Veo que padeces el típico error de la inmensa mayoría de los cristianos: leer un pasaje del Tanaj fuera de contexto y de allí sacar conclusiones erradas.
El pasaje que citas (Shoftím/Jueces 13:12, 14, 24, 25) está precisamente descontextualizado y peor aún lo recortas para evitar leer lo que realmente dice para así usar el Tanaj como tu valedor, esto es una muestra de tu deshonestidad, creo que estás borracho hijo:
Voy a usar una traducción cristiana reconocida para seguir desnudando tu argumento pueril:
Jueces 13:1-4 (RV1960) Un breve comentario: Nacimiento de Sansón
1. Los hijos de Israel volvieron a hacer lo malo ante los ojos de Jehová; y Jehová los entregó en mano de los filisteos por cuarenta años.
2 Y había un hombre de Zora, de la tribu de Dan, el cual se llamaba Manoa; y su mujer era estéril, y nunca había tenido hijos.
3 A esta mujer apareció el ángel de Jehová, y le dijo: He aquí que tú eres estéril, y nunca has tenido hijos; pero concebirás y darás a luz un hijo.
4 Ahora, pues, no bebas vino ni sidra, ni comas cosa inmunda.
5 Pues he aquí que concebirás y darás a luz un hijo; y navaja no pasará sobre su cabeza, porque el niño será nazareo a Dios desde su nacimiento, y él comenzará a salvar a Israel de mano de los filisteos.
Basta con leer el versículo 13:4 de Shoftím/Jueces para darse cuenta que la razón por la que se le pedía a la mujer que no bebiera vino o fermento era porque el niño (Shimson) tendría un voto de nazir (nazareo). La misma Toráh enseña cuáles eran las acciones pertinentes para quienes quisieran hacer tal voto de nazir. Nada más, nuevamente, no es porque el vino o la sidra o el mosto (todos son fermentos) fueran malos, sino porque ese fue la ley dada. Tu argumento nuevamente hace aguas por todos lados.
Lo de Daniel ya te lo expliqué...veamos qué más vas a seguir inventando.
Saludos,
Fueron todos llenos del ((Espíritu Santo)) y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba que hablasen.
Mas otros, burlándose, decían: Están ((llenos de mosto))
Hechos 2-4,13
No confunda el mosto bueno con el que termina fermentado por los deseos del hombre porque caerán en el error de los que se burlaron del Espíritu Santo.