EL CATOLICISMO ROMANO: UN CAMINO HACIA EL INFIERNO.

Lamentablemente, lo que comenzó como un intento de reforma dentro de la iglesia católica terminó siendo una rebelión y separación.
Yo hago una comparación, y la he hecho muchas veces, que resulta odiosa para algunos:

Los Heresiarcas reformadores son al Papa y al clero, lo que Coré fué al liderazgo de Moisés y Aarón (Números 16)

Numeros 16
3 Y se juntaron contra Moisés y Aarón, y les dijeron: «¡Basta ya de ustedes! Porque toda la congregación, todos ellos son santos, y el Señor está en medio de ellos. ¿Por qué, entonces, ustedes se levantan por encima de la asamblea del Señor?».

3 Y se juntaron contra El Papa y los sacerdotes, y les dijeron: «¡Basta ya de ustedes! Porque toda la congregación, todos ellos son santos, y el Señor está en medio de ellos. ¿Por qué, entonces, ustedes se levantan por encima de la asamblea del Señor?».


Propugnan que todos somos iguales para despreciar el ministerio Petrino, y el SEÑOR les invita burlonamente a que todos "los dignos" levanten sus respectivos incensarios. Ya sabes como termina la historia.

No hay nada nuevo bajo el sol, satanás recicla su historia de rebelión cada tanto.
 
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El fundamento que pone Jesucristo dice lo siguiente, “Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura. El que crea y sea bautizado será salvo; pero el que no crea será condenado” (Mc 16:16). Con mis propios ojos yo leo las palabras literales, “será salvo,” y tú dices que no dice eso, lo cual viene siendo un insulto a la inteligencia. Por esa razón es difícil tomarte en serio.
El fundamento que puso Cristo NO apoya la doctrina romanista. El mismo verso dice que la condenación cae sobre el que no cree y no sobre el que no se bautiza. Además, si la interpretación católica fuera correcta, la Biblia se estaría contradiciendo en otros puntos donde se deja claro que lo que salva es la fe y no el bautismo. El bautismo es una ordenanza que hay que cumplir en obediencia como una señal visible de que ya recibimos la salvación y la gracia de Dios. Te aferras a un único versículo porque ya te diste cuenta que no puedes usar otros.

Muéstrame un texto que diga literalmente que el bautismo es necesario para la salvación o uno que diga que hay condenación para el que no se bautiza.

Tu "Eucaristía" también queda expuesta como una farsa puesto que en ninguna parte de la Biblia se encuentra que hay condenación para el que no celebre esa "Eucaristía".

Y el hermano Daniel Sapia demostró que el bautismo no salva en un artículo de su sitio Conocereis la Verdad:

No puedo evitar pensar que si en «el acto de bautizar es cuando el Espíritu Santo limpia el pecado y nos regenera...» (como los defensores de esa doctrina Católica afirman), o sea, que bautizando con agua (acto) se purifica, santifica y justifica a la persona.. ¿porqué no colocan grandes piletas en las cárceles y regeneran espiritualmente DE UNA a todos los presos y delincuentes del planeta, cuyos padres son católicos confesos?

Para esquivar el cuestionamiento, no sería raro que luego afirmen que en realidad no es el elemento líquido el que obra la regeneración, sino «el Espíritu Santo que lo hace por medio de ese signo visible». Pero entonces ¿acaso no se estarían condicionando al Espíritu Santo para que actúe al momento de la inmersión o aspersión misma, otorgándole atributos al acto-rito mismo? Yo sinceramente no veo que el atributo otorgado al mero rito cambie en algo a causa de considerar la última acotación. En el caso de un bebé recién nacido no es él mismo el que decide tomar el bautismo, sino que son sus padres, confesos y devotos, y la regeneración se produciría en el propio acto, por medio del signo visible, pero obrada por el Espíritu Santo. Nuevamente, si así fuera, entonces deberían acudir los padres de los presos en las cárceles que están sus hijos, padres confesos y devotos, y mientras les dicen a los presos que se metan en la pileta para refrescarse (o más sencillo aún, mientras los rocían con mangueras), un ministro católico "invocaría el poder del Espíritu para regeneración espiritual".

- El bebé no participó en el consentimiento del acto. El preso tampoco.

- El bebé no sabe lo que sucederá en esferas espirituales. El preso tampoco.

- Los padres del bebé son católicos confesos. Los del preso también.

- Los padres del bebé portan las mejores intenciones. Los del preso también.

- El ministro católico del rito es legalmente ordenado en ambos casos...

- .. y en ambos casos se utiliza agua como signo visible.

¿Por qué, entonces, debo suponer eficaz la regeneración espiritual del niño recién nacido, si ante idénticas circunstancias no se aprecia en el convicto? (Pregunta del millón que no responden los romanistas)

Fuente: https://www.conocereislaverdad.org/bautismodeninos.htm

Pierdes.
 
