Re: El relato del rico y Lázaro de Lucas 16 no es una parábola.
Y yo le recuerdo que esos nombres o títulos de las parábolas o de las historias ¡se las ponen los revisores de la Biblia..!!!!
Dios le bendiga
Examine el contexto. ¿A quiénes hablaba Jesús? En Lucas 16:14 se nos dice: “Ahora bien, los fariseos, que eran amantes del dinero, escuchaban todas estas cosas, y le hacían gestos de desprecio.”
Es patente que esta ilustración fue dirigida a los fariseos. Como clase ellos eran como el rico. Amaban el dinero, así como la prominencia y los títulos halagüeños. Jesús dijo de ellos: “Todas las obras que hacen las hacen para ser vistos por los hombres; porque ensanchan las cajitas que contienen escrituras que llevan puestas como resguardos, y agrandan los flecos de sus prendas de vestir. Les gusta el lugar más prominente en las cenas y los asientos delanteros en las sinagogas, y los saludos en las plazas de mercado y el ser llamados por los hombres Rabí.”—Mateo 23:5-7.
Los fariseos miraban con desprecio a otros, especialmente a los recaudadores de impuestos, las rameras y otros que tenían la reputación de ser pecadores. (Lucas 18:11, 12) dijeron: esta muchedumbre que no conoce la Ley son unos malditos.”—Juan 7:47-49.
Por eso, en la parábola el mendigo Lázaro bien representa a las personas humildes a quienes los fariseos despreciaban pero que se arrepintieron y se hicieron seguidores de Jesucristo.
Jesus Dijo: “En verdad les digo que los recaudadores de impuestos y las rameras van delante de ustedes al reino de Dios. Porque Juan vino a ustedes en camino de justicia, pero no le creyeron. No obstante, los recaudadores de impuestos y las rameras le creyeron, y a ustedes, aunque vieron esto, no les pesó después de modo que le creyesen.”—Mateo 21:31, 32.
Entonces, ¿qué significa la muerte del “rico” y de “Lázaro”?
La clave para contestar esta pregunta está en lo que Jesús dijo precisamente antes de presentar la ilustración: “Todo el que se divorcia de su esposa y se casa con otra comete adulterio, y el que se casa con una mujer divorciada de un esposo comete adulterio.” (Lucas 16:18) Pudiera parecer que esta declaración no tiene ninguna relación con la ilustración. Pero no es así.
Debido a la ley mosaica la nación de Israel estaba en relación de pacto con Dios y por lo tanto se podía decir que era como una esposa para él. En Jeremías 3:14, por ejemplo, Dios habla acerca de aquella nación como de una esposa: “yo mismo he llegado a ser el dueño marital”.
PERO AHORA con la venida de Jesús, se les extendió a los judíos la oportunidad de llegar a ser parte de la “novia” de Jesús.
Para llegar a ser parte de la “novia” de Cristo, los judíos tenían que ser exonerados de la Ley que los hacía, hablando figurativamente, una esposa para con Dios. Sin esa exoneración, no podían entrar en una relación como de esposa con Cristo, puesto que eso sería una relación adulterina. Las palabras de Romanos 7:1-6 confirman esto:
“¿Será que ignoran, hermanos, (porque estoy hablando a los que conocen ley,) que la Ley es amo sobre el hombre en tanto que éste vive? Por ejemplo, la mujer casada está atada por ley a su esposo mientras éste vive; pero si muere su esposo, queda desobligada de la ley de su esposo. Así es que, mientras vive su esposo, sería llamada adúltera si llegara a ser de otro hombre. Pero si muere su esposo, queda libre de su ley, de modo que no es adúltera si viene a ser de otro hombre.
“Así es que, hermanos míos, a ustedes también se les hizo morir a la Ley por medio del cuerpo del Cristo, para que llegasen a ser de otro, de aquel que fue levantado de entre los muertos.
la muerte de Jesucristo fue la base para exonerar de la Ley a los judíos. Porque cristo es el fin de la ley.
Con el fin de la ley mosaica ocurria un cambio completo en la condición del “rico” y “Lázaro” simbólicos.
Ambas clases murieron a su condición anterior. La arrepentida clase de “Lázaro” entró en una posición de favor divino, mientras que la clase del “rico” (los lideres religiosos de aquel tiempo) llegó a estar bajo la desaprobación divina por persistir en no arrepentirse (y persistir en la ley y no en cristo).
Los que se habían arrepentido y habían aceptado a Jesús fueron entonces completamente exonerados del antiguo pacto de la Ley.
En aquel día del Pentecostés hubo también evidencia inequívoca de que los discípulos de Jesucristo habían sido ensalzados muy por encima de los fariseos y otros prominentes líderes religiosos. No fueron los líderes religiosos del judaísmo, sino estos discípulos, quienes recibieron el espíritu de Dios, que les hizo posible hablar acerca de “las cosas magníficas de Dios” en los idiomas nativos de gente de lugares extensamente separados y distantes. (Hechos 2:5-11) ¡Qué maravillosa manifestación fue esto de que tenían la bendición y aprobación de Dios! La clase de “Lázaro” ciertamente había entrado en la situación favorecida al llegar a ser la descendencia espiritual del Abrahán
La clase del “rico” también fue atormentada. ¿Cómo? Por los ardientes mensajes de juicio de Dios que proclamaban los discípulos de Jesús.
No puede haber duda de que los líderes religiosos se sintieron atormentados por el mensaje proclamado por los discípulos de Jesús. Trataron desesperadamente de detener la proclamación. Cuando los apóstoles de Jesucristo presentaron su defensa delante del tribunal supremo judío compuesto de prominentes religiosos, los jueces “se sintieron cortados profundamente y querían quitarles la vida.” (Hechos 5:33) Más tarde, la defensa del discípulo Esteban también tuvo un efecto atormentador semejante en los miembros de aquel tribunal. “Se sintieron cortados hasta el corazón y se pusieron a crujir los dientes contra él.”—Hechos 7:54.
Los apóstoles del Señor Jesucristo rehusaron atenuar el vigor del mensaje. Rehusaron dejar de enseñar con el nombre de Jesús como base. Su respuesta al tribunal judío fue: “Tenemos que obedecer a Dios como gobernante más bien que a los hombres.”—Hechos 5:29.
Si los aliados religiosos del “rico” querían escapar de aquel tormento, podían hacerlo. Tenían a “Moisés y a los Profetas,” es decir, tenían las inspiradas Santas Escrituras escritas por Moisés y otros profetas antiguos. Ni una sola vez señalaban aquellas Escrituras inspiradas a ningún lugar literal de tormento después de la muerte, pero sí contenían todo lo que se necesitaba para identificar a Jesús como el prometido Mesías o Cristo. (Deuteronomio 18:15, 18, 19; 1 Pedro 1:10, 11) Por eso, si la clase del “rico” y sus “cinco hermanos” hubieran prestado atención a “Moisés y a los Profetas,” hubieran aceptado a Jesús como el Mesías. Eso los hubiera puesto en vías de recibir el favor divino y los hubiera protegido de los efectos atormentadores del mensaje de juicio de Dios.