IXOYE - Estudio del Libro de Génesis

Génesis Capítulo 2​

Artículos Éticos​

2:9 El árbol de la vida es un símbolo antiguo de la inmortalidad (cf. 3:22; Apoc. 2:7; 22:14). El árbol del conocimiento del bien y del mal también es una alusión a la inmortalidad, pero, además, el uso de los opuestos puede implicar el conocimiento pleno, cabal, que es propio de Dios (cf. nota en 1:1). En hebreo, el verbo “conocer” puede referirse al conocimiento intelectual, íntimo o experimental (como en el caso de las relaciones sexuales), o a la capacidad para decidir y discernir. Aquí puede también aludir a la capacidad de tomar decisiones en el campo moral sin tener en cuenta a Dios, pero no puede pasarse por alto que el ser humano será siempre responsable de las decisiones que tome.

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Génesis Capítulo 2​

Artículo: El Mandato Cultural​


El mandato cultural
Génesis 1:28 ha sido conocido como el mandato cultural , en el que hay tres elementos fundamentales:
1. La bendición divina . Ya en el versículo 22, Dios pronuncia su bendición sobre los animales creados. Tal bendición se asemeja a la pronunciada sobre el ser humano en cuanto a la facultad de procrear y llenar los espacios: aguas, tierra, aire. Sin embargo, Dios delega la responsabilidad de administrar la naturaleza solo al ser humano. El ser humano cuenta con la asistencia divina no solo para procrear, sino también para ejercer su función de mayordomo o administrador de la creación.

2. El mandato de la procreación . Es algo que el ser humano comparte con los animales creados. Sin embargo, la descendencia humana tiene el privilegio y responsabilidad de procrear seres a su imagen, que resultan ser semejantes a la imagen misma de Dios ( Gén. 5:3). La procreación es concebida aquí como una bendición de Dios y no como el resultado de la simple capacidad humana o de un poder adquirido por algún rito de fertilidad. La fertilidad humana es un don directo del Dios Creador, que hace posible la propagación del género humano. Tal mandato debe ejercerse con responsabilidad y
santidad. La procreación no puede ser considerada simplemente como un acto biológico, sino como un don y bendición de Dios que debe ejercerse según el plan de Dios, es decir, dentro de una unión matrimonial de un hombre y una mujer. Es responsabilidad de la pareja criar a sus hijos en el temor de Dios de modo que estos glorifiquen al Señor y sean de bendición a la sociedad a la que pertenecen.

3. La mayordomía de la creación . Al ver todo lo que había hecho, Dios emitió un juicio: “He aquí que era muy bueno”. Dios quedó satisfecho con su creación, pues esta cumplía el propósito para el cual la hizo. Ahora la responsabilidad del ser humano es la de mantener buena esa creación, velando por que siempre cumpla la finalidad para la cual Dios la hizo. Esto implica una responsabilidad ecológica. Desafortunadamente, el hombre, por su ambición egoísta, en vez de cuidar la naturaleza, la está destruyendo; ha acabado con especies vegetales y animales, y ha causado trastornos en la naturaleza. Tal actitud es simplemente un reflejo de su alejamiento de Dios. El hombre tendrá que dar cuenta a Dios de ello. Somos responsables de dejarle a las futuras generaciones un mundo en el cual puedan vivir dignamente.

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Comentario Bíblico Mundo Hispano
Tomo I
Génesis
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Génesis Capítulo 2​


(7) El séptimo día, 2:1–4a. Se confirma que el relato de la creación ofrece la explicación correcta del origen del universo con todos su ocupantes y que la creación fue completada. En el día séptimo, día de la culminación de la creación, Dios cesó de su actividad creadora. Ello indica una satisfacción por lo creado y la confirmación de una relación especial y permanente entre Dios y su creación. Al reposar, bendecir y santi-ficar el día, Dios establece una relación de cuidado y sustento con su creación. Este reposo y su relación especial es concedido también a todas las criaturas (Exo. 20:8–11) como un mandamiento. El día de reposo se convirtió en una institución que identificó y distinguió al pueblo de Dios durante toda su historia. El propósito del reposo se cumple ahora en Jesucristo quien es el Señor del reposo y quien alivia al hombre de la carga del pecado (Mar. 2:28; Mat. 11:28–30).

II. DIOS Y LA HUMANIDAD, 2:4b-11:9

La segunda sección, algo más amplia que la primera, presenta el desarrollo de la humanidad en su relación al Creador. Desde el punto de vista del hombre, muestra como éste progresa en diferentes áreas[Page 52]

de civilización y como el hombre continuamente se aleja de Dios. Los ejemplos es-cogidos son suficientes y claros en demostrar la rebeldía y pecaminosidad del hombre en todas las esferas de su vida. Desde el punto de vista de Dios, se da testimonio de la fidelidad y misericordia de Dios que constantemente interviene para mantener su pro-pósito original de comunión con el hombre. Al aumentar el pecado, aumenta también la gracia de Dios (Rom. 5:20).

1. DIOS ESTABLECE AMBIENTE, NORMAS Y RELACIONES PARA EL HOMBRE, 2:4b-25

Este es un relato más íntimo y detallado de la creación del hombre y la mujer y complementa el relato del cap. 1. El énfasis es en las relaciones que el hombre esta-blece con Dios, con el medio, con los animales y con la mujer. El nombre propio de Dios Jehovah 3068— se combina con su nombre título —Elohim 433— dando un toque más personal al diálogo entre Dios y el hombre. El material presenta cuatro secciones: La creación especial del hombre, la preparación del jardín para el desarrollo de la vi-da, la creación de la mujer y la institución del matrimonio.

(1) Dios forma a Adán, 2:4b–7. Antes de la existencia del hombre no había reino vegetal y la tierra estaba regada o inundada (1:9) por un vapor o manantial subterráneo. El lenguaje que se usa para formar al hombre es propio al de un alfarero que usa el barro para modelar su vasija. Dios forma al hombre, adam 120 de la tierra, [Page 53] adam̆h 127 la cual provee todos los componentes físicos. Similar a los animales en su composición física, sin embargo, la diferencia es grande. Dios de manera especial con-cede al hombre el don de vida a través del aliento de vida. La acción de Dios es fami-liar e íntima. En Juan 20:22 Jesús también sopla el Espíritu Santo a sus discípulos dando vida así a una nueva humanidad. A pesar de tener dos dimensiones, el hombre es una unidad dependiente tanto del medio (físico) como de Dios (espiritual). Con el nombre propio de Adán (2:20) se afirma que el primer hombre fue un ser histórico y no mitológico o legendario.

(2) Dios planta un jardín en Edén, 2: 8–17.​

Dios prepara un lugar especial y apropiado para el desarrollo de la vida del hombre. La descripción es la de un oasis o jardín fértil, con abundante agua para riego y para originar cuatro ríos. Estos ríos re-gaban lugares conocidos por sus nombres y por sus productos. Se nota la amplia ex-tensión geográfica y la diversidad de recursos propios a cada región. Edén es un lugar geográfico específico, ubicado en la Mesopotamia del Tigris y del Eufrates, lugar reco-nocido históricamente como la cuna de nuestra civilización judeocristiana u occiden-tal. La identificación exacta del lugar no es posible ni necesaria ya que pronto el hom-bre es expulsado de allí (3:24).

La vegetación que Dios hace brotar de la tierra sirve al hombre de alimento y para su bienestar físico y emocional. Dos árboles reciben ubicación y atención especial: Uno es el árbol de la vida, que después de la desobediencia de Adán y Eva Dios lo considera de riesgo continuo para el hombre y lo hace inaccesible (3:22–24). En Apo-calipsis 2:7 y 22:2 reaparece el árbol de la vida con abundancia de fruto y dones de sanidad en la nueva Jerusalén. El otro [Page 54] es el árbol del conocimiento del bien y del mal, es decir, de discernimiento total, que marca la limitación de la libertad del hombre y su relación responsable para con Dios (v. 17). Aquí sólo se mencionan estos dos árboles que luego juegan un papel muy importante en el desarrollo de la historia humana. En 3:7 aparece la higuera y en Ezequiel 31:8 se mencionan cedros, hayas y castaños como otros árboles de Edén.

La responsabilidad que Dios asigna al hombre es la de cultivar y guardar el jardín. Estas dos ocupaciones (agricultor y pastor) marcan el inicio histórico de la división vocacional del hombre. El trabajo no fue resultado de la maldición, sino una responsabilidad asignada por Dios al hombre desde la creación para su sustento. De entre todos los árboles hay uno del cual Dios prohibe al hombre comer. La prohibición indicados cosas: Primero, que el hombre debe responder libremente. No es un ser autó-mata, sino creado con libertad de escoger. Segundo, el hombre es responsable ante Dios por sus acciones. La desobediencia trae consigo una consecuencia clara y grave: La muerte, que marca el límite a la vida recientemente concedida.

(3) Dios crea a la mujer, 2:18–23.​

La vida del hombre se desarrolla ahora en el jardín, pero en soledad, sin ayuda idónea. Al nombrar a la totalidad de los animales que viven en y sobre la tierra, el hombre los integra a su vida y ejerce su vocación y dominio sobre ellos. Ningún animal ni Dios puede servir de ayuda idónea, es decir, de una relación social y emocional íntima e importante. Dios decide soberana y libremen-te proveer esa necesidad de compañerismo al hombre. Esto indica la naturaleza social del hombre. El hombre no vive sólo. Su vida encuentra significado completo en la co-munidad con otros seres humanos. La vida en comunidad refleja también la imagen y semejanza a Dios quien se ha manifestado desde el principio no en soledad sino en trinidad.[Page 55]

Para proteger su actividad creadora de Adán y porque Dios decide formar la mujer de una parte del hombre, lo hace dormir profundamente. Una de sus costillas (v. 21) significa una porción del medio y del frente del hombre, y no una costilla individual (v. 23). Dios presenta la nueva criatura al hombre quien expresa la naturaleza de la mu-jer en tres declaraciones: Primera, reconoce la igualdad del nuevo ser. Ella también es humana y de la misma materia del hombre (hueso de mis huesos y carne de mi carne, v. 23). Segunda, Adán le concede identidad propia (mujer, v. 23), aceptando la sexua-lidad diferente que completa y complementa la humanidad. Esta cualidad hace posible que la mujer sea compañera al hombre (3:12). Tercera, por ser formada del hom-bre, la mujer es lo más cercano posible al hombre y su más compatible. Con estas declaraciones el hombre expresa su aceptación y su satisfacción completa.

(4) Institución del matrimonio, 2:24, 25.​

Dios mismo establece el matrimonio como la relación correcta entre el hombre y su ayuda idónea. Consistente con la natu-raleza del hombre y la mujer declarada en el v. 23, la revelación bíblica afirma que la relación matrimonial tiene estas características esenciales: Primera, es exclusiva y de compromiso social (dejará a su padre y su madre, v. 24). Segunda, es monógama, heterosexual y de pacto mutuo (el hombre... se unirá con su mujer, v. 24). Tercera, es de complementación mutua [Page 56] (serán una sola carne, v. 24). Cuarta, de libre comunicación e intimidad significante (estaban ambos desnudos, v. 25). El Señor Je-sucristo, al reafirmar estas características aclara que el propósito original de Dios pa-ra el matrimonio es una relación permanente e indisoluble (Mar. 10:1–12). Estas afirmaciones bíblicas condenan las prácticas prevalecientes en las sociedades modernas como el divorcio, las relaciones sexuales casuales y adulterios, los concubinatos y relaciones clandestinas, la homosexualidad y la relación de competencia y opresión de-ntro del matrimonio. El ideal de Dios se concreta en la íntima, abierta, mutua y total aceptación y un continuo y permanente conocimiento el uno del otro que Adán expe-rimenta con su mujer. Dentro de esta relación ideal es que Dios intenta la procreación de los hijos y el desarrollo de la comunidad. En esta relación no hay lugar para senti-mientos negativos ni barreras. La procreación, la vocación y las responsabilidades son compartidas entre el hombre y la mujer y en una dimensión comunitaria.

La obra maestra​

1:31
Dios vio todo lo que había hecho, y he aquí que era muy bue-no (1:31). El autor observa al Señor evaluando lo hecho; ve que Dios tiene un rostro de satisfacción y gozo, como cuando un artista contempla su obra terminada y escucha a los más seve-ros críticos decir: "...es una obra maestra". La obra que Dios ha hecho no solamente es bella, hermosa, impresionante y buena en sí misma, también útil para cumplir el propósito para el cual fue creada. Ese es el sentido de la expresión hebrea meód 3966 tob 2896, "muy bueno" (como traduce RVA), o "bueno en gran manera" (como traduce RVR-60). TODO lo que Dios hace es esencialmente bueno y muy útil para todos.

Joya bíblica​

Dios bendijo y santificó el séptimo día (2:3).​

La palabra traducida "santificó" es el verbo kadosh 6942, que indica separar para cumplir con un propósito o tarea. Así el día séptimo es apartado por el Señor para reposar o descansar osencillamente dejar de trabajar. Aunque el Señor no descansó por fatiga física, mental o emocional, él, como Señor del tiempo decide apartar un cierto "día" para su reposo. La implicación para el ser humano es doble: por un lado, apartar un día para la renovación de sus fuerzas, y por otro, imitar el ejemplo del Señor quien tiene razones últimas para hacer lo que hace y ordenar lo que ordena. Los que no siguen este ejemplo enfer-man y mueren sin llegar a desarrollar todo lo que pudieron ser.


¿Qué podemos hacer en el día de reposo?​

2:3
Introducción: A través de la Biblia podemos conocer lo que Dios espera que hagamos en el día de reposo.
El día de reposo es para dejar de trabajar (2:1–3; Exo. 20:8–11).
Renovar la energía física.
Renovar la energía mental.
Renovar la energía emocional.
El día de reposo es para ocuparse del Señor (Exo. 16:23–30)
Adoración personal, oración
Adoración pública, compañerismo
El día de reposo es para ocuparse en ayudar a otros (Mat. 12:8–12).
Alguien con necesidad física
Alguien con necesidad espiritual
Conclusión: ¿Cómo utiliza usted el día del Señor? Un equi-librio entre esas tres actividades producirá una vida sana y agradable a Dios.

