Respuesta a Mensaje # 156
Respuesta a Mensaje # 156
Apreciado Dagoberto Juan: Gracias por hacerme notar el error: debí escribir "después de Cristo". ¡Los años no vienen solos!
Creo que no te has equivocado y que ya hemos considerado el punto; lo que no recuerdo fue lo que entonces pueda haber dicho, pero de todos modos no está de más volver a examinar el texto.
1 - Si bien es cierto que quizás la diferencia más significativa entre el diezmo dado por Abraham a Melquisedec y los que recibían los levitas bajo la Ley de Moisés sea lo voluntario del primero y lo obligatorio de los segundos, hay otras obvias diferencias que surgen de comparar el pasaje de Gn 14 con Lv 27, Nm 18 y Dt 12 y 14, principalmente. La analogía mayor es que invariablemente se trata de la décima parte de un todo, y jamás en las Escrituras el verbo "diezmar" es un sinónimo de "ofrendar" o "dar" como mal se suele entender en nuestros días.
2 - Es interesante reparar que si bien Dios le dio a Leví "todos los diezmos en Israel como heredad por su ministerio", asimismo los levitas debían apartar el diezmo de lo mejor de los diezmos recibidos y entregarlos al sumo sacerdote como su ofrenda al Señor (Nm 18:21-30). Otro detalle interesante, es que todas las leyes referentes a los diezmos se localizan "en Israel", donde se asienta el pueblo de Dios; en el desierto primero, y en Canaán después. Una vez que todas las tribus recibieran su lugar de asentamiento, se apartaría el diezmo de las cosechas y de lo mejor del ganado (todo fruto de aquella tierra producido con la bendición de Dios), y debía traerse al lugar que el Señor escogiese para poner allí su nombre (Dt 12:5,6). Dado ese rigor localista de los diezmos, y al absoluto silencio durante el cautiverio en Babilonia, me pregunto si en la época apostólica las comunidades judías de la diáspora acostumbraban o no enviar a Jerusalem los diezmos de lo producido en tierra de gentiles. Por ejemplo, las sinagogas en Siria, Chipre, Grecia e Italia(Hch 9:2;20,22; 13:5; 17:1,16,17; 18:1-4; 28:17), ¿actuarían como agencias locales embarcando los diezmos de los frutos cosechados, ganados, vasijas de aceite y cueros de vino de los judíos agropecuarios? O los artesanos como Aquila y Priscila -antes de convertirse-, ¿enviarían o llevarían con ellos a Jerusalem diez tiendas de cada cien que fabricaran? O quizás, más probablemente, ¿los judíos dedicados al comercio cambiarían las especies en metálico y en su peregrinación a las fiestas pagarían sus diezmos en el Templo en oro, plata o monedas? Pero yo no lo sé y es inútil especular al respecto. Quizás algún experto en la historia de la diáspora pudiera ilustrarnos.
3 - Escribes: "El diezmo de Abraham, por descendencia;... está destinado a ser el diezmo universal, de todas las naciones; al contrario del de Leví, que es solamente para el pueblo de Israel.".
Jamás escuché o leí nada igual. Que sea de tu exclusiva autoría, no quiere decir que esté mal. Pero me parece raro que al apóstol de los gentiles -que tantas veces aborda los aspectos económicos y la bienaventuranza del ofrendar generosamente-, no se le haya ocurrido lo que a tí. De haber realmente creído que los cristianos gentiles debían dar el diezmo siguiendo el modelo de Abraham, sin duda alguna que lo hubiera incluído en la enseñanza de su doctrina, más nunca como algo que debía permenecer oculto en un solo versículo hasta que dos milenios después tú infirieras tal cosa.
4 - Las promesas hechas a Abraham (a que refiere Gálatas 3) tienen cumplimiento en nosotros por el Espíritu y el oír con fe (vs.2, 5, 9, 14, 22, 29). El fin de todo lo expuesto en este capítulo es nuestra justificación (24) y nunca jamás el diezmo que diera Abraham. Imitamos al creyente Abraham en su fe (no le rehusó a Dios su hijo único), no en darle a Melquisedec la décima parte del botín.
5 - Si los esposos cristianos fueran a seguir a Abraham a pies juntillas, podrían decir de la mujer que los acompaña que no es su esposa sino una hermana, y hasta se sentirían tentados a conseguir la anuencia de su cónyuge para intimar con la empleada de la casa, buscando el hijo que no les llega.
5 - Si fuésemos a tomar a Abraham como nuestro modelo de dar, nos haría demasiado tacaños: ¡Una sola vez en su larga vida, nada de su fortuna y todo el diezmo de lo ajeno! Y ni siquiere surge que se lo hubiera inculcado a su hijo Isaac. Si hago del diezmo de Abraham mi prototipo, entonces, para contextualizarlo a mi presente situación haré lo siguiente: Si un sobrino al que mucho quiero fuera secuestrado, lo seguiré conduciendo el camión más grande que pueda alquilar con media docena de vecinos que me ayuden. Una vez llegado a la mansión de los mal enriquecidos raptores, penetraremos y les daremos una descomunal paliza. Los ataremos, y ya inmovilizados, procederemos a cargar en el camión todo lo que entre de lo mejor y más valioso que allí haya. Luego, con mi sobrino liberado, llevaremos toda aquella carga a una casa de remates de confianza para que vendan todo al mejor postor. Quince días después me presento, cobro, y al primer domingo le llevo al pastor de la iglesia del barrio el diezmo de lo obtenido.
Así estaría pagando fiel y puntualmente el diezmo de Abraham.
Recibe mis afectuosos saludos.
