"No desecho la gracia de Dios; pues si por la ley fuese la justicia, entonces por demás murió Cristo." (Gálatas 2:21).
Cuando nosotros comparamos el Cristianismo Bíblico con las religiones del mundo, usando las Escrituras para guiarnos, podemos ver que existe una brecha, una abertura, una separación que no se puede unir. En realidad, uno puede llegar a la conclusión que existen solamente dos religiones en el mundo: el Cristianismo Bíblico y todas las otras religiones. (Nota: Menciono el Cristianismo bíblico como "religión" solamente por el propósito de comparación; una religión es un sistema creado por el hombre, mientras que el Cristianismo bíblico es lo que Dios ha revelado a la humanidad).
Estas dos "religiones" están totalmente apartadas en lo que se refiere a lo que enseñan acerca de la salvación. La pregunta sería ¿cómo puede uno llegar al cielo o al paraíso o Valhala o Nirvana, o a cualquier otro lugar que la gente cree que existe después de la vida? Cada una puede colocarse bajo una o dos categorías: El Logro Humano o el Éxito Divino o para simplificarlo, las religiones de "hacer" y las religiones de "haber hecho." Me estoy refiriendo a la realidad que hay cosas o acciones que uno debe ejercer (El Logro Humano), o no hacer nada porque ya todo está hecho (Éxito Divino) para ganar nuestra entrada al cielo.
El Cristianismo bíblico es el único que se puede catalogar como Éxito Divino. Todas las otras religiones del mundo tienen que ser catalogadas como Acciones o Logro Humano. Consideremos primero algunas de las religiones principales como el Hinduismo, el Budismo, el
Islam, el Judaísmo y otras denominaciones o sectas que profesan ser Cristianas.
El Hinduismo tiene aproximadamente 330 millones de dioses a quienes uno los tiene que aplacar, satisfacer a través de ciertos rituales. Hace un par de años tomé una excursión un templo hindú en las afueras de la ciudad de Chicago. El estacionamiento de carros estaba lleno de automóviles de último modelo. El templo tenía piedras que habían sido importadas de Italia. El dinero no fue ningún problema. Dentro del templo la congregación consistía en doctores, abogados, ingenieros, entre otros, y de acuerdo a mi guía estaban sirviendo comidas a los ídolos, al dios mono y a Ghanesa, el dios elefante.
El Hinduismo es un sistema de obras, es decir, las cosas que uno debe hacer para llegar a moksha, el cielo hindú. Esto incluye la práctica de yoga, que contrario a lo que muchos han escuchado, nunca ha sido designado para mejorar la salud física sino que es un conducto para renunciar al cuerpo físico con la esperanza de separarse uno mismo de la esfera o del campo físico. Esto se supone que lo va a unir a uno a Brahmán, la deidad suprema del Hinduismo. La reencarnación, que es un sistema que supuestamente facilita entrar al cielo a través de muchos nacimientos, muertes, etc., es una de las enseñanzas de esta religión.
El Budismo también es acerca de obras. Buda creyó que la clave para alcanzar Nirvana, que se supone es el estado de perfecta paz y felicidad, es a través de un entendimiento de las Cuatro Verdades Nobles y la práctica del Camino Noble que consta de ocho partes.
En realidad, las cuatro Verdades Nobles declaran que debemos padecer sufrimiento por nuestros deseos o nuestros antojos. Estas "Verdades" dicen que el sufrimiento parará cuando nosotros también paremos de complacer estos deseos. De acuerdo al Budismo, podemos alcanzar todo esto practicando el Camino Noble de ocho partes, que tiene elementos de "la correcta actitud, la correcta intención, el correcto discurso, la correcta acción, la correcta vida, el correcto esfuerzo, la correcta actitud mental y la correcta concentración". Todo esto puede lograrse por el hombre si él "hace las cosas correctas" para así poder alcanzar Nirvana.
