Originalmente enviado por: Maripaz
1- Si el bautismo cristiano tiene su origen en el judaísmo, como la mayoría de ritos, eso quiere decir que los primeros cristianos, asemejaron ritos judíos.....por lo tanto...¿el bautismo tiene conexión directa con el baño ritual del converso en el judaísmo?
2- ¿Cómo se realizaba ese rito del baño ritual, por INMERSION DE TODO EL CUERPO, o POR ABLUCIONES Y LAVADOS LOCALES? ¿Dónde está el origen de esa práctica (tanaj o tradiciones) y que palabras hebreas la describen?
Mi querida Maripaz,
Que el Señor te siga utilizando, sierva fiel, y que seas de bendición para todos.
He decidido contestarte aquí y para no salirme del tema, aunque ya nos salimos todos del epígrafe.
He contestado las dos preguntas y espero que sean las respuestas edificación para todos.
Yo le pido al Webmaster que si tiene a bien pasar todos los mensajes a un epígrafe con el título de "las raíces judías del NT" o algo parecido, le dejo esa autoridad a nuestro excelente Webmaster, y de paso le pido perdón por salirme del tema.
1- Si el bautismo cristiano tiene su origen en el judaísmo, como la mayoría de ritos, eso quiere decir que los primeros cristianos, asemejaron ritos judíos.....por lo tanto...¿el bautismo tiene conexión directa con el baño ritual del converso en el judaísmo?
Si, el bautismo o tevilá en hebreo tiene su origen en el judaísmo. Cuando el judaísmo se dedicó al proselitismo se realizaba el rito que hoy en día se continua haciendo y es el siguiente:
Cuando una persona sin importar el sexo desea convertirse al Judaísmo debe primero por supuesto conocer las leyes del Judaísmo y la importancia de Dios Uno, etc., posteriormente para que esa persona gentil sea considerada judía debe pasar por el baño ritual, después si es hombre se hace la circuncisión. Este baño ritual no es una ducha o aspersión, sino como dice la palabra 'tevilá' que viene de la raíz 'taval' que significa "sumergir”.
Además es importante que esa tevilá se efectúe con “aguas vivas” (mayim jayim), es decir, aguas que corren o fluyen, por ejemplo en un río, el mar o con agua de lluvia, las leyes para que se considere agua viva son muy detalladas por lo que no las tocaremos aquí.
Ahora, es interesante que esta palabra en la Torá tiene un uso relacionado con sangre en su mayoría de los casos y en actos rituales:
"Entonces tomaron ellos la túnica de José, y degollaron un cabrito de las cabras, y
tiñeron la túnica con la sangre" (Génesis 37:31).
La palabra tiñeron está mal traducida y debería ser 'mojaron' o 'sumergieron' (va'itbelú) la túnica EN la sangre.
Posteriormente podemos ver la misma raíz en:
"Y tomad un manojo de hisopo, y
mojadlo en la sangre que estará en un lebrillo..." (Éxodo 22:12).
'Mojadle', la palabra en hebreo es 'utvaltén', es interesante que aquí la palabra está bien traducida, ahora otro punto que hay que aclarar es que la acción exige que el instrumento o artefacto sea sumergido en el líquido para que así se pueda mojar, es decir, empapar, y no que el artefacto sea mojado por medio de que se le eche el líquido sobre él.
"y
mojará el sacerdote su dedo en la sangre, y rociará de aquella sangre siete veces delante de Jehová, hacia el velo del santuario" (Levítico 4:6).
Aquí podemos encontrar la misma palabra 'vetaval', ahora otra palabra interesante que aparece en este verso es 'rociará' y la palabra tiene una raíz y un uso totalmente diferente por lo que el bautismo (tevilá) no podría ser por aspersión.
Así también se utiliza la misma raíz para hablar sobre como el sacerdote debe sumergir el dedo en la sangre del sacrificio. (Lev. 4; 9; 14)
"y un hombre limpio tomará hisopo, y lo
mojará en el agua, y rociará sobre la tienda..." (Números 19:18)
Aquí podemos ver el mismo uso de la palabra con relación a la purificación.
