Re: El Concilio de Constanza y el Mito de la Sucesión Apostólica.
A la vista de Tobi ya no toca Constanza debido a su profundo fracaso cuando se demostro el Auge, Caida del Conciliarismo asi como la indestructible Sucesion Apostolica en la Sede Papal,ahora toca la Sucesion Apostolica desde los primeros Dias, llego la hora de ser mas activo en demostrar sus mentiras. Empezemos pues con un humilde trabajo de su servidor.
I. La Sucesion Apostolica. Luego de los Apostoles.
A partir del año 66 d.C. las tres figuras más conocidas de la Iglesia primitiva (Santiago, Pedro y Pablo) ya han muerto como mártires. En este último tercio del siglo 1, más que conocer nuevos nombres de "varones apostólicos", éstos se cubren bajo el manto de los apóstoles ya desaparecidos, de ahí la nomenclatura de período "subapostólico", en su libro
La Iglesia de los Hechos, Madrid 1989; R. E. Brown nos dice:
En definitiva, el testimonio cristiano del período subapostólico se convierte en menos misionero y móvil, y más pastoral y estable para consolidar las iglesias constituidas en el período apostólico anterior, la desaparición de los grandes apóstoles, la destrucción de Jerusalén y la creciente separación del judaísmo produjo varias reacciones en los cristianos del período sub y posapostólico que configuraron los elementos base de la eclesiología naciente en una institución eclesial ya regularizada, que se dibuja en tres etapas en la misma literatura paulina.
Pero antes de eso, los Apóstoles la necesidad de designar colaboradores para las tareas que surgían en la comunidad, y así poder quedar libres para la predicación (Hechos 6, 2 ss.; 8, 5). Fueron elegidos para el Diaconado siete miembros de la comunidad, a quienes los Apóstoles confiaron este oficio por medio de la imposición de manos (Hechos 6, 5 s.). Los siete, como se deduce de las actividades posteriores de Esteban y Felipe, no sólo debían servir a los pobres, sino ejercitar también el ministerio de la palabra. En la primitiva comunidad también existían los Presbíteros, como se deduce de su mención ocasional (Hechos 11, 30; 15, 2 ss.; 21, 18). Ellos se encargaron de la colecta de los cristianos de Antioquia y participaron en el concilio de los Apóstoles (Hechos 15, 2.6.22.24)
Así pues la desaparición de la generación apostólica creó de forma especial una situación totalmente nueva para la Iglesia que, de acuerdo con el principio de la
"tradición por sucesión" (la famosa fórmula de IRENEO, Adv. Haer. III, 3.1), la obligó paulatinamente a encontrar "sucesores" del particular "ministerio" que ejercían los apóstoles. Esta transición entre el período apostólico y el período sub y post-apostólico se hizo de forma relevante con la ayuda de la función de la episcopé. Las comunidades locales sub y post-apostólicas experimentaron la necesidad primera de consolidarse en un "lugar" y de mantenerse en la "catolicidad" de la Iglesia una. Esta misión,
este ministerio, fue asumido por aquellos que sucedían a los apóstoles en su particular episcopé, se llamaran obispos o presbíteros, tal como se manifiesta en Tit 1,7-11 y ITim 3,1-7, así como en la 1 Clem. de finales del siglo I d.C. En el libro
Das jrühe Christenturn nach den Traditionen der Apostelgesehichte G. LONEMANN nos dice
"la Iglesia Primitiva sobrevivio gracias a la Sucesion Apostolica, en esa sucesion de obispos y presbiteros esta el germen de la expansion y universalidadl de Cristianismo, desde Jerusalen hasta Roma, nuevos lideres surgian alimentados por la Fe Cristiana y legitimados por la imposicion de manos."