En lo que respecta al
Islam, el paraíso se puede obtener cuando Alá compare la buenas obras de un creyente con las malas obras en una balanza durante el día del juicio. El Corán declara: "Por esas cosas que son buenas extrae las cosas que son malas" (Surah 11:114). Es un proceso cuantitativo. Las buenas obras tienen que ser más que las malas obras o las obras buenas tienen que eliminar las obras malas. Nuevamente citando al Corán: El balance en ese día será verdadero: Aquellos cuyas buenas obras sean bastantes, prosperarán. Aquellos cuyas obras malas sean más que las otras, perderán sus almas" (Surah 7:8, 9). Aquí hay un ejemplo interesante acerca de lo que un Musulmán va a encontrar cuando llegue al paraíso: En Abril 3, 1991, la revista Egipcia Akher Saa, escribió los resultados de un debate entre cuatro periodistas mujeres y el doctor Abdu-Almonim Al-Nimr, el cual tiene una cátedra bastante alta en la universidad Islámica de Al-Azher. Una de las periodistas le preguntó: "¿Es el hijab (el velo o la cubierta de cabeza) obligatorio para las mujeres del
Islam? Si yo no llevo puesto el hijab ¿me iré al infierno a pesar de todas mis buenas obras? Estoy hablando acerca de una mujer decente que no lleva puesto el hijab". A lo que el Dr. Al-Nimr respondió, "Los reglamentos u obligaciones del
Islam son muchas, mi hija y Alá nos pide que demos cuenta de todas ellas. Lo que quiere decir es que si tú cumples con una obligación ganas un punto. Si tú no cumples con una obligación pierdes un punto. Si tú oras ganas un punto; si tú no ayunas pierdes un punto, y así es". Él continuó diciendo, "Yo no he inventado una teoría nueva... para cada hombre existe un libro en el cual todas sus obras buenas y obras malas están registradas... aún en la forma de cómo tratamos a nuestros hijos."
La periodista dijo: "Eso quiere decir, que si no llevo el hijab, no entraré en el infierno sin tomar en cuenta el resto de mis obras buenas". El Dr. Al-Nimr contestó: "Mi hija, nadie sabe quién va a entrar al fuego del infierno. Yo puedo ser uno de los primeros que entre. El Califa Abu-Bakr Al-Sadik dijo: 'Yo no confiaría en los planes de Alá, aún si uno de mis pies está entrando en el paraíso, ¿quién puede determinar qué obra es aceptable y qué obra no lo es?.' Tú haz todo lo que puedas hacer y la decisión va a estar con Alá. Tú puedes pedirle para que te acepte".
En el Judaísmo, uno puede llegar al cielo si uno mantiene la ley y sus ceremonias. Obviamente, eso no es coherente con lo que el Tanakh (el Antiguo Testamento) enseña, pero aún así ha sido la práctica del Judaísmo por un milenio. Como Jesús dijo: "Pues en vano me honran, Enseñando como doctrinas, mandamientos de hombres" (Mateo 15:9).
Sus palabras también aplican a un número de denominaciones "Cristianas" y sectas que ponen énfasis en obras como algo necesario para adquirir la salvación. Los Testigos de Jehová, los Mormones, los Adventistas del Séptimo Día, la iglesia de los adherentes de Cristo, los Católicos Romanos, los miembros de la iglesia Rusa Ortodoxa y la iglesia Ortodoxa del Este, los Luteranos y muchos otros, todos los cuales incluyen algo que debe ser hecho o es necesario para obtener la salvación, ya sea el bautismo, los sacramentos o pertenecer a su organización y cumplir con sus requerimientos.
Durante los primeros 30 años de mi vida como Católico Romano yo viví bajo un sistema religioso de leyes, muchas de las cuales estaba obligado a cumplir y mantener. Empezó con el bautismo. Si uno no es bautizado, de acuerdo a la iglesia Católica, uno no puede entrar al cielo. También la iglesia dice que aunque el bautismo es requerido, no es una garantía. Existen muchas otras reglas que un Católico tiene que cumplir.
Yo tengo un libro en mi oficina que se llama el Código de la Ley Canónica. Contiene 1,752 leyes, muchas de ellas afectan el destino eterno. Los pecados reconocidos por la Iglesia Católica Romana son clasificados en dos categorías: mortales y veniales. Un pecado mortal es aquel que condena a una persona al infierno, si tal persona muere sin que la absolución haya sido dada por un sacerdote. Un pecado venial no tiene que ser confesado a un sacerdote, pero ya sea confesado o no, todos los pecados se suman al castigo temporal de la persona y deben ser expiados ya sea aquí en la tierra o a través de un sufrimiento físico o buenas obras, o si no serán purgados en las llamas del purgatorio después de la muerte.