El fundamento que puso Cristo NO apoya la doctrina romanista. El mismo verso dice que la condenación cae sobre el que no cree y no sobre el que no se bautiza.
Las palabras “la condenación no cae sobre el que no se bautiza” no se leen.

Marcos 16
15 Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura. 16 El que crea y sea bautizado será salvo; pero el que no crea será condenado
 
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El bautismo es una ordenanza que hay que cumplir en obediencia como una señal visible de que ya recibimos la salvación y la gracia de Dios.
El bautismo de ustedes es tan sólo una ordenanza sin mayor valor espiritual. Eso ya lo comprendí.
 
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Te aferras a un único versículo porque ya te diste cuenta que no puedes usar otros.
Marcos 16
:eltrato:

15 Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura. 16 El que crea y sea bautizado será salvo; pero el que no crea será condenado.
 
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Te aferras a un único versículo porque ya te diste cuenta que no puedes usar otros.
Juan 3
5 Jesús respondió: En verdad, en verdad te digo que el que no nace de agua y del Espíritu no puede entrar en el reino de Dios.
:latigazo:
 
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Juan 3
5 Jesús respondió: En verdad, en verdad te digo que el que no nace de agua y del Espíritu no puede entrar en el reino de Dios.
Eso ya te lo explicaron aquí:


Y en el mismo verso 16 dice que la condenación cae sobre el que no cree y no sobre el que no se bautiza.

El bautismo de ustedes es tan sólo una ordenanza sin mayor valor espiritual. Eso ya lo comprendí.
El bautismo de todos es así. Si algún católico se llega a salvar (algo que se ve difícil) será por la fe en Cristo y no por el bautismo. El hermano Daniel Sapia con el ejemplo que puso de los presos en las cárceles demostró que el bautismo católico no tiene el efecto que menciona el catecismo de la ICAR.


Las palabras “la condenación no cae sobre el que no se bautiza” no se leen.
Claro que se leen. El mismo verso 16 deja claro que la condenación cae sobre el que no cree y no sobre el que no se bautiza. Juan 3:18 y Juan 3:36 no mencionan el bautismo pero sí la fe. El NT hace énfasis en la fe como el requisito para la salvación, pero pocas veces menciona al bautismo. La fe se menciona más que el bautismo y con eso se entiende que el bautismo sólo es una ordenanza

Y tu "Eucaristía" es otra cosa que, al igual que el bautismo católico, no sirve para nada.

Pierdes.
 
El fundamento que puso Cristo NO apoya la doctrina romanista. El mismo verso dice que la condenación cae sobre el que no cree y no sobre el que no se bautiza. Además, si la interpretación católica fuera correcta, la Biblia se estaría contradiciendo en otros puntos donde se deja claro que lo que salva es la fe y no el bautismo. El bautismo es una ordenanza que hay que cumplir en obediencia como una señal visible de que ya recibimos la salvación y la gracia de Dios. Te aferras a un único versículo porque ya te diste cuenta que no puedes usar otros.

Muéstrame un texto que diga literalmente que el bautismo es necesario para la salvación o uno que diga que hay condenación para el que no se bautiza.

Tu "Eucaristía" también queda expuesta como una farsa puesto que en ninguna parte de la Biblia se encuentra que hay condenación para el que no celebre esa "Eucaristía".

Y el hermano Daniel Sapia demostró que el bautismo no salva en un artículo de su sitio Conocereis la Verdad:


No puedo evitar pensar que si en «el acto de bautizar es cuando el Espíritu Santo limpia el pecado y nos regenera...» (como los defensores de esa doctrina Católica afirman), o sea, que bautizando con agua (acto) se purifica, santifica y justifica a la persona.. ¿porqué no colocan grandes piletas en las cárceles y regeneran espiritualmente DE UNA a todos los presos y delincuentes del planeta, cuyos padres son católicos confesos?

Para esquivar el cuestionamiento, no sería raro que luego afirmen que en realidad no es el elemento líquido el que obra la regeneración, sino «el Espíritu Santo que lo hace por medio de ese signo visible». Pero entonces ¿acaso no se estarían condicionando al Espíritu Santo para que actúe al momento de la inmersión o aspersión misma, otorgándole atributos al acto-rito mismo? Yo sinceramente no veo que el atributo otorgado al mero rito cambie en algo a causa de considerar la última acotación. En el caso de un bebé recién nacido no es él mismo el que decide tomar el bautismo, sino que son sus padres, confesos y devotos, y la regeneración se produciría en el propio acto, por medio del signo visible, pero obrada por el Espíritu Santo. Nuevamente, si así fuera, entonces deberían acudir los padres de los presos en las cárceles que están sus hijos, padres confesos y devotos, y mientras les dicen a los presos que se metan en la pileta para refrescarse (o más sencillo aún, mientras los rocían con mangueras), un ministro católico "invocaría el poder del Espíritu para regeneración espiritual".