Cuerpo y alma​

Génesis 2:7 y 1 Tesalonicenses 5:23 nos explican que Dios hizo al hombre con ciertos elementos interdependientes que le dan la categorías de "un ser viviente": con un cuerpo físico, material y con un alma o espíritu. Esta es la idea de un nefesh 5315 jayyah 2416.
La influencia de la filosofía griega ha hecho que algunos vean al hombre como un compuesto de tres elementos: espíri-tu, alma y cuerpo. Le asignan a cada uno su propia identidad. Se habla del alma como ese soplo o "aliento de vida" que Dios exhaló sobre el hombre para que llegara a "un ser viviente". Se dice que el espíritu es lo que permite al hombre relacionarse con Dios y que el cuerpo es la parte material. Puede ser, sin embargo una lectura sencilla de la Biblia hace pensar que los escritores bíblicos usaron las palabras "alma" y "espíritu" casi como sinónimos y no con el contenido del pensamiento griego; al fin y al cabo los escritores eran hebreos y fueron consisten-tes con la filosofía y cultura de su pueblo que consideraba a la persona como una totalidad y no imaginaba a una persona en la cual su alma estuviera separada de su cuerpo. Lo trascen-dental es que sólo el hombre recibe el aliento de vida directa-mente del Señor, puede ser que esto sea lo que lo diferencia substancialmente de los animales.

Ayudas prácticas​

Lo puso en el jardín de Edén, para que lo cultivase y lo guar-dase (2:15). La creencia popular de que el trabajo lo hizo Dios como castigo es incorrecta. Dios instituyó el trabajo con un doble propósito:
1. Para que el hombre sea colaborador con Dios en el cui-dado de la creación. En este sentido el hombre es un siervo de Dios. Es interesante que la voz "cultivar", del hebreo habad 5647, se traduce por "servir" en Exodo 3:12 cuando dice: ... ser-viréis a Dios en este monte (ver también Exo. 4:23). Hay un acto de servicio y adoración a Dios por medio del trabajo. Nuestra palabra "culto" es una forma corta de "cultivar" y es que el trabajo es una forma de cultivar nuestra relación con Dios.
2. Para que el hombre sea mayordomo de lo que Dios ha hecho. El hombre tiene que cuidar y proteger la tierra y sus elementos porque tendrá que entregar cuentas del resultado de su administración.


Tres principios para un matrimonio feliz​

2:24
Introducción: Por tanto, el hombre dejará a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne (2:24). Aquí están los tres principios mínimos para que un matrimonio sea feliz:
Dejará a su padre y a su madre. Hay una implicación de madurez física y emocional que permite al hombre y a la mujer tomar sus propias decisiones y asumir sus propias responsabi-lidades.
Se unirá a su mujer. Por medio de las leyes establecidas y aprobadas por la sociedad darán la formalidad y seriedad a su
unión.
. Serán una sola carne. Se amarán mutuamente con tal entrega y dedicación hasta que llegue a confundir sus vidas e intereses en un solo propósito: glorificar a Dios. Tratar de cambiar, aún el orden de estos principios, resulta en una rup-tura del plan de Dios y por lo tanto un fracaso para la pareja y para la sociedad.
Conclusión: El matrimonio es una relación íntima que excluye a todos los demás. Si no dejan a los padres, habrá problemas. Si no dejan a otras relaciones, traerá ruptura a la intimidad.
 
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Génesis Capítulo 2​

Comparación de Versiones de la Biblia​


La Biblia de las Américas​

Dios Habla Hoy​

Traducción en Lenguaje Actual​

2 Así fueron acabados los cielos y la tierra y todas sus huestes. 2 Y en el séptimo día completó Dios la[a] obra que había hecho, y reposó en el día séptimo de toda la[b] obra que había hecho. 3 Y bendijo Dios el séptimo día y lo santificó, porque en él reposó de toda la[c] obra que Él[d] había creado y hecho[e].

El huerto del Edén​

4 Estos son los orígenes[f] de los cielos y de la tierra cuando fueron creados, el día en que el Señor Dios hizo la tierra y los cielos. 5 Y aún no había ningún arbusto del campo en la tierra, ni había aún brotado ninguna planta[g] del campo, porque el Señor Dios no había enviado lluvia sobre la tierra, ni había hombre para labrar[h] la tierra. 6 Pero se levantaba de la tierra un vapor[i] que regaba toda la superficie[j] del suelo. 7 Entonces el Señor Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz el aliento de vida; y fue el hombre un ser[k] viviente. 8 Y plantó el Señor Dios un huerto hacia el oriente, en Edén; y puso allí al hombre que había formado. 9 Y el Señor Dios hizo brotar de la tierra todo árbol agradable a la vista y bueno para comer; asimismo, en medio del huerto, el árbol de la vida y el árbol del conocimiento[l] del bien y del mal.

10 Y del Edén salía un río para regar el huerto, y de allí se dividía y se convertía en otros cuatro ríos[m]. 11 El nombre del primero es Pisón; este es el que rodea toda la tierra de Havila, donde hay oro. 12 El oro de aquella tierra es bueno; allí hay bedelio y ónice. 13 Y el nombre del segundo río es Gihón; este es el que rodea la tierra de Cus. 14 Y el nombre del tercer río es Tigris[n]; este es el que corre[o] al oriente de Asiria. Y el cuarto río es el Eufrates[p]. 15 Entonces el Señor Dios tomó al hombre y lo puso en el huerto del Edén, para que lo cultivara y lo cuidara. 16 Y ordenó el Señor Dios al hombre, diciendo: De todo árbol del huerto podrás comer, 17 pero del árbol del conocimiento[q] del bien y del mal no comerás[r], porque el día que de él comas, ciertamente morirás.

Formación de la mujer​

18 Y el Señor Dios dijo: No es bueno que el hombre esté solo; le haré una ayuda idónea[s]. 19 Y el Señor Dios formó de la tierra todo animal del campo y toda ave del cielo, y los trajo al hombre para ver cómo los llamaría; y como el hombre llamó a cada ser viviente, ese fue su nombre. 20 Y el hombre puso nombre a todo ganado y a las aves del cielo y a toda bestia del campo, mas para Adán[t] no se encontró una ayuda que fuera idónea para él[u]. 21 Entonces el Señor Dios hizo caer un sueño profundo sobre el hombre, y este se durmió; y Dios tomó una de sus costillas, y cerró la carne en ese lugar. 22 Y de la costilla que el Señor Dios había tomado del hombre, formó[v] una mujer y la trajo al hombre. 23 Y el hombre dijo:

Esta es ahora hueso de mis huesos,
y carne de mi carne;
ella[w] será llamada mujer[x],
porque del hombre[y] fue tomada.
24 Por tanto el hombre dejará a su padre y a su madre y se unirá a su mujer, y serán una sola carne. 25 Y estaban ambos desnudos, el hombre y su mujer, y no se avergonzaban.

Footnotes​

  1. Génesis 2:2 Lit., su
  2. Génesis 2:2 Lit., su
  3. Génesis 2:3 Lit., su
  4. Génesis 2:3 Lit., Dios
  5. Génesis 2:3 Lit., para hacer
  6. Génesis 2:4 Lit., Estas son las generaciones
  7. Génesis 2:5 O, hierba
  8. Génesis 2:5 Lit., servir
  9. Génesis 2:6 O posiblemente, manantial
  10. Génesis 2:6 Lit., faz
  11. Génesis 2:7 Lit., alma
  12. Génesis 2:9 O, de la ciencia
  13. Génesis 2:10 Lit., cabezas
  14. Génesis 2:14 Heb., Hidekel
  15. Génesis 2:14 Lit., va
  16. Génesis 2:14 Heb., Perat
  17. Génesis 2:17 O, de la ciencia
  18. Génesis 2:17 Lit., no comerás de él
  19. Génesis 2:18 Lit., que le corresponda
  20. Génesis 2:20 O, el hombre
  21. Génesis 2:20 Lit., que le correspondiera
  22. Génesis 2:22 Lit., hizo
  23. Génesis 2:23 Lit., esta
  24. Génesis 2:23 Heb., ishshah
  25. Génesis 2:23 Heb., ish

La Biblia de las Américas (LBLA)
Copyright © 1986, 1995, 1997 by The Lockman Foundation
2 El cielo y la tierra, y todo lo que hay en ellos, quedaron terminados. 2 El séptimo día terminó Dios lo que había hecho, y descansó. 3 Entonces bendijo el séptimo día y lo declaró día sagrado, porque en ese día descansó de todo su trabajo de creación. 4 Ésta es la historia de la creación del cielo y de la tierra.

El hombre en el jardín de Edén​

Cuando Dios el Señor hizo el cielo y la tierra, 5 aún no había plantas ni había brotado la hierba, porque Dios el Señor todavía no había hecho llover sobre la tierra, ni había nadie que la trabajara. 6 Sin embargo, de la tierra salía agua que regaba todo el terreno. 7 Entonces Dios el Señor formó al hombre de la tierra misma, y sopló en su nariz y le dio vida. Así el hombre se convirtió en un ser viviente.

8 Después Dios el Señor plantó un jardín en la región de Edén, en el oriente, y puso allí al hombre que había formado. 9 Hizo crecer también toda clase de árboles hermosos que daban fruto bueno para comer. En medio del jardín puso también el árbol de la vida y el árbol del conocimiento del bien y del mal.

10 En Edén nacía un río que regaba el jardín, y que de allí se dividía en cuatro. 11 El primero se llamaba Pisón, que es el que da vuelta por toda la región de Havilá, donde hay oro. 12 El oro de esa región es fino, y también hay resina fina y piedra de ónice. 13 El segundo río se llamaba Guihón, y es el que da vuelta por toda la región de Cus. 14 El tercero era el río Tigris, que es el que pasa al oriente de Asiria. Y el cuarto era el río Éufrates.

15 Cuando Dios el Señor puso al hombre en el jardín de Edén para que lo cultivara y lo cuidara, 16 le dio esta orden: «Puedes comer del fruto de todos los árboles del jardín, 17 menos del árbol del bien y del mal. No comas del fruto de ese árbol, porque si lo comes, ciertamente morirás.»

18 Luego, Dios el Señor dijo: «No es bueno que el hombre esté solo. Le voy a hacer alguien que sea una ayuda adecuada para él.» 19-20 Y Dios el Señor formó de la tierra todos los animales y todas las aves, y se los llevó al hombre para que les pusiera nombre. El hombre les puso nombre a todos los animales domésticos, a todas las aves y a todos los animales salvajes, y ese nombre se les quedó. Sin embargo, ninguno de ellos resultó ser la ayuda adecuada para él. 21 Entonces Dios el Señor hizo caer al hombre en un sueño profundo y, mientras dormía, le sacó una de las costillas y le cerró otra vez la carne. 22 De esa costilla Dios el Señor hizo una mujer, y se la presentó al hombre, 23 el cual, al verla, dijo:

«¡Ésta sí que es de mi propia carne y de mis propios huesos! Se va a llamar “mujer”, porque Dios la sacó del hombre.»

24 Por eso el hombre deja a su padre y a su madre para unirse a su esposa, y los dos llegan a ser como una sola persona.

25 Tanto el hombre como su mujer estaban desnudos, pero ninguno de los dos sentía vergüenza de estar así.


Dios Habla Hoy (DHH)
Dios habla hoy ®, © Sociedades Bíblicas Unidas, 1966, 1970, 1979, 1983, 1996.

El séptimo día​

2 1-3 Así terminó Dios
la creación del cielo y de la tierra
y de todo cuanto existe,
y el séptimo día descansó.
Dios bendijo ese día y lo apartó,
para que todos lo adoraran.

El hombre y la mujer​

4 Ésta es la historia de cuando Dios creó el cielo y la tierra.

En ese tiempo 5 aún no había árboles ni plantas en el campo, porque Dios todavía no había hecho que lloviera, ni había nadie que cultivara la tierra. 6 Del suelo salía una especie de vapor, y eso era lo que mantenía húmeda la tierra. 7 Entonces Dios tomó un poco de polvo, y con ese polvo formó al hombre. Luego sopló en su nariz, y con su propio aliento le dio vida. Así fue como el hombre comenzó a vivir.

8 Dios había plantado un jardín al cual llamó Edén, y allí puso al hombre. 9 Luego Dios hizo que creciera allí toda clase de árboles; eran hermosos y daban fruta muy sabrosa. En medio de ese jardín estaba el árbol de la vida, y también el árbol del conocimiento del bien y del mal.

10 De Edén salía un río que regaba el jardín y luego se dividía en otros cuatro ríos. 11 El primer río se llamaba Pisón, y es el que rodea todo el país de Havilá. Allí hay oro 12 muy fino, y hay también piedra de ónice y plantas con las que se hacen finos perfumes. 13 El segundo río se llamaba Guihón, y es el que rodea todo el país de los etíopes. 14 El tercer río es el Tigris, que corre al este de Asiria. El cuarto río es el Éufrates.

15 Dios puso al hombre en el jardín de Edén para que lo cultivara y lo cuidara, 16 pero claramente le dijo: «Puedes comer de todos los árboles que hay en el jardín, 17 pero no del árbol del conocimiento del bien y del mal. Si comes de ese árbol, te juro que morirás».

18 Luego Dios dijo: «No está bien que el hombre esté solo. Voy a hacerle alguien que lo acompañe y lo ayude». 19-20 Entonces hizo Dios todos los animales domésticos y salvajes, y todas las aves que vuelan por el cielo, y se los llevó al hombre para que les pusiera nombre. Y éste así lo hizo.

Sin embargo, para el hombre no se encontró compañía ni ayuda. 21 Por eso Dios hizo que el hombre se quedara profundamente dormido. Y así, mientras éste dormía, Dios le sacó una de sus costillas, y luego le cerró el costado. 22 De esa costilla Dios hizo una mujer. Cuando se la llevó al hombre, 23 éste dijo:

«¡Esta vez tengo a alguien
que es carne de mi carne
y hueso de mis huesos!
La llamaré hembra,
porque Dios la sacó del hombre».[a]
24 Esto explica por qué el hombre deja a su padre y a su madre, y se une a su mujer para formar un solo cuerpo.

25 Tanto el hombre como su mujer andaban desnudos, pero no sentían vergüenza de andar así.

Footnotes​

  1. Génesis 2:23 Hembra... hombre. Aunque la palabra hembra resulta ofensiva en algunas regiones, se ha usado aquí con la intención de reproducir el juego de palabras en el texto hebreo, entre las palabras ishah, mujer e ish, hombre.

