Re: es malo masturbarse
Taujo:
Sin importar quién lo considere o no malo, y aún sin importar si la Biblia lo mencione o no, déjame asegurarte que si es importante para ti, también es importante para Dios. Dios no es un personaje ajeno a tus necesidades e intereses. Es tu Padre. Y como Padre, Él te ama. Y te ama a tal punto que dio a Su Hijo por ti.
Jesucristo no sólo tomó nuestros pecados sobre sí. También tomó nuestros dolores, nuestras enfermedades, nuestras aflicciones, y aquellas cosas que nos causan angunstia.
Al margen de las respuestas racionales sobre el tema, mi definición personal de pecado es: Pecado es cualquier cosa que atenta el plan de Dios para nuestra felicidad. Si algo que haces te causa malestar y te impide ser feliz es pecado para ti, sin importar lo que piensen los demás.
Ahora bien, no conozco ninguna persona que no batalle con alguna forma de pecado. Es más: no conozco ninguna persona que sea totalmente buena, ni totalmente mala. Todos estamos en este mundo para corregirnos y para perfeccionarnos. Y todos dependemos directamente de Cristo para hacerlo.
La razón principal por la que no has podido dejar esta conducta es porque has intentado hacerlo por tí mismo, con tus propias fuerzas, que son las del brazo de la carne, en lugar de dejar a Jesucristo hacerlo por ti. "Todo lo puedo en Cristo que me fortalece". Si oras a Dios en el nombre de Cristo con verdadera intención, él dará paz a tu alma y podrás descansar en la confianza de que Él se hará cargo de la situación.
Mientras Dios te ayuda a detener el hábito compulsivo, tú ciertamente puedes hacer algo con ello. Tu manera de colaborar con ello será el desprenderte de toda cosa que pudiera estimularte sexualmente: sean amigos, situaciones, revistas, sitios de internet, u otras cosas. Por ejemplo, es mejor dormir con pijama, y mantenerte alejado de las situaciones en las que estas solo y te ves tentado fácilmente. Procura estar acompañado, en buena compañía, y desprenderte de toda ansiedad por llevarte bien con el sexo opuesto: mientras menos ansioso te sientas mejor lo lograrás naturalmente. Trata de buscar diversiones sanas. Sé selectivo con aquello con lo que alimentas tu cuerpo, tu espíritu y tu mente. Si lees cosas buenas, como las Escrituras, todos los días, tendrás buenos pensamientos.
Selecciona un himno o canto religioso que tenga un buen mensaje y te guste. Memorízalo y cántalo en tu mente cada vez que te sientas impulsado a tener malos pensamientos. Hallarás que es una buena manera de mantener controlados tus emociones y tus pensamientos: no es posible pensar en dos cosas a la vez. Si tienes una cosa buena ocupando tu mente, la mala pierde fuerza y se va inmediatamente. La música, usada de esta forma, pone en armonía con Dios tus sentimientos y armoniza tus sentidos. Un pasaje favorito de las Escrituras puede ser usado en la misma forma, pero la música puede usarse bien como primer intento. Si tienes éxito, te hallarás de pronto "tarareando" el himno o cancioncilla sin siquiera pensarlo. Al revisar tus pensamientos te darás cuenta de que un mal pensamiento intentó colarse en tu mente, pero que tú ya tenías listas tus defensas y estas se activaron automáticamente. Un buen descanso para tí, ¿no es cierto?
Recuerda que tu espíritu gobierna a tu cuerpo. No te preocupes: la sensación física desaparecerá gradualmente. Puede que te tome dos o tres meses, de ratos en los que te sientas bien y luego mal (tú me entiendes), pero luego te sentirás de lo más a gusto y podrás prescindir de esta conducta.
Mantente ocupado espiritualmente, diversificando tus intereses, incrementando tus cualidades e investigando todo tipo de temas. No pienses tanto en tu problema. Paradójicamente, mientras más pienses en tu problema más te obsesionarás con él. Piensa en esto como en un proceso por etapas. Vive la primera etapa (que es dejar de masturbarte) como un proceso: acepta desde el principio que vas a pasar días buenos y malos. Determina de antemano que leeras las escrituras todas las mañanas, digamos, y qué es lo que vas a hacer si te ves tentado (salir de casa e ir con un amigo, por ejemplo). Deja que la etapa corra, sin vivir obsesivamente preocupado por ello. Confía en que, si tú haces tu parte, Dios hará la suya. Ora a Dios por las noches rindiéndole un informe, pero no te enfoques por demasiado tiempo en ese problema. Decide de antemano que, aún si tienes una recaída, seguirás dejando correr el proceso. Es importante que no te alejes de la fuente espiritual que te da fuerza, ni aún si tienes una recaída.
Al principio, piensa en términos de un día y una semana... pero cuando se cumpla la semana, piensa en términos de la siguiente. Al terminar la siguiente, piensa en la siguiente. No te des un respiro, no cedas ni te des despedidas. Y cuando termine la tercera semana deja de pensar en ello... dedícate a vivir la vida, simplemente. Hay demasiadas cosas en qué pensar y en qué ocuparse como para desperdiciarlas pensando en una sola. Busca el perdón de Dios que necesitas y también perdónate a tí mismo, considera que Jesucristo ha tomado este pecado sobre sí, porque él sabe que te has esforzado por ello, sigue adelante. Descubrirás que con solo tres semanas tus pensamientos son más puros, tus emociones distintas, tus relaciones con otras personas más ricas y tus intereses más amplios. También te sentirás más seguro en cuanto a esta carga que te está molestando.
Pasados unos meses, explora tus emociones: la masturbación compulsiva suele ser el signo de algún desarreglo emocional que no has resuelto. Pero no te arriesgues a hacerlo ahora: la masturbación del tipo que describes nubla la mente y te impide hacerlo de la manera correcta. Dentro de unos meses estarás en la posición ideal para hacerlo y para resolver el verdadero problema de manera espiritual... con la ayuda de Dios.
No dejes que nadie te convenza de que algo que te incomoda no es un problema para ti y no existe. Dios es mucho más sensible que eso, y es tu ayuda. Recuerda: si es importante para ti, es importante para Dios. Acércate a Dios y ¡no desistas!
Tu amigo,