- El bebé no participó en el consentimiento del acto. El preso tampoco.

- El bebé no sabe lo que sucederá en esferas espirituales. El preso tampoco.

- Los padres del bebé son católicos confesos. Los del preso también.

- Los padres del bebé portan las mejores intenciones. Los del preso también.

- El ministro católico del rito es legalmente ordenado en ambos casos...

- .. y en ambos casos se utiliza agua como signo visible.

¿Por qué, entonces, debo suponer eficaz la regeneración espiritual del niño recién nacido, si ante idénticas circunstancias no se aprecia en el convicto? (
Pregunta del millón que no responden los romanistas)

Fuente: https://www.conocereislaverdad.org/bautismodeninos.htm

Pierdes.
Vamos a ver, señor/a mundano/a,

El texto dice que hay que bautizarse y creer.

Las dos cosas.

Son las dos cosas.

La matización de no creer y bautizarse es evidente que no tiene sentido.

Ahora bien, si una familia (seno de familia) quiere bautizar un niño con dos años no garantiza que el niño sea creyente. Pero el seno de la familia puede ser una garantía. El tiempo lo dirá. Luego está la confirmación cuando se es adolescente.

El protestante no es mejor que el catolico.

Hay solo una cristiandad.
 
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Eso ya te lo explicaron aquí:



Y en el mismo verso 16 dice que la condenación cae sobre el que no cree y no sobre el que no se bautiza


El bautismo de todos es así. Si algún católico se llega a salvar (algo que se ve difícil) será por la fe en Cristo y no por el bautismo. El hermano Daniel Sapia con el ejemplo que puso de los presos en las cárceles demostró que el bautismo católico no tiene el efecto que menciona el catecismo de la ICAR.



Claro que se leen. El mismo verso 16 deja claro que la condenación cae sobre el que no cree y no sobre el que no se bautiza. Juan 3:18 y Juan 3:36 no mencionan el bautismo pero sí la fe. El NT hace énfasis en la fe como el requisito para la salvación, pero pocas veces menciona al bautismo. La fe se menciona más que el bautismo y con eso se entiende que el bautismo sólo es una ordenanza

Y tu "Eucaristía" es otra cosa que, al igual que el bautismo católico, no sirve para nada.

Pierdes.
Marcos 16
15 Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura. 16 👉El que crea y sea bautizado será salvo; pero el que no crea será condenado.👈

Juan 3
5 Jesús respondió: En verdad, en verdad te digo que 👉el que no nace de agua y del Espíritu no puede entrar en el reino de Dios.👈
 
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Pastor evangélico salteño irá a juicio por abuso sexual contra tres fieles del culto

El hombre, pastor de la Iglesia Cristiana Los Elegidos de Jehová, está acusado por los delitos de abuso sexual con acceso carnal agravado y abuso sexual simple agravado por ser el autor ministro de culto continuado en perjuicio de tres mujeres.

 
Buenos dias.

Aqui tenemos a un Abrahán moderno, sacrificó a su único hijo porque DIOS se lo pidió:

Un sacerdote evangélico mató a su hijo por un «pedido de Dios»

La comunidad dijo que el pastor había escuchado la voz de Dios instándolo a hacer sacrificio para ser poderoso.


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Aqui tenemos a un Abrahán moderno, sacrificó a su único hijo porque DIOS se lo pidió:
Un sacerdote evangélico de la República del Congo

Es una noticia falseada.

Los sacerdotes en África pertenecen al catolicismo romano.

Le agregaron la palabra "evangélico" para tapar el homosexualismo de Bergoglio:

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EL DE BARBA ES EL MACHO​
 
Un sacerdote evangélico de la República del Congo

Es una noticia falseada.

Los sacerdotes en África pertenecen al catolicismo romano.

Le agregaron la palabra "evangélico" para tapar el homosexualismo de Bergoglio:

Ver el archivo adjunto 3322654

EL DE BARBA ES EL MACHO​
Con hijo y todo, un sacerdote.

 
Última edición:
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JUDICIALES

Piden 15 años de prisión de sacerdote abusador​


En el juicio que se le sigue al religioso por los abusos sexuales contra dos monjas en un convento del barrio porteño de Nuñez, la Fiscalía solicitó esas penas, haciendo hincapié en los hechos denunciados y en el sometimiento de las víctimas