Existen obligaciones que un Católico debe cumplir en lo que se refiere a las creencias y a las obras. Por ejemplo, uno es requerido creer que María fue concebida sin pecado (un evento llamado la Inmaculada Concepción). Si un Católico no cree en eso ha cometido un pecado mortal, que por supuesto tiene la pena máxima de condenación eterna. La fiesta de la Inmaculada Concepción es un día sagrado de obligación, un día en el cual todos los Católicos están requeridos en asistir a misa. Si uno no asiste misa ese día puede resultar en haber cometido un pecado mortal.
Todas las creencias que se han mencionado, y muchas otras, consisten en hacer algo o no hacer para poder llegar o ir al "cielo". Todas están basadas en esfuerzo humano. Pero ¿qué podemos decir del Cristianismo bíblico? ¿En qué forma es diferente? La respuesta la podemos encontrar en el libro a los Efesios 2:8-9:
"Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras para que nadie se gloríe."
Esto parece bastante explícito. Nuestra salvación no tiene nada que ver con lo que nosotros podamos lograr. El versículo 8 nos dice que es por la gracia que somos salvados. La gracia es algo que no nos merecemos. Si existe algún mérito, entonces, no puede ser gracia. Es un regalo, es un don de Dios y si es un regalo de Dios no puede ser de obras. Esto debe ser bastante obvio. Si en un lugar de trabajo, un trabajador ha trabajado arduamente por todo un mes y si el empleador o jefe, le da al trabajador su pago por ese mes y dice, "¡Buen trabajo, aquí está tu regalo!" Bueno, eso no es así, ya que el trabajador ha trabajado por su pago. Eso no ha sido un regalo.
En Romanos 4:4 podemos leer que "cuando alguien trabaja, no se le toma en cuenta el salario como un favor sino como una deuda," y su salario no tiene nada que ver con gracia o como si fuera un regalo. Un trabajador que ha hecho un buen trabajo puede sentir cierto orgullo por el trabajo que ha logrado, pero todo eso es contrario a la gracia o a un regalo. La gracia elimina toda clase de mérito y un regalo u obsequio elimina la posibilidad que eso haya sido ganado o ahorrado por medio de obras.
La enseñanza de Pablo a los Efesios es afirmado en su epístola a Tito, capítulo 3, versos 4-7:
"Pero cuando se manifestó la bondad de Dios nuestro Salvador, y su amor para con los hombres, nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación del Espíritu Santo, el cual derramó en nosotros abundantemente por Jesucristo nuestro Salvador, para que justificados por Su gracia, viniésemos a ser herederos conforme a la esperanza de la vida eterna".
Podemos ver que esto en coherente con Efesios 2:8-9. No es por nuestras obras que somos salvos, no es por obras de bondad y de rectitud que hemos hecho, sino es por Su misericordia hacia nosotros que somos salvos.
Se pueden ustedes imaginar, cuando era yo un Católico Romano y condicionado a una vida llena de reglas y rituales de parte de la iglesia, pues tuve una gran dificultad el creer que solamente era por fe, la única razón por la cual podría entrar al cielo. No tenía sentido eso para mí en ese tiempo.
Bueno, no solamente ahora todo tiene sentido sino que es el único camino por el cual uno puede ser salvo. Es un milagro que tiene sentido.
Antes que todo, ¿qué es lo que impide a una persona el ir al cielo o pasar la eternidad con Dios? Sabemos que la respuesta es el "pecado." Podemos citar ciertos versículos que se pueden aplicar aquí: todos hemos pecado (Romanos 3:23); la paga del pecado es muerte (Romanos 6:23); el pecado nos separa de Dios (Isaías 59:2); el alma que peca morirá (Ezequiel 18:20); (el pecado) da a luz la muerte (Santiago 1:15).
En Génesis 2, Dios explica a Adán las consecuencias de desobedecerlo. Le dijo a Adán que no comiera cierta fruta en el Jardín del Edén. Era un mandamiento que estaba relacionado a la obediencia y al amor, no era que estaba privando a Adán de algo, como la serpiente implicaba. Recordemos que Jesús dijo: "El que Me ama obedecerá mi palabra" (Juan 14:23), es decir Sus enseñanzas. Nuestro amor por Dios es demostrado por nuestra obediencia.
