Y con 30 años de antigüedad.
El tema es lo que ocurre dentro del vientre de María, y no luego, cuando el niño Jesús tuvo un crecimiento normal como cualquier niño judío.
Porque en cuanto al escenario prenatal, las Escrituras ofrecen expresiones tales como:
Sal_139:16
Tus ojos veían mi embrión, Todos mis días fueron trazados °, Y se escribieron en tu rollo, Y para él ° hubo un día entre ellos.
El cielo estuvo pendiente del desarrollo del feto en el vientre de María.
Y en cuanto a su alimentación prenatal, ocurre igual que con Israel en el desierto:
Neh_9:21 Sí, los sustentaste cuarenta años en el desierto: no tuvieron necesidad, sus vestidos no se desgastaron ni se hincharon sus pies.
Sal_71:6
En ti he sido sustentado desde el vientre;
De las entrañas de mi madre tú fuiste el que me sacó;
De ti será siempre mi alabanza.
María no lo alimentó dentro del vientre, fue Dios.
De ahí surge la comparación con el primer Adán en cuanto a su desarrollo, pues estamos claros que el primer Adán tampoco tuvo ombligo, porque jamás estuvo en vientre alguno.
"DE LAS ENTRAÑAS DE MI MADRE TÚ FUISTE EL QUE ME SACÓ"
María no tuvo necesidad de partera.
El amor hacia María fue igual que el amor hacia nosotros, seamos hombres o mujeres, por el Espíritu de Adopción (Rom_8:15; Gál_4:5).
Y cómo ya hemos visto, la expresión "madre" aquí, pertenece al lenguaje antropomórfico, propio de los escritores y no a Jesús, quien ya adulto, jamás la llamó "madre" por cuanto era imposible una conexión biológica con la descendencia del primer Adán, ya que los cromosomas de la descendencia Adámica están infectados, contaminados por el pecado y Jesús jamás fue pecador.
No se trata entonces, de una "placenta mágica", sino aislante de la raza Adámica, por cuanto era imposible que la sangre de Cristo llevase los cromosomas de María, en tal caso, hubiese sido imposible la Obra de la Redención. Leemos:
Heb_10:19 Así que, hermanos, teniendo libertad para entrar en el Lugar Santísimo
por la sangre de Jesucristo,
1Jn_1:7 pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros,
y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado.
En el caso de la cita de Hebreos, nuestras oraciones no serían escuchadas dentro del Lugar Santísimo, pues allí el Sumo Sacerdote Jesús, entró con su propia sangre, incontaminada, sin los cromosomas de la descendencia del primer Adán caído en pecado.
Heb_13:12 Por lo cual también Jesús, para santificar al pueblo mediante
su propia sangre, padeció fuera de la puerta.
Heb_9:12 y no por sangre de machos cabríos ni de becerros, sino por
su propia sangre, entró una vez para siempre en el Lugar Santísimo, habiendo obtenido eterna redención.
¿Y ENTONCES LA HUMANIDAD DE JESÚS?
Aquí tropieza el católico, y cae de bruces aferrado a su pequeña estatua de yeso de la virgen María, la cual suelta para colocar sus manos sobre el suelo y así evitar la dureza del impacto.
Su ídolo se ha partido en mil pedazos.
Con ojos llorosos, el dios de este mundo, ha cegado su entendimiento para que le resplandezca la luz de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo.
¿Acaso la humanidad del primer Adán tuvo madre?
Pues así como Dios hizo la Humanidad del primer Hombre, con su propia sangre, porque es a esto que se refiere el apóstol cuando les habla a los inteligentes griegos en Atenas, leemos:
Hch_17:26
Y de una sangre ha hecho todo el linaje de los hombres, para que habiten sobre toda la faz de la tierra; y les ha prefijado el orden de los tiempos, y los límites de su habitación;
La referencia es a la primera creación, a la sangre del primer Adán.
Dios es el Autor de la Humanidad de Jesús, que en contraste con el primer Adán, el cual no tenía las Escrituras a su favor, como las tenía el niño Jesús, vemos entonces su carácter siendo formado, por Dios mismo, a través de su Palabra, leemos:
Luc 2:39 Después de haber cumplido con todo lo prescrito en la ley del Señor, volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret.
Luc 2:40 Y el niño crecía y se fortalecía,
y se llenaba de sabiduría; y la gracia de Dios era sobre él.
No es extraño entonces contemplarlo a los doce años, en estas condiciones de Sabiduría de lo alto:
Luc 2:46 Y aconteció que tres días después le hallaron en el templo, sentado en medio de los doctores de la ley, oyéndoles y preguntándoles.
Luc 2:47 Y todos los que le oían, se maravillaban de su inteligencia y de sus respuestas.
Luc 2:48 Cuando le vieron, se sorprendieron; y le dijo su madre: Hijo, ¿por qué nos has hecho así? He aquí, tu padre y yo te hemos buscado con angustia.
Luc 2:49 Entonces él les dijo: ¿Por qué me buscabais?
¿No sabíais que en los negocios de mi Padre me es necesario estar?
EL CARÁCTER DE LA HUMANIDAD DE JESÚS FUE FORMADA DESDE NIÑO A TRAVÉS DE LA ESCRITURA
La Humanidad del primer Adán, su carácter, estuvo sujeto a su propia voluntad, es decir, su libre albedrío lo capacitó para obedecer a Dios o desobedecerlo. Leemos:
1Ti_2:14
y Adán no fue engañado, sino que la mujer, siendo engañada, incurrió en transgresión.
En contraste, Jesús, desde niño, su único interés en la tierra, fue estar en los negocios de su Padre Dios.
El mismo lo dice, ya adulto, en los siguientes términos:
Jua_5:30 No puedo yo hacer nada por mí mismo; según oigo, así juzgo; y mi juicio es justo,
porque no busco mi voluntad, sino la voluntad del que me envió, la del Padre.
Jua_6:38 Porque he descendido del cielo,
no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me envió.
CONCLUSIÓN
Evitemos caer en las garras del Catolicismo Romano, pues el propósito de su Magisterio es endiosar a María, como la Reina del cielo y sustentar la idea de su co-rredención bajo el invento de un falso Purgatorio.
Es abominación, escupir sobre la perfección de la Obra de la Redención, enseñando que la sangre de Cristo no limpia TODOS LOS PECADOS, sino que hay algunos pecados que tienen que ser purificados en el Purgatorio y entonces es ahí donde interviene la reina del cielo mediante misas pagas a favor del alma de los difuntos para trasladarlos al cielo.
Y esto no es obra de Dios, sino de quien está al frente del Sistema Católico Romano.
Heb 10:28 El que viola la ley de Moisés, por el testimonio de dos o de tres testigos muere irremisiblemente.
Heb 10:29 ¿Cuánto mayor castigo pensáis que merecerá
el que pisoteare al Hijo de Dios, y tuviere por inmunda la sangre del pacto en la cual fue santificado, e hiciere afrenta al Espíritu de gracia?
Este pecado, de apostatar de la sangre del Hijo de Dios, mediante el Purgatorio y la corredención de la reina del cielo, es propio del Catolicismo Romano.
Considera las Escrituras presentadas y que el Señor te de entendimiento en todo.