Traducción en lenguaje actual (TLA)
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Biblia Interlineal de Antiguo Testamento BHS (Hebreo / Español)​

Genesis 2:1-25

Sociedad Bíblica Iberoamericana

Biblia Peshitta.​

Genesis 2:1-25

1Así fueron terminados los cielos y la tierra y todas sus huestes.a
2 Y fue en el sexto día que Dios terminó sus obras que había hecho, y reposó en el
séptimo día de todas sus obras que había hechoa.
3 Por tanto, Dios bendijo el séptimo día y lo santificó, porque en él reposó de todas sus
obras que Dios había creado para que existieran.
El huerto en Edén
4 Éstos son los orígenes de los cielos y de la tierra cuando fueron creados, el día que
Yahweha7 Dios hizo los cielos y la tierrab,
5 y todos los árboles del campo, cuando todavía no existían en la tierra, y toda hierba
del campo cuando aún no había brotado, porque Yahweh Dios todavía no hacía llovera
sobre la superficie de la tierra, y tampoco había hombre8 que labrara la tierra.
6 Y un manantial brotaba de la tierra, e irrigaba toda la superficie de la tierra.
7 Entonces Yahweh Dios formó a Adán9 del polvoa de la tierra, y sopló en su nariz
aliento de vida. Y fue Adán un alma vivienteb.
8 Y desde el principio Yahweh Dios plantó un huerto en Edéna, y puso allí a Adán, a
quien había formado.
9 Y Yahweh Dios hizo que brotara de la tierra todo árbol agradable a la vista y bueno
para alimento. También, en medio del huerto, estaba el árbol de la vidaa, y el árbol del
conocimiento del bien y del mal.
10 Y desde Edén salía un río para irrigar el huerto, y desde allí se repartía en cuatro
ramales10.
11 El primero se llama Pisón, el cual rodea toda la tierra de Havila, donde hay oro.
12 El oro de esa tierra es bueno. También hay allí perlas y piedras de berilo.
13 El segundo río se llama Guijón, y éste es el que rodea toda la tierra de Cus.
14 El tercer río se llama Tigris11, que pasa frente a Asiria; y el Éufrates es el cuarto río.
15 Luego, tomando Yahweh Dios a Adán, lo puso en el huerto de Edén para que lo
labrara y lo protegiera.
16 Y Yahweh Dios le ordenó a Adán, diciendo: De todos los árboles que están en el
huerto ciertamente comerás,
17 pero del árbol del conocimiento del bien y del mal, de él no comerás, porque el día
que comas de él experimentarás la muertea.
Eva, la ayuda de Adán
18 Entonces dijo Yahweh Dios: No es bueno que Adán esté solo; le haré una ayuda
semejante a él.a
19 Entonces Yahweh Dios formó de la tierra toda bestia del campo y toda ave del cielo,
y los condujo hasta Adán para que viera cómo los llamaría; y como Adán llamó a cada
criatura viviente, así fue su nombre.
20 Puso Adán nombres a toda clase de ganado, a toda ave del cielo y a toda bestia que
hay en la tierra; pero no se encontró ayuda semejante a él.12 29
21 Y Yahweh Dios hizo que un sueño profundo cayera sobre Adán y se durmió; luego
tomó una de sus costillas y cerró la carne en su lugar.
22 Y formó Yahweh Dios una mujer de la costilla que había tomado de Adán, y la trajo
ante Adán.a
23 Entonces dijo Adán:
Ésta es ahora hueso de mis huesos y carne de mi carnea. Por cuanto fue tomada del
varón, ésta será llamada mujer.
24 Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre y se unirá a su mujer, y los dos
serán una carnea.
25 Y ambos estaban desnudos, Adán y su esposa, y no sentían vergüenza.
La Biblia Aramea. El Texto Peshitta Traducido al Español)® Copyright © 2006, 2015 by/por Instituto Cultural Álef y Tau, A. C. Used with permission. All rights reserved. Usado con permiso. Todos los derechos reservados. Publicado por Holman Bible Publishers Nashville, Tennessee 37234
 

Biblia Paralela​


Versos en Paralelo: Génesis Capítulo 2


Referencia Cruzada​


Comentario Matthew Henry​


Léxico​


Hebreo​


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NOTA: En inglés
Hebrew Text: Westminster Leningrad Codex

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Concordancia Englishman's Hebreo​

Strong's Hebrew: 1. אָב (ab) -- 1212 Occurrences

Brown-Driver-Briggs Hebrew and English Lexicon, Unabridged, Electronic Database.​

BDB Hebrew: 1. אָב (ab) -- father

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Génesis - Capítulo 3​


Desobediencia del hombre​

1 Pero la serpiente(A) era astuta, más que todos los animales del campo que Jehová Dios había hecho; la cual dijo a la mujer: ¿Conque Dios os ha dicho: No comáis de todo árbol del huerto?
2 Y la mujer respondió a la serpiente: Del fruto de los árboles del huerto podemos comer;
3 pero del fruto del árbol que está en medio del huerto dijo Dios: No comeréis de él, ni le tocaréis, para que no muráis.
4 Entonces la serpiente dijo a la mujer: No moriréis;
5 sino que sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal.
6 Y vio la mujer que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos, y árbol codiciable para alcanzar la sabiduría; y tomó de su fruto, y comió; y dio también a su marido, el cual comió así como ella.
7 Entonces fueron abiertos los ojos de ambos, y conocieron que estaban desnudos; entonces cosieron hojas de higuera, y se hicieron delantales.

8 Y oyeron la voz de Jehová Dios que se paseaba en el huerto, al aire del día; y el hombre y su mujer se escondieron de la presencia de Jehová Dios entre los árboles del huerto.
9 Mas Jehová Dios llamó al hombre, y le dijo: ¿Dónde estás tú?
10 Y él respondió: Oí tu voz en el huerto, y tuve miedo, porque estaba desnudo; y me escondí.
11 Y Dios le dijo: ¿Quién te enseñó que estabas desnudo? ¿Has comido del árbol del que yo te mandé no comieses?
12 Y el hombre respondió: La mujer que me diste por compañera me dio del árbol, y yo comí.
13 Entonces Jehová Dios dijo a la mujer: ¿Qué es lo que has hecho? Y dijo la mujer: La serpiente me engañó,(B) y comí.
14 Y Jehová Dios dijo a la serpiente: Por cuanto esto hiciste, maldita serás entre todas las bestias y entre todos los animales del campo; sobre tu pecho andarás, y polvo comerás todos los días de tu vida.
15 Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; esta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar.
16 A la mujer dijo: Multiplicaré en gran manera los dolores en tus preñeces; con dolor darás a luz los hijos; y tu deseo será para tu marido,[a] y él se enseñoreará de ti.
17 Y al hombre dijo: Por cuanto obedeciste a la voz de tu mujer, y comiste del árbol de que te mandé diciendo: No comerás de él; maldita será la tierra por tu causa; con dolor comerás de ella todos los días de tu vida. 18 Espinos y cardos te producirá,(C) y comerás plantas del campo.
19 Con el sudor de tu rostro comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra, porque de ella fuiste tomado; pues polvo eres, y al polvo volverás.
20 Y llamó Adán el nombre de su mujer, Eva,[b] por cuanto ella era madre de todos los vivientes.
21 Y Jehová Dios hizo al hombre y a su mujer túnicas de pieles, y los vistió.

22 Y dijo Jehová Dios: He aquí el hombre es como uno de nosotros, sabiendo el bien y el mal; ahora, pues, que no alargue su mano, y tome también del árbol de la vida,(D) y coma, y viva para siempre.
23 Y lo sacó Jehová del huerto de Edén, para que labrase la tierra de que fue tomado.
24 Echó, pues, fuera al hombre, y puso al oriente del huerto de Edén querubines, y una espada encendida que se revolvía por todos lados, para guardar el camino del árbol de la vida.

Notas al Pie​

  1. Génesis 3:16 O, tu voluntad será sujeta a tu marido.
  2. Génesis 3:20 El nombre en hebreo se asemeja a la palabra que se usa para viviente.

Referecias Cruzadas​

  1. Génesis 3:1 : Ap. 12.9; 20.2.
  2. Génesis 3:13 : 2 Co. 11.3.
  3. Génesis 3:18 : He. 6.8.
  4. Génesis 3:22 : Ap. 22.14.

Reina-Valera 1960 ® © Sociedades Bíblicas en América Latina, 1960. Renovado © Sociedades Bíblicas Unidas, 1988. Utilizado con permiso.
 

Génesis Capítulo III - Notas Hermenéuticas​


3:2, 3 En su respuesta, la mujer pretende corregir a la serpiente, pero exagera agregando ni lo toquen al mandato de Dios. El aceptar el diálogo es el inicio de la caída de la mujer en la tentación presentada por la serpiente. Al agregar algo a la orden de Dios, es como si la mujer intentara tener su propia ley.


3:4, 5 A diferencia del versículo 1, ahora la serpiente ya no pregunta maliciosamente, sino que contradice abiertamente a Dios. En vez de castigo, lo que ocurrirá es que el hombre y la mujer serán como Dios; de esta forma, la serpiente presenta a Dios como un ser mezquino, que siente envidia de este ser que ha hecho a su imagen y semejanza. La serpiente ha sembrado la duda en la mujer; de aquí en adelante, la decisión y responsabilidad de la misma estarán en el hombre y la mujer.

3:6 La tentación apela al apetito físico, al deseo de la carne y al deseo de grandeza. Estos aspectos también los menciona Juan en su primera carta (1 |||042 3JUA 2:16).

3:7 Contrariamente a la oferta de la serpiente, hombre y mujer perciben su desnudez con vergüenza. El pecado introdujo un desajuste en su armonía e inocencia. Ahora tratan de ocultarse el uno al otro usando ceñidores de hojas de higuera. Este intento por cubrir su pecado será inútil.

3:8-13 A la vergüenza por el descubrimiento de su desnudez, le sigue el miedo a Dios, que hace que el hombre intente ocultarse de él. La pregunta de Dios es retórica, pues no indaga por un lugar sino por una condición. Luego, el hombre echa su culpa sobre la mujer, y esta sobre la serpiente. El relato resaltará que el hombre es responsable de las decisiones que toma.

3:16 Aunque la condena de Dios es directamente a la serpiente, el hombre y la mujer tendrán que cargar con las consecuencias de su decisión. A partir de este momento, la mujer cargará con una existencia penosa en sus esferas de madre y esposa.

3:17-19 Debido a que el término hebreo usado aquí, adam , no lleva un artículo definido, algunos eruditos consideran que se trata de un nombre propio. La maldición dada al hombre por parte de Dios, no recae directamente sobre él mismo, sino que se le impone a través de la tierra. El trabajo que el hombre debía realizar de forma placentera, ahora, como una consecuencia del pecado, se torna duro y fatigoso. Sin embargo, el texto nunca afirma que el trabajo en sí sea una maldición.

3:20 En hebreo, el nombre Eva y el sustantivo que significa “viviente” o “vida” se asemejan. Aunque el pecado ha introducido la muerte, a través de Eva la vida continuará.

3:21
Es un gesto de la bondad de Dios hacia el hombre. Aunque este ha desobedecido y caído de su inocencia, Dios todavía está dispuesto a perdonarlo y restaurarlo.

3:22 Puede entenderse de dos formas. Según la primera, que el hombre posea el conocimiento del bien y del mal significa que ha roto con la dependencia de Dios. La segunda posibilidad es entender que esta expresión es simplemente una ironía de Dios.

3:24 En las mitologías babilónicas, los querubines eran criaturas mitad hombre y mitad animal que servían como guardianes de los palacios y templos (cf. Éxo. 25:18; 37:7-9; Eze. 10:6-8). La espada incandescente es símbolo de la ira y del juicio de Dios. Solo a través de Jesucristo el hombre tendrá la posibilidad de acceder al árbol de la vida (Apoc. 2:7; 22:2, 14, 19).

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Génesis Capítulo III - Notas Culturales​


3:1 La serpiente, que aquí es símbolo de tentación, es una de las criaturas hechas por Dios (1:24, 25). En el NT será identificada como el “diablo” o “Satanás” (Juan 8:44; Apoc. 12:9; 20:2). En el Oriente antiguo era símbolo de sabiduría y astucia (Mat. 10:16). La pregunta de la serpiente a la mujer tiene como finalidad que esta dude de las buenas intenciones de Dios.

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Génesis Capítulo III - Notas Apologéticas​


3:15 Este versículo es conocido como un “protoevangelio”. Se trata de una enemistad entre el mal y el hombre que va a subsistir a través de los tiempos. La LXX, al colocar aquí un pronombre masculino, da a entender que la victoria será obtenida no por todos los hombres sino por uno de los descendientes de la mujer. Algunos consideran que la descendencia de la mujer debe interpretarse de forma colectiva, mientras que otros la interpretan de forma individual, como una referencia al Mesías. Una cosa es cierta: La victoria individual del Mesías sobre la serpiente o demonio es también la victoria de todos aquellos que optan por aceptar por fe su sacrificio redentor en la cruz.

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Génesis Capítulo III - Artículo​


La caída del ser humano​

De creado a caído. ¡Qué catastrófica realidad! No solo por las consecuencias que vinieron como castigo y designio del Creador sino por las razones que la motivaron. Y más que esto, al final, la herencia que marcó la vida del ser humano de allí en adelante.
Pensar en la caída del ser humano es pensar en desobediencia, en deslealtad, en concierto para delinquir, en pensar el mal, codiciarlo, planearlo y llevarlo a cabo. El papel de la serpiente fue poner en el corazón de Eva el pensamiento de la posibilidad de que las cosas no eran como Dios había dicho y que las motivaciones que regían al Creador al poner reglas y direccionamientos eran otras, como si él tuviera una agenda escondida. El hombre, la humanidad, representada por Adán y Eva, cavila en su corazón, considera el camino contrario, ve la posibilidad de crecer, de engrandecerse y toma la decisión de ir contra Dios.
Considerar la posibilidad de que el Creador estuviera mintiendo o escondiendo una realidad. Considerar la posibilidad de acceso a la grandeza. Considerar la posibilidad de salir de la sumisión y dependencia del Creador y entrar en la independencia. El deseo profundo y encantador de la emancipación caló en el corazón del hombre y este cayó. Cayó en la trampa de la serpiente y cayó del lugar y posición de privilegio que tenía de la mano del Creador.
Desde el NT, se prende una luz para entender la personalidad de la serpiente. Se trata de un ser que habla, piensa, razona, argumenta e intenta convencer con éxito. Estas características hacen de la serpiente, más que un animal, una persona. Sus palabras sugestivas y lisonjeras salen de una mente que elabora y piensa con un propósito y un objetivo, los cuales logra.
La vida del ser humano luego de la caída es una vida de privilegios perdidos, de trabajo pesado, de injusticia, de muerte, de sufrimiento, pero también de promesa de restauración y rescate. Dios, a pesar de recibir la ofensa, de la frustración por el revés sufrido, otorga protección, sustento y provisión para la redención. Desde allí, muestra que el ser humano que ha salido de su corazón cuenta con su amor inquebrantable; amor que incluye también justicia. En la humanidad de las generaciones siguientes, serán realidad las consecuencias nefastas de la caída, pero también el amor de Dios como Padre que va al rescate de la humanidad. La caída no acabó con el caído ni con el amor de Dios.

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Comentario Bíblico Mundo Hispano
Tomo I
Génesis
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Génesis Capitulo 3​

2. LA PRIMERA PAREJA DESOBEDECE A DIOS, 3:1-24​

Este es uno de los capítulos más importantes de la revelación bíblica. Declara que las relaciones distorsionadas del hombre con Dios, con sus semejantes, con el univer-so y consigo mismo tienen su origen en la desobediencia de la primera pareja y en la imitación a ella que cada ser humano realiza. Establece al mismo tiempo la fidelidad de Dios a su propósito de comunión con el hombre, manifestando el inicio de su obra redentora. Se debe considerar este capítulo en su complementación revelatoria en Romanos 5:12–21; Efesios 5:21–6:9 y en contraste con la perfecta obediencia de Jesu-cristo (Fil. 2:1–11).

