ES LA IGLESIA CATÓLICA ROMANA EL FUNDAMENTO DE LA VERDAD O ES CRISTO
Por Heriberto Brugger
Cierto joven católico militante, muy confundido en cuanto al Camino de la Verdad de Dios, afirmó, basándose en 1ª Timoteo 3:15, que la iglesia (católica) es el fundamento de la verdad, y no La Biblia.
Algunas versiones modernas, entre ellas la NVI, parecen darle la razón, pero, como sabemos, esas versiones poco confiables se basan en traducciones manipuladas y mutiladas por ocultistas y enemigos de la causa de Cristo, por lo que no debemos ser ingenuos a la hora de otorgarles algún crédito.
Veamos cómo presenta la NVI el texto en cuestión, compartido con otras versiones modernas, incluyendo algunas católicas:
Aunque espero ir pronto a verte, escribo estas instrucciones para que,
si me retraso, sepas cómo hay que portarse en la casa de Dios, que es la iglesia del Dios viviente, columna y fundamento de la verdad.
Por su parte, la RV 1960 traduce:
“Esto te escribo, aunque tengo la esperanza de ir pronto a verte, para que si tardo, sepas cómo debes conducirte en la casa de Dios, que es la iglesia del Dios viviente, columna y baluarte de la verdad. (1ªTi 3:14/15)
Consideremos aquí que no es lo mismo “fundamento” que “baluarte”. La iglesia no es el “fundamento” de la verdad, ni tiene la posibilidad de serlo, “Porque nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es Jesucristo.” (1ª Co 3:11) Él Señor mismo declaró: “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre sino por mí (Juan 14:6)
El vocablo griego “εδραιωμα”, que algunas versiones señalan como “fundamento”, en realidad significa “consolidación” que según el diccionario de la lengua española de la RAE significa “Convertir algo en definitivo y estable” “Asegurar del todo, afianzar algo más y más. Este significado se adapta perfectamente al vocablo “baluarte”, una fortificación de “Amparo y defensa” unida al muro que protegía antiguas ciudades.
Entonces la iglesia del Dios viviente, es columna de la verdad, construida sobre un único fundamento, como un elemento intermedio de sostén de una estructura más alta.
Y como baluarte debe rechazar los embates del enemigo contra la Verdad. De allí nuestro cuidado contra las versiones que modifican y mutilan la Palabra de Dios, inspirada por el Espíritu Santo, perfecta, inerrable e inmutable, de modo que ningún hijo de Adán se puede arrogar el derecho de modificar, adaptar, ni quitar absolutamente nada.
La fe (referida al conjunto de enseñanzas o doctrinas bíblicas) fue una vez dada a los santos, es decir, una vez para siempre, a los creyentes, y nada se debe agregar ni quitar a lo que está escrito. “Amados, por la gran solicitud que tenía de escribiros acerca de nuestra común salvación, me ha sido necesario escribiros exhortándoos que contendáis ardientemente por la fe que ha sido una vez dada a los santos." (Judas 1:3)
Es inadmisible que en aras de la modernidad del lenguaje y, forzoso es admitirlo, del negocio editorial, se estén publicando ediciones de Biblias adulteradas, sobre la base de versiones efectuadas por “expertos” lingüistas incrédulos, que practicaron el ocultismo, por más que exhibieran sus títulos de “teólogos” como impropios sinónimos de “creyentes” redimidos por la sangre del Señor Jesucristo.
Las Escrituras les fueron una vez dadas a los santos, es decir a los verdaderos creyentes espirituales, no a los meros profesantes que no perciben las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para ellos son locura, y no las pueden entender, porque se han de discernir espiritualmente. Se trata de la acción del Espíritu Santo que mora en los hijos de Dios, no de los espíritus satánicos invocados por los ocultistas que se disfrazan y se infiltran en los círculos “cristianos” para “renovar” las Escrituras y adaptarlas al misterio de la iniquidad.
La iglesia de Cristo se sujeta y obedece a las Escrituras sin cambiar su mensaje, y nunca al revés. Menos aún para modificar lo que está escrito para hacerlo “políticamente correcto” a los caprichos de la humanidad pervertida.
Hermanos:
Es interesante observar que en el idioma griego la expresión "cómo debes conducirte en la casa de Dios" sería en realidad "cómo debes ser conducido". Si esto es así, (apelo a los estudiosos del griego) hay un aspecto importante a considerar: La iglesia no debe ser conducida por los hombres, sino que los hombres deben ser conducidos por Cristo, Cabeza de la Iglesia, a través de la guía del l Espíritu Santo, para llevar a cabo la Obra y los propósitos de Dios. Por esto mismo, la Palabra de Dios debe ser escudriñada y obedecida, no modificada a causa de los intereses de viles mortales, que en función de los títulos que ostentan, presumen tener autoridad para manipular el texto divino, con inconfesables fines.
1Pe 1:10 "Los profetas que profetizaron de la gracia destinada a vosotros, inquirieron y diligentemente indagaron acerca de esta salvación,
1Pe 1:11 escudriñando qué persona y qué tiempo indicaba el Espíritu de Cristo que estaba en ellos, el cual anunciaba de antemano los sufrimientos de Cristo, y las glorias que vendrían tras ellos.
1Pe 1:12 A éstos se les reveló que no para sí mismos, sino para nosotros, administraban las cosas que ahora os son anunciadas por los que os han predicado el evangelio por el Espíritu Santo enviado del cielo; cosas en las cuales anhelan mirar los ángeles.
Ni los profetas inspirados por el Espíritu Santo se atrevieron a alterar lo que les fue revelado. Simplemente administraban lo que recibieron para nosostros. Y es exactamente lo que debemos anunciar ahora, sin cambios ni adaptaciones para que aparezca como políticamente correcto a satisfacción de los enemigos de la cruz de Cristo.
Dios nos guarde de los ministros de satanás, que se disfrazan como ministros de justicia y promueven la alteración de las Escrituras.
Heriberto