¿Dice allí que la religión es mala?
Stg 1:26 Si alguno se cree religioso entre vosotros, y no refrena su lengua, sino que engaña su corazón, la religión del tal es vana.
Stg 1:27 La religión pura y sin mácula delante de Dios, el Padre, es esta: Visitar a los huérfanos y a las viudas en sus tribulaciones, y guardarse sin mancha del mundo.
El Cristianismo no es religión en el sentido de un externalismo ritual, como ocurrió con el judaísmo.
Ya en mi mensaje anterior escribí como una responsabilidad de aquellos hermanos que el Espíritu Santo ha puesto para apacentar la grey de Dios (Hch.20:28), leemos:
Gál 4:19 Hijitos míos, por quienes vuelvo a sufrir dolores de parto,
hasta que Cristo sea formado en vosotros,
El advenimiento y el ministerio de Cristo fueron en realidad preliminares a la gran revelación del cristianismo.
Así quedó coronada y completada, por así decirlo, la estructura del judaísmo, que se había estado erigiendo durante décadas.
Él nació «bajo la ley». Él fue «siervo de la circuncisión para mostrar la verdad de Dios».
De ahí Sus palabras: «No soy enviado sino a las ovejas perdidas de la casa de Israel». Y, como resultado, el infinito amor y la gracia que no conoce de distinciones se tuvieron que contener.
Luc 12:50 "De un bautismo tengo que ser bautizado;" (
exclamó el Señor) " y ¡cómo me angustio hasta que se cumpla!"
Ese amor y esa gracia, solo puede estar presente en una nueva entidad, cuya figura es un Cuerpo y cuya cabeza es Cristo mismo.
Él demanda la total entrega de nuestra vida, y nosotros le ofrecemos religión y moralidad.
Pero Dios no quiere nuestro padrinazgo; ni tampoco quiere nuestra moralidad, ni nuestra religión.
¿Padrinazgo?
Esto lo dice la existencia de alcancías, velas y cirios en los altares donde se deposita una limosna a los pies de la estatua del cristo católico y las llamadas indulgencias por las almas del purgatorio.
¿Moralidad?
2Co 11:14 Y no es maravilla, porque el mismo Satanás se disfraza como ángel de luz.
2Co 11:15 Así que, no es extraño si también sus ministros se disfrazan como ministros de justicia; cuyo fin será conforme a sus obras.
¿Cuándo se ha visto que un ministro de justicia, católico romano, sea acusado de actos de inmoralidad?
Y aquí no me estoy refiriendo a la pedofilia de los jerarcas eclesiales, sino a verdaderos hombres leales a Roma, que vivieron vidas dedicadas a servir al Papa, a los sacramentos, como Ignacio de Loyola.
¿Nuestra religión?
Es aquí donde juega un papel de importancia la declaración del apóstol Santiago 1:27:
«La religión pura y sin mácula es esta» declara el escritor —y cada israelita (porque era a ellos a quienes se dirigía la epístola en forma especial)— esperaría una referencia a nuevas ordenanzas en lugar de aquellas de la dispensación finalizada; pero sus pensamientos son llevados a una dirección totalmente diferente: «visitar a los huérfanos y a las viudas en sus tribulaciones, y guardarse sin mancha del mundo».
De manera que no se trata de ritos, ni de rezos, ni cultos a los ángeles, o a los santos, o a la reina del cielo, nada de eso, tales cosas pertenecen al externalismo religioso de los católicos del foro, o de cualquier otro externalismo religioso, de las distintas religiones de los hombres de acuerdo a la cultura y país que les da origen.
La esencia del Cristianismo a las que se refiere Santiago, consiste en actos de misericordia, de amor, de santidad.
Las palabras están dispuestas, no para indicar un paralelo, sino un contraste.
El apóstol Santiago, no hubiera podido enseñar de una manera más enérgica y contundente que el cristianismo no es ninguna religión en absoluto.
Es un organismo vivo, donde el Señorío de Cristo es su máxima expresión.
De ahí el celo y angustia del apóstol Pablo:
Gál 4:19 Hijitos míos, por quienes vuelvo a sufrir dolores de parto,
hasta que Cristo sea formado en vosotros,