(1) La pareja cede a la tentación de la serpiente, 3:1–13.​

La serpiente, instrumento externo de tentación, ofrece a la mujer un destino mejor del que Dios había establecido para la pareja. Apela a la satisfacción de las necesidades más básicas del ser humano: sustento, desarrollo ilimitado de sus capacidades y deseo de controlar el destino de sus vidas sin depender de un ser superior (Dios).

La mujer no cede inicialmente a la tentación, sino después de un proceso de evaluación externa e interna que finalmente la lleva a concluir que el árbol es bueno, atractivo y codiciable. La Biblia repetidamente advierte al hombre del peligro de [Page 57] este proceso mental y emocional hacia el pecado (Mat. 5:27, 28; Stg. 1:14, 15; 1 Jn. 2:16). La mujer come del árbol dando también a su marido quien aparentemente estaba con ella todo el tiempo. El hombre también escoge desobedecer a Dios admi-tiendo luego su decisión libre y su acción individual (v. 12). El apóstol Pablo respon-sabiliza a la desobediencia de Adán la entrada del pecado y la muerte en la raza humana (Rom. 5:12–21; 1 Cor. 15:21, 22), admitiendo que la desobediencia de Eva también tiene su consecuencia específica en la mujer (2 Tim. 2:11–15).

El conocimiento que adquieren el hombre y la mujer los hacen sentir con vergüen-za uno del otro, contrario a la relación mutua anterior (2:25) y con temor [Page 58] ante la presencia de Dios. A las preguntas de Dios, el hombre y la mujer intentan elu-dir su responsabilidad aunque admiten su acción desobediente.

(2) La desobediencia trae sus consecuencias, 3:14–24.
Dios se dirige primero a la serpiente. La maldición que recibe es la de una vida precaria y por engañar a la mu-jer, una hostilidad permanente entre la serpiente y la humanidad. Aquí se rompe la armonía entre el hombre y los animales. Por la identificación posterior de la serpiente con Satanás (Apoc. 12:9; 20:3), la afirmación de que será aplastada se convierte en una promesa de salvación. Esta promesa se cumple en Jesucristo, nacido de mujer (Gál. 4:4) e hijo de Adán (Luc. 3:38), quien en la culminación del plan redentor de Dios vence totalmente a la serpiente (Apoc. 20:10).

La consecuencia en la mujer está directamente relacionada con su papel de madre y de esposa. El desarrollo y realización de la maternidad será con dolor y sufrimiento. Como mujer tendrá deseo hacia un marido quien ejercerá control sobre ella.[Page 59]

Aquí se rompe la igualdad y mutualidad intentada por Dios en la creación de la pareja. Las relaciones de pareja no son ya ideales. Esta relación distorsionada se traslada luego a todas las otras esferas de relaciones sociales.

Dios declara al hombre tres consecuencias permanentes: Primera, la tierra, medio de su vida y del desarrollo de su vocación, es maldita. Aquí se pierde la armonía tierrahombre del jardín. Segunda, la tierra en su hostilidad causa dificultades y penas al hombre en el cumplimiento de su papel como el proveedor de sustento. Aquí se rompe la armonía y satisfacción que el trabajo debería acarrear al hombre. Se debe aclarar que el trabajo en sí mismo no es maldición, sino que se convierte en una fuente de penas y fracasos al proveer el sustento. Tercera, la vida del hombre tiene un límite definitivo ahora. El hombre deberá volver a la tierra en la experiencia de la muerte. Aquí se reconoce que la vida en la tierra, además de presentar dificultades en todas las áreas, tiene definitivamente su límite. La muerte en este sentido no es la alternativa de la vida, sino[Page 60] la limitación de la vida terrenal. El apóstol Pablo expresa esta realidad cuando afirma que la paga del pecado es muerte (Rom. 6:23a). Aquí también se descubre la mentira de la serpiente a la mujer: No moriréis (v. 4). Dios, el Dios de la vida, provee más adelante un Salvador que anula las consecuencias del pecado en el hombre, la sociedad y la naturaleza (Rom. 6:23b; Hech. 3:10–21).

Dios muestra su gran misericordia a través de tres acciones concretas.
Primera, permite la continuación de la raza humana. Adán reconoce esto al llamar a su mujer Eva y declarar que ella sería la madre de todos los vivientes (v. 20).
Segunda, Dios viste al hombre y a la mujer, restaurando así parcialmente la relación hombremujer destruida por la desobediencia.
Tercera, Dios saca a Adán y Eva del jardín preparado es-pecialmente para el desarrollo de la vida. El hombre no quiso vivir con responsabilidad y respetar las limitaciones que Dios le había puesto. Por su nueva condición de búsqueda de autonomía e independencia de Dios es expulsado del jardín. Más que un castigo, este acto de Dios está lleno de misericordia. El jardín con el árbol de la vida se convierte en un lugar muy peligroso para el hombre. Dios entonces se asegura que el hombre no tenga acceso a algo que le pudiera perjudicar aún más. Tanto el jardín como el árbol de vida quedan como promesas de concesión a los creyentes en Cristo Jesús (Apoc. 2:7; 22:1–5).


Adán
Pero para Adán... (2:20). Esta es la primera vez en todo el relato que en la traducción RVA y en la Biblia de las Américas aparece el término "Adán" usado como nombre propio.
La nota de pie de RVA llama la atención a que puede tradu-cirse: "pero para el hombre". RVR-60 usa Adán 120 por primera vez en 2:19. La Biblia de Jerusalén lo hace hasta 4:25 como también la versión Dios Habla Hoy.
El nombre "Adán" es una palabra que significa: de la tierra o tomado de la tierra roja. De acuerdo con la genealogía de Lucas 3:38 resulta ser el "hijo de Dios". El hecho sencillo es que el ser humano no es tan individual e independiente de toda la raza. Lo que una persona es y hace afecta a toda la sociedad en mayor o menor grado.

Eva
Le haré ayuda idónea (2:18). Esta es una expresión frecuentemente mal interpretada y mal aplicada. La palabra "ayuda" viene de la voz hebrea ezer 5828 que describe la fuerza, energía o impulso que viene de alguien superior al que recibe la ayuda. En este caso, es Dios quien ayuda al hombre por medio de su mujer. La mujer no es el ayudante del hombre como un peón lo es a su capataz. No es una ayuda subordinada, sino superior, pues es la ayuda que Dios da.
La palabra "idónea" es la traducción del vocablo kenegdo 5048, que significa "adecuada para..." o "que cumple a cabali-dad". La mujer no es igual al hombre, es diferente, es la con-traparte, fue hecha de tal manera para cumplir el propósito y el plan del Señor.
El mensaje es claro: el hombre y la mujer no están comple-tos el uno sin el otro. Se necesitan mutuamente.


Semillero homilético​

La familia nació en el corazón de Dios​

2:18–25
Introducción: La familia es producto del diseño y la artesanía de Dios. ¿Cuál era su plan?
Su plan era proveer una relación complementaria (1:27)
Ambos, hombre y mujer, fueron creados a la imagen de Dios.
Ambos, hombre y mujer, fueron creados diferentes.
Su plan era proveer una relación íntima y única (2:23). Adán exclama: Ahora, ésta es hueso de mis huesos y carne de mi carne. Lo que el hombre afirma son dos hechos:
La individualidad de cada miembro de la pareja. Un macro-sistema completo en sí mismo.
La relación más íntima que puede darse con otro macrosis-tema de pensamientos, afectos, intereses y valores.
El funcionamiento pleno del hombre y la mujer se encuentra en esa relación. Fuera de esa relación ninguno de los dos sis-temas está totalmente completo. ¡Qué maravillosa paradoja: Completos, pero incompletos!
. Su plan era proveer una relación exclusiva (2:24, 25)
La relación entre un hombre y una mujer es tan exclusiva que exige que el hombre deje a su padre y a su madre y se una a su mujer para ser una sola carne (v. 24).

La relación es tan exclusiva que el hombre y la mujer no tienen ningún pensamiento, ningún sentimiento, ni ninguna actividad escondidos el uno del otro. Ambos se exponían con libertad, sabiéndose completamente aceptados por su pareja (v. 25).


La triple T

Y fueron abiertos los ojos de ambos, y se dieron cuenta de que estaban desnudos. Entonces cosieron hojas de higuera, y se hicieron ceñidores (3:7).
La triple "T" de aquel evento se repite en nuestra propia experiencia:
* Tentación, es la invitación a desobedecer al Señor.
* Transgresión, es la violación de la orden del Señor.
* Tragedia, es el resultado de la desobediencia.
Tentación, transgresión y tragedia pintan el cuadro triste de la tentación y la caída en el pecado. El acto fue sencillo, pero la desobediencia fue de graves consecuencias. Toda la humanidad, descendencia de Adán, fue afectada por la muerte. Más tarde Pablo escribe que "en Adán todos morimos".


Promesa y profecía​

Esta te herirá en la cabeza, y tu le herirás en el talón (3:15). Aquí encontramos una promesa y una profecía. De la simiente de la mujer nacería alguien que tendría la capacidad de vengar el engaño hecho a la mujer. Los llamados Padres de la iglesia vieron en este versículo el protoevangelio y la promesa de Je-hovah de proveer a Jesucristo para restaurar la comunión rota con él.


Castigo​

Con dolor comerás de ella todos los días de tu vida (3:17). La Biblia no nos dice cuánto tiempo Adán vivió en el estado de inocencia y pureza, pero perdió todas las bendiciones cuando escuchó la voz del tentador. Fue arrojado de su posición como administrador del jardín en Edén y condenado a vivir como la-brador de la tierra de la cual fue tomado. De aquí en adelante, tendría que ganar su sustento con el sudor de su frente y sa-borear la frustración de cultivar la tierra con tanto esfuerzo y ver brotar espinos y cardos (3:17–23).

Verdad práctica​

Seréis como Dios, conociendo el bien y el mal (3:4). La media verdad es mucho más dañina que la mentira. El tentador dijo a la mujer que al comer de la fruta prohibida tendrían la capaci-dad de conocer el bien y el mal. Una media verdad era que sus ojos serían abiertos y que efectivamente iban a experimentar la diferencia entre el bien y el mal. La otra media verdad era que, al tener esa experiencia, habrían desobedecido la palabra de Dios y por lo tanto no podrían volver a su estado de inocencia. Satanás atrae con "carnadas" que parecen la verdad, pero que resultan ser un una trampa mortal.


Semillero homilético​

Cómo evitar la separación de Dios​

3:1–13​


Introducción.: Por medio de la triste experiencia de Adán y Eva podemos aprender cómo evitar la separación de Dios y aceptar vivir con Dios mediante la fe. Eso es cuando:
No dudamos la palabra de Dios (vv. 1–5)
Dios dio mandamientos claros.
La serpiente sembró dudas sobre las palabras de Dios.
La duda llevó a la desobediencia de la palabra de Dios.
Nunca debemos dudar de la palabra de Dios (Juan 8:51).
Rechazamos los deseos de la carne (vv. 5, 6)

Adán y Eva mezclaron la necesidad buena (comer) con el deseo carnal (codicia).
Los deseos de la carne les hicieron desobedecer el mandato y pecar contra Dios.
Debemos rechazar los deseos de la carne (2 Ped. 2:11).
. Aceptamos la responsabilidad por el pecado y la provisión de Dios en Jesucristo (3:7–13; 1 Jn. 1:8,
Adán y Eva no se responsabilizaron de su pecado (vv. 7–13
Debemos aceptar la responsabilidad:
Recibiendo a Jesucristo como Salvador y Señor (Apoc. 3:20).
Reconociéndolo y confesándolo (1 Jn. 1:8, 9).

Conclusión.: Podemos evitar la separación de Dios causada por el pecado: confiando en la palabra de Dios, aceptando a Cristo como nuestro Salvador y Señor y confesando nuestros pecados.
 

Génesis Capítulo 3​

Comparación de Versiones de la Biblia​

Link para ver mejor desde BibleGateway: https://www.biblegateway.com/passage/?search=genesis 3&version=RVR1960;DHH;TLA


Desobediencia del hombre​

Adán y Eva desobedecen a Dios​

Traducción en Lenguaje Actual​

3 Pero la serpiente(A) era astuta, más que todos los animales del campo que Jehová Dios había hecho; la cual dijo a la mujer: ¿Conque Dios os ha dicho: No comáis de todo árbol del huerto? 2 Y la mujer respondió a la serpiente: Del fruto de los árboles del huerto podemos comer; 3 pero del fruto del árbol que está en medio del huerto dijo Dios: No comeréis de él, ni le tocaréis, para que no muráis. 4 Entonces la serpiente dijo a la mujer: No moriréis; 5 sino que sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal. 6 Y vio la mujer que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos, y árbol codiciable para alcanzar la sabiduría; y tomó de su fruto, y comió; y dio también a su marido, el cual comió así como ella. 7 Entonces fueron abiertos los ojos de ambos, y conocieron que estaban desnudos; entonces cosieron hojas de higuera, y se hicieron delantales.

8 Y oyeron la voz de Jehová Dios que se paseaba en el huerto, al aire del día; y el hombre y su mujer se escondieron de la presencia de Jehová Dios entre los árboles del huerto. 9 Mas Jehová Dios llamó al hombre, y le dijo: ¿Dónde estás tú? 10 Y él respondió: Oí tu voz en el huerto, y tuve miedo, porque estaba desnudo; y me escondí. 11 Y Dios le dijo: ¿Quién te enseñó que estabas desnudo? ¿Has comido del árbol del que yo te mandé no comieses? 12 Y el hombre respondió: La mujer que me diste por compañera me dio del árbol, y yo comí. 13 Entonces Jehová Dios dijo a la mujer: ¿Qué es lo que has hecho? Y dijo la mujer: La serpiente me engañó,(B) y comí. 14 Y Jehová Dios dijo a la serpiente: Por cuanto esto hiciste, maldita serás entre todas las bestias y entre todos los animales del campo; sobre tu pecho andarás, y polvo comerás todos los días de tu vida. 15 Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; esta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar. 16 A la mujer dijo: Multiplicaré en gran manera los dolores en tus preñeces; con dolor darás a luz los hijos; y tu deseo será para tu marido,[a] y él se enseñoreará de ti. 17 Y al hombre dijo: Por cuanto obedeciste a la voz de tu mujer, y comiste del árbol de que te mandé diciendo: No comerás de él; maldita será la tierra por tu causa; con dolor comerás de ella todos los días de tu vida. 18 Espinos y cardos te producirá,(C) y comerás plantas del campo. 19 Con el sudor de tu rostro comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra, porque de ella fuiste tomado; pues polvo eres, y al polvo volverás. 20 Y llamó Adán el nombre de su mujer, Eva,[b] por cuanto ella era madre de todos los vivientes. 21 Y Jehová Dios hizo al hombre y a su mujer túnicas de pieles, y los vistió.

