De la misma manera,
estos individuos
—que pretenden tener autoridad
por lo que reciben en sueños—
llevan una vida inmoral,
desafían a la autoridad
y se burlan de los seres sobrenaturales.
Pero ni siquiera Miguel,
uno de los ángeles más poderosos,
se atrevió a acusar al diablo de blasfemia,
sino que simplemente le dijo:
«¡Que el Señor te reprenda!».
(Esto ocurrió cuando Miguel disputaba
con el diablo acerca del cuerpo de Moisés).
Pero esa gente se burla
de cosas que no entiende.
Como animales irracionales,
hacen todo lo que les dictan sus instintos
y de esta manera provocan
su propia destrucción.
¡Qué aflicción les espera!
Pues siguen los pasos de Caín,
quien mató a su hermano.
Al igual que Balaam,
engañan a la gente por dinero;
y, como Coré,
perecen en su propia rebelión.
Cuando estos individuos
participan con ustedes
en sus comidas de compañerismo
—las cuales conmemoran el amor del Señor—,
son como arrecifes peligrosos
que pueden hacerlos naufragar.
Son como pastores que no tienen vergüenza
y que solo se preocupan por sí mismos.
Son como nubes que pasan sobre la tierra
sin dar lluvia.
Son como árboles en el otoño,
doblemente muertos,
porque no dan fruto
y han sido arrancados de raíz.
Son como violentas olas del mar
que arrojan la espuma
de sus actos vergonzosos.
Son como estrellas
que han perdido su rumbo,
condenadas para siempre
a la más negra oscuridad.
[...]
Estos individuos son rezongones,
se quejan de todo
y viven solo para satisfacer sus deseos.
Son fanfarrones que se jactan de sí mismos
y adulan a otros para conseguir lo que quieren.
Judas 1:8-13, 16 NTV