El dilema de la oración
Recientemente, nos topamos con cierta disyuntiva en forocristiano.com. Alguien pide “oración por una injusticia”, y otro contesta que no hay que pedir a Dios, sino que nosotros somos los que tenemos que solventar la injusticia que hemos causado... (entre medias, muchas otras cosas suceden, que no vamos a traer a colación en este momento).
Y añade en otro lado:
Bien está que este alma presente sus dudas y conflictos en el tema de la “oración”. Conflictos legítimos y eternos. Pero el problema no es Dios, pues Dios hace y deshace según Su Perfecta Voluntad. Así pues, lo discutido y discutible es el término “oración.”
En fin... el tema de la
oración es peliagudo. NO se puede hablar a la ligera de esto. La religión nos vende una moto muy bonita (previo peaje) y nos jura y perjura que el artilugio de dos ruedas funciona sin
motor. "Sí, pruébala, verás como corre esto"... así te lo dicen... y así de panchos se quedan. No pretendas obtener respuesta alguna de la religión, porque no lo tendrás jamás. Te dejarán más confuso, perplejo y condenado que nunca.
Se nos dice que, desde tiempos inmemoriales, los hombres han
orado a Dios... y que Dios ha contestado. Según las Escrituras, Dios contesta... SIEMPRE. El problema subyacente al asunto es si aceptamos o no la respuesta. Su respuesta varía tanto como distintos son los hombres y mujeres que han orado. Reyes, profetas, sacerdotes, muchachos, mujeres... el Hijo del Hombre. Si hubo "fe", hubo respuesta. SIEMPRE. Algunas veces fue "sí", otras fue "no", algunas parecían "no" cuando eran "sí", algunas parecían "sí" cuando eran "no". Alguno se pasó toda su vida esperando a que Dios contestara a un ruego... y ese mismo hombre/mujer obtuvo también respuesta inmediata a su petición... años o segundos. Así que el segundo problema subyacente al asunto es el concepto "tiempo". En esto de la
oración no parece que Dios se
sincronice con el reloj de los hombres. Así que encontramos dos disyuntivas que disparan directas al hombre ("tiempo" y "respuesta") para algo que, si os dáis cuenta, todavía no hemos entrado a definir....
¿Qué, pues, es “orar”? ¿Qué es “oración”?
Y a la piscina de cabeza.
La oración no es fácil de definir porque no tiene
definición posible. No puedes decir “esto es orar”, o “haz esto", o "di esto.” La cuestión siempre ha sido un gran
misterio, oculta en el seno de Dios, y 2000 años después (y muchos ríos de tinta después), permanece como misterio...Y los misterios -como todo cuanto debería empapar la vida de un creyente-, misterios quedan. No se resuelve el asunto por el mucho estudio. No hay palabras mágicas. No hay
salida al laberinto. La oración no es un tema difícil o fácil... sino que, como muchas otras cosas que pertenecen a la Piedad (como la "fe", por ejemplo)... es un
imposible. Precisamente, una de las cosas para las cuales la Biblia no sirve como
manual de usuario (y es que nos encanta hacer de la Biblia nuestro “manual”)... es la
oración. ¿Os dáis cuenta de que, siendo un asunto de suma importancia, no se nos explica en absoluto?. Sólo se nos dice que "este" o "aquellos" oraban... y que Dios contestaba. Pero no se nos ha dado la fórmula del alquimista que convierte el agua en vino. No hay
ecuación que resuelva el
problema que se nos presenta entre manos.
NO es palabras ni repeticiones de palabras (no existe una “oración” que orar.)
NO está "aquí" ni "allí."
NO es "pedir a Dios."
A todo esto, si me habéis seguido, una de las motos que nos vende la religión es el “Padre Nuestro.” Nos dicen que Jesús les enseñó a los discípulos a que orásemos el “Padre Nuestro.” Como siempre, nos venden la moto sin motor, y tú debes ser lo bastante listo como para darte cuenta del timo:
Él dice “así oraréis”... FIJÁOS QUE NO DICE "esto orad", sino "
ASÍ oraréis"... obviamente sin usar esas palabras como vana repetición (como advirtió justo una frase antes, leedlo en Mt 6:7-9, está justo ahí mismo.) En el “Padre Nuestro” Cristo expone pormenorizadamente el
misterio de la
oración y qué es
orar. Contesta a las legítimas dudas de sus entonces discípulos (“Señor, enséñanos a orar”) y a las profundas aflicciones e implicaciones que socava el asunto en la humanidad (¿a quién no le ha “fallado” Dios alguna vez?) El “Padre Nuestro” resuelve la
oración... y quién tenga oídos, escuche el “Padre Nuestro”:
Orar es un
estilo de vida, donde hay un Padre cuyo nombre debe mantenerse santificado en ti, Su Reino (no el nuestro) es el que debe implantarse, le pedimos que el Pan del Cielo alimente nuestros corazones CADA DÍA, debemos vivir en el Perdón, le pedimos que nos guarde del mal... y todas estas cosas "PORQUE Suya es la gloria y el imperio... no de los hombres ni de Satanás." Así que
orar es Cristo en ti comunicándose con el Padre... exaltándole... y "es hecho." Él
ora al Padre y "es hecho." Como diría Merlin Carothers, "la mejor manera de obtener respuesta es exaltando Su nombre"... el Padre Nuestro es una
alabanza como estilo de vida, una
exaltación a Su Nombre e Imperio Sempiterno las 24 horas del día.
Así que uno puede esperarlo
todo de la oración, porque Él es la oración. Oración no es un “momento determinado”, sino un
estilo de vida que se
manifiesta en un momento dado en el tiempo de los hombres. Muchos “oran” y nada ocurre... naturalmente que no, dada la definición de "oración" que nos dan. Pero si Cristo en mí
se comunica con el Padre con el fin de que “Su voluntad sea hecha”... entonces Él es manifestado y eso, lo que sea... “es hecho.” No hay vuelta atrás. Es "así."
Como está escrito:
“Yo en ellos, y tú en mí, para que ellos sean perfectos en unidad"... (sólo que muy pocos recuerdan el "Yo" y el "tú", y se quedan sólo con el "ellos".)
La
oración es: “Este es Mi Hijo Amado... a Él oíd.”
Escuchar lo que Cristo ha de decir (pues “es hecho”)...
eso es oración.
El que
vive oyendo... sabe que tras la Voz viene “es hecho", "es consumado".
Así que la oración, el mal llamado “Padre Nuestro”, es un
estilo de vida en el que Cristo es la oración... pues a Él las potestades escuchan, y a Él todo se postra pues ninguna otra cosa pueden hacer hombres ni demonios.
Y así nos halle Dios en ese Día... sumergidos en el
Misterio de la Oración, que es:
"Cristo en nosotros, Esperanza de Gloria."
Ibero 2012