Por otro lado, según las interpretaciones de muchos comentaristas antiguos la palabra ‘rajatz’, que significa en español ‘bañarse’ o ‘purificarse’ (dentro del agua): “Y llevarás a Aarón y a sus hijos a la puerta del tabernáculo de reunión, y los lavarás con agua” (Éxodo 29:4). Es por eso que aquí la palabra ‘ve’rajatzta’, se entiende como ‘tevilá’, o sea, lavado de todo el cuerpo en agua, en otras palabras ‘los bañarás’ (ve’tavalta) se entiende como “los sumergirás en agua”, es decir, que Moisés los bautizó.
Es por eso que cuando se habla de lavar el vestido o que la persona se lavará para purificarse como lo encontramos en Levítico, se debe entender como purificar la prenda o que la persona se purifica por medio del lavamiento ritual que implica sumergir toda la prenda o la persona dentro del agua (Lev. 15; 19:7-8, 11-12, Nm. 31:21-24).
En Levítico, las palabras “por cuanto el agua de la purificación no fue rociada sobre él” (19:13), no se deben entender como ‘agua de purificación’, sino como ‘agua de expiación’ (mei nidá). Esta purificación es para aquellos que han tocado un muerto, y solo se puede purificar con el agua con las cenizas de la vaca bermeja ya que es una impureza muy grave.
Ahora, la primera vez que podemos ver que se utiliza la palabra ‘taval’ para referirse a una persona es en el siguiente texto:
“Él entonces descendió, y se
zambulló siete veces en el Jordán, conforme a la palabra del varón de Dios; y su carne se volvió como la carne de un niño, y quedó limpio” (II Reyes 5:14).
No sé por qué aquí la Reina Valera (1960) traduce la palabra ‘va’itbol’ como ‘zambulló’, si traducimos la palabra en términos cristianos debería decir: “se bautizó siete veces”, es decir, Naamán se sumergió dentro del agua, tomó aire y luego se sumergió otras 6 veces, según lo que entiendo aquí la palabra ‘zambulló’ significa que se lanzó y se sumergió dentro en el agua. Así también podemos ver que esta versión traduce bien el sentido de la palabra ‘taval’: “El día siguiente, tomó un paño y
lo metió en agua, y lo puso sobre el rostro de Ben-adad, y murió; y reinó Hazael en su lugar” (II Reyes 8:15).
Es interesante que en cuatro textos diferentes exista una similar construcción gramatical en hebreo y en los cuatro textos utilizan la misma palabra, ‘va’itbol’, y a pesar de eso se traduce diferente en cada verso:
1. “Y los hijos de Aarón le trajeron la sangre; y
él mojó su dedo en la sangre” (Lev. 9:9).
2. “... y alargó la punta de una vara que traía en su mano, y
la mojó en un panal de miel” (I S.14:27).
3. “El entonces descendió, y se
zambulló siete veces en el Jordán” (II Reyes 5:14).
4. “El día siguiente, tomó un paño y
lo metió en agua” (II Reyes 8:15).
La RV utiliza tres formas de traducir la misma palabra: ‘mojó en’; ‘se zambulló en’; y ‘lo metió en’. Es claro según las tres formas que la idea es meterse dentro del agua, ahora en hebreo la preposición ‘be’ significa con o en (dentro); en español la frase “se zambulló (o metió) en el Jordán”, puede significar que entró al agua, pero no necesariamente nos indica que se metió dentro (debajo) del agua, mientras que en hebreo si es así.
Hay muchas razones por las que se puede hacer un baño ritual, pero en todos los casos se considera válido solamente si la persona se inmerge completamente en el agua, además el baño ritual significa la pureza del cuerpo, el comienzo de una nueva etapa, el nuevo nacimiento, traspasar algo de un propietario a otro, como el caso del lavado ritual de los utensilios de comida que fueron hechos por un no judío, se lavan (sumergen) para que pasen a ser propiedad del judío, como esta escrito: “todo lo que resiste el fuego, por fuego lo haréis pasar, y será limpio, bien que en las aguas de purificación habrá de purificarse; y haréis pasar por agua todo lo que no resiste el fuego” (Nm. 31:23).
