Re: EL CULTO A LA IDOLATRÍA
¿Es bíblico orar a los “santos” para que obren como intercesores ante Dios?
Jesucristo dijo:
“Vosotros, pues, orad así: Padre nuestro que estás en los cielos, [...]”(Mat.6:9).
Por lo tanto las oraciones deben dirigirse al Padre. Jesús también dijo:
“Yo soy el camino y la verdad y la vida. Nadie va al Padre sino por mí. Lo que pidáis en mi nombre, yo lo haré” (Juan 14:6, 14, EMN).
Así Jesús descartó la idea de que otra persona pudiera desempeñar el papel de intercesor. El apóstol Pablo agregó respecto a Cristo:
“No solamente murió por nosotros, sino también resucitó, y está sentado a la diestra de Dios, en donde así mismo intercede por nosotros” (Rom.8:34 TA).
“De ahí que puede también salvar hasta el final a los que por su medio se van acercando a Dios, pues está siempre vivo para interceder por ellos” (Heb. 7:25, NBE).
Si verdaderamente queremos que Dios oiga nuestras oraciones, ¿no sería sensato acercarnos a Dios como su Palabra nos instruye?
Efe. 6:18, 19, FS: “A este fin tened el espíritu en oración incesante. Asimismo en vela continua y perseverante, orando por todos los santos. También por mí a fin de que me sea otorgado predicar con valentía y confianza: Dar a conocer el misterio del evangelio.” (Aquí se insta a los efesios a orar por los santos, pero no a ellos ni mediante ellos. La New Catholic Encyclopedia, 1967, tomo XI, pág. 670, reconoce lo siguiente: “Generalmente en el N[uevo] T[estamento], toda oración, tanto la privada como la oración litúrgica pública, se dirige a Dios el Padre por medio de Cristo”.)
Rom. 15:30, TA: “Entre tanto, hermanos, os suplico por nuestro Señor Jesucristo y por la caridad del Espíritu Santo, que me ayudéis con las oraciones que hagáis a Dios por mí.” (El apóstol Pablo, él mismo un santo, pidió a sus compañeros cristianos, quienes también eran santos, que oraran por él. Pero note que Pablo no dirigió sus oraciones a aquellos que eran santos como él, ni reemplazaron las oraciones de ellos a favor de él la relación íntima de que Pablo mismo disfrutaba con el Padre mediante la oración. Compárese con Efesios 3:11, 12, 14.)
¿Es bíblico orar a los “santos” para que obren como intercesores ante Dios?
Jesucristo dijo:
“Vosotros, pues, orad así: Padre nuestro que estás en los cielos, [...]”(Mat.6:9).
Por lo tanto las oraciones deben dirigirse al Padre. Jesús también dijo:
“Yo soy el camino y la verdad y la vida. Nadie va al Padre sino por mí. Lo que pidáis en mi nombre, yo lo haré” (Juan 14:6, 14, EMN).
Así Jesús descartó la idea de que otra persona pudiera desempeñar el papel de intercesor. El apóstol Pablo agregó respecto a Cristo:
“No solamente murió por nosotros, sino también resucitó, y está sentado a la diestra de Dios, en donde así mismo intercede por nosotros” (Rom.8:34 TA).
“De ahí que puede también salvar hasta el final a los que por su medio se van acercando a Dios, pues está siempre vivo para interceder por ellos” (Heb. 7:25, NBE).
Si verdaderamente queremos que Dios oiga nuestras oraciones, ¿no sería sensato acercarnos a Dios como su Palabra nos instruye?
Efe. 6:18, 19, FS: “A este fin tened el espíritu en oración incesante. Asimismo en vela continua y perseverante, orando por todos los santos. También por mí a fin de que me sea otorgado predicar con valentía y confianza: Dar a conocer el misterio del evangelio.” (Aquí se insta a los efesios a orar por los santos, pero no a ellos ni mediante ellos. La New Catholic Encyclopedia, 1967, tomo XI, pág. 670, reconoce lo siguiente: “Generalmente en el N[uevo] T[estamento], toda oración, tanto la privada como la oración litúrgica pública, se dirige a Dios el Padre por medio de Cristo”.)
Rom. 15:30, TA: “Entre tanto, hermanos, os suplico por nuestro Señor Jesucristo y por la caridad del Espíritu Santo, que me ayudéis con las oraciones que hagáis a Dios por mí.” (El apóstol Pablo, él mismo un santo, pidió a sus compañeros cristianos, quienes también eran santos, que oraran por él. Pero note que Pablo no dirigió sus oraciones a aquellos que eran santos como él, ni reemplazaron las oraciones de ellos a favor de él la relación íntima de que Pablo mismo disfrutaba con el Padre mediante la oración. Compárese con Efesios 3:11, 12, 14.)