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Publicado hace
1 semana
#
30.10.2022
@
Redacción
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El sacerdote Manuel Fernando Pascual, quien se encuentra acusado por los abuso sexuales de dos religiosas que pertenecían a su congregación, podría ser condenado a la pena de 15 años de prisión efectiva, tal lo solicitado en su alegato por el fiscal Andrés Madrea ante el Tribunal Oral Criminal Nro. 3.
En la acusación, se consideró al cura, de 67 años, como autor del delito de “abuso sexual gravemente ultrajante”, por los episodios ocurridos entre 2012 y 2016 en la comunidad de las Hermanas de San José, ubicada en la calle Ernesto Bavio al 2800 del barrio porteño de Nuñez.
Además de estas imputaciones, se habrían registrado otras situaciones de abuso sexual en el lugar denominado “La Ermita”, donde se llevaban a cabo retiros espirituales. Sobre el sacerdote Pascual también hay sospechas, en relación a antecedentes por hechos similares, registrados desde la década del `80 en adelante.
Este debate, que se inició en el último mes de marzo y en el que interviene la Unidad Fiscal Especializada en Violencia contra las Mujeres (UFEM), entró en su etapa final. Durante su alegato, el fiscal Madrea sostuvo que el acusado debe ser condenado a 15 años de prisión efectiva, por lo que se pide su inmediata detención, por los abusos sexuales, agravados por ser ultrajantes, con acceso carnal, cometidos de manera continuada y ser ejecutados por un ministro de culto.
“Pascual abusó sexualmente de las víctimas aprovechándose de la situación de vulnerabilidad que tenían ambas y utilizando la autoridad -de todo tipo- que ejercía, lo que les impedía a las mujeres rebelarse y consentir libremente. En ese contexto, soportaron las intromisiones sexuales a lo largo del tiempo, aún en medio de la “confesión” sacramental e incluso durante una celebración o un rezo”, se indicó.
De acuerdo a la imputación, este sacerdote “se habría valido de su rol de confesor y guía espiritual para primero obtener la plena confianza de las religiosas, manipularlas después para «aceptar su amor como algo sagrado» o forzar el contacto para no echarlas y luego avanzar en las maniobras abusivas”.
Y en tal sentido, las mujeres contaron que las “confesaba y las absolvía de sus pecados” durante esas situaciones, marcaron también que hablaba de “sanarlas” de sus heridas, de practicar su sexualidad para conocerse y las convencía de que debían “dejarse querer” por él.
Además, se resaltó también los testimonios de más de 12 personas que relataron hechos de abusos sexuales muy similares, algunos que se remontan incluso a finales de la década de 1980. Los que pertenecen a mujeres de otras congregaciones que aún son religiosas y otras que debieron dejar su vocación al tener que atravesar ese tipo de situaciones
 