22 Y dijo Jehová Dios: He aquí el hombre es como uno de nosotros, sabiendo el bien y el mal; ahora, pues, que no alargue su mano, y tome también del árbol de la vida,(D) y coma, y viva para siempre. 23 Y lo sacó Jehová del huerto de Edén, para que labrase la tierra de que fue tomado. 24 Echó, pues, fuera al hombre, y puso al oriente del huerto de Edén querubines, y una espada encendida que se revolvía por todos lados, para guardar el camino del árbol de la vida.

Footnotes​

  1. Génesis 3:16 O, tu voluntad será sujeta a tu marido.
  2. Génesis 3:20 El nombre en hebreo se asemeja a la palabra que se usa para viviente.

Cross references​

  1. Génesis 3:1 : Ap. 12.9; 20.2.
  2. Génesis 3:13 : 2 Co. 11.3.
  3. Génesis 3:18 : He. 6.8.
  4. Génesis 3:22 : Ap. 22.14.
Reina-Valera 1960 (RVR1960)
Reina-Valera 1960 ® © Sociedades Bíblicas en América Latina, 1960. Renovado © Sociedades Bíblicas Unidas, 1988. Utilizado con permiso. Si desea más información visite americanbible.org, unitedbiblesocieties.org, vivelabiblia.com, unitedbiblesocieties.org/es/casa/, www.rvr60.bible
3 La serpiente era más astuta que todos los animales salvajes que Dios el Señor había creado, y le preguntó a la mujer:

—¿Así que Dios les ha dicho que no coman del fruto de ningún árbol del jardín?

2 Y la mujer le contestó:

—Podemos comer del fruto de cualquier árbol, 3 menos del árbol que está en medio del jardín. Dios nos ha dicho que no debemos comer ni tocar el fruto de ese árbol, porque si lo hacemos, moriremos.

4 Pero la serpiente le dijo a la mujer:

—No es cierto. No morirán. 5 Dios sabe muy bien que cuando ustedes coman del fruto de ese árbol podrán saber lo que es bueno y lo que es malo, y que entonces serán como Dios.

6 La mujer vio que el fruto del árbol era hermoso, y le dieron ganas de comerlo y de llegar a tener entendimiento. Así que cortó uno de los frutos y se lo comió. Luego le dio a su esposo, y él también comió. 7 En ese momento se les abrieron los ojos, y los dos se dieron cuenta de que estaban desnudos. Entonces cosieron hojas de higuera y se cubrieron con ellas.

8 El hombre y su mujer escucharon que Dios el Señor andaba por el jardín a la hora en que sopla el viento de la tarde, y corrieron a esconderse de él entre los árboles del jardín. 9 Pero Dios el Señor llamó al hombre y le preguntó:

—¿Dónde estás?

10 El hombre contestó:

—Escuché que andabas por el jardín y tuve miedo, porque estoy desnudo; por eso me escondí.

11 Entonces Dios le preguntó:

—¿Y quién te ha dicho que estás desnudo? ¿Acaso has comido del fruto del árbol del que te dije que no comieras?

12 El hombre contestó:

—La mujer que me diste por compañera me dio de ese fruto, y yo lo comí.

13 Entonces Dios el Señor le preguntó a la mujer:

—¿Por qué lo hiciste?

Y ella respondió:

—La serpiente me engañó, y por eso comí del fruto.

14 Entonces Dios el Señor dijo a la serpiente:

—Por esto que has hecho, maldita serás entre todos los demás animales. De hoy en adelante caminarás arrastrándote y comerás tierra. 15 Haré que tú y la mujer sean enemigas, lo mismo que tu descendencia y su descendencia. Su descendencia te aplastará la cabeza, y tú le morderás el talón.

16 A la mujer le dijo:

—Aumentaré tus dolores cuando tengas hijos, y con dolor los darás a luz. Pero tu deseo te llevará a tu marido, y él tendrá autoridad sobre ti.

17 Al hombre le dijo:

—Como le hiciste caso a tu mujer y comiste del fruto del árbol del que te dije que no comieras, ahora la tierra va a estar bajo maldición por tu culpa; con duro trabajo la harás producir tu alimento durante toda tu vida. 18 La tierra te dará espinos y cardos, y tendrás que comer plantas silvestres. 19 Te ganarás el pan con el sudor de tu frente, hasta que vuelvas a la misma tierra de la cual fuiste formado, pues tierra eres y en tierra te convertirás.

20 El hombre llamó Eva a su mujer, pues ella fue la madre de todos los que viven. 21 Dios el Señor hizo ropa de pieles de animales para que el hombre y su mujer se vistieran, 22 y dijo: «Ahora el hombre se ha vuelto como uno de nosotros, pues sabe lo que es bueno y lo que es malo. No vaya a tomar también del fruto del árbol de la vida, y lo coma y viva para siempre.»

23 Por eso Dios el Señor sacó al hombre del jardín de Edén, y lo puso a trabajar la tierra de la cual había sido formado. 24 Después de haber sacado al hombre, puso al oriente del jardín unos seres alados y una espada ardiendo que daba vueltas hacia todos lados, para evitar que nadie llegara al árbol de la vida.

Dios Habla Hoy (DHH)
Dios habla hoy ®, © Sociedades Bíblicas Unidas, 1966, 1970, 1979, 1983, 1996.
3 Entre los animales salvajes que Dios creó, no había otro más astuto que la serpiente. Un día, la serpiente le dijo a la mujer:

—¿Así que Dios les dijo que no comieran de ningún árbol del jardín?

2 La mujer le contestó:

—¡Sí podemos comer de cualquier árbol del jardín! 3 Lo que Dios nos dijo fue: “En medio del jardín hay un árbol, que no deben ni tocarlo. Tampoco vayan a comer de su fruto, pues si lo hacen morirán”.

Pero la serpiente insistió:

4 —Eso es mentira. No morirán. 5 Dios bien sabe que, cuando ustedes coman del fruto de ese árbol, serán iguales a Dios y podrán conocer el bien y el mal.

6 La mujer se fijó en que el fruto del árbol sí se podía comer, y que sólo de verlo se antojaba y daban ganas de alcanzar sabiduría. Arrancó entonces uno de los frutos, y comió. Luego le dio a su esposo, que estaba allí con ella, y también él comió. 7 En ese mismo instante se dieron cuenta de lo que habían hecho y de que estaban desnudos. Entonces tomaron unas hojas de higuera y las cosieron para cubrirse con ellas.

8 Con el viento de la tarde, el hombre y su esposa oyeron que Dios iba y venía por el jardín, así que corrieron a esconderse de él entre los árboles. 9 Pero Dios llamó al hombre y le preguntó:

—¿Dónde estás?

10 Y el hombre le contestó:

—Oí tu voz en el jardín y tuve miedo, pues estoy desnudo. Por eso corrí a esconderme.

11 —¿Y cómo sabes que estás desnudo? —le preguntó Dios—. ¿Acaso comiste del fruto del árbol que te prohibí comer?

12 El hombre respondió:

—La mujer que tú me diste por compañera me dio del fruto del árbol. Por eso me lo comí.

13 Dios se dirigió entonces a la mujer, y le dijo:

—¿Qué es lo que has hecho?

Y la mujer le respondió:

—La serpiente me tendió una trampa. Por eso comí del fruto.

14 Entonces Dios le dijo a la serpiente:

«Por esto que has hecho,
maldita seas,
más que todo animal doméstico;
¡más que todo animal salvaje!
Mientras tengas vida,
te arrastrarás sobre tu vientre
y comerás el polvo de la tierra.
15 »Haré que tú y la mujer,
sean enemigas;
pondré enemistad
entre sus descendientes y los tuyos.
Un hijo suyo te aplastará la cabeza,
y tú le morderás el talón».
16 A la mujer le dijo:

«Cuando tengas tus hijos,
¡haré que los tengas con muchos dolores!
A pesar de todo,
desearás tener hijos con tu esposo,
y él será quien te domine».
17 Al hombre le dijo:

«Ahora por tu culpa
la tierra estará bajo maldición,
pues le hiciste caso a tu esposa
y comiste del árbol
del que te prohibí comer.
Por eso, mientras tengas vida,
te costará mucho trabajo
obtener de la tierra tu alimento.
18 Sólo te dará espinos que te hieran,
y la hierba del campo será tu alimento.
19 »Muy duro tendrás que trabajar
para conseguir tus alimentos.
Así será hasta el día en que mueras,
y vuelvas al polvo de la tierra,
del cual fuiste tomado.
Tú no eres más que polvo,
¡y al polvo tendrás que volver!»
20 Entonces el hombre le puso a su esposa el nombre de Eva,[a] porque ella sería la madre de todos los que iban a vivir en la tierra.

21 Luego Dios vistió al hombre y a su esposa con ropas de piel, 22 y dijo:

«Ahora el hombre y la mujer son como uno de nosotros, pues conocen el bien y el mal. Si llegaran a comer algún fruto del árbol de la vida, podrían vivir para siempre».

23 Por eso Dios los expulsó del jardín de Edén, y puso al hombre a cultivar la tierra de donde había sido formado. 24 Después de expulsar al hombre y a la mujer, Dios puso unos querubines al este del Edén, y también puso una espada encendida que giraba hacia todos lados, para impedir que alguien se acercara al árbol de la vida.

Footnotes​

  1. Génesis 3:20 El nombre Eva tiene un sonido parecido a la palabra hebrea que significa vida.

Traducción en lenguaje actual (TLA)
Copyright © 2000 by United Bible Societies
 

Génesis Capítulo 3​

Comparación de Versiones de la Biblia​


Desobediencia del hombre​

Adán y Eva desobedecen a Dios​

Traducción en Lenguaje Actual​

3 Pero la serpiente(A) era astuta, más que todos los animales del campo que Jehová Dios había hecho; la cual dijo a la mujer: ¿Conque Dios os ha dicho: No comáis de todo árbol del huerto? 2 Y la mujer respondió a la serpiente: Del fruto de los árboles del huerto podemos comer; 3 pero del fruto del árbol que está en medio del huerto dijo Dios: No comeréis de él, ni le tocaréis, para que no muráis. 4 Entonces la serpiente dijo a la mujer: No moriréis; 5 sino que sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal. 6 Y vio la mujer que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos, y árbol codiciable para alcanzar la sabiduría; y tomó de su fruto, y comió; y dio también a su marido, el cual comió así como ella. 7 Entonces fueron abiertos los ojos de ambos, y conocieron que estaban desnudos; entonces cosieron hojas de higuera, y se hicieron delantales.

8 Y oyeron la voz de Jehová Dios que se paseaba en el huerto, al aire del día; y el hombre y su mujer se escondieron de la presencia de Jehová Dios entre los árboles del huerto. 9 Mas Jehová Dios llamó al hombre, y le dijo: ¿Dónde estás tú? 10 Y él respondió: Oí tu voz en el huerto, y tuve miedo, porque estaba desnudo; y me escondí. 11 Y Dios le dijo: ¿Quién te enseñó que estabas desnudo? ¿Has comido del árbol del que yo te mandé no comieses? 12 Y el hombre respondió: La mujer que me diste por compañera me dio del árbol, y yo comí. 13 Entonces Jehová Dios dijo a la mujer: ¿Qué es lo que has hecho? Y dijo la mujer: La serpiente me engañó,(B) y comí. 14 Y Jehová Dios dijo a la serpiente: Por cuanto esto hiciste, maldita serás entre todas las bestias y entre todos los animales del campo; sobre tu pecho andarás, y polvo comerás todos los días de tu vida. 15 Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; esta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar. 16 A la mujer dijo: Multiplicaré en gran manera los dolores en tus preñeces; con dolor darás a luz los hijos; y tu deseo será para tu marido,[a] y él se enseñoreará de ti. 17 Y al hombre dijo: Por cuanto obedeciste a la voz de tu mujer, y comiste del árbol de que te mandé diciendo: No comerás de él; maldita será la tierra por tu causa; con dolor comerás de ella todos los días de tu vida. 18 Espinos y cardos te producirá,(C) y comerás plantas del campo. 19 Con el sudor de tu rostro comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra, porque de ella fuiste tomado; pues polvo eres, y al polvo volverás. 20 Y llamó Adán el nombre de su mujer, Eva,[b] por cuanto ella era madre de todos los vivientes. 21 Y Jehová Dios hizo al hombre y a su mujer túnicas de pieles, y los vistió.

22 Y dijo Jehová Dios: He aquí el hombre es como uno de nosotros, sabiendo el bien y el mal; ahora, pues, que no alargue su mano, y tome también del árbol de la vida,(D) y coma, y viva para siempre. 23 Y lo sacó Jehová del huerto de Edén, para que labrase la tierra de que fue tomado. 24 Echó, pues, fuera al hombre, y puso al oriente del huerto de Edén querubines, y una espada encendida que se revolvía por todos lados, para guardar el camino del árbol de la vida.

Footnotes​

  1. Génesis 3:16 O, tu voluntad será sujeta a tu marido.
  2. Génesis 3:20 El nombre en hebreo se asemeja a la palabra que se usa para viviente.

Cross references​

  1. Génesis 3:1 : Ap. 12.9; 20.2.
  2. Génesis 3:13 : 2 Co. 11.3.
  3. Génesis 3:18 : He. 6.8.
  4. Génesis 3:22 : Ap. 22.14.
3 La serpiente era más astuta que todos los animales salvajes que Dios el Señor había creado, y le preguntó a la mujer:

—¿Así que Dios les ha dicho que no coman del fruto de ningún árbol del jardín?

2 Y la mujer le contestó:

—Podemos comer del fruto de cualquier árbol, 3 menos del árbol que está en medio del jardín. Dios nos ha dicho que no debemos comer ni tocar el fruto de ese árbol, porque si lo hacemos, moriremos.

4 Pero la serpiente le dijo a la mujer:

—No es cierto. No morirán. 5 Dios sabe muy bien que cuando ustedes coman del fruto de ese árbol podrán saber lo que es bueno y lo que es malo, y que entonces serán como Dios.

6 La mujer vio que el fruto del árbol era hermoso, y le dieron ganas de comerlo y de llegar a tener entendimiento. Así que cortó uno de los frutos y se lo comió. Luego le dio a su esposo, y él también comió. 7 En ese momento se les abrieron los ojos, y los dos se dieron cuenta de que estaban desnudos. Entonces cosieron hojas de higuera y se cubrieron con ellas.

