Re: Elena G. de White, mensajera del Señor
Soy Adventista del 7mo Dia, y quiero decirles que aun antes de ser adventista CREI QUE ELLEN WHITE FUE PROFETA DE DIOS.....y aunque reconosco que el adventismo aun tiene problemas estos problemas no son sobre su fundamento biblico sino lo que nosotros los hombres hacemos con todo lo que tocamos, y puedo decir que no hay otra religion con la organizacion como la iglesia adventista basada totalmente en la biblia. Que si la señora White fue profeta? no tengo que defenderla, su propio ministerio que la defienda, sus obras de fe, su conviccion y confianza en Cristo, su espiritu misionero, la reforma prosalud que tanto bien ha hecho al mundo, eso es lo que debe identificarla si fue profeta o si no lo fue, estoy seguro que si no lo fue, Dios no tendra compasion de ella. pero y si lo fue? tendra Dios compasin de ti?.
Yo no creia en el ministerio de Ellen G. White. Cuando tomaba los estudios biblicos, que recuerde solo escuche su nombre una vez. Dure un año sin creer en su ministerio, nadie me dijo nada, ni me censuraron. Queria ser un fuerte critico de su ministerio y para eso me tenia que leer lo que ella habia escrito, asi que fui a comprar algunos de sus libros, recuerdo que fueron mas de 10 libros de EGW y verdaderamente a la medida que avanzaba mi lectura no encontraba contradiccion alguna con lo que ella habia escrito y lo que dice la Palabra de Dios. Es una mentira lo que escribes.
Bueno, pues veamos lo que nos dicen al respecto, estos ex-seguidores de la farsante ellen white:
1) "Habiendo crecido en un hogar Adventista del Séptimo Día de segunda generación, y habiendo sido educado en escuelas adventistas por dieciséis años, había sido completamente adoctrinado en la vida y las enseñanzas de la profetisa adventista, Ellen G. White. Cuando mis maestros me presentaron sus visiones y me describieron las milagrosas circunstancias de su vida, quedé atemorizado. Al leer la historia de su vida, me convencí de que esta damita ciertamente debió haber sido profeta de Dios.
De lo que no me daba cuenta es de que sólo se me estaba diciendo parte de la historia. Trozos críticos de la historia de su vida habían sido "blanqueados" por seguidores bien intencionados. Los hechos históricos que estos bien intencionados seguidores habían decidido excluir de sus relatos históricos no encajaban bien en la imagen de ella que ellos estaban tratando de pintar como la profetisa de la iglesia remanente del fin del tiempo.
Mi ilusión de Ellen White comenzó a desteñirse y a desmoronarse a finales de 1966. Fue en este tiempo cuando inicié un estudio exhaustivo de Ellen White, comenzando desde los documentos más anteriores que se podían obtener. Después de 33 años en la iglesia Adventista del Séptimo Día, comencé a darme cuenta de que Ellen White tenía otra faceta, una faceta secreta, cuya existencia yo ignoraba por completo.
Por más de 156 años, este lado secreto ha sido mantenido oculto a los ojos del miembro de iglesia promedio.
El propósito de este libro es desprender, como si de pelar una naranja se tratara, el brillante exterior pintado por los historiadores adventistas y echarle un vistazo a la verdadera Ellen White - la Ellen White que sus amigos y asociados conocían. Usted se sorprenderá de ver a la Sra. White fijar fechas para el regreso de Cristo - ¡después del Gran Chasco de 1844! Se sentirá perturbado observando a la Sra. White en visión dejar estupefactos a otros adventistas con la terrible noticia de que la puerta de la salvación para los pecadores se había cerrado para siempre. Contemplará el escandaloso fanatismo que se apoderó de las primeras reuniones en las que la Sra. White profetizó. Verá cómo trataba realmente la Sra. White a la gente.
