Respuesta a Mensaje # 116:
1 – La mucha decepción que te causa mi respuesta es lógica, pues te resulta imposible negar que la idea de eternidad –exclusiva para Dios y ningún otro- esté incluida en el tetragrama hebreo.
Además, en nuestras Biblias de uso corriente (y no las mandadas hacer para que digan lo que se quiere que digan), tenemos a lo menos algunos versículos sugerentes en nuestro propio idioma, a pesar que las Reina Valera todavía retengan la infeliz forma “Jehová”:
“Y plantó Abraham un árbol tamarisco en Beerseba, e invocó allí el nombre de Jehová Dios eterno” (Gn 21:33)
“El eterno Dios es tu refugio, Y acá abajo los brazos eternos” (Dt 33:27)
“Oh Jehová, eterno es tu nombre; Tu memoria, oh Jehová, de generación en generación” (Sal 135:13)
“¿No has sabido, no has oído que el Dios eterno es Jehová, el cual creó los confines de la tierra? No desfallece, ni se fatiga con cansancio, y su entendimiento no hay quien lo alcance” (Is 40:28)
Con lo que tú mismo dices se te replica:
-Si Dios mismo quisiera que lo llamasen de “Jehová” así lo hubiera hecho durante toda la historia con miles de millones cristianos y judíos.
2 – Siempre que alguien preguntó por mí y contesté “Yo soy”, nadie cayó para atrás. Esas mismas palabras en boca de Jesús cobran un significado único. Es imposible no identificarlo con quien así se presentó a Moisés desde la zarza ardiendo.
3 – Que los protestantes hispanos usáramos la forma “Jehová” por razones ya sabidas y hasta publicadas por ustedes mismos (desde Raimundo Martini a Reina - Valera), es cosa bien sabida, pero numéricamente somos minoría ante los católicos que usan Yavé en la mayoría de sus versiones.
También sabes que las Biblias más numerosas en estos últimos cuatrocientos años son en inglés (King James) y siempre tienen “LORD”. Las versiones francesas desde antiguo tienen “l'Éternel”, las portuguesas “o SENHOR” y las italianas “Il SIGNORE” y “l'Eterno”.
Los traductores siempre procuraron usar los términos mejor entendidos por el pueblo a cuyo idioma vertían las Escrituras. Nunca hubo en ellos la maléfica intención que ustedes les atribuyen de ocultar intencionadamente el nombre de Dios. Ustedes son los únicos que cayeron en la trampa satánica de sacralizar el invento de un monje dominico.
Ustedes siempre repiten el error de que la forma “Jehová” es la más conocida en el mundo desde hace siglos, pero siempre se les ha mostrado que tal cosa no es cierta, ni siquiera próxima a la verdad.
Nunca fue cierta la idea de Hitler de que una mentira repetida se convierte en verdad, aunque de momento, a él y a la Watchtower le diera resultados.
Cordiales saludos.