Sigamos
Despues, Pedro, como cada uno de los Apóstoles, ejerce su ministerio universal, itinerante, que está por encima del que desarrollan las Iglesias locales que ellos, los aApóstoles, fundan y visitan, instruyen y organizan. Ellos, por encima de las iglesias, son, sin embargo, el fundamento único de toda comunidad cristiana, porque sobre ellos se funda la Iglesia Universal de todos los tiempos: "Edificados sobre el fundamento de los Apóstoles y prefetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo..." (Efes 2:20)
La apologética católico-romana saca conclusiones completamente infundadas de esta samblea de Jerusalén. Visto el papel importante que, como testigo, tuvo Pedro en la misma (y dando por supuesto que Pedro fue obispo y el primer papa), afirma que allí fue reconocido y actuó como vicario de Cristo y jefe supremo de la Iglesia Universal. Sin embargo, he demostrado que Pedro no actuó como Primado, a la manera como lo entienden los romanistas. No convocó, ni presidió, ni confirmó el Concilio. La convocatoria fue iniciativa de la Iglesia de Antioquía; la presidencia y la confirmación estuvieron a cargo de Santiago. (que ni siquiera era apóstol) Pedro y Pablo intervinieron como tstigos. Santiago desempeñó sus funciones de ministro de la iglesia local de Jerusalén, a la cual había sido elevada la consulta. El error catolico-romano que, como en otros tantos puntos de su eclesiología, parte del falso supuesto de que los Apóstoles ejercieron funciones episcopales en el desempeño de su ministerio especial, confundiendo episcopado con apostolado, dos funciones netamente distintas y diferenciadas en la enseñanza del NUevo Testamento. Por esto, no pueden entender que al reconocer la presidencia y la confirmación de la asamblea a Santiago, no por ello disminuye la autoridad apostólica de Pedro, como tampoco disminuye la de Pablo. Al contrario, permanece intacta, pero al mismo tiempo se pone de manifiesto la manera normal como deberá ejercerse en la Iglesia de los siglos futuros toda cuestión que ataña a su vida, como pueblo de Dios sometido a la Palabra divina.
Continuará