Se asombrará cuando se entere de cómo las porciones perjudiciales de los escritos de la Sra. White fueron eliminadas silenciosamente y los escritos vueltos a publicar como si aquellas porciones originales jamás hubiesen existido. Verá las citas antes y después de haber sido "blanqueadas", y averiguará quién las quitó, y por qué. Este libro le mostrará cómo los seguidores de Ellen White han estado muy ocupados a través de los años, corrigiendo, alterando, quitando, borrando, y puliendo sus escritos. Echaremos un vistazo a las falsas enseñanzas que desaparecieron de sus escritos, y veremos hasta libros enteros que ya no se publicaron más, y que desaparecieron, como por arte de magia, en las brumas de la historia - ¡como si nunca hubiesen existido!".
Dirk Anderson
2) "Fui Adventista del Séptimo Día de tercera generación. Ellen White era tan parte de mi adiestramiento infantil como la Biblia. Durante mis dieciséis años de educación en escuelas ASD, se me enseñó que los veinte millones de palabras de la Hermana White eran tan inspiradas como la misma Biblia. Se me enseñó que ella era una profeta legítima, tal como lo fueron los profetas bíblicos, y que, por lo tanto, nunca erró ni contradijo la Palabra de Dios. Yo apenas sabía dónde terminaba la Biblia y dónde comenzaban los escritos de Ellen White. Así que, como ministro ordenado de la Iglesia ASD durante diez años, prediqué fielmente los escritos de Ellen White a mis congregaciones. Les enseñé lo que a mí me habían enseñado, sin saber que gran parte de mi teología se basaba en los escritos de ella y era influida por ella.
Después de 32 años de membresía, descubrí que mi salvación no estaba atada a la Iglesia Adventista del Séptimo Día. Acepté la Biblia como la Palabra de Dios inspirada y todo suficiente (2 Timoteo 3:16-17). Al enfocarme en la Palabra de Dios por medio del estudio bíblico inductivo, comencé a ver inconsistencias en lo que había creído. Esas inconsistencias me hicieron preguntarme cómo podría un pastor continuar enseñando a conciencia lo que iba más allá y a menudo contradecía la Escritura. Así que puse fin a mi empleo con la denominación Adventista del Séptimo Día en Julio de 1990 renunciando voluntariamente y devolviendo mis credenciales de ministro. Poco después, solicité que mi membresía fuese eliminada.
Luego, mientras pastoreaba una iglesia cristiana no denominacional, pasé un año examinando las creencias que había sostenido, para establecer si se basaban en la Escritura o en Ellen White. La información que reuní durante esa investigación me obligó a escribir este libro. Crecí a través de ambas experiencias, y jamás he lamentado mi decisión de pasar más allá de los mitos del Adventismo del Séptimo Día".
SIDNEY CLEVELAND
3) "Casi desde la primera vez que oí hablar de ella, al principio de mi adolescencia, me convertí en devoto de Ellen G. White y de sus escritos. Aprendí a escribir a máquina copiando porciones de su libro Messages to Young People [Mensajes para los Jóvenes]. En la escuela superior y en la universidad, a menudo iba de habitación en habitación en el dormitorio, reuniendo citas de Ellen White de los otros estudiantes para usarlas en mi preparación para convertirme en ministro de la Iglesia Adventista del Séptimo Día. Fue por aquellos días que concebí la idea de preparar un comentario Adventista compilando, de los escritos de Ellen White, todas las declaraciones pertenecientes a cada libro de la Biblia, cada doctrina, y cada personaje bíblico.
Al comienzo de mi vida ministerial (que se inició en la parte central de California a finales de la década de 1940), compilé dos tomos de biografías bíblicas del Antiguo Testamento y del Nuevo Testamento, incorporando en cada artículo las citas pertinentes encontradas en la obras de Ellen White. Algunas personas prominentes de la iglesia me estimularon en este proyecto, y pensaron que el Ellen G. White Estate podría publicar estas colecciones para que fueran usadas en el club de libros que la iglesia dirigía en esos días. Después de mucho tiempo y mucho intercambio de correspondencia, finalmente me di cuenta de que había sido ingenuo y que el White Estate no tenía la menor intención de colaborar de esta manera con nadie que pareciera estar invadiendo su terreno. De manera bien clara, me hicieron saber que ellos poseían esa "franquicia celestial" y que mirarían con malos ojos a cualquiera que pisara su territorio.