8 El hombre y su mujer escucharon que Dios el Señor andaba por el jardín a la hora en que sopla el viento de la tarde, y corrieron a esconderse de él entre los árboles del jardín. 9 Pero Dios el Señor llamó al hombre y le preguntó:

—¿Dónde estás?

10 El hombre contestó:

—Escuché que andabas por el jardín y tuve miedo, porque estoy desnudo; por eso me escondí.

11 Entonces Dios le preguntó:

—¿Y quién te ha dicho que estás desnudo? ¿Acaso has comido del fruto del árbol del que te dije que no comieras?

12 El hombre contestó:

—La mujer que me diste por compañera me dio de ese fruto, y yo lo comí.

13 Entonces Dios el Señor le preguntó a la mujer:

—¿Por qué lo hiciste?

Y ella respondió:

—La serpiente me engañó, y por eso comí del fruto.

14 Entonces Dios el Señor dijo a la serpiente:

—Por esto que has hecho, maldita serás entre todos los demás animales. De hoy en adelante caminarás arrastrándote y comerás tierra. 15 Haré que tú y la mujer sean enemigas, lo mismo que tu descendencia y su descendencia. Su descendencia te aplastará la cabeza, y tú le morderás el talón.

16 A la mujer le dijo:

—Aumentaré tus dolores cuando tengas hijos, y con dolor los darás a luz. Pero tu deseo te llevará a tu marido, y él tendrá autoridad sobre ti.

17 Al hombre le dijo:

—Como le hiciste caso a tu mujer y comiste del fruto del árbol del que te dije que no comieras, ahora la tierra va a estar bajo maldición por tu culpa; con duro trabajo la harás producir tu alimento durante toda tu vida. 18 La tierra te dará espinos y cardos, y tendrás que comer plantas silvestres. 19 Te ganarás el pan con el sudor de tu frente, hasta que vuelvas a la misma tierra de la cual fuiste formado, pues tierra eres y en tierra te convertirás.

20 El hombre llamó Eva a su mujer, pues ella fue la madre de todos los que viven. 21 Dios el Señor hizo ropa de pieles de animales para que el hombre y su mujer se vistieran, 22 y dijo: «Ahora el hombre se ha vuelto como uno de nosotros, pues sabe lo que es bueno y lo que es malo. No vaya a tomar también del fruto del árbol de la vida, y lo coma y viva para siempre.»

23 Por eso Dios el Señor sacó al hombre del jardín de Edén, y lo puso a trabajar la tierra de la cual había sido formado. 24 Después de haber sacado al hombre, puso al oriente del jardín unos seres alados y una espada ardiendo que daba vueltas hacia todos lados, para evitar que nadie llegara al árbol de la vida.
 

Biblia textual IV​


Biblia Peshitta.​

La caída de Adán en pecado​

Pero la serpientea era la más astutab de todas las criaturas vivientes del campo que
Yahweh Dios había hecho. Dijo entonces la serpiente a la mujer: ¿Así que Dios les
dijo que no comieran de ningún árbol del huerto?
2 Y la mujer respondió a la serpiente: Podemos comer del fruto de todos los árboles que
están en el huerto,
3 pero del fruto del árbol que se encuentra en medio del huerto, dijo Dios: “No comerán
de él ni se acercarán a él, para que no mueran”.a
4 Y la serpiente dijo a la mujer: En realidad no morirán;a
5 porque Dios sabe que el día que ustedes coman de él, les serán abiertos los ojos y
ustedes vendrán a ser como diosesa, que conocen el bien y el mal.
6 Viendo la mujer que el árbol era bueno para comer y codiciable a la vista, y que era
árbol deseable para contemplarlo, tomó de su fruto y comióa, y ofreció también a su
marido que estaba con ella, y él comió.
7 Y sucedió que a los dos les fueron abiertos los ojos y se dieron cuenta de que estaban
desnudos. Entonces cosieron hojas de higuera y se hicieron delantales.

Las consecuencias del pecado y la misericordia de Dios​

8 Cuando escucharon la voz de Yahweh Dios que caminaba por el huerto al declinar el
día, Adán y su esposa se ocultarona de la presencia de Yahweh Dios en medio de los
árboles del huerto.
9 Llamó, pues, Yahweh Dios a Adán, diciéndole: Adán, ¿dónde te encuentras?
10 Entonces él contestó: Oí tu voz en el huerto y como me di cuenta de que estaba
desnudo, me oculté.
11 Y Yahweh le dijo: ¿Quién te hizo ver que estabas desnudo? ¿Acaso comiste del árbol
del cual te ordené que no comieras?
12 Y Adán contestó: La mujer que tú me diste me ofreció del árbol y yo comí.
13 Entonces Yahweh Dios preguntó a la mujer: ¿Qué es lo que has hecho? Y la mujer
contestó: La serpiente me engañó y yo comí.a
14 Luego dijo Yahweh Dios a la serpiente:
Debido a lo que has hecho, serás más maldita que todos los animales y más que todas las
bestias del campo; sobre tu vientre te arrastrarás y todos los días de tu vida comerás
polvo.
15 Y pondré enemistad entre tú y la mujer, entre tu simiente y la Simientea de ella. Él
hollará tu cabezab, y tú lo herirás en su talón.
16 Después dijo a la mujer:
Aumentaré en gran manera tus dolores y tus preñeces, y a tus hijos los darás a luz con
dolores; te rendirás a tu marido y él tendrá autoridad sobre tia.
17 Luego dijo a Adán: Por cuanto atendiste a la voz de tu esposa y comiste del árbol del
cual te ordené diciéndote que no comieras de él,
31
la tierra será malditaa por tu causa; con aflicciones comerás de ella todos los días de tu
vida.
18 Te producirá espinos y cardos y comerás de la hierba del campo.
19 Comerás el pan con el sudor de tu rostro, hasta que regreses a la tierra de la cual
fuiste tomado. Porque polvo eresa y al polvo regresarás.
20 Y Adán puso por nombre Evaa13 a su esposa, porque ella era madre de todo
viviente.
21 Luego Yahweh Dios hizo vestiduras de piel para Adán y para su esposa y los vistió.

Adán expulsado del huerto de Edén​

22 Entonces dijo Yahweh Dios: He aquí, Adán ha llegado a ser como uno de nosotrosa al
conocer el bien y el mal. No vaya a suceder ahora que extienda su mano y tome también
del árbol de la vida y coma, y viva para siempre.
23 Enseguida Yahweh Dios lo expulsó del huerto de Edén para que labrara la tierra de
donde fue tomado.
24 Lo expulsó, pues, Yahweh Dios y puso un querubína14 a rondar al oriente del huerto
de Edén, con una espada aguda que giraba en todas direcciones para cuidar el camino
hacia el árbol de la vidab.

La Biblia Aramea. El Texto Peshitta Traducido al Español)®
Copyright © 2006, 2015 by/por Instituto Cultural Álef y Tau, A. C.
Used with permission. All rights reserved.
Usado con permiso. Todos los derechos reservados.
Publicado por Holman Bible Publishers
Nashville, Tennessee 37234
 
Comentario Biblico Mattew Henry
Editorial UNILIT

CAPÍTULOI
Versículos 1, 2.
Dios crea los cielos y la tierra. 3—5. La creación de la luz. 6—13. Dios separa la tierra de las aguas; la tierra la hace fructífera. 14—19. Dios forma el sol, la luna y las estrellas. 20—25. Dios crea los animales. 26—28. El hombre, creado a imagen de Dios. 29, 30. .Designación de los alimentos. 31. Finalización y aprobación de la obra de creación.

Vv. 1, 2.El primer versículo de la Biblia nos da un relato satisfactorio y útil del origen de la tierra y de los cielos. La fe del cristiano humilde entiende esto mejor que la fantasía de los hombres más doctos. De lo que vemos del cielo y la tierra aprendemos el poder del gran Creador. Que el hecho de ser creados y nuestro lugar como hombres, nos recuerden nuestro deber cristiano de mantener siempre el cielo a la vista y la tierra bajo nuestros pies. El Hijo de Dios, uno con el Padre, estaba con Él cuando éste hizo el mundo; mejor dicho, a menudo se nos dice que el mundo fue hecho por Él y que sin Él nada fue hecho. ¡Oh, qué elevados pensamientos debiera haber en nuestra mente hacia el gran Dios que adoramos, y hacia ese gran Mediador en cuyo nombre oramos! Aquí, en el principio mismo del texto sagrado, leemos de ese Espíritu Divino cuya obra en el corazón del hombre se menciona tan a menudo en otras partes de la Biblia. Observe que, al principio nada deseable había para ver, pues el mundo estaba informe y vacío; era confusión y desolación. En manera similar, la obra de la gracia en el alma es una nueva creación: y en un alma sin gracia, que no ha nacido de nuevo, hay desorden, confusión y toda mala obra: está vacía de todo bien porque está sin Dios; es oscura, es las tinieblas mismas: este es nuestro estado por naturaleza, hasta que la gracia del Todopoderoso efectúa en nosotros un cambio.
Vv. 3—5. Dijo Dios: Sea la luz; Él la quiso, e inmediatamente hubo luz. ¡Qué poder el de la palabra de Dios! En la nueva creación, lo primero que se lleva al alma es la luz: el bendito Espíritu obra en la voluntad y en los afectos iluminando el entendimiento. Quienes por el pecado erantinieblas, por gracia se convierten en luz en el Señor. Las tinieblas hubieran estado siempre sobre el hombre caído si el Hijo de Dios no hubiera venido para darnos entendimiento, 1 Juan v. 20. La luz que Dios quiso, la aprobó. Dios separó la luz de las tinieblas, pues, ¿qué comunión tiene la luz con las tinieblas? En los cielos hay perfecta luz y ningunas tinieblas; en el infierno, la oscuridad es absoluta y no hay un rayo de luz. El día y la noche son del Señor; usemos ambos para su honra: cada día en el trabajo para Él y descansando en Él cada noche. Meditando día y noche en su ley.
Vv. 6—13. La tierra estaba desolada, pero por una palabra se llenó de las riquezas de Dios, que todavía son suyas. Aunque se permite al hombre su uso, son de Dios y para su servicio y honor deben usarse. La tierra, a su mandato, produce pasto, hierbas y frutos. Dios debe tener la gloria de todo el provecho que recibimos del producto de la tierra. Si tenemos interés en Él, que es la Fuente, por la gracia, nos regocijaríamos en Él cuando se secan los arroyos temporales de la misericordia.
Vv. 14—19. El cuarto día de trabajo da cuenta de la creación del sol, la luna y las estrellas. Todo es obra de Dios. Se habla de las estrellas tal como aparecen antes nuestros ojos, sin decir su cantidad, naturaleza, lugar, tamaño o movimientos; las Escrituras no fueron hechas para satisfacer la curiosidad ni para hacernos astrónomos, sino para conducirnos a Dios y hacernos santos. Las luces del cielo fueron hechas para servirle a Él; lo hacen fielmente y brillan a su tiempo sin faltar. Nosotros estamos como luces en este mundo para servir a Dios; pero, ¿respondemos en manera similar a la finalidad para la que fuimos creados? No: nuestra luz no resplandece ante Dios como sus luces brillan ante nosotros. Hacemos uso de la creación de nuestro Amo, pero nos importa poco la obra de nuestro Amo.

Vv. 20—25. Dios mandó que se hicieran los peces y las aves. Él mismo ejecutó esta orden. Los insectos, que son más numerosos que las aves y las bestias, y tan curiosos, parecen haber sido parte de la obra de este día. La sabiduría y el poder del Creador son admirables tanto en una hormiga como en un elefante.—El poder de la providencia de Dios preserva todas las cosas y la feracidad es el efecto de su bendición.

Vv. 26—28. El hombre fue hecho después de todas las criaturas: esto era tanto un honor como un favor para él. Sin embargo, el hombre fue hecho el mismo día que las bestias; su cuerpo fue hecho de la misma tierra que el de ellas; y mientras él está en el cuerpo, habita en la misma tierra con ellas. ¡No permita Dios que dándole gusto al cuerpo y a sus deseos, nos hagamos como las bestias que perecen! El hombre fue hecho para ser una criatura diferente de todas las que habían sido hechas hasta entonces. En él tenían que unirse la carne y el espíritu, el cielo y la tierra. Dios dijo: “Hagamos al hombre”. El hombre, cuando fue hecho, fue creado para glorificar al Padre, Hijo y Espíritu Santo. En ese gran nombre somos bautizados pues a ese gran nombre debemos nuestro ser. Es el alma del hombre la que lleva especialmente la imagen de Dios.—El hombre fue hecho recto, Eclesiastés vii. 29. Su entendimiento veía clara y verdaderamente las cosas divinas; no había yerros ni equivocaciones en su conocimiento; su voluntad consentía de inmediato a la voluntad de Dios en todas las cosas. Sus afectos eran normales y no tenía malos deseos ni pasiones desordenadas. Sus pensamientos eran fácilmente llevados a temas sublimes y quedaban fijos en ellos. Así de santos, así de felices, eran nuestros primeros padres cuando tenían la imagen de Dios en ellos. ¡Pero cuán desfigurada está la imagen de Dios en el hombre! ¡Quiera el Señor renovarla en nuestra alma por su gracia!

Vv. 29, 30. Las hierbas y las frutas deben ser la comida del hombre, incluido el maíz y todos los productos de la tierra. Que el pueblo de Dios ponga sobre Él su carga y no se afane por qué comerán ni qué beberán. El que alimenta las aves del cielo no permitirá que sus hijitos pasen hambre.V. 31.Cuando nos ponemos a pensar en nuestras obras hallamos, para vergüenza nuestra, que en gran parte han sido muy malas; pero cuando Dios vio su obra, todo era muy bueno. Bueno pues todo era cabalmente como el Creador quería que fuera. Todas sus obras, en todos los lugares de su señorío le bendicen y, por tanto, bendice, alma mía, al Señor. Bendigamos a Dios por el evangelio de Cristo y, al considerar su omnipotencia, huyamos nosotros, los pecadores, de laira venidera. Si somos creados de nuevo conforme a la imagen de Dios en santidad, finalmente entraremos en los “cielos nuevos y tierra nueva, en los cuales mora la justicia”.

CAPÍTULO II

Versículos 1—3.
El primer día de reposo.
4—7. Detalles de la creación.
8—14. Plantación del huerto del Edén.
15. El hombre puesto en el Edén.
16, 17. El mandamiento de Dios.
18—25. Dar nombre a los animales. —La hechura de la mujer—La institución divina del matrimonio.