Va a juicio un sacerdote denunciado por supuestos abusos a un joven entrerriano​


5 de Octubre de 2022 - 07:48
JUDICIALES

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El cura carapintada José Miguel Padilla, superior de la Fraternidad de Belén y responsable del colegio secundario Nuestra Señora de Luján, de intendente Alvear, en la provincia de La Pampa, denunciado en la Justicia por abusos por un exseminarista entrerriano, irá a juicio oral.
El juicio se llevará a cabo durante cinco jornadas y ya fue programado para que comience el 12 de diciembre y que finalice el 16 del mismo mes. La jueza de audiencia de juicio, María José Gianinetto, será la encargada de coordinar el debate y dictar sentencia. La fiscala de Género Ana Laura Ruffini, quedó a cargo de la acusación, luego que su par, Ivana Hernández, quien llevó adelante toda la investigación dejara el cargo para subrogar un Juzgado Federal en Salta.
A mediados de octubre de 2019 Vicente Suárez Wollert contó de los abusos a través de un hilo en la red social Twitter. Había sido seminarista en la Fraternidad de Belén pero no pudo seguir la carrera eclesiástica: soportó los abusos del superior. Días después de contar los hechos, aquella historia se transformó en un expediente judicial en el Ministerio Público Fiscal de General Pico, La Pampa.
“Fue un proceso que llevó bastantes años; de guardar este secreto por muchos años y de estar al pendiente todos los días de que alguien hable. Incluso estando dentro de la vida religiosa me acercaba a mirar las noticias, a poner el nombre (de Padilla) en el buscador para ver si alguien se había animado a hablar”, contó Entre Ríos Ahora.
Primero conoció a El Ángel Guardián.
Era un Guardián. Se verá después qué tan poco tenía de Ángel.
Lo primero que le dijo El Guardián fue: «Mi misión será acompañarlo en sus primeros pasos en la vida de la comunidad, hermano. Es hasta que se acostumbre, pero estoy seguro que pronto podrá adaptarse y guiar a otros que se sumen a nuestra fraternidad».
Lo segundo fue más intimidatorio: «Trate de hablar poco y de vigilar la custodia de los ojos, esto es, mirar siempre al suelo y no a los ojos excepto al padre superior».
No sabía entonces lo que al final ocurriría con el padre superior.
Vicente Suárez Wollert había dejado su ciudad, Santa Elena, para vivir la vida monacal. Se trasladó a La Pampa, con los frailes Capuchinos Recoletos. Tenía 19 años.
«Piense -le recomendó el Guardián- que Dios le está mirando. Su trabajo va ser la lavandería: por día cada hermano le traerá su ropa, la lavará, tenderá, doblará sin planchar, porque no es necesario en nuestra vida de pobreza, y dejará en la puerta de cada celda. A media mañana, puede tomar un café y regresa a su trabajo, pero siempre en silencio. Rece el Rosario mentalmente para coronar a Nuestra Señora con los cinco Rosarios al día».
Los Capuchinos Recoletos llegaron a Intendente Alvear, en La Pampa, en año 2004 por pedido del entonces obispo Rinaldo Fidel Brédice. Tomaron a su cargo la parroquia y convento de la Inmaculada Concepción. Los frailes también tienen bajo su responsabilidad el Colegio Secundario Nuestra Señora de Luján.
Los Recoletos, que conformaron una versión dura y anclada en las viejas tradiciones del catolicismo, adoptaron el nombre de Fraternidad de Belén, y en sus estatutos dejan en claro su perfil: “Los miembros de esta fraternidad se proponen ante todo buscar la perfección de la caridad, es decir tender fervientemente a la santidad de vida para la mayor Gloria de Dios, de acuerdo a la espiritualidad franciscano capuchina, acentuando la sublime Cátedra de Belén, como camino de recolección”. Tienen tres casas religiosas. Una, en Intendente Alvear, La Pampa. Allí llegó Vicente Suárez Wollert con la pretensión de hacerse monje.
Nunca lo consiguió. Allí fue abusado por uno de los superiores, el padre fundador.
Vicente Suárez Wollert lo contó públicamente en su cuenta de Twitter. Después, aceptó una entrevista en el programa Puro Cuento (Radio Costa Paraná 88.1).
Ahora tiene 24 años y busca entender qué fue lo que le pasó en la casa de Dios.
El llamado del padre fundador
Todo empezó con aquel llamado del superior del convento Inmaculada Concepción, en Intendente Alvear, a 150 kilómetros al norte de Santa Rosa, La Pampa. La convivencia llevaba no más de tres meses y era el nuevo en aquel lugar. Lo sorprendió cierto trato privilegiado que empezó a tener. Pero no encontró nada extraordinario en eso. Hasta que sucedió todo lo que sucedió.
Un día el padre fundador pidió que fuera a su habitación.
Que debía medirle la presión arterial y ponerle crema en un tobillo, lastimado producto de una caída. Eso hizo: fue a su habitación, le midió la presión, le aplicó la pomada en el tobillo.
-Me dijo que nadie lo iba a hacer mejor que yo. Dije que sí, que iría, y pregunté si tenía que ir con mi Ángel Guardián, que me seguía a sol y a sombra. Me dijo que no, que tenía que ir solo. Fue ahí que pasó: primero dijo una serie de incoherencias, que uno tiene que compartir el alma. Esa frase siempre la decía para justificar las groserías que decía o cuando se propasaba. Hasta ahí no había contacto físico. Me empecé a ponerme nervioso. Intento salir de la habitación, pero el salta de la cama, me agarró de atrás, me besó el cuello y me dijo que yo era solamente de él. Me acuerdo las palabras justas que me dijo: «Ya te siento un poquito más mío». Pensé que estaba poniendo a prueba mi castidad. Cualquier cosa pensé, menos que la persona que estaba encargada de cuidarnos, iba a tener este tipo de intenciones.
-¿Qué rol cumplía ese sacerdote?
-Es el fundador de la congregación y el superior actual. No me animaba a contar esto, porque pensaba qué podía pasar. Pero ahora poco me importa lo que pase. Todo eso que pasó se lo conté al obispo (auxiliar de Santa Rosa) Luis Martin, a través de un correo que le envié. No me contestó. Le envié un segundo correo. Llamé al obispado. Además, este sacerdote, después de que salí del convento, consiguió mi número de teléfono y me envió una serie de mensajes. Hice captura de esos mensajes y se los envié al obispo, y no hubo una sola contestación.
