Re: El Divorcio y Los Divorciados
Estimado Leal
Este argumento, que a lo mejor presentas con mucha sinceridad;... serviría mucho para que los hermanos pillos y carnales, se aprovechen de la cobertura. Claro, como Dios no pone un timbre o sello en los matrimonios que "son conforme a su voluntad", o cuando es Dios quien los une;.. entonces, resultaría demasiado fácil, cuando alguno se aburre de su mujer; decir; "a nosotros no nos unió Dios"... y ¡zaz! se deshace el matrimonio y vamos casandonos de nuevo...
Tendríamos que pedirle a Dios que todo matrimonio que fue el quien los unió, le salga una marca roja en la frente, para no equivocarse y así empezar apenas casado "equivocadamente" a buscar la esposa correcta. Claro que no deberían permitir más de dos o tres intentos (matrimonios)
Saludos y bendiciones.
Efectivamente, si no es Dios el que une, esa unión no debe ser considerada un matrimonio legítimo, por muy legal o formal que se haya realizado. Ante aquello de: lo que Dios unió no lo separe el hombre; debemos plantearnos una interrogante que nos ayudará a entender mejor este complejo asunto: ¿Qué sucede con lo que Dios no unió?
En este caso lo correcto sería separarse de la persona equivocada, deshacer esa unión no efectuada por Dios, y las dos partes esperar por la persona que Dios destinó para cada uno de ellos, en otras palabras, volver a comenzar haciendo las cosas como debió hacer sido. Esto sería una bendición para los dos.
En el caso de Abraham, Sara era su mujer y Agar su concubina, el hecho de haberse acostado con Abraham no la hacia su esposa. El acto de unirse en una sola carne (sexo) no la constituye como su esposa, precisamente porque no es su mujer, la que Dios escogió para ser su esposa, fue Sarai. Se unirá a su mujer y serán los dos una sola carne; por el contacto físico no se establecen matrimonios, Pablo dice que el que se une a una ramera es un solo cuerpo con ella (1Cor.6:16); pero no dice que se casó con ella en ese acto, ni que quedo comprometido en matrimonio.
Agar entró en el escenario por causa de los temores de Sarai, ya desde antes el Señor tenia determinado que el hijo de la promesa fuera Isaac, y había determinado que naciera de Sarai, la mujer que Dios destinó para Abraham.
Este asunto, mi estimada hermana, es muy complejo para simplificarlo con una actitud legalista. A los legalistas no les importa las consecuencias negativas que pueda tener el aferrarse a la letra de un mandamiento; esto lo vimos con Jesús de Nazaret, los fariseos y el inequívoco mandamiento de guardar el sábado. Siempre que el Señor da un mandamiento para beneficio del hombre, los legalistas lo convierten en una trampa sin salida, que trae sufrimientos innecesarios a los hombres, ellos no pueden ver la intención del mandamiento, ellos solo ven el mandamiento.
Estoy seguro que a los legalistas no les interesa considerar la pregunta de qué sucede en los casos que no haya sido Dios el que unió a dos personas en matrimonio; ellos solo saben apuntar a la letra del mandamiento, aunque esto implique condenar a las personas a sufrimientos innecesarios.
El caso de la samaritana prefiero tratarlo separadamente.
Saludos.
Estimado Leal
Este argumento, que a lo mejor presentas con mucha sinceridad;... serviría mucho para que los hermanos pillos y carnales, se aprovechen de la cobertura. Claro, como Dios no pone un timbre o sello en los matrimonios que "son conforme a su voluntad", o cuando es Dios quien los une;.. entonces, resultaría demasiado fácil, cuando alguno se aburre de su mujer; decir; "a nosotros no nos unió Dios"... y ¡zaz! se deshace el matrimonio y vamos casandonos de nuevo...
Tendríamos que pedirle a Dios que todo matrimonio que fue el quien los unió, le salga una marca roja en la frente, para no equivocarse y así empezar apenas casado "equivocadamente" a buscar la esposa correcta. Claro que no deberían permitir más de dos o tres intentos (matrimonios)
Saludos y bendiciones.