Vv. 1—3. Después de seis días Dios cesó todas las obras de creación. En los milagros ha usado leyes superiores de la naturaleza, pero nunca ha cambiado su curso establecido, ni le ha agregado. Dios no descansó como si estuviera cansado sino como alguien que está muy complacido. Nótese al comienzo mismo del reino de gracia, la santificación o la observancia sagrada del día de reposo. La observancia solemne de un día de cada siete como día de sagrado reposo y de santo trabajo, para la honra de Dios, es deber de toda persona a quien Dios ha dado a conocer sus santos días de reposo. En este momento, nadie de la raza humana tenía ser sino nuestros primeros padres. Para ellos fue instituido el día de reposo y, es claro, también para todas las generaciones sucesivas. El reposo cristiano que observamos es un día séptimo y en él celebramos el reposo del Dios Hijo y la consumación de la obra de nuestra redención.

Vv. 4—7. Aquí se da un nombre al Creador: “Jehová”. Jehová es el nombre de Dios que denota que sólo Él tiene su ser de sí mismo, y que Él da el ser a todas las criaturas y cosas. Además se destacan las plantas y las hierbas porque fueron hechas y señaladas como alimento para el hombre. La tierra no produjo sus frutos por su propio poder: esto fue hecho por el poder del Omnipotente. De la misma manera, la gracia del alma no crece por sí misma en el terreno de la naturaleza; es la obra de Dios. La lluvia es también dádiva de Dios; no llovió sino hasta que Dios hizo llover. Aunque Dios obra usando medios, cuando le agrada puede, no obstante, hacer su obra sin medios; y aunque nosotros no hemos de tentar a Dios descuidando los medios, debemos confiar en Él tanto en el uso como en la falta de medios. De una u otra manera Dios regará las plantas de su plantío. La gracia divina desciende como el rocío y silenciosamente riega la iglesia sin hacer ruido. El hombre fue hecho de polvo menudo, como el que hay en la superficie de la tierra. El alma no fue hecha de la tierra como el cuerpo: lástima entonces que deba apegarse a la tierra y preocuparse por las cosas terrenales. En breve daremos cuenta a Dios por la forma en que hemos empleado estas almas; y si se encuentra que las hemos perdido, aunque fuera para ganar el mundo, ¡estamos perdidos para siempre! Los necios desprecian sus propias almas al preocuparse de sus cuerpos antes que de sus almas.

Vv. 8—14. El lugar fijado para que Adán habitara no era un palacio sino un huerto. Mientras mejor nos arreglemos con cosas sencillas y menos busquemos las cosas que complacen el orgullo y la lujuria, más cerca estaremos de la inocencia. La naturaleza se contenta con un poco y aquello que es más natural; la gracia con menos; pero la lujuria lo desea todo y se contenta con nada. Ningún placer puede satisfacer el alma sino aquello que Dios mismo ha provisto y señalado para ello. Edénsignifica deleite y placer. No importa cuál haya sido su localización, tenía todas las comodidades deseables, sin ninguna desventaja, como nunca jamás haya sido otra casa o huerto en la tierra. Estaba adornado con todo árbol agradable a la vista y enriquecido con todo árbol que diera fruto agradable al paladar y bueno para comer. Como Padre tierno, Dios deseaba no sólo el provecho de Adán, sino su placer; porque hay placer con inocencia, mejor aun, hay verdadero placer sólo en la inocencia. Cuando la Providencia nos pone en un lugar de abundancia y placer, debiéramos servir a Dios con alegría de corazón por las cosas buenas que nos da. Edén tenía dos árboles exclusivos. —1. En el medio del huerto estaba el árbol de la vida. El hombre podría comer de este y vivir. Cristo es ahora el Árbol de la vida para nosotros, Apocalipsis ii. 7; xxii. 2; y el Pan de vida, Juan vi. 48, 51. —2. Estaba el árbol de la ciencia del bien y el mal, llamado así porque había una revelación positiva de la voluntad de Dios acerca de este árbol, de manera que por él el hombre podía llegar a conocer el bien y el mal moral. ¿Qué es bueno? Bueno es no comer de este árbol. ¿Qué es malo? Malo es comer de este árbol. En estos dos árboles Dios puso ante Adán el bien y el mal, la bendición y la maldición. V. 15.Después que Dios hubo formado a Adán, lo puso en el huerto. Así toda jactancia quedó excluida. Solamente el que nos hizo puede hacernos felices; el que es el Formador de nuestros cuerpos, y el Padre de nuestros espíritus, y nadie sino Él, puede proveer plenamente para la felicidad de cuerpo y alma. Aún en el mismo paraíso el hombre tenía que trabajar. Ninguno de nosotros fue enviado al mundo para estar ocioso. El que hizo nuestras almas y cuerpos, nos ha dado algo con qué trabajar; y el que nos dio esta tierra por habitación, nos ha dado algo sobre qué trabajar. Los hijos y herederos del cielo, mientras están en el mundo, tienen algo que hacer por esta tierra, la cual debe tener su cuota de tiempo y preocupación de parte de ellos; y si lo hacenmirando a Dios, y le sirven tan verdaderamente en ello como cuando están de rodillas. Observe que el llamamiento del agricultor es un llamado antiguo y honorable; era necesario hasta en el paraíso. Además, hay verdadero placer en las tareas a las que Dios nos llama y en las que nos emplea. Adán no hubiera podido ser feliz si hubiera estado ocioso: sigue siendo la ley de Dios que aquel que no trabaja no tiene derecho a comer, 2 Tesalonicenses iii. 10.

Vv. 16, 17. No pongamos nunca nuestra propia voluntad contra la santa voluntad de Dios. No sólo se otorgó libertad al hombre para tomar los frutos del paraíso, sino se le aseguró la vida eterna por su obediencia. Se había establecido una prueba para su obediencia. Por la transgresión él perdería el favor de su Hacedor y se haría merecedor de su desagrado, con todos sus espantosos efectos; de esta manera él quedaría propenso al dolor, la enfermedad y la muerte. Peor que eso, él iba a perder la santa imagen de Dios y todo el consuelo de su aprobación; y sintiendo el tormento de las pasiones pecaminosas y el terror de la venganza de su Hacedor, la cual tendría que soportar para siempre con su alma que nunca muere. La prohibición de comer el fruto de un árbol en particular era sabiamente adecuada para el estado de nuestros primeros padres. En su estado de inocencia y apartados de los demás, ¿qué ocasión o qué tentación tenían para romper alguno de los diez mandamientos? El desarrollo de los acontecimientos prueba que toda la raza humana estaba comprometida en la prueba y caída de nuestros primeros padres. Argumentar contra estas cosas es luchar contra hechos irrebatibles, y contra la revelación divina; porque el hombre es pecador y muestra por sus primeros actos y por su conducta posterior, que está siempre dispuesto para hacer el mal. Está sometido al desagrado divino, expuesto a los sufrimientos y a la muerte. Las Escrituras siempre hablan del hombre como que tiene un carácter pecador y está en este estado de miseria; y estas cosas valen para los hombres de todas las épocas y de todas las naciones.

Vv. 18—25. El hombre recibió el poder sobre las criaturas y, como prueba de esto, les puso nombre a todas. Este hecho muestra además su discernimiento en cuanto a las obras de Dios. Aunque era señor de las criaturas, nada de este mundo era una ayuda idónea para el hombre. De Dios son todas nuestras ayudas. Si descansamos en Dios Él obrará todo para bien. Dios hizo que un sueñoprofundo cayera sobre Adán; por cuanto no conoce el pecado, Dios cuida que el hombre no sienta dolor. Dios, como Padre de ella, trajo la mujer al hombre, como su segundo ser y como su ayuda idónea. Esa esposa, hechura de Dios por gracia especial, y producto de Dios por providencia especial, probablemente demuestre ser la ayuda idónea para el hombre. Véasequé necesidad hay, tanto de prudencia como de oración, al elegir esta relación que es tan cercana y tan duradera. Había necesidad de hacer bien esto que se hace para toda la vida. —Nuestros primeros padres no necesitaban ropa para cubrirse del frío o el calor pues no podían dañarlos: tampoco la necesitaban para ataviarse. Así de desahogada, así de feliz era la vida del hombre en su estado de inocencia. ¡Cuán bueno era Dios para él! ¡Con cuántos favores Él le cargó! ¡Cuán ligeras eran las leyes que le fueron dadas! Sin embargo, el hombre, en medio de toda esta honra, no entendió su propio interés sino que pronto se volvió como las bestias que perecen.

CAPÍTULOIII

Versículos 1—5.
La serpiente engaña a Eva.6—8. Adán y Eva transgreden el mandamiento divino, y caen en el pecado y la miseria. 9—13. Dios llama a Adán y Eva para que respondan. 14, 15. Maldición a la serpiente—La Simiente prometida. 16—19. El castigo de la humanidad. 20, 21. La primera vestimenta de la humanidad. 22—24. Adán y Eva son expulsados del paraíso.

Vv. 1—5. Satanás atacó a nuestros primeros padres para llevarlos a pecar; la tentación les resultó fatal. El tentador fue el diablo, en la forma y semejanza de una serpiente. El plan de Satanás era arrastrar a nuestros primeros padres al pecado y, así, poner separación entre ellos y su Dios. De este modo el diablo fue desde el comienzo un homicida y gran obrador de maldades. La persona tentada fue la mujer: la táctica de Satanás fue entablar una conversación con ella mientras estaba sola. Hay muchas tentaciones en las que el estar a solas da gran ventaja al tentador; en cambio, la comunión de los santos cuida en gran medida la fortaleza y seguridad de ellos. Satanás sacó ventaja de hallar a la mujer sola cerca del árbol prohibido. —Satanás tentó a Eva para, a través ella, poder tentar a Adán. Su táctica es enviar las tentaciones por medios que no sospechamos, y por quienes tienen la mayor influencia sobre nosotros. Satanás puso en duda si era o no era pecado comer de este árbol. No dejó al descubierto su designio al comienzo, pero planteó una pregunta que parecía inocente. El que quiera estar a salvo debe cuidarse de no hablar con el tentador. Citó mal el mandamiento. Él habló en forma sarcástica. El diablo, así como es un mentiroso, es también un escarnecedor desde el principio; y los escarnecedores son sus hijos. El arte de Satanás consiste en hablar de la ley divina como dudosa o irracional y, así, atrae la gente al pecado; nuestra sabiduría consiste en mantener firme nuestra creencia en el mandamiento de Dios y un elevado respeto por Él. ¿Conque Dios dijo: ¿No mentiréis, no tomaréis su nombre en vano, no os emborracharéis, etc.? Sí, estoy seguro que lo dijo, y está bien dicho; y, por su gracia, yo lo cumpliré. —El entablar esta conversación con la serpiente fue debilidad de Eva: por su pregunta debió notar que no tenía buenas intenciones, y por tanto, debió retroceder. Satanás enseña primero a los hombres a dudar y, luego, a negar. Les promete beneficios si comen de este fruto. Su objetivo es introducir el descontento con su estado presente, como si no fuera tan bueno como pudiera y debiera ser. Ningún estado por si mismo dará contento a menos que la mente sea puesta en ello. Los tienta para que busquen ascender como si fueran dignos de ser dioses. Satanás se arruinó a sí mismo cuando deseó ser como el Altísimo, luego, procuró infectar a nuestros primeros padres con el mismo deseo para arruinarlos también. El diablo sigue aún atrayendo a la gente a su esfera de interés sugiriéndoles pensamientos malos acerca de Dios y falsas esperanzas de lograr beneficios por medio del pecado. Por tanto, pensemos siempre bien de Dios como el sumo bien y pensemos mal del pecado como el sumo mal: así resistiremos al diablo y él huirá de nosotros.
Vv. 6—8. Observe los pasos de la transgresión: no son pasos ascendentes sino descen-dentes hacia el abismo. —1. Ella vio. Una gran cantidad de pecado viene por los ojos. No miremos aquello que trae consigo el riesgo de estimular la concupiscencia, Mateo v. 28. —2. Ella tomó. Fue su propio acto y obra. Satanás puede tentar pero no puede obligar; puede persuadirnos a que nos arrojemos al precipicio pero no puede arrojarnos, Mateo iv. 6. —3. Ella comió. Cuando miró quizás no tuviera la intención de tomarlo; o cuando lo tomó no tuviera la intención de comer; pero acabó en eso. Es sabiduría detener los primeros movimientos del pecado, y abandonarlo antes de verse comprometido con él.—4. También dio a su marido. Quienes han hecho mal, están dispuestos a arrastrar a otros a hacer lo mismo. —5. Ella comió. Al no tomar en cuenta el árbol de la vida. Del cual se le permitía comer, y al comer del árbol del conocimiento, que estaba prohibido, Adán claramente muestra su desdén por lo que Dios le ha otorgado, y su deseo por lo que Dios consideró prudente no darle. Deseaba tener lo que quería y hacer lo que le placiera. En una palabra su pecado fue la desobediencia, Romanos v, 19; la desobediencia a un mandato claro, simple y expreso. No tenía una naturaleza pecaminosa que lo traicionara; en cambio tenía libertad de voluntad, con toda su fuerza, no debilitada ni desequilibrada. Se apartó con mucha prontitud. Arrastró a toda su posteridad al pecado y a la miseria. Entonces, ¿quién puede decir que el pecado de Adán en sí causó poco daño? —Yaera demasiado tarde, cuando Adán y Eva vieron la necedad de comer la fruta prohibida. Vieron la felicidad de la cual cayeron y la miseria en que se hundieron. Vieron a un Dios amante irritado, y la pérdida de su gracia y su favor. Véase aquí qué deshonra y trastorno produce el pecado; hace maldad doquiera se introduce y destruye todo consuelo. Tarde o temprano acarrea la vergüenza; sea la vergüenza del arrepentimiento verdadero, que termina en gloria, o la vergüenza y confusión perpetua, en la cual despertarán los malos en el gran día. Véase aquí en qué consiste corrientemente la necedad de quienes han pecado. Cuidan más de salvar su crédito ante los hombres que obtener el perdón de Dios. Las excusas que dan los hombres para cubrir y restar importancia a sus pecados, son vanas y frívolas; como los delantales de hojas de higuera que se hicieron, no logran mejorar las cosas: no obstante, todos tenemos la tendencia a cubrir nuestras transgresiones como Adán. Antes de pecar ellos acogían con gozo humilde las bondadosas visitas de Dios; ahora Él se convertía en un terror para ellos. No cabe asombrarse de que se convirtieran en terror para sí mismos y se llenaran de confusión. Esto muestra la falsedad del tentador y el fraude de sus tentaciones. Satanás prometió que estarían a salvo. Pero ¡ellos no pueden ni pensar que sea así! Adán y Eva eran, ahora, consoladores desdichados el uno para el otro!

