Ese no es ningun PIO XII sino el nuncio Cesare Orsenigo
Tienes razón
Esta es la plantita que tenemos en la foto
Durante Pío XII[
editar]
Pío XII conservó a Orsenigo en la nunciatura apostólica en Alemania; sus prioridades (como dejó en claro a Orsenigo) fueron la preservación del
Reichskonkordat, específicamente, y las relaciones entre la Santa Sede y el país germano.
1718 Según Phayer, «en Orsenigo,
Pío tenía el hombre adecuado para el trabajo. [Como] fascista proalemán, pronazi y antisemita, Orsenigo no tendría problemas para adaptarse al régimen nazi en Berlín. Además, podía confiar de que Orsenigo, quien anhelaba el capelo cardenalicio, no interferiría con la bien conocida intención de Pío de hacer frente a la propia Alemania».17 Por orden de Pío XII, Orsenigo felicitó calurosa y públicamente a Hitler en su el quincuagésimo cumpleaños (20 de abril de 1939).919
El 4 de mayo de 1939, Orsenigo visitó a Hitler en
Obersalzberg; el nuncio apostólico fue trasladado a
Salzburgo y almorzó en el Grand Hotel de
Berchtesgaden antes de ser transportado a la residencia de Hitler, donde ambos hablaron en privado durante una hora antes de tomar el té con
Joachim von Ribbentrop y su asistente V. Hewel (quien también escribió un reporte de la reunión).
20 En un memorándum a Pío XII (1940), Orsenigo nuevamente argumentó a favor de la conciliación y manifestó sus temores de que la religiosidad entre los católicos alemanes desaparecería a menos que el clero apaciguara al régimen y liberara a los miembros de la iglesia en algún conflicto de conciencia.
21
El 21 de junio de 1942, fue consagrador en la
catedral de Colonia para la inauguración del nuevo
arzobispo de esa sede, Josef Frings. En noviembre de 1943, se reunió de nuevo con Hitler en nombre de Pío XII.
22 Según el informe de Orsenigo:
23
Tan pronto mencioné la cuestión de los judíos y el judaísmo, la serenidad de la reunión terminó de inmediato. Hitler me dio la espalda, se acercó a la ventana y comenzó a tamborilear el cristal con los dedos [...]. Proseguí, expresando nuestras quejas. De repente, Hitler se dio vuelta, se dirigió a una pequeña mesa de la que tomó un vaso con agua y lo estrelló furiosamente contra el suelo. Ante tal comportamiento diplomático, tuve que considerar que mi misión había terminado.
Tumba de Orsenigo en
Olginate.
El 8 de febrero de 1945, antes del final de la Segunda Guerra Mundial, Orsenigo se mudó a
Eichstätt, en
Baviera.
7 La nunciatura perdió su estado oficial en mayo de 1945 por la derrota del Tercer Reich, aunque el
Consejo de Control Aliado permitió a Orsenigo permanecer en Eichstätt.
7 Orsenigo murió en esa ciudad el 1 de abril de 1946, dejando a su ayudante, monseñor Carlo Colli, como el único vínculo que quedaba entre Pío XII y la
Iglesia católica alemana.
7 Colli falleció en enero de 1947 y su secretario monseñor Bernard Hack se quedó solo en Eichstätt. Después de un largo interregno, durante el cual Pío XII confió las responsabilidades al padre Igo Ziegler de la Villa Grosch en
Kronberg im Taunus, el próximo nuncio apostólico fue
Aloisius Joseph Muench.
24
El Holocausto y las Iglesias neerlandesa y polaca[
editar]
Como nuncio apostólico, Orsenigo rechazó sistemáticamente intervenir a favor de los judíos y, en la mayoría de los casos, no remitió a Roma informes descriptivos o críticos sobre el Holocausto.9 Una rara excepción fue el plan nazi de «reasentar» judíos casados con cristianos, aunque Phayer argumenta que su preocupación era principalmente con los cónyuges católicos.
9 Según Phayer, «cuando el nuncio fue enviado por la
Santa Sede para discutir incidentes relacionados con víctimas judías con funcionarios nazis, lo hizo tímidamente y con vergüenza».
9
En 1941, Orsenigo fue contactado por Kurt Gerstein, un oficial protestante de las SS que había presenciado personalmente el exterminio de judíos y deseaba notificarlo a la Santa Sede.25 Informado sobre el propósito de la visita de Gerstein, Orenigo se negó a reunirse con él.25 El mensaje de Gerstein fue finalmente enviado a la Sede Apostólica por el obispo auxiliar de Berlín, no por la oficina del nuncio apostólico donde la información había llegado a un «callejón sin salida».
25
En los Países Bajos, tanto el clero de la Iglesia católica como el de la protestante expresaron su repudio ante la deportación de los judíos neerlandeses, aunque
la principal iglesia protestante finalmente calló debido a promesas de los nazis de que hacer esto salvaría a más «judíos» de su denominación de la deportación.
26 Orsenigo envió un mensaje a la Santa Sede de que la protesta de la Iglesia había provocado el fin de las deportaciones neerlandeses, a pesar de que había sucedido exactamente lo contrario y aumentaban las incautaciones, los asesinatos y las deportaciones de católicos de ascendencia judía.
26
Debido a que Alemania no permitía a Pío XII nombrar un nuncio apostólico para la
Polonia ocupada, Orsenigo cumplió
de facto ese papel también,
2728 ya que el nuncio apostólico
de jure Filippo Cortesi había huido de Polonia.
