con el número de días de la semana, donde hay una correspondencia entre los días uno y cuatro, dos y cinco, y tres y seis, quedando sin paralelo el día siete; por eso, se supone que el poema es un llamado al pueblo a volver a guardar el día séptimo. Esto no opaca los otros temas teológicos que hay en el relato.
1:1b Bara es el verbo que se traduce creó. Todas las veces que aparece en el AT está en relación con la función creadora de Dios, acción que no se atribuye a ningún otro ser. Dios es quien crea el universo (1:1), a los grandes monstruos marinos (1:21), al ser humano (1:27), al pueblo de Israel (Isa. 43:1), pero también será quien haga aparecer “nuevos cielos y nueva tierra” (Isa. 65:17).
1:1c El término para Dios es elohim , que es un plural. Es un término genérico usado para referirse al Dios verdadero, como aquí, o a cualquier otro dios o dioses (cf. 2 Rey. 1:3; Eze. 28:2; Jos. 24:14, 15; Jer. 16:11). Cuando el término hace referencia al Dios único y verdadero, va acompañado del verbo en singular, como aquí. Elohim conlleva la idea de “poder”, por eso, se refiere a quien posee el poder para crear.
1:1d Para abarcar la totalidad, el hebreo se vale de términos extremos u opuestos. De este modo, al usar las palabras los cielos y la tierra, el escritor sagrado está refiriéndose al cosmos o universo.
1:2a Las dos expresiones, sin orden y vacía… tinieblas, llevan la idea de algo sin utilidad y belleza, de desolación, de desierto; presentan una tierra inhóspita a la cual las tinieblas, símbolo del caos, tienen atrapada o cubierta. En el relato bíblico, estas tinieblas están sometidas a Dios y nunca representan una amenaza para él. La expresión sin orden y vacía se encuentra también en Jeremías 4:23.
1:3a La frase entonces dijo Dios se encuentra también en los versículos 6, 9, 14, 20, 24, donde va acompañado de la frase: y fue así. El relato resalta así el poder creador de la palabra de Dios, quien habla y las cosas aparecen (cf. Sal. 33:6, 9; 148:3-5; Heb. 11:3). En Juan 1:14, el escritor sagrado afirma que esta palabra, por medio de la cual todas las cosas fueron hechas, toma forma humana y establece su presencia entre los seres humanos.
1:3b Resulta extraño que Dios haga primero la luz y recién en el cuarto día cree los astros que emanan la luz, pero es importante recordar que esto no era un problema para los orientales, pues ellos no relacionaban la luz o la ausencia de la misma con los astros. Aquí, la luz es una de las creaciones de Dios que acaba con las tinieblas, que son símbolo de caos y muerte.
1:4a La luz y las tinieblas son parte del plan de Dios y, por lo tanto, son simplemente creaciones suyas. Dios determina sus funciones. No hay ningún temor de que las tinieblas lleguen a imponerse, tal como algunos pueblos creían.
1:4b El término hebreo para vio no indica una simple mirada, sino que implica una observación cuidadosa de Dios a su primera obra, lo cual lo lleva a emitir un juicio: era buena. Este juicio, en forma de estribillo, se vuelve a encontrar en los versículos 10, 12, 18, 21, 25 y 31. El término “bueno” puede significar lo que es estéticamente hermoso o moralmente correcto, pero también lo que cumple con un propósito determinado, responde al plan inicial de Dios.
1:5a Quizá, esta forma de expresar el día haga referencia al día litúrgico que se establecerá con el comienzo de la religión de Israel, según la cual el día comienza al caer la tarde. Los hebreos, junto con otros pueblos de la antigüedad, se regían por un calendario lunar, por lo cual el día se inicia con la salida de la luna.
1:5b El texto no permite determinar si estos días son de veinticuatro horas literalmente o no. Debe tenerse en cuenta que el término día puede hacer referencia solo al tiempo de luz como opuesto al tiempo de la noche, o al conjunto día y noche, o simplemente a un tiempo indefinido. Quizá el autor sagrado simplemente usa el término día como un recurso literario para presentar su enfoque teológico.
1:6b Llama la atención que Dios no dice que haya una bóveda, sino que se afirma que hizo; no la llama a la existencia a través de su palabra, sino que la forja. Algunos ven aquí una concepción diferente que presenta la creación como una obra modelada directamente por Dios (cf. vv. 16, 21, 25), mientras que otros presentan la creación como producto de la palabra poderosa de Dios.
1:9,10 En este día se completa lo que fue iniciado en el día dos. Las aguas que están abajo son reunidas en un solo lugar, de modo que ahora será posible ver la parte seca, a la cual Dios llama tierra. A estas aguas Dios les pone límites que no podrán traspasar (cf. Job 38:8, 9; Sal. 33:7; 104:6-9). Con este acto se da por terminada la obra de formación del cielo y la tierra. De aquí en adelante, Dios llenará esos espacios con sus respectivos habitantes.
1:11-13 Nuevamente aparece la acción creadora de la palabra de Dios. Aquí esta palabra está dirigida a la tierra para que produzca plantas y árboles, cada uno según su propia especie. No se deja espacio para considerar a la tierra como la diosa que origina vida; su fecundidad la recibe como un don del Creador.
1:20 b La expresión hebrea usada aquí para seres vivientes literalmente es “alma con vida” y se usa para referirse a todo ser que tiene aliento de vida. Se usa para referirse a los animales acuáticos (v. 20), a animales terrestres (v. 24), al hombre (2:7), a las aves y otros animales (9:10), y a los animales y al hombre (9:15, 16).
1:22 Por primera vez en el relato se usa el verbo “bendecir”. El mismo verbo se usará nuevamente en el versículo 28 en relación con el ser humano. La bendición va asociada con la capacidad de reproducirse, así que la bendición es la capacidad que Dios les otorgó a estos seres para que pudieran engendrar vida.
1:26 Aunque el ser humano es creado el día sexto, junto con los animales, es de notar que no surge igual que estos. Mientras los animales son producidos por la tierra, por orden divina, el ser humano aparecerá como un acto directo de la voluntad de Dios. El término adam se usa aquí como un colectivo y no como nombre propio. Esto se aprecia en el hebreo, pues en la expresión tenga dominio el verbo está en plural, de modo que literalmente sería “tengan dominio”.
1:31 El superlativo muy bueno es el juicio final que Dios hace a su obra. No se refiere únicamente a la creación del ser humano, sino que engloba todo lo creado durante los seis días. Toda la creación cumple el objetivo de Dios y es hecha de acuerdo con su plan.
Biblia de Estudio Mundo Hispano
Editorial Mundo Hispano