Re: EL PAPA DE HITLER: Pio XII
Si, ¡como no...!y el saludar a un gobernante en su cumplea#os no significa avalar su politica.
Si, ¡como no...!y el saludar a un gobernante en su cumplea#os no significa avalar su politica.
por supuesto, que yo te salude o sea cortes contigo no significa que comparto tus ideas o avale tus accionesSi, ¡como no...!
Si, ¡como no ...!por supuesto, que yo te salude o sea cortes contigo no significa que comparto tus ideas o avale tus acciones
Si, ¡como no ...!
El papa, supuesto representante de la cristiandad, enviándole saluditos al asesino de decenas de millones de personas... menudo farsante.
Aunque pensándolo bien eso mismo hizo JESUS con los gobernantes romanos... ¿verdad?
Supongo que conoces la diferencia entre evangelizar y congraciarse.Pero Pablo si:
Hechos 26:27-30
Rey Agripa, ¿crees en los profetas? Yo sé que crees.
Y Agripa respondió a Pablo: En poco tiempo me persuadirás a que me haga cristiano.
Y Pablo dijo: Quisiera Dios que, ya fuera en poco tiempo o en mucho, no sólo tú, sino también todos los que hoy me oyen, llegaran a ser tal como yo soy, a excepción de estas cadenas.
Entonces el rey, el gobernador, Berenice y los que estaban sentados con ellos se levantaron,
Hechos 17:18-23
Algunos filósofos epicúreos y estoicos entablaron conversación con él. Unos decían: "¿Qué querrá decir este charlatán?" Otros comentaban: "Parece que es predicador de dioses extranjeros." Decían esto porque Pablo les anunciaba las buenas nuevas de Jesús y de la resurrección.
Entonces se lo llevaron a una reunión del Areópago. --¿Se puede saber qué nueva enseñanza es esta que usted presenta? --le preguntaron--.
Porque nos viene usted con ideas que nos suenan extrañas, y queremos saber qué significan.
Es que todos los atenienses y los extranjeros que vivían allí se pasaban el tiempo sin hacer otra cosa más que escuchar y comentar las últimas novedades.
Pablo se puso en medio del Areópago y tomó la palabra: --¡Ciudadanos atenienses! Observo que ustedes son sumamente religiosos en todo lo que hacen.
Al pasar y fijarme en sus lugares sagrados, encontré incluso un altar con esta inscripción: A UN DIOS DESCONOCIDO. Pues bien, eso que ustedes adoran como algo desconocido es lo que yo les anuncio.
Pablo el camaleón del evangelio:
1Co 9:19-22
Efectivamente, siendo libre de todos, me he hecho esclavo de todos para ganar a los más que pueda.
Con los judíos me he hecho judío para ganar a los judíos; con los que están bajo la Ley, como quien está bajo la Ley - aun sin estarlo - para ganar a los que están bajo ella.
Con los que están sin ley, como quien está sin ley para ganar a los que están sin ley, no estando yo sin ley de Dios sino bajo la ley de Cristo.
Me he hecho débil con los débiles para ganar a los débiles. Me he hecho todo a todos para salvar a toda costa a algunos.
Si, ¡como no ...!
El papa, supuesto representante de la cristiandad, enviándole saluditos al asesino de decenas de millones de personas... menudo farsante.
Supongo que conoces la diferencia entre evangelizar y congraciarse.
Palabras de un judio:
Juan Manuel de Castells
"Cuando Hitler llegó al poder en Alemania, en 1933, nadie podía dudar de que uno de sus propósitos era la exterminación del pueblo judío, pues así lo había anunciado en su libro Mein Kampf (Mi Lucha). Para lograrlo debía primero adormecer la conciencia del pueblo alemán, representada por partidos socialdemócratas, socialistas o católicos. La supresión de los partidos de izquierda se logró por la fuerza. Para la supresión de la conciencia católica, representada por el partido Zentrum, no fue necesario usar la fuerza. Hitler contaba para ello con un aliado más poderoso: el propio papa, Pío XII.
Pío XII se ganó con creces el calificativo de “el papa de Hitler”. Antes de ser nombrado papa, en calidad de representante del papa Pío XI y secretario de estado pontificio, negoció en 1933 directamente con Hitler el tratado entre la Iglesia y el tercer reich, por el cual la iglesia obtenía la capacidad de aplicar el derecho canónico a los católicos alemanes, y el reich nada menos que el
compromiso de la Iglesia de no inmiscuirse en la actividad social y política. Esto supuso la disolución del partido católico Zentrum, que representaba la conciencia política católica alemana y un 35 % del electorado, consistente en 23 millones de católicos alemanes.
Una vez firmado el tratado, Hitler reunió a su gabinete el 14 de julio 1933 para informar a sus ministros que la garantía de no intervención obtenida en el tratado, dejaba las manos libres para resolver la “cuestión judía”, es decir para proceder al exterminio de once millones de judíos en toda Europa, que fue la meta oficialmente comunicada a los jerarcas nazis por Reinhard Heindrich en la reunión del 20 de enero de 1942 a orillas del lago Wansee, en donde se presentaron por primera vez los detalles de la llamada “Solución final”.