Asi pues surgen figuras notables: San Clemente el Romano, San Ignacio de Antioquia, y San Ireneo quienes a continuacion en sus palabras no hablan de Sucesion Apostolica:
Y también nuestros apóstoles conocieron por nuestro Señor Jesucristo que habría de haber emulación por el episcopado. Por esta razón, con pleno conocimiento de lo que había de suceder, establecieron a los susodichos y dieron para lo sucesivo la norma de que cuando ellos murieran, otros hombres probados les sucedieran en el ministerio. Así pues, los hombres establecidos por ellos, o después por otros varones eximios, en comunidad de sentimientos con toda la Iglesia; hombres que han servido irreprochablemente al rebaño de Cristo con espíritu de humildad, pacífica y desinteresadamente; que durante mucho tiempo han gozado de la aprobación de todos; estos hombres creemos que en justicia no pueden ser apartados de su ministerio.
San Clemente el Romano, año 97 DC. Carta a los Corintios, 42 y 44.
“Porque vosotros todos debéis seguir al obispo, al modo como Jesucristo sigue al Padre, y debéis seguir a los presbíteros como seguiríais a los Apóstoles. Que nadie haga ninguna cosa que sea importante con respecto a la iglesia sin el obispo. Considerar como válida sólo aquella eucaristía que es celebrada por el obispo, o por uno que él designe. Que la gente se reúna allí donde haya un obispo, al modo como la iglesia católica está allí donde está Cristo. Y tampoco se permite bautizar sin el obispo, o celebrar el ágape; pero cualquier cosa que el obispo apruebe, eso será grato a Dios, de modo que lo que se haga así será válido y seguro.”
San Ignacio de Antioquia año 100 DC. a los de Esmirna 8,1-2.
En efecto, los apóstoles (Pedro y Pablo), habiendo fundado y edificado esta Iglesia, entregaron a Lino el cargo episcopal de su administración; y de este Lino hace mención Pablo en la carta a Timoteo. A él le sucedió Anacleto, y después de éste, en el tercer lugar a partir de los apóstoles, cayó en suerte el episcopado a Clemente, el cual había visto a los mismos apóstoles, y había conversado con ellos; y no era el único en esta situación, sino que todavía resonaba la predicación de los apóstoles, y tenia la tradición ante los ojos, ya que sobrevivían todavía muchos que habían sido enseñados por los apóstoles. En tiempo de este Clemente, surgió una no pequeña disensión entre los hermanos de Corinto, y la Iglesia de Roma envió a los de Corinto un escrito muy adecuado para reducirlos a la paz y para restaurar su fe y dar a conocer la tradición que hacía poco habían recibido de los apóstoles, a saber, que hay un solo Dios todopoderoso, creador del cielo y de la tierra, creador del hombre, que causó el diluvio y llamó a Abraham, que sacó a su pueblo de Egipto, habló a Moisés, estableció la ley, envió a los profetas y «preparó el fuego para el diablo y para sus ángeles» (Mt 25, 41). Que este Dios es predicado por las Iglesias como el Padre de nuestro Señor Jesucristo, pueden comprobarlo a partir de este mismo escrito los que quieran. Asimismo pueden conocer en él cuál es la tradición apostólica de la Iglesia, ya que esta carta es más antigua que los que ahora enseñan falsamente e inventan un segundo Dios por encima del creador y hacedor de nuestro universo.
A Clemente sucedió Evaristo. y a éste Alejandro. Luego, en el sexto lugar a partir de los apóstoles, fue nombrado Xisto, y después de éste Telesforo, que tuvo un martirio gloriosisimo. Luego, Higinio; luego, Pío, y luego Aniceto; y habiendo Sotero sucedido a Aniceto, ahora, en el duodécimo lugar después de los apóstoles, ocupa el cargo episcopal Eleuterio. Según este orden y esta sucesión, la tradición de la Iglesia que arranca de los apóstoles y la predicación de la verdad han llegado hasta nosotros. Esta es una prueba suficientísima de que una fe idéntica y vivificadora se ha conservado y se ha transmitido dentro de la verdad en la Iglesia desde los apóstoles hasta nosotros
San Ireneo de Lyon, año 190 DC. Tratado contra las Herejias. III,3,3
Continuara...