El padre superior es el cura José Miguel Padilla. Es el mismo que en su rol de capellán del Ejercito acompañó, en 1988, el alzamiento carapintada contra el gobierno de Raúl Alfonsín. La primera chirinada tuvo lugar el 17 de abril de 1987 y se originó por la negativa del mayor Ernesto Barreiro a presentarse a declarar en la Justicia por delitos cometidos en la última dictadura. No hizo eso sino que se refugió en su regimiento, medida que fue acompañada desde Campo de Mayo por Aldo Rico.
En enero de 1988, cuando Rico fue llevado a la Justicia por aquel primer levantamiento, se produce el segundo movimiento carapintada, esta vez con el acompañamiento del capellán José Miguel Padilla.
En 2013, en Alvear, provincia de La Pampa, Padilla adquirió triste notoriedad por distribuir entre los alumnos del Instituto Nuestra Señora de Luján un material que contenía un feroz ataque a la presidenta de entonces, Cristina Fernández, por «no decir la verdad sobre la guerra contra la subversión llevada adelante por las Fuerzas Armadas» contra las «minorías rebeldes extremistas», enrostrándole al mismo gobierno nacional el hecho de «exaltar la gallardía de sus patéticos y deplorables protagonistas, hoy apañados».
También, por intentar desmentir «la historia oficial kirchnerista», que subraya que los indígenas masacrados durante la llamada «Conquista del Desierto» no eran originarios de este suelo, que eran «sanguinarios, cuatreros y extorsionadores». Y que esa actitud empobrecía el tesoro nacional.
Por ello, el material que el cura distribuyó en el colegio tildó de «monumental empresa» la llevada a cabo por el general Julio Argentino Roca en 1879 y difamó sin ruborizarse a quienes pretenden suplantar su nombre en calles o eliminar su imagen del billete de 100 pesos por la figura de Eva Perón, mujer que «no consiguió los logros» del militar.
Los abusos
En apariencia, los frailes viven con un regla estricta. La regla de San Francisco de Asís: «La oración y penitencia, el espíritu de reparación, la alegría de la radicalidad del Santo Evangelio, el decoro y fidelidad a las normas de la Iglesia en la celebraciones litúrgicas, la caridad fraterna, el silencio, son característica que queremos vivir.
Intentamos, con la gracia de Dios acentuar más el aspecto conventual y contemplativo. Usamos el santo hábito, como signo de nuestra consagración, pobreza y ruptura con el espíritu del mundo».
-Previo al desayuno, había oraciones cantadas. Amaba el canto gregoriano, pero me resultaba terriblemente denso tener que hacerlo sin desayunar, con frío y con luz baja para ´conservar el ambiente monacal´. El estómago me hacía ruidos vergonzosos, cabeceaba de sueño. Si cerraba los ojos como fingiendo meditar, me dormía. Las letras se me escapaban y no retenía nada en mi mente. Cantaba rock nacional en mi mente para mantenerme despierto. Los minutos para consumir un té negro sin azúcar eran contados y muy deprimentes. El superior hacía sonar una campana y si no terminaste, pues doble falta por no seguirle el ritmo a la comunidad y por desperdiciar la gracia del buen Dios. Una falta total al voto de pobreza.
Había poco tiempo, mucho silencio, bastante disciplina y ningún espejo en el convento. Un día, lo encontró el superior husmeando su aspecto en el reflejo de un vidrio de la biblioteca.
Lo prohibido.
-No había espejos, por lo que no supe en mucho tiempo cuál era mi aspecto. Me observé en el reflejo del vidrio de un estante de la biblioteca y por primera vez pensé que de verdad era una linda persona. Sobre mi hombro vi al superior de la comunidad observándome… ´Cagaste, Ruso. Vanidad´. Fingí estar retirando suciedad del vidrio, pero fue en vano. Se acercó, me recriminó tal acto de vanagloria y agregó: ´Y pensó bien, hermano Vicente. Usted es verdaderamente precioso´. Poco acostumbrado a recibir halagos y sorprendido, sin dudas, siempre esquivo a los mismos, lo tomé como una muestra de paciencia a mis torpezas. Seguidamente, me pidió que luego de las oraciones de la noche pasara por su celda -siempre inaccesible para la comunidad- a medirle la presión arterial y colocarle una pomada antinflamatoria en el tobillo como tratamiento a una caída bastante severa que le afectó esa parte del cuerpo. Lo tomé como una muestra increíble de confianza».
-¿Voy con mi ángel guardián?
-No, vaya usted solo.
Entonces empezó lo que nunca quiso que pasara.
-Debía atravesar un largo salón que usábamos para la catequesis, una puerta, otra puerta y la mirada fija para no pensar en la terrible fobia que le tenía por aquel entonces a la oscuridad. Golpeé la puerta. Pasé. El superior ya estaba sin su hábito. Era un hombre muy grande, de buen físico pese a estar entrado en años. Medí la presión, valores normales, también su pulso. Coloqué la pomada y apliqué calor según las indicaciones médicas. Sentí un leve quejido y le pedí disculpas», recuerda en su relato.
-A usted le perdono cualquier cosa, mientras sea solo mío -le dijo el superior en aquel momento.
«Quedé helado pensando por pocos segundos qué quiso decirme y una vez más fue el humor mi escapatoria: -Padre, creí que el voto de pobreza no le permitía tener nada como propio».
Entones, recuerda, el superior «lanzó una fuerte carcajada – de esas prohibidas por el manual de costumbres del convento – y rompió el Gran Silencio obligatorio al finalizar las oraciones, pero al menos me alegró verlo un poco más suelto, más humano. Sin embargo mi incomodidad era notoria».
-Relájese. Hay que saber compartir el alma.
El relato de Vicente sigue:
«Esa sería su frase recurrente y su mejor excusa a partir de entonces: compartir el alma. Aquella noche, mientras realizaba mi tarea, atinó a acariciarme un brazo y a preguntarme qué llevaba debajo de los hábitos. Ya temblaba. Al levantarme de la silla, despedirme y dar media vuelta, se levantó de un salto (¿Y el tobillo?) me abrazó por detrás, me besó el cuello y me dijo al oído:
-Mío, de nadie más, mío.
Quiso ignorar lo que sabía que había pasado. Pensó que lo estaba poniendo a prueba. Fingió que nada de lo que había pasado había fatalmente ocurrido. Se despidió:
-Santa noche, padre.