Puede decirse que tuvimos suerte, el final de la guerra impidió que el holocausto alcanzara la meta propuesta, “solo” seis millones de judíos fueron exterminados, con el silencio cómplice de la Iglesia Católica. Pese a numerosas solicitudes, incluso de las mismas autoridades alemanas de Roma, cuando se iniciaron las deportaciones de judíos en la ciudad santa en 1943, el santo padre, autodenominado pastor angélico, Pío XII, se negó a condenar en forma alguna el peor genocidio de la historia. Incluso cuando los judíos deportados de Roma pedían a gritos auxilio a su paso por la plaza de San Pedro, el santo padre hacía oídos sordos; para él, las ovejas descarriadas de Israel no formaban parte de su rebaño.
¿Silencio cómplice o apoyo tácito?. Cada año Hitler recibió en su cumpleaños, por iniciativa de Pío XII, el mismo telegrama de felicitación:
-
“las más cálidas felicitaciones al Fuhrer en nombre de los obispos y diócesis
de Alemania. Fervientes plegarias que los católicos alemanes envían al
cielo desde sus altares”
Quizá el temor ante el poder pueda explicar tan fervientes deseos, pero no explicaría el que el cardenal arzobispo de Berlin, Adolf Bertram, ordenara tras la muerte del Hitler a todos los párrocos de su archidiócesis que “celebraran un solemne réquiem en memoria del Fuhrer”, que solo podía resultar siniestro a los judíos sobrevivientes del holocausto, cuyos familiares no tuvieron este privilegio"
¿La conoces tu?
Como te dije anteriormente lo cortes no quita lo valiente, que yo te mande saludos no me hace seguidor de tus ideas.Palabras de un judio:
Juan Manuel de Castells
"Cuando Hitler llegó al poder en Alemania, en 1933, nadie podía dudar de que uno de sus propósitos era la exterminación del pueblo judío, pues así lo había anunciado en su libro Mein Kampf (Mi Lucha). Para lograrlo debía primero adormecer la conciencia del pueblo alemán, representada por partidos socialdemócratas, socialistas o católicos. La supresión de los partidos de izquierda se logró por la fuerza. Para la supresión de la conciencia católica, representada por el partido Zentrum, no fue necesario usar la fuerza. Hitler contaba para ello con un aliado más poderoso: el propio papa, Pío XII.
Pío XII se ganó con creces el calificativo de “el papa de Hitler”. Antes de ser nombrado papa, en calidad de representante del papa Pío XI y secretario de estado pontificio, negoció en 1933 directamente con Hitler el tratado entre la Iglesia y el tercer reich, por el cual la iglesia obtenía la capacidad de aplicar el derecho canónico a los católicos alemanes, y el reich nada menos que el
compromiso de la Iglesia de no inmiscuirse en la actividad social y política. Esto supuso la disolución del partido católico Zentrum, que representaba la conciencia política católica alemana y un 35 % del electorado, consistente en 23 millones de católicos alemanes.
Una vez firmado el tratado, Hitler reunió a su gabinete el 14 de julio 1933 para informar a sus ministros que la garantía de no intervención obtenida en el tratado, dejaba las manos libres para resolver la “cuestión judía”, es decir para proceder al exterminio de once millones de judíos en toda Europa, que fue la meta oficialmente comunicada a los jerarcas nazis por Reinhard Heindrich en la reunión del 20 de enero de 1942 a orillas del lago Wansee, en donde se presentaron por primera vez los detalles de la llamada “Solución final”.
Puede decirse que tuvimos suerte, el final de la guerra impidió que el holocausto alcanzara la meta propuesta, “solo” seis millones de judíos fueron exterminados, con el silencio cómplice de la Iglesia Católica. Pese a numerosas solicitudes, incluso de las mismas autoridades alemanas de Roma, cuando se iniciaron las deportaciones de judíos en la ciudad santa en 1943, el santo padre, autodenominado pastor angélico, Pío XII, se negó a condenar en forma alguna el peor genocidio de la historia. Incluso cuando los judíos deportados de Roma pedían a gritos auxilio a su paso por la plaza de San Pedro, el santo padre hacía oídos sordos; para él, las ovejas descarriadas de Israel no formaban parte de su rebaño.
¿Silencio cómplice o apoyo tácito?. Cada año Hitler recibió en su cumpleaños, por iniciativa de Pío XII, el mismo telegrama de felicitación:
-
“las más cálidas felicitaciones al Fuhrer en nombre de los obispos y diócesis
de Alemania. Fervientes plegarias que los católicos alemanes envían al
cielo desde sus altares”
Quizá el temor ante el poder pueda explicar tan fervientes deseos, pero no explicaría el que el cardenal arzobispo de Berlin, Adolf Bertram, ordenara tras la muerte del Hitler a todos los párrocos de su archidiócesis que “celebraran un solemne réquiem en memoria del Fuhrer”, que solo podía resultar siniestro a los judíos sobrevivientes del holocausto, cuyos familiares no tuvieron este privilegio"
Solo significa que te alegras del cumpleaños del asesino que mata a los que tanto odias.Como te dije anteriormente lo cortes no quita lo valiente, que yo te mande saludos no me hace seguidor de tus ideas.