Vv. 9—13. Observe la sorprendente pregunta: ¿Adán, dónde estás tú? Aquellos que se descarrían de Dios por el pecado deben considerar seriamente donde están: están lejos de todo bien, en medio de sus enemigos, esclavizados a Satanás, y en el camino real a la ruina total. Esta oveja perdida hubiera vagado sin fin si el buen Pastor no la hubiera buscado y le hubiera dicho que el lugardonde estaba descarriado, no podría ser fácil ni cómodo. Si los pecadores quisieran considerar donde están, no descansarían hasta regresar a Dios. —Es falla y necedad común de quienes han hecho mal cuando se les pregunta al respecto, el reconocer sólo lo que es tan evidente que no se puede negar. Como Adán tenemos razón para tener miedo de acercarnos a Dios si no estamos cubiertos y vestidos con la justicia de Cristo. El pecado aparece más claro en el espejo del mandamiento, así que, Dios lo puso ante Adán; y en ese espejo debemos mirar nuestro rostro. Pero en lugar de reconocer el pecado en toda su magnitud, y asumir la vergüenza en ellos mismos, Adán y Eva justificaron el pecado y cargaron la vergüenza y la culpa en otros. En quienes son tentados existe una extraña tendencia a decir que son tentados por Dios; como si nuestro abuso de los dones de Dios disculpara nuestra transgresión de las leyes de Dios. Los que están prontos a aceptar el placer y ganancia del pecado son tardos para asumir la culpa y la vergüenza de ello. Aprendamos entonces, que las tentaciones de Satanás son todas seducciones; sus argumentos, todos engañosos; sus incentivos son todos trampas; cuando habla bien, no hay que creerle. Es por el engaño del pecado que el corazón se endurece. Vea Romanos vii. 11; Hebreos iii, 13. Aunque la sutileza de Satanás pudiera arrastrarnos al pecado, deninguna manera nos justifica que estemos en pecado. Aunque él es el tentador, nosotros somos los pecadores. Que no disminuya nuestro pesar por el pecado elque hayamos sido engañados; antes bien, que aumente nuestra indignación con nosotros mismos por haber permitido ser engañados por un conocido tramposo y enemigo jurado, que quiere la destrucción de nuestra alma.

Vv. 14, 15.Dios dicta sentencia; y comienza donde empezó el pecado, con la serpiente. Los instrumentos del diablo deben compartir los castigos del diablo. Bajo el disfraz de la serpiente el diablo es sentenciado a ser degradado y maldecido por Dios; detestado y aborrecido por toda la humanidad: también a ser destruido y arruinado al final por el gran Redentor, cosa significada por el aplastamiento de su cabeza. Se declara la guerra entre la Simiente de la mujer y la simiente de la serpiente. El fruto de esta enemistad es que haya una guerra continua entre la gracia y la corrupción en los corazones del pueblo de Dios. Satanás, por medio de sus corrupciones los abofetea, los zarandea y procura devorarlos. El cielo y el infierno nunca pueden ser reconciliados, tampoco la luz y las tinieblas; no más queSatanás y un alma santificada. Además, hay una lucha continua entre los malos y los santos de este mundo. Se hace una promesa bondadosa sobre Cristo, como el libertador del hombre caído del poder de Satanás. Esta era la aurora del día del evangelio: tan pronto como fue hecha la herida se proveyó y reveló el remedio. Esta bondadosa revelación de un Salvador llegó sin que la pidieran ni la buscaran. Sin una revelación de misericordia, que da esperanzas de perdón, el pecador convicto se hundiría en la desesperación y se endurecería. Por fe en esta promesa fueron justificados y salvados nuestros primeros padres, y los patriarcas anteriores al diluvio. Se dan detalles sobre Cristo. —1. Su encarnación o venida en la carne.Que su Salvador sea la Simiente de la mujer, hueso de nuestro hueso, da gran aliento a los pecadores, Hebreos ii. 11, 14.—2. Sus sufrimientos y muerte; señalados en que Satanás heriría su calcañar, esto es, su naturaleza humana. Los sufrimientos de Cristo continúan en los sufrimientos de los santos por su nombre. El diablo los tienta, los persigue y los mata; y así, hiere el calcañar de Cristo, que es afligido en las aflicciones de los santos. Pero mientras el calcañar es herido en la tierra, la Cabeza está en el cielo.—3. Su victoria sobre Satanás. Cristo frustró las tentaciones de Satanás, rescató almas de sus manos. Por su muerte asestó un golpe fatal al reino del diablo, una herida incurable en la cabeza de esta serpiente. A medida que el evangelio gana terreno, Satanás cae. Vv.

16—19. Por su pecado la mujer es condenada a un estado de pesar y sumisión; castigo adecuado de ese pecado en que ella procuró satisfacer la concupiscencia de los ojos y de la carne, y su orgullo. El pecado trajo dolor al mundo; hizo del mundo un valle de lágrimas. Noes de extrañar que nuestros dolores se multipliquen cuando nuestros pecados se multiplican. Él se enseñoreará de ti, es sólo el mandamiento de Dios: Esposas, someteos a vuestros maridos.—Si el hombre no hubiera pecado, siempre se hubiera enseñoreado con sabiduría y amor; si la mujer no hubiera pecado, ella siempre hubiera obedecido con humildad y mansedumbre. Adán culpó a su esposa, pero aunque había sido falta suya el convencerlo para que comiera el fruto prohibido, fue falta de Adán el haberle hecho caso. Así que las frívolas excusas de los hombres se volverán contra ellos en el día del juicio de Dios. Dios puso marcas de desagrado en Adán.—1. Maldice su habitación. Dios dio la tierra a los hijos de los hombres para que fuera una morada cómoda, pero ahora está maldita por el pecado del hombre. Sin embargo, Adán mismo no es maldecido, como lo fue la serpiente, sino tan sólo el suelo por amor a él.—2. Sus esfuerzos y placeres le son amargos. El trabajo es nuestro deber y debemos realizarlo fielmente; es parte de la sentencia del hombre, cosa que la ociosidad desafía atrevidamente. La incomodidad y el cansancio en el trabajo son nuestro justo castigo, al cual debemos someternos con paciencia, puesto que son menos que lo merecido por nuestra iniquidad. El alimento del hombre se le volverá desagradable. Pero el hombre no es sentenciado a comer polvo como la serpiente, solamente a comer la hierba del campo.—3. Su vida también es acortada; pero considerando cuán llenos de problemas están sus días, es un favor que sean pocos. La muerte es espantosa por naturaleza, a pesar de que la vida es desagradable, y con eso concluye el castigo. Elpecado introdujo la muerte al mundo: si Adán no hubiera pecado, no habría muerto. Él cedió a la tentación pero el Salvador la resistió. ¡Cuán admirablemente la satisfacción de nuestro Señor Jesús, por su muerte y sufrimientos, respondió a la sentencia dictada contra nuestros primeros padres! ¿Entraron los dolores de parto a causa del pecado? Leemos del fruto de la aflicción del alma de Cristo, Isaías, liii, 11; y los dolores de la muerte que lo retuvo, son así llamados, Hechos ii, 24. ¿Entró el quedar bajo la ley con el pecado? Cristo nació bajo la ley, Gálatas iv, 4. ¿Entró la maldición con el pecado? Cristo fue hecho maldición por nosotros, y murió una muerte maldita, Gálatas iii, 13. ¿Vinieron las espinas con el pecado? Él fue coronado con espinas por nosotros. ¿El sudor llega a causa del pecado? Él sudó por nosotros, y su sudor fue como grandes gotas de sangre. ¿Llegó el dolor con el pecado? Él fue un varón de dolores; en su agonía su alma estuvo sobre manera dolorida. ¿Vino la muerte con el pecado? Él se hizo obediente hasta la muerte. Así, la venda es tan grande como la herida. Bendito sea Dios por su Hijo nuestro Señor Jesucristo.

Vv. 20, 21.Dios le puso nombre al hombre y lo llamó Adán, que significa tierra roja; Adán le puso nombre a la mujer y la llamó Eva, esto es, vida. Adán lleva el nombre del cuerpo mortal, Eva el del alma viva. Probablemente Adán haya tenido en cuenta la bendición de un Redentor, la Simiente prometida, al llamar Eva o vida a su esposa; pues Él sería la vida de todos los creyentes, y en Él serían benditas todas las familias de la tierra. —Véase, además, el cuidado de Dios por nuestros primeros padres a pesar de su pecado. La vestimenta se introdujo con el pecado. Poca razón tenemos al enorgullecernos de nuestras ropas que no son sino la insignia de nuestra vergüenza. Cuando Dios hizo ropa para nuestros primeros padres, las hizo abrigadoras y fuertes, rústicas y muy sencillas; no mantos de escarlata sino túnicas de pieles. Que quienes están pobremente vestidos aprendan de aquí a no quejarse. Teniendo comida y abrigo, que estén contentos; ellos están tan bien como Adán y Eva. Que aquellos que están finamentevestidos, aprendan a no hacer de las vestimentas su adorno. —Se supone que las bestias, de cuyas pieles los vistió Dios, fueron muertas, no para comida del hombre, sino para sacrificio, para tipificar a Cristo, el gran Sacrificio. Adán y Eva se hicieron delantales de hojas de higuera, cubierta demasiado estrecha para envolverlos, Isaías xxviii, 20. Tales son todos los trapos de nuestra justicia propia. Pero Dios les hizo túnicas de pieles, grandes, firmes, durables y de su medida: tal es la justicia de Cristo; por tanto, vestíos del Señor Jesucristo.

Vv. 22—24. Dios expulsó al hombre; le dijo que ya no debía ocupar ni disfrutar ese huerto: pero al hombre le gustaba el lugar y no estaba dispuesto a irse, por tanto, Dios lo hizo salir. Esto significó la exclusión de él y toda su raza culpable de la comunión con Dios, que era la bendición y la gloria del paraíso. Pero el hombre fue solamente enviado a labrar el suelo del cual fue tomado. Él fue enviado a un lugar de trabajo arduo, no a un lugar de tormento. Nuestros primeros padres fueron excluidos de los privilegios de su estado de inocencia, aunque no fueron librados a la desesperación. —Secerró el camino al árbol de la vida. De ahí en adelante sería en vano que él y los suyos esperaran rectitud, vida y felicidad por el pacto de obras; porque al quebrantar el mandamiento de ese pacto, su maldición cobra plena vigencia: somos todos destruidos si somos juzgados por ese pacto. Dios reveló esto a Adán, no para llevarlo a la desesperación, sino para animarlo a buscar la vida y la felicidad en la Simiente prometida, por quien se abre ante nosotros un camino nuevo y vivo hacia el lugar santísimo.
 

Génesis, Capítulo 4​


Caín y Abel​

4 Conoció Adán a su mujer Eva, la cual concibió y dio a luz a Caín, y dijo: Por voluntad de Jehová he adquirido[a] varón.
2 Después dio a luz a su hermano Abel. Y Abel fue pastor de ovejas, y Caín fue labrador de la tierra.
3 Y aconteció andando el tiempo, que Caín trajo del fruto de la tierra una ofrenda a Jehová.
4 Y Abel trajo también de los primogénitos de sus ovejas, de lo más gordo de ellas. Y miró Jehová con agrado a Abel y a su ofrenda;(A)
5 pero no miró con agrado a Caín y a la ofrenda suya. Y se ensañó Caín en gran manera, y decayó su semblante.
6 Entonces Jehová dijo a Caín: ¿Por qué te has ensañado, y por qué ha decaído tu semblante?
7 Si bien hicieres, ¿no serás enaltecido? y si no hicieres bien, el pecado está a la puerta; con todo esto, a ti será su deseo, y tú te enseñorearás de él.[b]
8 Y dijo Caín a su hermano Abel: Salgamos al campo. Y aconteció que estando ellos en el campo, Caín se levantó contra su hermano Abel, y lo mató.(B)
9 Y Jehová dijo a Caín: ¿Dónde está Abel tu hermano? Y él respondió: No sé. ¿Soy yo acaso guarda de mi hermano?
10 Y él le dijo: ¿Qué has hecho? La voz de la sangre de tu hermano clama a mí desde la tierra.
11 Ahora, pues, maldito seas tú de la tierra, que abrió su boca para recibir de tu mano la sangre de tu hermano.
12 Cuando labres la tierra, no te volverá a dar su fuerza; errante y extranjero serás en la tierra.
13 Y dijo Caín a Jehová: Grande es mi castigo para ser soportado.
14 He aquí me echas hoy de la tierra, y de tu presencia me esconderé, y seré errante y extranjero en la tierra; y sucederá que cualquiera que me hallare, me matará. 1
5 Y le respondió Jehová: Ciertamente cualquiera que matare a Caín, siete veces será castigado. Entonces Jehová puso señal en Caín, para que no lo matase cualquiera que le hallara.
16 Salió, pues, Caín de delante de Jehová, y habitó en tierra de Nod,[c] al oriente de Edén.
17 Y conoció Caín a su mujer, la cual concibió y dio a luz a Enoc; y edificó una ciudad, y llamó el nombre de la ciudad del nombre de su hijo, Enoc.
18 Y a Enoc le nació Irad, e Irad engendró a Mehujael, y Mehujael engendró a Metusael, y Metusael engendró a Lamec.
19 Y Lamec tomó para sí dos mujeres; el nombre de la una fue Ada, y el nombre de la otra, Zila.
20 Y Ada dio a luz a Jabal, el cual fue padre de los que habitan en tiendas y crían ganados.
21 Y el nombre de su hermano fue Jubal, el cual fue padre de todos los que tocan arpa y flauta.
22 Y Zila también dio a luz a Tubal-caín, artífice de toda obra de bronce y de hierro; y la hermana de Tubal-caín fue Naama.
23 Y dijo Lamec a sus mujeres:
Ada y Zila, oíd mi voz;
Mujeres de Lamec, escuchad mi dicho:
Que un varón mataré por mi herida,
Y un joven por mi golpe.
24 Si siete veces será vengado Caín,
Lamec en verdad setenta veces siete lo será.
25 Y conoció de nuevo Adán a su mujer, la cual dio a luz un hijo, y llamó su nombre Set:[d] Porque Dios (dijo ella) me ha sustituido otro hijo en lugar de Abel, a quien mató Caín. 26 Y a Set también le nació un hijo, y llamó su nombre Enós. Entonces los hombres comenzaron a invocar el nombre de Jehová.

Footnotes​

  1. Génesis 4:1 Heb. qanah,   adquirir.
  2. Génesis 4:7 O, a ti será sujeto.
  3. Génesis 4:16 Esto es, Errante.
  4. Génesis 4:25 Esto es, Sustitución.

Cross references​

  1. Génesis 4:4 : He. 11.4.
  2. Génesis 4:8 : Mt. 23.35; Lc. 11.51; 1 Jn. 3.12.
Reina-Valera 1960 (RVR1960)
Reina-Valera 1960 ® © Sociedades Bíblicas en América Latina, 1960. Renovado © Sociedades Bíblicas Unidas, 1988. Utilizado con permiso. Si desea más información visite americanbible.org, unitedbiblesocieties.org, vivelabiblia.com, unitedbiblesocieties.org/es/casa/, www.rvr60.bible