Respuesta
El posicionamiento de la Iglesia Católica en medio de una Conquista armada llevada a cabo por la España Imperial del siglo XVI, contra los Imperios y casicazgos de América ha dejado una serie de contradicciones de las que ha tenido que salir, como se ha podido.
Debido primero: por ese pensamiento medieval obscuro y limitado en sabiduría. Que predispone el pensamiento de todo aquel que viajara desde la Europa de las brujas a la América desconocida.
Y segundo: Por su vinculación muy estrecha con los Estados Coloniales que están inmersos en una lucha de conquistas territoriales en contra de pueblos “paganos” que explotan económicamente y transforman culturalmente según “lineamientos justificativos” de la Iglesia Católica creando dos reinos muy poderosos el del hombre y el del Dios Católico, uno administrado por los Reyes y el otro por los Papas.
La ICAR en su reflexión ante lo obvio trató de encontrar soluciones a esta doble contradicción emitió bulas, emitió censuras que excomulgaban, se pronunció antiesclavista, pero en realidad poco o nada se hacía en el terreno de los hechos y si mucho en el terrenos de la disimulación y la política internacional.
Cuando algunos misioneros de la Nueva España fueron descubriendo que las religiones de los indios tenían mucho de bueno y que los indios conocían mejor a Dios con su forma natural de pensar, comenzaron a entender y como consecuencia a defender a los indios.
Frailes y padres Jesuitas que merecen un reconocimiento por su valor y decisión de enfrentar a la misma ICAR, a los dominicos en la famosa polémica de auxiliis y a la Corona Española con todo los riesgos correspondientes, como el caso del Jesuita José de Acosta, teólogo del III Concilio de Lima, autor de De procuranda indorium salute 1588, Tambien a Bernabe Cobo ingresado en el noviciado de Lima en 1601 y autor de la Historia del Nuevo Mundo y autor del primer tratado aunque tardío de la religión del Tawantinsuyo, asi como Pablo Joseph de Arriaga, llegado en 1585 y autor de La Extirpación de la Idolatría en el Perú Escrita con motivo de la campaña contra la idolatría iniciada en 1609. Y el más conocido de ellos el Dominico Fray Bartolomé de las Casas.
Estos Frailes se oponen al método de la Santa Inquisición que dice:
Destruid los ídolos, echadlos por tierra, quemad, confundid y acabad todos los lugares donde estuvieren, aniquilidad los sitios, montes y peñascos en que los pusieron, cubrid y cerrad a piedra y lodo las cuevas donde los ocultaron para que no os ocurra al pensamiento su memoria; no hagáis sacrificios al demonio, ni pidáis consejos a los magos, encantadores, brujos maléficos, ni adivinos, no tengáis trato ni amistad con ellos, ni los ocultéis, sino descubridlos y acusadlos; aunque sean vuestros padres, madres, hijos, hermanos, maridos o mujeres propios; no oigáis ni creáis a los que os quieren engañar, aunque los veáis hacer cosas que os parezcan milagros, porque verdaderamente no lo son, sino embustes del demonio para apartarlos de la fe.”
Edicto de la Santa Inquisición, México, siglo XVIII
Apoyándose en San Agustín que sostenía que primero había que “quitar los ídolos del corazón, después de los altares”
De esta máxima de San Agustín, el jesuita, Padre Acosta adoptó la posición que resultaba ciertamente avanzada en medio de aquel ambiente:
"A muchos ha parecido forma expedita para curar esta dolencia
tomar por la fuerza los ídolos, guacas y demás monumentos
de la superstición índica que se hallaren, y destruírlos
a sangre y fuego; y para hallarlos, si los indios, como suelen,
rehusasen descubrirlos o confesarlos, obligarlos con azotes a
que los declaren. Y no es pensamiento de solo la turba de
soldados, sino resolución santa de los mejores y más doctos
sacerdotes. Lo cual, tratándose de nuestros indios, es decir,
de los ya bautizados, podría tolerarse, por más que cada día
se yerra no poco en esto, porque los que quieren recomendar
y fortalecer la religión cristiana no logran más que hacerla
odiosa, porque arrancando de manos de los indios contra su
voluntad los ídolos, se los meten más en el corazón; pero
en los cristianos, como digo, no es contra la razón hacerlo.