Ahí no dice que Pio XII estaba orando por Hitler. Lo que dice es que siempre le mandaba a felicitar en su cumpleaños.Cristo nos ense#o a orar por nuestros enemigos, osea que eso para ti tambien esta mal?,
Yo cité lo que dice un judio que lo vivió. No se si son verdades a medias.ademas te falto completar que la misa no solo fue por Hitler sino tambien por todos los caidos en accion. Por que utilizas verdades a medias GLuis?, si eres un cristiano de verdad trata de ser veraz en tus comentarios.
Para disimular y luego justificarse.Y si no hubiese sido por Pio XII y todos los sacerdotes y catolicos que ayudaron a muchos judios la cantidad de ejecutados hubiese sido mayor.
¿Lees la mente?Castells al hacer sus comentarios tiene segundas intensiones y va contra la verdad, pues lo que dice no es verdad, como ya te lo probe anteriormente.
Palabras de un judio:
Juan Manuel de Castells
"Cuando Hitler llegó al poder en Alemania, en 1933, nadie podía dudar de que uno de sus propósitos era la exterminación del pueblo judío, pues así lo había anunciado en su libro Mein Kampf (Mi Lucha). Para lograrlo debía primero adormecer la conciencia del pueblo alemán, representada por partidos socialdemócratas, socialistas o católicos. La supresión de los partidos de izquierda se logró por la fuerza. Para la supresión de la conciencia católica, representada por el partido Zentrum, no fue necesario usar la fuerza. Hitler contaba para ello con un aliado más poderoso: el propio papa, Pío XII.
Pío XII se ganó con creces el calificativo de “el papa de Hitler”. Antes de ser nombrado papa, en calidad de representante del papa Pío XI y secretario de estado pontificio, negoció en 1933 directamente con Hitler el tratado entre la Iglesia y el tercer reich, por el cual la iglesia obtenía la capacidad de aplicar el derecho canónico a los católicos alemanes, y el reich nada menos que el
compromiso de la Iglesia de no inmiscuirse en la actividad social y política. Esto supuso la disolución del partido católico Zentrum, que representaba la conciencia política católica alemana y un 35 % del electorado, consistente en 23 millones de católicos alemanes.
Una vez firmado el tratado, Hitler reunió a su gabinete el 14 de julio 1933 para informar a sus ministros que la garantía de no intervención obtenida en el tratado, dejaba las manos libres para resolver la “cuestión judía”, es decir para proceder al exterminio de once millones de judíos en toda Europa, que fue la meta oficialmente comunicada a los jerarcas nazis por Reinhard Heindrich en la reunión del 20 de enero de 1942 a orillas del lago Wansee, en donde se presentaron por primera vez los detalles de la llamada “Solución final”.
Puede decirse que tuvimos suerte, el final de la guerra impidió que el holocausto alcanzara la meta propuesta, “solo” seis millones de judíos fueron exterminados, con el silencio cómplice de la Iglesia Católica. Pese a numerosas solicitudes, incluso de las mismas autoridades alemanas de Roma, cuando se iniciaron las deportaciones de judíos en la ciudad santa en 1943, el santo padre, autodenominado pastor angélico, Pío XII, se negó a condenar en forma alguna el peor genocidio de la historia. Incluso cuando los judíos deportados de Roma pedían a gritos auxilio a su paso por la plaza de San Pedro, el santo padre hacía oídos sordos; para él, las ovejas descarriadas de Israel no formaban parte de su rebaño.
¿Silencio cómplice o apoyo tácito?. Cada año Hitler recibió en su cumpleaños, por iniciativa de Pío XII, el mismo telegrama de felicitación:
-
“las más cálidas felicitaciones al Fuhrer en nombre de los obispos y diócesis
de Alemania. Fervientes plegarias que los católicos alemanes envían al
cielo desde sus altares”
Quizá el temor ante el poder pueda explicar tan fervientes deseos, pero no explicaría el que el cardenal arzobispo de Berlin, Adolf Bertram, ordenara tras la muerte del Hitler a todos los párrocos de su archidiócesis que “celebraran un solemne réquiem en memoria del Fuhrer”, que solo podía resultar siniestro a los judíos sobrevivientes del holocausto, cuyos familiares no tuvieron este privilegio"
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Unas correcciones a tus fuentes<o></o>
Adolf Bertram no fue arzobispo de Berlin en 1945, el fue arzobispo de Breslau. Si bien la arquidiócesis de Berlin estaba bajo su mando pero el no era arzobispo de Berlin.<o></o>
Adolf Bertram fue un reconocido arzobispo catolico Anti nazi, y declaro que el Nacional Socialismo era incompatible con la Fe Catolica.<o></o>
Ademas de ello Bertram escribio una orden para un Requiem por todos los Alemanes que murieron en la guerra, en ella nunca se menciona a Hitler. Esta orden nunca fue publicada pues Bertram murio el 6 de Julio de 1945<o></o>