¿Cuál era el castigo de Dios por la desobediencia? (Génesis 2:17) "más del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás." Adán y Eva se amaban a ellos mismos más que amaban a Dios, porque ellos no obedecieron Su palabra. Ellos le desobedecieron, y la consecuencia fue la muerte. En las Escrituras, la muerte siempre incluye separación, y en el juicio de Dios dos aplicaciones se pueden encontrar: 1) la muerte física (la degeneración del cuerpo, llegando a la separación del alma y del espíritu), y 2) separación eterna de Dios.
Adán y Eva no murieron instantáneamente, pero el proceso de la muerte empezó en ése instante para ellos y para toda la creación. Sin embargo, su relación espiritual con Dios cambió inmediatamente y para siempre. El juicio de parte de Dios por el pecado es eterno: separación de Dios para siempre. Es un castigo infinito. Y Dios, que es perfecto en todos Sus atributos, incluyendo justicia, tuvo que ejecutar el castigo. Él no podía pasar esto por alto y darles una segunda oportunidad. Eso hubiera significado que Dios no cumplía con Su palabra. El castigo tuvo que ser ejecutado.
Entonces, ¿qué podía hacer Adán y Eva? Nada, excepto, el morir físicamente y espiritualmente, lo que significaba que iban a estar separados de Dios para siempre. ¿Y qué podía hacer el resto de la humanidad dándonos cuenta que todos hemos pecado? Nada. Bueno, uno puede preguntar ¿qué pasaría si todos nosotros hiciéramos buenas obras que puedan cancelar nuestros pecados? ¿supongamos que asistiéramos a la iglesia muy a menudo? ¿o si nos bautizáramos? ¿O si hiciéramos actividades religiosas? ¿O si recibiéramos los sacramentos? Nada de estas cosas nos va a ayudar. ¿Por qué no? Porque esas actividades no pueden pagar el castigo que Dios ha impuesto. Entonces, ¿qué podemos hacer? No hay nada que podamos hacer, excepto el sufrir el castigo de estar separados de Dios para siempre.
Nuestra situación sería absolutamente un caso perdido excepto que Dios tenga, además de ser perfectamente justo, otros atributos. ¡Él es también perfecto en amor y en misericordia! "Porque tanto amó Dios al mundo, que dio a Su Hijo unigénito, para que todo el que cree en Él no se pierda, sino que tenga vida eterna" (Juan 3:16).
Dios dio a Su Hijo para que Él pagara el castigo o la pena máxima por nosotros. Y eso es exactamente lo que hizo Jesús en la cruz. Es incomprensible para nosotros que durante aquellas tres horas de oscuridad (cuando Jesús clamó con gran voz "Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?") Él tomó los pecados del mundo y sufrió la ira, la cólera de Su Padre por nosotros. En la cruz Él sufrió la muerte por cada uno de nosotros, es decir, que Él experimentó y pagó la pena máxima por los pecados del mundo.
Cuando la divina tarea terminó, Jesús dijo "Consumado es," esto quiere decir que la pena máxima ha sido pagada en su totalidad. Fue una labor divina porque era algo que solamente Dios podía haber hecho. Dios se convirtió en un ser humano y murió físicamente, porque la muerte física era parte del castigo. Y aún así, como Dios-Hombre, Él sufrió en su totalidad el castigo o la pena máxima que cada pecador debería sufrir, el estar separado de Dios para siempre.
La justicia de Dios demanda retribución. O pagamos nosotros lo que la justicia de Dios requiere o aceptamos a Jesús por fe y recibimos los beneficios de su sacrificio. Romanos 6:23 nos dice: "Porque la paga del pecado es muerte, mientras que la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús, nuestro Señor". La Biblia no puede ser más clara al decir que la salvación puede ser solamente "el regalo de Dios" y que nosotros podemos aceptar ese regalo solamente por fe.
Cualquier mérito que nosotros queramos hacer para merecer salvación por medio de nuestras obras no solo es inútil, sino que es imposible. "Porque el que cumple con toda la ley pero falla en un solo punto ya es culpable de haberla quebrantado toda" (Santiago 2:10). Peor aún, sería el negar el castigo infinito que Dios ha impuesto, un rechazo del regalo que Dios nos ha hecho y repudiar lo que Cristo ha logrado por nosotros.
Título en inglés: "The Work-
Salvation Delusion"
© Periódico Publicado en junio del 2010 escrito por T. A. McMahon
Traducción: José Victor Delgado