Re: EL PAPEL DE PIO 12 Y LA ICAR DURANTE EL PERIODO NAZI.
Queridos hermanos cuando dice que el Vaticano ayudo a muchos judíos y hablan de cifras astronómicas no hay pruebas históricas que no fueran algunos de aquí y de haya de cristianos piadosos pero no hay una cosa seria que podamos decir en cierto y lo que sabemos es que cuando se los pincha salen con el tema que los aliados sabían y tampoco hicieron nada sobre las vías férreas de los campos de concentración es definitivamente culpan al destino cruel la vida de seis millones de judíos exterminados hasta el polvo mismo y de una manera cruel e inhumana.
El plan del Vaticano que tiene 1700 años nefastos de reinado como falsa esposa esperar la muerte de los testigos de la II Guerra Mundial para justificarse ya que los muertos no hablan .
Lo de la navidad es falso más aún en 1942 Pio XII no apoyo a sus Obispos Holandeses que escribieron a favor de los judíos ya que fueron perseguidos como ratas y como en Polonia fueron diezmados por la proximidad de Alemania .
Basta de mentiras .
Exacto basta de Mentiras
Muchos esperan que los verdadores actores que sufrieron la Segunda Guerra Mundial mueran para crear mentiras como las tuyas.
Aqui un extracto del Mensaje de PIO XII en la Navidad de 1942. Si tienes ojos entenderas la condena es al Nazismo como un regimen inepto, su rechazo a los metodos de ocupacion y su solidaridad con los perseguidos.
Consideraciones sobre la guerra mundial y sobre la renovación de la sociedad 35. ¡Amados hijos! Quiera Dios que, mientras nuestra voz llega a vuestro oído, vuestro corazón se sienta hondamente impresionado y conmovido por la profunda seriedad, por la ardiente solicitud, por el conjuro insistente con que Nos os inculcamos estas ideas, que quieren ser un llamamiento a la conciencia universal y un grito de alarma para todos cuantos se hallan dispuestos a pesar y medir la grandeza de su misión y responsabilidad ante la amplitud de la tragedia universal. 36. Gran parte de la humanidad, y, no rehusamos decirlo, aun no pocos de los que se llaman cristianos, están de algún modo dentro de la responsabilidad colectiva del desarrollo erróneo, de los daños y de la falta de altura moral de la sociedad actual. 37. Esta guerra mundial y todo cuanto a ella se refiere ya sean remotos o próximos, ya sus procedimientos y efectos materiales, jurídicos y morales, ¿qué otra cosa representa sino el derrumbamiento, inesperado tal vez para los despreocupados, pero previsto y temido por quienes con su mirada penetraban hasta el fondo de un orden social que, bajo el engañoso rostro o la máscara de fórmulas convencionales, ocultaba su debilidad fatal y su desenfrenado instinto de ganancia y de poder? 38. Lo que en tiempos de paz estaba reprimido, al estallar la guerra ha explotado en una triste serie de actos contrarios al espíritu humano y cristiano. Los acuerdos internacionales para hacer menos inhumana la guerra, limitándola a los combatientes, para regular las normas de la ocupación y de la prisión de los vencidos, han sido letra muerta en distintos países; y ¿quién es capaz de ver el fin de este progresivo empeoramiento? 39. ¿Quieren tal vez los pueblos asistir impasibles a un avance tan desastroso? ¿No deben más bien, sobre las ruinas de un ordenamiento social que ha dado prueba tan trágica de su ineptitud para el bien del pueblo, reunirse los corazones de todos los hombres magnánimos y honrados en el voto solemne de no darse descanso hasta que en todos los pueblos y naciones de la tierra sea legión el número de los que, decididos a llevar de nuevo la sociedad al indefectible centro de gravedad de la ley divina, suspiran por servir a la persona y a su comunidad ennoblecida por Dios? 40. Este voto la humanidad lo debe a los innumerables muertos que yacen sepultados en los campos de batalla; el sacrificio de su vida en el cumplimiento de su deber es holocausto para un nuevo y mejor orden social. 41. Este voto la humanidad lo debe al interminable y doloroso cortejo de madres, de viudas y de huérfanos que se han visto despojados de la luz y el consuelo y el apoyo de su vida. 42. Este voto la humanidad lo debe a los innumerables desterrados que el huracán de la guerra ha arrancado de su patria y ha dispersado por tierras extrañas; ellos podrían lamentarse con el profeta: «Nuestra heredad ha pasado a manos extrañas; nuestras casas, a poder de desconocidos» (Jer Lam. 5, 2). 43. Este voto la humanidad lo debe a los cientos de millares de personas que, sin culpa propia alguna, a veces sólo por razones de nacionalidad o de raza, se ven destinados a la muerte o a un progresivo aniquilamiento. 44. Este voto la humanidad lo debe a los muchos millares de no combatientes, mujeres, niños, enfermos y ancianos, a quienes la guerra aérea —cuyos horrores Nos ya desde el principio repetidas veces denunciamos—, sin discriminación o con insuficiente examen, ha quitado vida, bienes, salud, casa, asilos de caridad y de oración. 45. Este voto la humanidad lo debe al torrente de lágrimas y amarguras, al cúmulo de dolores y sufrimientos que proceden de la ruina mortífera del descomunal conflicto y claman al cielo, invocando la venida del Espíritu, que liberte al mundo del desbordamiento de la violencia y del terror.