-Pablo y Lucas escriben sobre Pedro pero nunca lo ubican en Roma. Juan, Santiago y Judas ni siquiera nombran a Pedro en sus epístolas.
-Indudablemente que fue grande la influencia de Pablo en la iglesia en Roma, incluso por haber sido martirizado allí.
Tras el hecho de que a Pablo se le hubiese confiado la evangelización de los gentiles y a Pedro el apostolado de la circuncisión, es natural que los cristianos en Roma tuvieran gran aprecio por ambos, pues aunque Pedro nunca hubiese estado en Roma ni muerto allí, la iglesia probablemente comenzara al retorno de los judíos residentes en Roma y sus prosélitos convertidos, al escuchar el sermón de Pedro en Pentecostés (Hechos 2).
Así, la iglesia en Roma, fundada sobre la base de judíos romanos convertidos oyendo a Pedro en Jerusalem, y nutrida luego por gentiles convertidos bajo el ministerio de Pablo, en Judea primero, y luego en Asia, Grecia, Macedonia y la propia Italia, llevó a perpetuar la gratitud de los cristianos romanos a ambos apóstoles.
Posteriormente, al surgir conflictos entre eclesiásticos por la jerarquía, y los celos entre los obispos de Jerusalem, Antioquía, Alejandría, Roma y otras iglesias de Oriente, se hilvanó la trama desde Pedro como primer obispo de Roma. A partir de la realidad histórica se urdió una tradición artificial hasta hoy día.
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