Lo dicho: un ciego que guia a otro. Al final todo se reduce así a opiniones y criterios sin certeza de estar en lo correcto.-Cuando yo me encuentro con esos pastores con su Biblia debajo del brazo (y así yo también la llevo), disfrutamos de comunión por un buen rato. Cuando aflora algo raro, le invito a abrir su Biblia mientras ya voy abriendo la mía. Quizás él me enseñe un aspecto de la verdad que desconozco, o viceversa. No necesariamente tenemos que trenzarnos en una acalorada discusión.
-La sana doctrina está bien expuesta en la Biblia, pero saliéndose de ella ¡ya todo es posible!
-La resistencia al Espíritu Santo es común como algo ordinario y vulgar más que como frecuente. De otro modo, nadie se salvaría.
La Biblia sóla sin la Tradición queda vulnerable a cualquier interpretación.
Cuando se definen verdades de fe de las que depende la salvación no puede haber resistencia al E. S.