Ahora recuerda aquella situación traumática: «Esa noche no recé mis oraciones en la celda. Estaba triste. Me saqué los hábitos, caminé por el pasillo, utilicé el baño e intenté dormir. Dentro de la habitación donde fui a atender al sacerdote había una especie de mini capilla donde celebraba misas privadas ¿No pensó que el mismo lugar donde buscaba satisfacer sus pasiones más bajas estaba en la presencia de Dios? Lo más triste es que a pocos metros estaban mis papás, que habían ido – con mucho esfuerzo- a visitarme tan lejos. No podía hacer más que pensar en ellos. En buscar las palabras para decirles que me sacaran de allí cuanto antes. Nunca lo hice. Me invadían las preguntas, las dudas, los miedos. Trabé la puerta – algo también prohibido – por miedo a que aquella noche entrara en algún momento. ¿Me seguiría molestando? ¿Me va a echar si no le sigo la corriente? ¿ Será que solo buscó probarme? En algún momento logró vencerme el sueño y el cansancio, porque me despertó el repique de campanas indicando que comenzarían las oraciones».
El calvario en el convento no se detenía.
Así lo cuenta: «Por las noches, debía continuar las visitas a la habitación del cura. Esa noche fui con la esperanza de que le diera vergüenza lo que había hecho la noche anterior. Tomé una distancia tajante. Ni siquiera esbocé una sonrisa».
Pero el superior lascivo seguía con su acoso:
-Cada día lo siento un poquito más mío.
No respondí nada.
Se enojó. Y dijo, con gesto displicente:
-¿Ya vamos a mariconear, hermano Vicente? ¡Bueno, señorita, mueva las tetas, enfermera! ¡Que la tratan bien y se retoba!
Siguió con su acoso. Así lo cuenta: «Lloré. El se reía a carcajadas. Pensé en las costumbres del convento y el silencio y aquella prohibición que teníamos de llorar. Cada vez que me levantaba a tomar un elemento, atinaba a querer -criollamente hablando- tocarme el culo. Le pegué con el estetoscopio en la muñeca».
-Estás en pecado mortal por golpearme. Si querés seguimos pecando.
El padre fundador seguía acosándolo.
«Pensaba en el gran silencio y no respondí. Temblaba. Otra vez quería llorar. Mamá. Papá. ¿Por qué no les dije nada? Otro manotazo. Tomé las cosas y salí. Atropellé cuanto había a mi paso. Ni pensé siquiera en mi temor a la oscuridad. Mi celda, trabé la puerta. Me senté en el suelo: me salvé un día más. O eso creía cuando sonó la campana de la enfermería y tuve que salir corriendo: un hermano estaba con vómitos. Casi en simultáneo llegó el cura, indicándome que guarde silencio porque así lo establecían las reglas del convento. Cinismo puro».
-Usted -susurró, acariciándome la espalda- tiene una delicadeza especial con los enfermos. Por obediencia, queda a cargo de la enfermería.
Pensó. Puteó: «La puta que lo parió».
Lo escuchó al padre fundador decir una nueva orden para él:
-Necesitaría que me vuelva a tomar la presión. Lo espero en la celda.
«Junté coraje y fui, con la piel de gallina. Le mentí sobre sus valores de presión. Los exageré para que otro hermano se lo llevara al hospital, pero me llevaron a mí. Desde entonces, debía acompañarlo a todo lugar al que iba, soportar sus comentarios, sus alardes. Su falsa devoción, sus obscenidades, los manoteos, arrinconadas, a la par de sus reflexiones del sermón del domingo. Ver cómo la misma mano que daba la Eucaristía a los niños me hacía señas invitándome a coger. La misma boca que me absolvía en la confesión me afirmaba cuanto lo calentaba. Por obligación, yo era el favorito. Recibí antes los hábitos y me cambiaron el nombre por uno religioso: Matías de San José. Pero en el pueblo todos me conocían por Tato o simplemente Vicente. Mis papás me llamaron por teléfono al llegar a casa. Estaban bien, me extrañaban. Yo les dije también que todo estaba bien por allí. Se escuchaba un zumbido: desde alguna línea interna se escuchaban nuestras conversaciones. En las visitas siempre había un hermano más avanzado en años escuchando. Las cartas eran leídas antes de ser enviadas. Las recibidas, también. Las visitas, contadas. Las salidas, siempre justificadas y acompañados. Las costumbres del convento de las que hablo, muy claras: no cruzarse de piernas, no tutearse, no alzar la voz, no contar chistes, nombrar a Dios cada quince palabras aproximadamente (imposible), no hablar con mujeres que no sean de la familia. Siempre pensaba que tanta rigidez ocultaba serias patologías. De hecho, me tocaba soportar de parte de mi superior el desborde de tanta cosa reprimida, tanta devoción absurda, tanto hermetismo ridículo. Un día le dije que en la próxima visita del obispo le contaría la verdad. Otra vez la carcajada:
-Al obispo lo tenemos agarrado de acá (se sujetó a la altura de la ingle). Contale lo que quieras.
Agaché la cabeza, me mordí el labio inferior, apreté el rosario
Un día decidió dejar ese lugar. Y volvió a su pueblo, Santa Elena.
Ahora recuerda todo eso con más templanza, con cierta rabia, liviano.
Sabe que no fue el único abusado. Otros le han confesado estragos parecidos en el convento. Está decidido a contar lo que le ocurrió. Sólo que avanza con mesura.
-Esto no puede quedar en secreto de confesión, o en charlas privadas.
El padre superior de la Fraternidad e Belén es el cura José Miguel Padilla. Es el mismo que en su rol de capellán del Ejercito acompañó, en 1988, el alzamiento carapintada contra el gobierno de Raúl Alfonsín. La primera chirinada tuvo lugar el 17 de abril de 1987 y se originó por la negativa del mayor Ernesto Barreiro a presentarse a declarar en la Justicia por delitos cometidos en la última dictadura. No hizo eso sino que se refugió en su regimiento, medida que fue acompañada desde Campo de Mayo por Aldo Rico.
En enero de 1988, cuando Rico fue llevado a la Justicia por aquel primer levantamiento, se produce el segundo movimiento carapintada, esta vez con el acompañamiento del capellán José Miguel Padilla.
En 2013, en Alvear, provincia de La Pampa, Padilla adquirió triste notoriedad por distribuir entre los alumnos del Instituto Nuestra Señora de Luján un material que contenía un feroz ataque a la presidenta de entonces, Cristina Fernández, por «no decir la verdad sobre la guerra contra la subversión llevada adelante por las Fuerzas Armadas» contra las «minorías rebeldes extremistas», enrostrándole al mismo gobierno nacional el hecho de «exaltar la gallardía de sus patéticos y deplorables protagonistas, hoy apañados».
(Entre Ríos Ahora)
 