Mas en los que no han profesado la fe de Cristo, ni aun la
conocen bien, ni se la han enseñado, esforzarse en quitar
primero por la fuerza la idolatría antes de que espontáneamente
reciban el evangelio, siempre me ha parecido, lo mismo
que a otros gravísimos y prudentísimos varones, cerrar a cal
y canto la puerta del evangelio a los infieles, en lugar de
abrirla como pretenden".
El título del capítulo 24 del libro III de De Procuranda es claro por sí mismo:
"Las costumbres de los indios que no repugnan al evangelio se deben conservar"
“ Oficio nuestro es ir poco a poco, formando a los indios en las costumbres y la disciplina cristiana, y cortar sin estrépito los ritos supersticiosos y sacrílegos y los hábitos de bárbara fiereza; más aun en los puntos en que sus costumbres no se oponen a la religión y a la justicia, no creo conveniente cambiarlas; antes al contrario retener todo lo paterno y gentilicio, con tal de que no sea contrario a la razón y fallar así en derecho como lo ordenan las disposiciones del Consejo de Indias. En lo cual no poco yerran algunos, ya por ignorancia de los estatutos municipales, o por celo exagerado y prematuro de comunicarles nuestras cosas y usos."……. Esto ya El Rey así lo ordenaba en Real Cédula de 23 septiembre, 1580.
Pero que hacían estos valientes Jesuitas para ajustarse a esta norma, simplemente evitaban a los españoles conquistadores para no tener conflictos violentos con ellos por “ evangelizar” a su manera, cuando de bautizar se trataba estos jesuitas eran los mas cautelosos ya que no bautizaban sino se instruía primero, de acuerdo a la soteriología de la época, en donde no solo el ritual físico servía para la salvación sino que este tenía que llevar aparejado la aceptación para que el efecto de salvación fuera completo.
Por otro lado también eran prudentes en no entablar discusiones anti idolátricas que degeneren en violencia, en muchos casos era preferible abstenerse de exponer los criterios de la moral católica durante las primeras platicas evangelizadoras, y si en esa ocasión no eran positivos los resultados, esperarían una mejor oportunidad.
Por lo cual, muchas cosas hay que dissimularlas, otras alabarlas; y las que están más arraigadas y hacen más daño, con maña y destreza hay que substituirlas por otras buenas semejantes. De lo cual tenemos la autoridad del Ilustre Gregorio Papa, el cual preguntado por Agustín obispo de los ingleses escribe a Melito: Di a Agustín que he pensado mucho dentro de mi del caso de los ingleses y pienso que no conviene de ninguna manera destruir los templos que tienen sus ídolos, sino solo los mismos ídolos, para que viendo la gente que se respetan sus templos, depongan de su corazón, el error, y conociendo a Dios verdadero y adorándolo concurran a los lugares que le son familiares…….. (1954:502 )
Con estas actitudes estos valientes frailes se enfrentan a una Iglesia que procura bautizar lo más rápido posible porque un reino quiere anexar mas súbditos en el menor tiempo posible, para utilizar esa mano de obra en sus explotaciones.
Pero que pasaba con aquellas semejanzas en la forma de pensar y concebir que tenían los indios de América y el evangelio cristiano?
Como lo es el triple concepto hanaopacha, caypacha, ucupacha para designar
cielo-tierra-infierno, estos términos eran centrales en la concepción religiosa indígena andina.
Simplemente estos valientes frailes utilizaban esos elementos del culto indígena semejantes para introducir un poco la religión católica y así poco a poco la religión antigua sería cambiada por la nueva.
A pesar de existir una gran diferencia entre las dos culturas, en el pensamiento natural del hombre de la América precolombina siempre existieron los elementos que el cristianismo enseña, y estos jesuitas misioneros van descubriendo esto poco a poco también, por eso su actitud ante esta situación es muy importante, porque no importa tanto si su conclusión resiste un análisis de los altos mandos del Vaticano o no, la realidad de la conversión se cumplía con mejores resultados.