29 El 1 de noviembre de 1939, la autoridad de Orsenigo se extendió formalmente a Polonia.
3031 En agosto de 1940, Orsenigo lanzó una protesta privada contra el gobierno alemán y enumeró una variedad de abusos contra la Iglesia católica polaca, pero en ninguno hacía referencia al pueblo polaco; esto no tuvo un efecto importante.
27 El obispo
Adam Stefan Sapieha de
Cracovia escribió a Orsenigo diciéndole que una protesta directa del romano pontífice (y no del nuncio apostólico) era «indispensable».
27 A Phayer le parece «dudoso» que Orsenigo haya enviado la solicitud de Sapieha a la Santa Sede.
32
Entre los católicos polacos había una percepción generalizada de que Orsenigo «minimizó a propósito la situación en sus informes a Roma».
32 Por ejemplo, Hilarius Breitinger —administrador apostólico del
Reichsgau de Warthegau— envió dos copias de una carta en la que criticaba el silencio del papa hacia Berlín con respecto a la situación en Polonia: una a Orsenigo y otra al cardenal
Michael von Faulhaber, de las que solo el segundo destinatario, aseguró Breitinger, entregó la carta.
32
Un informe de Orsenigo (25 de noviembre de 1939) hizo que Pío XII tomara «
una de sus decisiones más controvertidas».
30 En la carta, Orsenigo describió al papa la situación en la diócesis de
Chełmno-Pelpin: el obispo Stanisław Wojciech Okoniewski estaba en el exilio, su auxiliar estaba enfermo, todos menos un canónigo estaban ausentes y solo 20 de los 500 sacerdotes de la diócesis no habían sido expulsados, encarcelados o asesinados.
30 Por lo tanto, Pío XII revocó su decisión de no reemplazar a los prelados polacos con alemanes (incluso temporales) y nombró a Carl Maria Splett, obispo de
Danzig, también administrador apostólico de Chełmno-Pelpin.
30 El
gobierno polaco en el exilio consideró esta decisión como una traición, ya que el Concordato de 1925 entre la Santa Sede y la
Segunda República Polaca prohibía colocar cualquier territorio polaco bajo jurisdicción de un obispado fuera de Polonia.
30
Espionaje nazi[
editar]
La
Oficina Central de Seguridad del Reich se infiltró en la nunciatura apostólica de Berlín a través de un periodista alemán que acompañaba a Orsenigo y un sacerdote alemán «patriótico» que trabajó para el nuncio apostólico como asesor en asuntos de Alemania y Europa del Este.
33 Según Álvarez y Graham, este espionaje brindó «acceso a las actitudes e intenciones del nuncio».
33
El principal asistente sacerdotal de Orsenigo era un miembro secreto del partido nazi.
934 Se desconoce si Orsenigo estaba al tanto de las actividades políticas de su asistente; sin embargo, este hecho fue conocido por Robert Leiber, un jesuita alemán que sirvió como uno de los confidentes y asesores más cercanos de Pío XII durante la guerra.
35
Crítica y legado[
editar]
El cardenal austríaco
Theodor Innitzer fue uno de los críticos contemporáneos de Orsenigo.
Según José Sánchez, «uno de los principales ejes de crítica [al papa Pío XII] es su falta de voluntad para reemplazar a Cesare Orsenigo como su nuncio en Berlín».
36 En aquella época, el Vaticano recibió muchas quejas sobre el papel de Orsenigo como nuncio apostólico; por ejemplo, el
arzobispo de Viena, cardenal
Theodor Innitzer, escribió en 1939 al secretario de Estado, cardenal
Luigi Maglione, declarándole que Orsenigo era demasiado «tímido» e «ineficaz».
37 El episcopado alemán estaba dividido en torno a Orsenigo: el obispo
Konrad von Preysing redactó una carta al Vaticano en 1937 llamando a Orsenigo demasiado «comprensivo» con los nazis, pero el cardenal
Adolf Bertram, presidente de la Conferencia de Obispos de Fulda (actual Conferencia Episcopal Alemana), escribió una carta de elogio recomendando que Orsenigo pudiera quedarse.
38 (Tanto Bertram como Orsenigo habían enviado cartas de protesta al gobierno nazi por la situación de las iglesias católicas en los territorios ocupados.)
39 Von Preysing contaba con un historial de correspondencia con Orsenigo, pero se sintió frustrado al recibir la siguiente respuesta: «La caridad es buena y buena, pero la mayor caridad es no crear problemas para la iglesia».
40
Owen Chadwick sostuvo que «el papa sabía lo débil que [Orsenigo] era con los nazis».
36 Phayer y Morley también criticaron a Pío XII por dejar a Orsenigo en una de las nunciaturas más importantes.
36 Sin embargo, Pierre Blet argumentó que si Orsenigo hubiera sido reemplazado un nuevo nuncio apostólico podría no haber sido aceptado por los nazis y la Santa Sede habría perdido la comunicación con la Iglesia católica alemana.
36
Susan Zuccotti indicó que Orsenigo «nunca fue conocido por su imaginación o audacia».
41 Chadwick manifestó que «Orsenigo no veía venir nada más que una brecha entre la Iglesia y un Estado nazi. Como italiano, creía en el Estado fascista. Sus ideas sobre lo que debería suceder en Alemania se formaron sobre la base de lo que había sucedido en Italia».
42 También acreditó a Orsenigo la creación de un capellán general para el
ejército alemán y la circulación de
cartas pastorales de obispos alemanes sobre temas pronazis, como la procreación en masa.
42