Sin embargo, y de manera independiente, publiqué dos tomos de biografías bíblicas, y un tercer tomo sobre Daniel y el Apocalipsis, todos basados en las obras de Ellen White. Pronto estos libros se vendieron en la mayoría de las librerías Adventistas, y fueron usados en muchas escuelas y universidades de Norte América.
Mientras trabajaba en mi proyectado tomo cuatro (las citas de Ellen White sobre doctrinas bíblicas), por casualidad tropecé con algo interesante en Orlando, Florida, donde yo era pastor de la Kress Memorial Church, llamada así en honor de los doctores Daniel H. y Lauretta E. Kress, renombrados pioneros de la obra médica Adventista. La familia Kress me regaló un antiguo libro de Ellen White, Sketches from the Life of Paul, publicado en 1883, pero que nunca fue reimpreso. Cuando un día le mostré este libro a un miembro de iglesia , me dijo que el problema del libro era que se parecía dermasiado a otro que no había sido escrito por Ellen White, y que nunca había sido reimpreso a causa de la estrecha similitud entre los dos. Siendo de mente inquisitiva, hice un estudio comparativo y descubrí que algunas de las críticas parecían ser ciertas.
Más tarde, después de que fui trasladado a California, los miembros de la familia de Wellesley P. Magan, también de pioneros Adventistas establecidos, fueron miembros de mi congregación. A la muerte de la viuda del padre de Wellesley, Lillian E. Magan, me regalaron un libro de la biblioteca de la familia Magan - Elisha the Prophet [Eliseo el Profeta], escrito por Alfred Edersheim. 3. En la hoja de guarda aparecía la firma de Ellen White. Para entonces, debido a mi constante uso de los libros de Ellen White, me había familiarizado tanto con ellos, que en seguida reconocí la similitud de palabra y de pensamiento al examinar el libro de Edersheim.
Aún más tarde, mientras estudiaba en la Universidad del Sur de California para obtener el grado de Doctor en Filosofía, me sobresalté al tropezarme con una obra de siete tomos sobre la historia del Antiguo Testamento, escrita por el mismo Edersheim. 4. Esta vez encontré, en los tomos uno al cuatro, que los títulos y subtítulos de capítulo, y los encabezados de página de Edersheim, eran paralelos, y muchas veces casi idénticos, a los títulos de capítulo del libro Patriarchs and Prophets (1890) [Patriarcas y Profetas] de Ellen White. Tiempo y estudio mostraron que obviamente la Sra. White había obtenido ayuda liberal de estas obras adicionales de Edersheim. Una investigación ulterior revelaría que Edersheim había escrito también una historia del Nuevo Testamento sobre la vida de Cristo, y que en ésta también había similitudes adicionales con el libro Desire of Ages [El Deseado de Todas las Gentes] de la Sra. White.
Aunque perturbadores, estos hallazgos no eran demasiado inquietantes para mí en ese tiempo, porque el White Estate en Washington siempre parecía tener excusas para los "préstamos" de Ellen White. No fue sino hasta que Bruce Weaver, un joven seminarista en la Universidad Adventista de Andrews en Michigan, descubrió un archivo sin marcar conteniendo mi trabajo y mis comparaciones (material duplicado guardado en la biblioteca del White Estate) que las cosas comenzaron a adquirir el aspecto de un cuento de misterio. El White Estate acusó a Bruce de robar el material de la biblioteca, aunque él sólo lo había copiado y devuelto. Al final, Bruce fue despedido del seminario y del ministerio, pero no antes de que hubiese tomado parte significativa en el drama.
Lo que Bruce encontró en el archivo no fue sólo mi material y las críticas de él, sino también copias de algunas cartas internas del White Estate, escritas por Robert W. Olson y Arthur L. White, que revelaban la preocupación de estos hombres de la oficina de Washington acerca del descubrimiento, por parte de Bruce, del material que yo les había estado enviando como evidencia de que Ellen White había copiado material ajeno. Ambos hombres habían puesto por escrito sus sugerencias para manejar el problema Rea. Años subsiguientes revelaron que ellos habían adoptado el método de Arthur White, que era, en esencia, aplicar tácticas dilatorias y tanta presión y lenguaje de doble sentido como fuera posible.