En el Talmud podemos encontrar que a una persona que se convierte se considera como un “pequeño que nace”, en el Tratado Yevamot hay una discusión sobre por qué se le llama a un converso (guer) “pequeño (recién) nacido”, Rabí Yosi dice que a causa de que no conoce todos los mandamientos como todo el Pueblo de Israel, ya que es nuevo en la fe; Aba Janán opina como Rabí Eliécer, y dice que es causa del temor y desean entrar bajo las alas de la Shejiná.
Por otro lado, en el Tratado Brajot como en otro tratados, encontramos discusiones “teológicas” de los rabinos que se preguntan quién es un converso de verdad, según la opinión de algunos rabinos un converso que se circuncida y no hace tevilá (bautismo), no se considera converso hasta que pase por el agua; mientras que en el tratado Yevamot encontramos la opinión de otros rabinos que piensan que un gentil que se circuncidó y no se bautizó (taval) si es converso de verdad, y también si se bautizó y no se circuncidó también se considera converso, mientras que los Sabios dicen que si se circuncidó y no se bautizó o al contrario no es converso sino hasta que se circuncide y bautice.
Los pasos de bautizarse y circuncidarse son parte del proceso del conversión, pero la persona que está en ese proceso también debe recibir o acepta sobre el ‘ol Majut Shamayim’, es decir, el yugo Reino de los Cielos, puede ser que esto suene cristiano a muchos, pero este es el proceso de conversión.
Es precisamente en la mikve (baño ritual) donde el converso antes de sumergirse desnudo, así como vino al mundo y frente a personas que son testigos de su tevilá y arrepentimiento, él confiesa que acepta el yugo del Reino, inmediatamente la persona se sumerge en el agua cubriendo todo su cuerpo hasta el cabello más pequeño, posteriormente si es hombre hará la circuncisión.
La persona al aceptar el yugo del Reino, da muestra que se arrepiente de sus caminos, y está dispuesto a caminar según las leyes del Eterno, la tevilá (baño ritual-bautismo) es una señal en público de su testimonio y también da muestra externa de que esa persona nace como una nueva criatura en el Reino de los Cielos
Teniendo en mente lo anterior podemos entender el los versos donde Jesús y Nicodemo hablan sobre el nuevo nacimiento:
“Este vino a Jesús de noche, y le dijo: Rabí, sabemos que has venido de Dios como maestro; porque nadie puede hacer estas señales que tú haces, si no está Dios con él” (Juan 3:2).
Es casi seguro que Nicodemo visita al Maestro de noche para no ser descubierto por el Concilio, además es muy probable que él haya sido enviado por otros fariseos importantes que también querían aclarar ciertos puntos de fe, aunque ellos bien lo reconocían como Rabí y enviado de Dios, y la muestra son las señales que dan testimonio de ello. En otros pasajes vemos que ciertos saduceos y algunos fariseos critican sus milagros, pero ya otros habían entendido el por qué de estas señales.
“Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios” (verso 3).
El pasaje es muy claro, toda persona que no se arrepiente y no nace de nuevo como un niño recién nacido no puede ver la plenitud del Reino, al Mesías. Jesús en algunos mandamientos fue muy estricto, es así que por ejemplo en el mandamiento de “No cometerás adulterio”, él fue más allá de la simple letra y dijo que todo aquel que con el pensamiento desea a una mujer ya adulteró (Mt. 5:27-28), y de esta forma él es más estricto en diferentes mandamientos, es así que también él va más allá de la ley judía y dice que no solo los gentiles, sino que ‘el que no naciere’, sin hacer diferencia entre judíos o gentiles.
“Nicodemo le dijo: ¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo? ¿Puede acaso entrar por segunda vez en el vientre de su madre, y nacer?” (verso 4)
Nicodemo no entendió que Jesús le decía que él también debería nacer de nuevo. Nicodemo no entiende lo que le dice el Maestro y por eso le responde asombrado.
“Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios” (verso 5).
Ahora Jesús le vuelve a dar la misma respuesta que le dio anteriormente, pero le agrega “el que no naciere de agua y del Espíritu”, Jesús entendió que con simples términos no podía explicarle a Nicodemo lo que él mismo sabía, y por eso le refresca la memoria y le habla del nuevo nacimiento según la idea de los fariseos.
“Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es. No te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer de nuevo. El viento sopla de donde quiere, y oyes su sonido; mas ni sabes de dónde viene, ni a dónde va; así es todo aquel que es nacido del Espíritu” (versos 6-8).
