Hola Esteban
En primer lugar, el empeño en convertir y evangelizar tiene como objetivo que las personas se arrepientan de sus malos caminos y nazcan a una nueva vida. Fíjate cómo Pablo enfatiza en sus cartas que ANTES de la conversión, los creyentes vivían vidas malas, de vicios, de divisiones, y que AHORA, tras la conversión, viven de manera diferente, y deben persistir en esa vida diferente.
En segundo lugar, el empeño en predicar es para desarrollar, consolidar, hacer crecer espiritualmente a las personas. Por ejemplo, ¿por qué sigues leyendo las Escrituras y orando y aprendiendo sobre Jesús, si ya te convertiste? ¿Qué beneficio te trae?
Quien vive sin Cristo está muerto. Quien vive con Cristo tiene vida eterna.
El error que propagan los falsos pastores consiste en pensar que vivir con Cristo significa asentir intelectualmente a ciertos conocimientos y dogmas sobre Cristo.
Un musulmán que sigue el evangelio de Cristo en su vida diaria vive en Cristo, y se nota por sus frutos. Lo mismo un judío, pues el evangelio que predicó Jesús es en esencia el mismo que predicó Isaías y cada profeta que Dios les envió. Permíteme demostrar lo que digo con la parábola de los labradores malvados (Mat 21:33-39, DHH). Ahí nos damos cuenta que el propósito del Padre (el dueño del viñedo) fue siempre el mismo tanto cuando envió a los profetas (los "siervos") como cuando envió a Jesús ("el Hijo"). El Hijo es obviamente diferente en autoridad que los siervos, pero la misión fue siempre la misma.
Ahora, escuchen otra historia. Cierto propietario plantó un viñedo, lo cercó con un muro, cavó un hoyo para extraer el jugo de las uvas y construyó una torre de vigilancia. Luego les alquiló el viñedo a unos agricultores arrendatarios y se mudó a otro país.
Llegado el tiempo de la cosecha de la uva, envió a sus siervos para recoger su parte de la cosecha. Pero los agricultores agarraron a los siervos, golpearon a uno, mataron a otro y apedrearon a un tercero. Entonces el dueño de la tierra envió a un grupo más numeroso de siervos para recoger lo que era suyo, pero el resultado fue el mismo.
Finalmente, el dueño envió a su propio hijo porque pensó: “Sin duda, respetarán a mi hijo”.
Sin embargo, cuando los agricultores vieron que venía el hijo, se dijeron unos a otros: “Aquí viene el heredero de esta propiedad. Vamos, matémoslo y nos quedaremos con la propiedad”. Entonces lo agarraron, lo arrastraron fuera del viñedo y lo asesinaron.