Con la imposición de una manera de ser renovada y conformada con los nuevos moldes españoles, la vestimenta, el peinado y la apariencia física fue transformando el aspecto de los indígenas cambiando sus adornos autóctonos por adornos religiosos, los rosarios, las cruces, el agua bendita, los escapularios y demás adornos católicos fueron poco a poco eliminando a los aretes, y orejeras y collares de piedras preciosas que adornaban y lucían los hombres y mujeres de la tierra de Dioses, las plumas de quetzal dejaron de embellecer el panorama de los pueblos. Y así se fueron acostumbrando a los nuevos signos y usos cristianos, sus viejas creencias van ocupando un espacio cada día mas alejado del presente, esperando como su Tlatoani Cuauhtémoc había dicho, resistir en silencio y no olvidar la grandeza del Anáhuac, valido esto para los pueblos mayas o incas o cualquier pueblo prehispánico.
Así, donde había cerros y lugares mágicos, se levantan cruces; la fiesta del Corpus sucede a las festividades indígenas, y se introducen nuevas danzas, nuevos cantos y nuevas figuras, que van substituyendo a las antiguas, y las que no se cambian van quedando mimetizados en el entorno y así los símbolos indígenas van quedando impregnados en el nuevo cristianismo Americano.
Así fue como el antiquísimo rito de adoración a Tonatzin dio lugar al culto de la Virgen de Guadalupe, el mito de de Tunupa dio lugar a al culto de la cruz de Carabuco.
Vemos como una actitud de algunos Jesuitas y franciscanos que “aprecian” al indio americano como persona y entienden que es igual a ellos empiezan a “apreciar” su cultura y sus valores y en esa actitud de aprecio por tu semejante y su mundo se propicia un respeto que procura conocer y preservar primero y juzgar después y esto a su vez genera confianza y en esa confianza se van introduciendo , los limites de esta comprensión está en la mente predispuesta que tenían los incultos españoles en general impidiendo así una evangelización basada en las razones y no en las acciones.
Hombres con valores y principios fueron los menos en esta conquista y solo conforman un pequeño engrane pero su labor quedó como semilla para la evangelización pacifica y sintetizada con el pensamiento indígena.
El principal problema para encontrar un punto medio fue ese pensamiento preestablecido por parte del religioso y que emana de su Iglesia en donde la superioridad humana de una raza sobre otra es algo natural y actual y por otro lado los hombres y mujeres del antiguo mundo prehispánico no podían concebir la falta de sabiduría en el hombre blanco.
Esta falta de convencimiento con razones, con confrontaciones entre creencias, esta falta de entender al vencido y comprender el alcance de su filosofía y creer que el catecismo católico es una verdad irrefutable y eterna avalada por la divinidad
La vida de los hombres y mujeres de América precolombina siempre ha estado impregnada de religiosidad y la vida de los misioneros en general también estaba llena de religiosidad y celo evangelizador y como esta evangelización tenía prisa y fue ahogando muchos elementos del culto a los Dioses y su sabiduría cancelando muchos buenos y sanos valores. Solo unos cuantos llegaron a comprender lo que hacían porque reconocer la sabiduría del pensamiento indígena, era tanto como echar por tierra los métodos y propósitos de la Iglesia Católica, así que era mejor “ disimular” que confrontar.
El pre cristianismo requeriría de un buen tiempo para que las “verdades” católicas fueran substituyendo las “verdades” de los Dioses. Los nuevos conversos requerirían de mucho tiempo para desarraigar de sus mentes a sus Dioses y haciendo lo mismo que todos “disimular” para estar en paz mientras se asimila el choque psicológico que esto lleva aparejado.
Para el año de 1648 en que se hace público el relato del Tepeyac la mentalidad de los vencidos en la guerra ya estaba preparada para recibir buenas nuevas Católicas después de tres generaciones.
Cuando un mexicano reza a su virgencita de Guadalupe lo hace con la devoción de 500 años acumulados en su psique y con la devoción enseñada por los españoles.
En el catolicismo hay muchas prácticas y rituales que fueron transformados y eran de origen pagano. Era mejor consentir que destruir, como paso con la fuente de Trevi en Roma donde se consiente al Dios Neptuno Dios de los antiguos romanos, también conocido como Dios Poseidón de los griegos.
Y en el Anáhuac fue necesaria la presencia de Tonatzin – Guadalupe para hacer esa unión entre lo antiguo y lo moderno.
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