Re: El Concilio de Constanza y el Mito de la Sucesión Apostólica.
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John Duns Escoto (1266-1306)
Su extraordinaria capacidad de raciocinio y sus conocimientos les valió recibir el título de doctor subtilis
Nació en Maxton (Escocia), ingresó en la orden franciscana en 1280 y ordenado sacerdote en 1291. Estudió en Cambridge y posteriormente en Oxford bajo la dirección de Guillermo de Ware. En Paris tuvo por maestro a Gonzalo de Balboa. En la capital francesa estudia las obras de Aristótales y Platón y todo el pensamiento griego de la antigüedad.
Duns Escoto es un fiel exponente de la "tragedia del romanismo" . Este no era lo suficientemente fuerte y vigoroso para poder luchar con la maravilla de una de las mejores inteligencias de Grecia. Les pasó lo mismo que a la antigua Roma después de haber conquistado Grecia a lo que los griegos respondieron con esta frase en latín:
"Graecia capta FERUM victorem cepit et artes intulit agresti Latio" (La Grecia vencida venció al fiero vencedor y llevó las artes al Lacio agreste)
Con Duns Escoto el pensamiento romanista se enfrenta al problema de la competencias ¿Hasta donde llega la fe en la razón y la razón en la fe? ¿Cual es el terreno propio de cada cual y sus limitaciones?
La pretensión de Escoto es delimitar el campo teológico donde éste puede desenvolverse con la autonomía e independencia debida, libre de las ilimitadas pretensiones de los racionalistas. Así, lo que ocurre con Escoto es un cambio de prespectiva En Aquino se observa un interés en mostrar la congruencia última entre las verdades de fe y las verdades de razón, puesto que ambas se fundan en Dios no puede haber contradicción entre ellas, lo que no es lo mismo que decir que todas las verdades de fe son reductibles a demostración racional. Esto es precisamente lo que Duns Escoto quiere resaltar. Los artículos de fe no son demostrables por pura razón. Si alguno creyera que la fe es demostrable por la razón no hace justicia ni a la una ni a la otra. La razón, por ejemplo, puede ofrecer argumentos de probabilidad respecto a la creencia en la inmortalidad del alma, argumentos que tienen cierto poder de persuación y que hasta pueden probar que esta inmortalidad no se opone a los dictámenes de la razón, pero no constituyen una demostración en el sentido estricto. Duns Escoto considera que no es posible demostrar racionalmente los contenidos de la fe; hay cierta concordancia estre éstos y la razón, pero es de carácter negativo más que positivo. Las verdades cristianas, incluida la creencia en Dios, no implican ninguna necesidad racional, se cree en ellas por la autoridad de la Revelación, no por pruebas racionales.
Como pueden ver los lectores, ya tenemos como base la "sola Escritura" defendida por una teólogo ducho en filosofía y que se dió perfecta cuenta que toda teología debe basarse exclusivamente en la Revelación de Dios y no en fantasmagóricas tradiciones eclesiásticas.
Continuará