Jesús le recuerda que hay una diferencia entre las personas que nacen en el Pueblo de Dios (Israel) por la carne y entre aquellos que nacen del Espíritu y se unen a ese pueblo por Él. Así también sucede entre muchos cristianos de hoy en día, piensan que debido a que ellos crecieron en la iglesia y conocen el evangelio no necesitan ser salvos, pero el mensaje de Jesús es bien claro: los ciudadanos del Reino nacen del espíritu como los conversos que los mueve Dios al arrepentimiento, no basta con nacer como judío, en la carne, sino que también debes nacer en el Espíritu.
Claro está que muchos que se convierten lo harán de una forma hipócrita, pero eso solo lo podemos ver por medio de sus frutos, pero cuando vemos que aquellos conversos tienen frutos nos damos cuenta que fueron movidos por Dios al arrepentimiento. Muchas veces no sabemos quiénes son aquellos que vendrán a nacer de nuevo, hay momentos que no los conocemos y hay momentos en que los vemos partir, pero así es la nueva criatura en el Espíritu, viene de un lugar extraño como el viento, pero el Espíritu lo lleva a mejores lugares en el Reino de Dios.
“Respondió Nicodemo y le dijo: ¿Cómo puede hacerse esto? 10 Respondió Jesús y le dijo: ¿Eres tú maestro de Israel, y no sabes esto?” (versos 10:11)
Bueno, en definitiva que a veces los judíos somos “cabeza dura”, Jesús le refresca la memoria y le habla del verdadero proceso de los conversos, pero incluso así Nicodemo no le entiende.
El Maestro le responde de una forma sorprendida y a la vez en tono de desaprobación, ¡cómo puede ser que tú gran en Israel no te des cuenta que el baño ritual (tevilá-bautismo) es una muestra del nuevo nacimiento!
“Yo a la verdad os he bautizado con agua; pero él os bautizará con Espíritu Santo” (Marcos 1:8).
El bautismo de Juan según la época de entonces era llamado por algunos rabinos como el ‘bautismo para el arrepentimiento’ (Mr. 1:4; Mt. 3:11), a pesar que según la Torá y los profetas no hay necesidad del bautismo de arrepentimiento, y por eso algunos de los fariseos cuestionaron este baño ritual, pero la razón es porque llegó la revelación del Mesía, como dice después: “Viene tras mí el que es más poderoso que yo” (Mr. 1:7), y Él es el Reino de los Cielos que describe Mateo: “Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado” (Mt. 3:2), y para venir a este Reino y recibir el rosota glorioso del Mesías, se debe primero nacer de nuevo, como dice el Señor: “el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios” (Jn. 3:3).
Por eso viene Juan y dice: “mas para que fuese manifestado a Israel, por esto vine yo bautizando con agua” (Jn. 1:31), el arrepentimiento que se habla aquí, es el arrepentimiento verdadero del corazón y el espíritu, que el regreso del corazón de un extremo al otro, y se llama en el libro del Zóhar: “regreso a la luz de las tinieblas”, y este es el nuevo nacimiento, y por eso Juan hacía el baño ritual, y es por eso que el bautismo necesita que sea dentro (debajo) del agua como era la ley de los fariseos para la persona que se convertía, sumergirlo en el agua como señal y muestra externa del nuevo nacimiento, porque una persona que se convierte es como un recién nacido (Tratado Yevamot 41b), así que cuando se sumergía en el agua, se convertía la persona como si pasaba y se separaba del mundo, y solo si era baño ritual por inmersión de todo el cuerpo como se refleja en el Talmud, se hace como muerto y cuando sale del agua parece que nació de nuevo y se levantó de los muertos como también Pablo lo menciona Romanos, y es por eso que Juan bautizó con agua, como una señal externa y muestra del arrepentimiento, pero sobre aquel que bautizará en el Espíritu, es decir, que el Espíritu Santo circuncidará el corazón de la persona “y la circuncisión es la del corazón, en espíritu” (Ro. 2:29), y es Él, el que pone en acción completa el nuevo nacimiento en el hombre y en su corazón: “el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios” (Jn. 3:5).