¿POR QUÉ LA BLASFEMIA CONTRA EL HIJO PODRÁ SER PERDONADA, PERO CONTRA EL ESPÍRITU SANTO NO?
A veces creemos que el interés número 1 de Jesús en su predicación era que creyéramos en Él mismo, en Jesús.
Pero no es así. El interés número 1 de Jesús es que hagamos la voluntad del Padre.
Por eso le interesaba que la gente confiara en Él. No con el objetivo final de ensalzarse a Sí mismo, o para que lo consideráramos "Señor",o para que invocáramos su Nombre. Aunque todo esto es bueno, resultaba para Él solo el medio para que, al hacerle caso, llegáramos a hacer la voluntad del Padre, y abandonáramos la iniquidad.
No todo el que me dice: «Señor, Señor», entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Muchos me dirán en aquel día: «Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros?». Y entonces les declararé: «Jamás os conocí; apartaos de mí, los que practicáis la iniquidad». (Mat 7:21-23)
Por ello, en última instancia, en la escala de lo blasfemo, a Jesús no le preocupa tanto que la gente le considere "Señor" o que lo considere un farsante. Todo esto se puede perdonar. Lo que le parece inaceptable es que la gente niegue las obras de Nuestro Padre. Fue Nuestro Padre quien lo envió y por quien hacía las obras que hacía. Las obras de Jesús daban testimonio de su origen divino. Notemos por favor cómo Jesús se preocupa porque reconozcamos que su Padre hace las obras, en este pasaje:
Si no hago las obras de mi Padre, no me creáis. Mas si las hago, aunque no me creáis a mí, creed a las obras, para que conozcáis y creáis que el Padre está en mí, y yo en el Padre. (Jn 10:37-38)
El ejecutar las obras de su Padre tiene tal prioridad en su misión, que Jesús no condenó a quien las realizó fuera del círculo de sus discípulos. Al contrario, lo consideró un aliado.
... Maestro, hemos visto a uno que en tu nombre echaba fuera demonios, pero él no nos sigue; y se lo prohibimos, porque no nos seguía. Pero Jesús dijo: No se lo prohibáis; porque ninguno hay que haga milagro en mi nombre, que luego pueda decir mal de mí. Porque el que no es contra nosotros, por nosotros es. (Marcos 9:38-40)
Por eso, Jesús advierte contra la blasfemia del Espíritu Santo cuando una obra que es evidentemente de origen divino, como sanar a un enfermo, es atribuida a la acción del mal. Leamos por favor el contexto:
22 Entonces fue traído a él un endemoniado, ciego y mudo; y le sanó, de tal manera que el ciego y mudo veía y hablaba. 23 Y toda la gente estaba atónita, y decía: ¿Será este aquel Hijo de David? 24 Mas los fariseos, al oírlo, decían: Este no echa fuera los demonios sino por Beelzebú, príncipe de los demonios. 25 Sabiendo Jesús los pensamientos de ellos, les dijo: Todo reino dividido contra sí mismo, es asolado, y toda ciudad o casa dividida contra sí misma, no permanecerá. 26 Y si Satanás echa fuera a Satanás, contra sí mismo está dividido; ¿cómo, pues, permanecerá su reino? 27 Y si yo echo fuera los demonios por Beelzebú, ¿por quién los echan vuestros hijos? Por tanto, ellos serán vuestros jueces. 28 Pero si yo por el Espíritu de Dios echo fuera los demonios, ciertamente ha llegado a vosotros el reino de Dios. 29 Porque ¿cómo puede alguno entrar en la casa del hombre fuerte, y saquear sus bienes, si primero no le ata? Y entonces podrá saquear su casa. 30 El que no es conmigo, contra mí es; y el que conmigo no recoge, desparrama. 31 Por tanto os digo: Todo pecado y blasfemia será perdonado a los hombres; mas la blasfemia contra el Espíritu no les será perdonada. 32 A cualquiera que dijere alguna palabra contra el Hijo del Hombre, le será perdonado; pero al que hable contra el Espíritu Santo, no le será perdonado, ni en este siglo ni en el venidero. 33 O haced el árbol bueno, y su fruto bueno, o haced el árbol malo, y su fruto malo; porque por el fruto se conoce el árbol. 34 ¡Generación de víboras! ¿Cómo podéis hablar lo bueno, siendo malos? Porque de la abundancia del corazón habla la boca. 35 El hombre bueno, del buen tesoro del corazón saca buenas cosas; y el hombre malo, del mal tesoro saca malas cosas. 36 Mas yo os digo que de toda palabra ociosa que hablen los hombres, de ella darán cuenta en el día del juicio. 37 Porque por tus palabras serás justificado, y por tus palabras serás condenado. (Mt 12:22-37)
A veces creemos que el interés número 1 de Jesús en su predicación era que creyéramos en Él mismo, en Jesús.