Olson se dedicó a hacer una campaña verbal en un máximo esfuerzo por suavizar el impacto que mis hallazgos estaban comenzando a tener, porque ya personas de varias regiones de Norte América estaban solicitando la evidencia encontrada durante mis investigaciones. En una presentación que hizo Olson una tarde de enero de 1979 en la Universidad de Loma Linda en California, alguien en el auditorio preguntó acerca de los préstamos, por parte de Ellen White, de fuentes publicadas. La respuesta de Olson fue en el sentido de que nada de eso era verdad, que todos sus escritos eran de ella. Luego, añadió que había algún ministro en California del Sur haciendo olas con alegatos acerca de que ella había tomado material prestado para su libro clave The Desire of Ages, pero que ninguno de esos rumores era cierto.
Decir que me quedé estupefacto después de la reunión es poco. En ese mismo momento, en mi archivo ya tenía varias cartas de ese mismo Olson animándome a continuar enviándole mis comparaciones entre Ellen White y sus contemporáneos. Además, había hablado conmigo personalmente cuando estuvo en California hacía sólo poco tiempo, y me había arrancado la promesa de que no publicaría ningún informe sobre mi trabajo sino hasta que él y el personal directivo del White Estate hubieran tenido tiempo adicional para examinar el material. Yo había accedido a su solicitud, y el hecho del acuerdo había sido registrado en el memorándum interno que él escribió después y que yo tenía en mis archivos.
Así que ahora yo sabía que Robert Olson, o tenía muy mala memoria, o estaba diciendo una mentira blanca. En cualquier caso, era obvio que los del White Estate sabían mucho más de lo que decían.
Los archivos del White Estate se habían referido a un libro escrito por William Hanna, llamado The Life of Christ. 6. Antes de veinticuatro horas después de la reunión de Loma Linda, ya yo había obtenido una copia del libro de Hanna. Desde ese momento en adelante, he aprendido más de lo que jamás quise saber.
Spectrum, un diario publicado independientemente por la Association of Adventist Forums, hizo un relato de los antecedentes de una reunión de comité de Enero de 1980 en Glendale, California. Esta reunión había sido convocada por Neal C. Wilson, presidente de la Conferencia General, a mis instancias de que se considerara el alcance de los hallazgos en relación con la deuda literaria de Ellen White. Dieciocho de los representantes de la iglesia nombrados declararon que lo que mostraba mi investigación era de proporciones alarmantes, pero que el estudio debería continuar con ayuda adicional. 7.
De manera similar, Spectrum informó más tarde de mi expulsión de la iglesia 8 (después de treinta y seis años de servicios) principalmente a causa del revelador artículo iniciado y escrito por el editor religioso John Dart y publicado en Los Angeles Times. 9. Ni uno sólo de los oficiales que me expulsaron había hablado nunca con Dart. Ni uno sólo había visto la investigación en la que se basaba el artículo. El centro mismo de la disputa no era importante para los oficiales de la iglesia. Sólo era necesario que alguien fuera castigado para que otros permanecieran alineados y para que tanto Ellen White como la Iglesia Adventista del Séptimo Día pudieran aparecer inocentes de cualquier delito.
En vista de lo que he observado, experimentado, y aprendido, me ha parecido correcto y necesario registrar para las generaciones futuras los hallazgos de mi estudio actual. Estas generaciones venideras querrán saber la verdad acerca de lo que se ha desenterrado del pasado. Será parte de lo que tendrán en cuenta en su experiencia religiosa y en sus juicios.
A pesar de muchos y buenos consejos en contrario, he elegido el título THE WHITE LIE para mi libro. No aplico el término por separado y solamente a Ellen G. White. Cuando nosotros (cualquiera de nosotros) damos nuestro consentimiento o apoyo para perpetuar un mito (en todo o en parte) acerca de cualquier persona o cosa, nosotros mismos somos, por lo tanto, parte de una mentira blanca. El mensaje de este libro es el de ayudar a revelarnos a todos nosotros que a menudo sostenemos una leyenda.
WALTER REA[/QUOTE]