Publicado: 24 Octubre 2022
En Chumbicha
El sacerdote denunciado por estafa presentaría pruebas en la Justicia
Se trata de Lucas Segura Villagrán, quien fue acusado por una docente de estafa y defraudación pública-Diario de Catamarca
Chumbicha

En Chumbicha sigue el escándalo por la denuncia contra el cura párroco por presunta estafa. - eldiariodecatamarca.com.ar

Este lunes, el cura párroco de Chumbicha, se presentaría en la Justicia de Catamarca con toda la documentación probatoria, luego de la denuncia realizada por la directora del IES Sebastián Corpacci, Vanesa Ríos, por presunta estafa.
Según la acusación, el sacerdoteles habría cobrado $750 a los alumnos para pagar la luz, cuando el colegio estaría subvencionado. Allegados al párroco indicaron que este lunes se presentaría para probar que la denuncia es falsa.
El pasado viernes la docente radicó la denuncia en sede judicial por el supuesto delito de estafa genérica y defraudación en perjuicio a la administración pública, lo que motivó la inmediata reacción en Chumbicha y varios colegios públicos de gestión privada.
Según se pudo establecer, durante el fin de semana vecinos y alumnos se acercaron a la casa parroquial donde vive Segura Villagrán, para brindarle su apoyo y su solidaridad ante la acusación, y estarían dispuestos a firmar notas en sus apoyos.
Asimismo, indicaron que este lunes el párroco denunciado se presentaría en la Justicia y realizaría también una presentación, ante la falsedad de la acusación, lo que acompañará con pruebas documentales que acreditan la veracidad de sus dichos.
Además del apoyo de los vecinos y de la comunidad educativa, el párroco Segura Villagrán, recibió mediante las redes sociales el apoyo de sus pares de otros colegios religiosos de la provincia y expresan su repudio por las acusaciones de las que fue objeto el director general de la institución.
En la presentación judicial, la denunciante Ríos junto a su abogado Iván Filipín lo acusan de pedirle a los padres de los alumnos, pagar aproximadamente 750 pesos, en concepto de pagado por el servicio de energía, que, según consta en la denuncia, “estaría subsidiado por el Estado”.