Pero no es así. El interés número 1 de Jesús es que hagamos la voluntad del Padre.
Por eso le interesaba que la gente confiara en Él. No con el objetivo final de ensalzarse a Sí mismo, o para que lo consideráramos "Señor",o para que invocáramos su Nombre. Aunque todo esto es bueno, resultaba para Él solo el medio para que, al hacerle caso, llegáramos a hacer la voluntad del Padre, y abandonáramos la iniquidad.
No todo el que me dice: «Señor, Señor», entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Muchos me dirán en aquel día: «Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros?». Y entonces les declararé: «Jamás os conocí; apartaos de mí, los que practicáis la iniquidad». (Mat 7:21-23)
Por ello, en última instancia, en la escala de lo blasfemo, a Jesús no le preocupa tanto que la gente le considere "Señor" o que lo considere un farsante. Todo esto se puede perdonar. Lo que le parece inaceptable es que la gente niegue las obras de Nuestro Padre. Fue Nuestro Padre quien lo envió y por quien hacía las obras que hacía. Las obras de Jesús daban testimonio de su origen divino. Notemos por favor cómo Jesús se preocupa porque reconozcamos que su Padre hace las obras, en este pasaje:
Si no hago las obras de mi Padre, no me creáis. Mas si las hago, aunque no me creáis a mí, creed a las obras, para que conozcáis y creáis que el Padre está en mí, y yo en el Padre. (Jn 10:37-38)
El ejecutar las obras de su Padre tiene tal prioridad en su misión, que Jesús no condenó a quien las realizó fuera del círculo de sus discípulos. Al contrario, lo consideró un aliado.
... Maestro, hemos visto a uno que en tu nombre echaba fuera demonios, pero él no nos sigue; y se lo prohibimos, porque no nos seguía. Pero Jesús dijo: No se lo prohibáis; porque ninguno hay que haga milagro en mi nombre, que luego pueda decir mal de mí. Porque el que no es contra nosotros, por nosotros es. (Marcos 9:38-40)
Por eso, Jesús advierte contra la blasfemia del Espíritu Santo cuando una obra que es evidentemente de origen divino, como sanar a un enfermo, es atribuida a la acción del mal. Leamos por favor el contexto:
22 Entonces fue traído a él un endemoniado, ciego y mudo; y le sanó, de tal manera que el ciego y mudo veía y hablaba. 23 Y toda la gente estaba atónita, y decía: ¿Será este aquel Hijo de David? 24 Mas los fariseos, al oírlo, decían: Este no echa fuera los demonios sino por Beelzebú, príncipe de los demonios. 25 Sabiendo Jesús los pensamientos de ellos, les dijo: Todo reino dividido contra sí mismo, es asolado, y toda ciudad o casa dividida contra sí misma, no permanecerá. 26 Y si Satanás echa fuera a Satanás, contra sí mismo está dividido; ¿cómo, pues, permanecerá su reino? 27 Y si yo echo fuera los demonios por Beelzebú, ¿por quién los echan vuestros hijos? Por tanto, ellos serán vuestros jueces. 28 Pero si yo por el Espíritu de Dios echo fuera los demonios, ciertamente ha llegado a vosotros el reino de Dios. 29 Porque ¿cómo puede alguno entrar en la casa del hombre fuerte, y saquear sus bienes, si primero no le ata? Y entonces podrá saquear su casa. 30 El que no es conmigo, contra mí es; y el que conmigo no recoge, desparrama. 31 Por tanto os digo: Todo pecado y blasfemia será perdonado a los hombres; mas la blasfemia contra el Espíritu no les será perdonada. 32 A cualquiera que dijere alguna palabra contra el Hijo del Hombre, le será perdonado; pero al que hable contra el Espíritu Santo, no le será perdonado, ni en este siglo ni en el venidero. 33 O haced el árbol bueno, y su fruto bueno, o haced el árbol malo, y su fruto malo; porque por el fruto se conoce el árbol. 34 ¡Generación de víboras! ¿Cómo podéis hablar lo bueno, siendo malos? Porque de la abundancia del corazón habla la boca. 35 El hombre bueno, del buen tesoro del corazón saca buenas cosas; y el hombre malo, del mal tesoro saca malas cosas. 36 Mas yo os digo que de toda palabra ociosa que hablen los hombres, de ella darán cuenta en el día del juicio. 37 Porque por tus palabras serás justificado, y por tus palabras serás condenado. (Mt 12:22-37)
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