Mirando hacia ambos lados
Mirando hacia ambos lados
Cuando la gente mira hacia esa columna de humo que sube desde el lago que arde con fuego y azufre por los siglos de los siglos (Ap 9:11) piensa en el tormento de los allí condenados y tacha a Dios de cruel.
Luego nosotros les señalamos la cruz del Calvario con nuestro substituto llevando sobre su santo cuerpo en el madero el pecado de todos nosotros los culpables, y les mostramos la más elocuente prueba del grande amor de Dios.
Esto debiera de ser convincente, pues la justicia recaída sobre los eternamente atormentados se ajusta perfectamente con los que tuvieron en poco una salvación tan grande incurriendo en la falta más grave concebible contra ese infinito amor del Padre que dio a su Hijo por nosotros.
Entonces, perdidos por perdidos, recurren a la insensatez de decir que hasta en la cruz el Padre fue cruel, haciendo morir su propio Hijo inocente.
Olvidan, o no saben, o no quieren saberlo, o prefieren ignorarlo: aquella humillación, padecimientos y muerte no le fue impuesta al Hijo como algo de lo que no podía escapar, sino que voluntariamente Él se ofreció en sacrificio para salvarnos, pues con el mismo amor nos ama.
Saludos cordiales
Mirando hacia ambos lados
Cuando la gente mira hacia esa columna de humo que sube desde el lago que arde con fuego y azufre por los siglos de los siglos (Ap 9:11) piensa en el tormento de los allí condenados y tacha a Dios de cruel.
Luego nosotros les señalamos la cruz del Calvario con nuestro substituto llevando sobre su santo cuerpo en el madero el pecado de todos nosotros los culpables, y les mostramos la más elocuente prueba del grande amor de Dios.
Esto debiera de ser convincente, pues la justicia recaída sobre los eternamente atormentados se ajusta perfectamente con los que tuvieron en poco una salvación tan grande incurriendo en la falta más grave concebible contra ese infinito amor del Padre que dio a su Hijo por nosotros.
Entonces, perdidos por perdidos, recurren a la insensatez de decir que hasta en la cruz el Padre fue cruel, haciendo morir su propio Hijo inocente.
Olvidan, o no saben, o no quieren saberlo, o prefieren ignorarlo: aquella humillación, padecimientos y muerte no le fue impuesta al Hijo como algo de lo que no podía escapar, sino que voluntariamente Él se ofreció en sacrificio para salvarnos, pues con el mismo amor nos ama.
Saludos cordiales