Re: El 'fantasma' de la tradición apostólica que la Iglesia católico-romana dice tene
Bueno, parece que después de tanto tiempo, nada se ha avanzado. Mi sugerencia es que usted relea los que escribió nuestro amado hermano Jetonius (toni lo debe tener en algún lado) sobre lo que significa "sola scriptura".
Efestiviwonder que lo tengo:
En defensa de Sola Scriptura
Antes de referirnos al artículo traducido por Luis Fernando y colocado con el título "Biblia y Tradición..." ,conviene resumir –para evitar malentendidos- lo que los evangélicos entendemos por Sola Scriptura. Digo esto porque si bien “Sola Scriptura” –solamente la Biblia- podría tomarse como una declaración que no necesita comentarios, en realidad no es así. Ocurre más o menos como con la teoría de la Relatividad ... que no significa que “todo es relativo.”
Sola Scriptura significa:
1. Que la Biblia es la única regla infalible de la fe (doctrina) y la práctica (costumbres)
2. Que la enseñanza de la Biblia es suficiente para que las personas acepten a Jesucristo como Señor y Salvador, y haciendo lo que ella dice, alcancen la vida eterna.
Corolarios:
1. La Iglesia de Jesucristo no necesita revelaciones que no se hallen explícitamente o por lógica y clara implicación en la Biblia.
2. No hay otra regla infalible de fe fuera de las Escrituras.
Por otra parte, Sola Scriptura NO significa:
1. Que la Biblia contenga absolutamente todo lo que Dios ha dicho y hecho.
2. Que la Palabra de Dios no se haya transmitido oralmente en muchas ocasiones y situaciones históricas.
3. Que la Iglesia carezca de autoridad para interpretar, enseñar y defender la Palabra de Dios.
4. Que toda tradición no escrita deba ser rechazada a priori y a fortiori.
Los cristianos evangélicos creemos que la Iglesia es columna y fundamento de la verdad, que debe tener maestros piadosos y conocedores de las Escrituras, y que muchas tradiciones son expresiones válidas de la fe cristiana. Aceptamos las expresiones normativas de los Credos de los primeros concilios ecuménicos, y tomamos seriamente las enseñanzas de los Padres, así como de los muchos y muy buenos maestros, doctores y comentaristas que Dios le ha dado a la Iglesia a lo largo de los siglos. No creemos que la Escritura sea de interpretación privada (libre interpretación), pero sí sostenemos el principio del Libre Examen.
Si aceptamos algunas cosas y rechazamos otras, lo hacemos sobre la base de lo que consideramos son las enseñanzas de las Escrituras. La enseñanza de la tradición –sí, aún de nuestra propia tradición- , de los concilios, de los Padres, etc, debe conformarse a las Escrituras, que son la Palabra final, inspirada e infalible de Dios.
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Breve reafirmación del principio de Sola Scriptura
Es curioso que nuestros hermanos católicos, que a menudo nos critican cuando recurrimos a “textos de prueba” , en este tema en particular utilicen precisamente ese enfoque. Sin embargo, el conjunto de la enseñanza del Nuevo Testamento nos muestra que:
[1] Jesús advirtió muy seriamente contra invalidar las Escrituras –obligatorias e inspiradas- por causa de la tradición oral (Mar 7: 8-9 y par.). No estamos hablando aquí de cualesquiera tradiciones, sino de las tradiciones religiosas piadosamente transmitidas y conservadas por los maestros de su tiempo.
[2] Además de Su propia Palabra de plena autoridad, el Señor recurrió siempre a las Escrituras para decidir cualquier controversia.
[3] Jesucristo nunca acusó a los judíos de ignorar las tradiciones orales, sino de no comprender que las Escrituras daban testimonio de Él (Juan 5:39)
[4] A los Saduceos, que rechazaban la tradición oral de los fariseos, el Señor no les reprochó esto, sino el desconocer “las Escrituras y el poder de Dios” (Mar 12: 24-27 y par.).
[5] Los Apóstoles y algunos de sus condiscípulos (como Marcos o Lucas) consideraron apropiado –inspirados seguramente por el Espíritu Santo- poner por escrito sus enseñanzas, como Moisés, Isaías y el resto de los autores humanos del AT pusieron por escrito las suyas;
[6] San Pablo afirma la naturaleza esencialmente inspirada de las Escrituras y su absoluta suficiencia cuando escribe a Timoteo (2 Tim 3: 15-17); el hecho de que el Apóstol se refiriese al AT no modifica su juicio sobre la naturaleza de la Escritura en cuanto a su carácter normativo.
[7] Los escritos apostólicos son considerados “Escritura” (2 Pedro 3: 15-16; 1 Tim 5:18 comparado con Lucas 10:7).
[8] Se considera encomiable que quienes oían a los Apóstoles viesen por sí mismos si la predicación era consistente con lo ya revelado por escrito en el AT (Hechos 17:11).
[9] Al dirigirse a los corintios a propósito de las contiendas entre facciones, San Pablo recomienda que, “como está escrito, el que se gloría, gloríese en el Señor” (1:31, cf. Jer 9: 23-24). Y más adelante, en el mismo contexto, aconseja “no ir más allá de lo que está escrito.” (4:6). Como quiera que se vea este versículo, parece claro que para San Pablo lo escrito tenía un carácter normativo que iba más allá de los pareceres individuales.
[10] La misma Biblia da testimonio de lo poco confiable de la tradición oral en el mediano o largo plazo. “Por eso el dicho se propagó entre los hermanos que aquel discípulo no moriría, pero Jesús no dijo que no moriría...” (Juan 21:23). San Juan obviamente corrige aquí, por escrito, una tradición oral errónea.
Durante un intervalo de cerca de mil años, el tiempo que tardó en formarse el Antiguo Testamento, Dios habló de muchas maneras y en reiteradas oportunidades, pero fue inculcando en el pueblo judío el valor de las Escrituras. En el caso del Nuevo Testamento, el intervalo entre las enseñanzas divinas y su puesta por escrito fue veinte veces menor. La cantidad y calidad de información histórica, doctrinal y práctica del Nuevo Testamento no puede compararse con las tradiciones orales, muchas veces dudosas, que se hallan en los escritos de los Padres. La apelación válida a la tradición en los Padres se refiere a la comprensión y aplicación de la doctrina asentada firmemente en las Escrituras. Y , naturalmente, sabemos hoy que apelaron a esta tradición interpretativa ... porque ellos mismos lo pusieron por escrito.
Bendiciones en Cristo,
Jetonius