Ricardo.
Respuesta a Mensaje # 156
Apreciado Dagoberto Juan: Gracias por hacerme notar el error: debí escribir "después de Cristo". ¡Los años no vienen solos!
Creo que no te has equivocado y que ya hemos considerado el punto; lo que no recuerdo fue lo que entonces pueda haber dicho, pero de todos modos no está de más volver a examinar el texto.
1 - Si bien es cierto que quizás la diferencia más significativa entre el diezmo dado por Abraham a Melquisedec y los que recibían los levitas bajo la Ley de Moisés sea lo voluntario del primero y lo obligatorio de los segundos, hay otras obvias diferencias que surgen de comparar el pasaje de Gn 14 con Lv 27, Nm 18 y Dt 12 y 14, principalmente. La analogía mayor es que invariablemente se trata de la décima parte de un todo, y jamás en las Escrituras el verbo "diezmar" es un sinónimo de "ofrendar" o "dar" como mal se suele entender en nuestros días.
2 - Es interesante reparar que si bien Dios le dio a Leví "todos los diezmos en Israel como heredad por su ministerio", asimismo los levitas debían apartar el diezmo de lo mejor de los diezmos recibidos y entregarlos al sumo sacerdote como su ofrenda al Señor (Nm 18:21-30). Otro detalle interesante, es que todas las leyes referentes a los diezmos se localizan "en Israel", donde se asienta el pueblo de Dios; en el desierto primero, y en Canaán después. Una vez que todas las tribus recibieran su lugar de asentamiento, se apartaría el diezmo de las cosechas y de lo mejor del ganado (todo fruto de aquella tierra producido con la bendición de Dios), y debía traerse al lugar que el Señor escogiese para poner allí su nombre (Dt 12:5,6). Dado ese rigor localista de los diezmos, y al absoluto silencio durante el cautiverio en Babilonia, me pregunto si en la época apostólica las comunidades judías de la diáspora acostumbraban o no enviar a Jerusalem los diezmos de lo producido en tierra de gentiles. Por ejemplo, las sinagogas en Siria, Chipre, Grecia e Italia(Hch 9:2;20,22; 13:5; 17:1,16,17; 18:1-4; 28:17), ¿actuarían como agencias locales embarcando los diezmos de los frutos cosechados, ganados, vasijas de aceite y cueros de vino de los judíos agropecuarios? O los artesanos como Aquila y Priscila -antes de convertirse-, ¿enviarían o llevarían con ellos a Jerusalem diez tiendas de cada cien que fabricaran? O quizás, más probablemente, ¿los judíos dedicados al comercio cambiarían las especies en metálico y en su peregrinación a las fiestas pagarían sus diezmos en el Templo en oro, plata o monedas? Pero yo no lo sé y es inútil especular al respecto. Quizás algún experto en la historia de la diáspora pudiera ilustrarnos.
3 - Escribes: "El diezmo de Abraham, por descendencia;... está destinado a ser el diezmo universal, de todas las naciones; al contrario del de Leví, que es solamente para el pueblo de Israel.".
Jamás escuché o leí nada igual. Que sea de tu exclusiva autoría, no quiere decir que esté mal. Pero me parece raro que al apóstol de los gentiles -que tantas veces aborda los aspectos económicos y la bienaventuranza del ofrendar generosamente-, no se le haya ocurrido lo que a tí. De haber realmente creído que los cristianos gentiles debían dar el diezmo siguiendo el modelo de Abraham, sin duda alguna que lo hubiera incluído en la enseñanza de su doctrina, más nunca como algo que debía permenecer oculto en un solo versículo hasta que dos milenios después tú infirieras tal cosa.
4 - Las promesas hechas a Abraham (a que refiere Gálatas 3) tienen cumplimiento en nosotros por el Espíritu y el oír con fe (vs.2, 5, 9, 14, 22, 29). El fin de todo lo expuesto en este capítulo es nuestra justificación (24) y nunca jamás el diezmo que diera Abraham. Imitamos al creyente Abraham en su fe (no le rehusó a Dios su hijo único), no en darle a Melquisedec la décima parte del botín.
5 - Si los esposos cristianos fueran a seguir a Abraham a pies juntillas, podrían decir de la mujer que los acompaña que no es su esposa sino una hermana, y hasta se sentirían tentados a conseguir la anuencia de su cónyuge para intimar con la empleada de la casa, buscando el hijo que no les llega.
5 - Si fuésemos a tomar a Abraham como nuestro modelo de dar, nos haría demasiado tacaños: ¡Una sola vez en su larga vida, nada de su fortuna y todo el diezmo de lo ajeno! Y ni siquiere surge que se lo hubiera inculcado a su hijo Isaac. Si hago del diezmo de Abraham mi prototipo, entonces, para contextualizarlo a mi presente situación haré lo siguiente: Si un sobrino al que mucho quiero fuera secuestrado, lo seguiré conduciendo el camión más grande que pueda alquilar con media docena de vecinos que me ayuden. Una vez llegado a la mansión de los mal enriquecidos raptores, penetraremos y les daremos una descomunal paliza. Los ataremos, y ya inmovilizados, procederemos a cargar en el camión todo lo que entre de lo mejor y más valioso que allí haya. Luego, con mi sobrino liberado, llevaremos toda aquella carga a una casa de remates de confianza para que vendan todo al mejor postor. Quince días después me presento, cobro, y al primer domingo le llevo al pastor de la iglesia del barrio el diezmo de lo obtenido.
Así estaría pagando fiel y puntualmente el diezmo de Abraham.
Recibe mis afectuosos saludos.
Ricardo.